Irán - Rusia

 

Cumbre en Teherán

Putin y Ahmadineyad advierten y desafían al
poder de EEUU

IAR Noticias 18/10/07

Dos de los actores centrales de la “guerra fría” y del conflicto militar en Medio Oriente, Vladimir Putin y Mahmud Ahmadineyad, reforzaron el martes, en Teherán, su alianza estratégica lanzando una advertencia en la que aseguran que no permitirán ninguna “interferencia extranjera” en los cinco países ribereños del Mar Caspio, ya sea con propósitos energéticos o con objetivos militares, en alusión velada a los proyectos estadounidenses tanto de construir un oleoducto como de establecer bases en la zona para atacar a Irán. La advertencia cobra especial significado dentro de un tablero mundial marcado por tres patrones  esenciales: petróleo, armas, y guerras por espacio de poder y de supervivencia, todavía en estado latente, pero que convergen hacia un desenlace estratégico, principalmente en el espacio geopolítico y económico de Eurasia y Medio Oriente.

La floreciente “relación estratégica” entre Putin y Ahmadineyad, que el martes 16 de octubre escribió una nueva etapa en Teherán, se alimenta de petróleo, un recurso vital, cada vez más escaso, de un valor estratégico incalculable para construir poder, y que se cotiza como oro (negro) en los mercados mundiales del sistema capitalista.

Favorecido por los altos precios del petróleo (que este martes superó la barrera de los 88 dólares), y con su renovado sistema de armamento nuclear y convencional, el gobierno de Putin  comienza a desafiar a la hegemonía imperial estadounidense en relación con Asia, Irán, Medio Oriente y América Latina.

En el marco de la llamada “crisis de los misiles” con EEUU en Europa, y en medio de un recrudecimiento de la “guerra fría”, la Rusia de Putin acaba de colocar su bandera debajo del Polo Norte, paralelamente a los movimientos de sus bombarderos nucleares en el Pacífico y a los ejercicios militares con China.

Además, Rusia multiplicó sus anuncios de fabricación de nuevos armamentos estratégicos y convencionales, e incrementó en grados notables sus exhibiciones de fuerza militar ante Occidente para mostrar la voluntad de mantener sus ambiciones de superpotencia.

Pero también, y dispuesto a imponer su condición de gran potencia energética del siglo XXI, el gobierno de Putin ha venido estableciendo acuerdos con otros países para el desarrollo de una red de oleoductos y gasoductos que convertirán a Rusia en el gran árbitro del suministro de petróleo y gas para Europa y los grandes centros económicos y demográficos del Asia Oriental (China, India, Japón, Corea del Sur).

Putin (quien compite por áreas de influencia con el llamado “Imperio unipolar”) ya se posicionó en el mercado de la “carrera armamentista” convirtiéndose en el principal proveedor de armamento y tecnología de guerra a los países situados en el “eje del mal”, Irán y Venezuela en primer lugar.

El otro de los actores centrales, Ahmadineyad, la carta más representativa del “eje del mal”, es el presidente de Irán, la potencia que tiene una llave estratégica para el dominio y control militar de la región del Golfo Pérsico y del llamado “triángulo petrolero” (Mar Negro–Mar Caspio–Estrecho de Ormuz), por donde pasa más del 40% de la producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para la supervivencia futura de las potencias capitalistas sionistas.

La nación islámica controlada por los ayatolas y presidida por Ahmadineyad, con un ejército movilizado (regular e irregular) de dos millones de efectivos, posee fronteras con 2 de los vértices del llamado triángulo petrolero, y posee la cuarta mayor reserva de petróleo en el mundo detrás de Venezuela, Arabia Saudita e Irak y las segundas reservas gasíferas del planeta después de Rusia.

Además, Rusia y China (el tercer actor en discordia del tablero), con su poderío económico creciente y su renovado sistema de armamento nuclear y convencional, vienen sellando pactos y acuerdos estratégicos que comienzan a desafiar cada vez más a la hegemonía imperial estadounidense y europea en relación con Asia, Irán, Medio Oriente y América Latina.

Antes de su visita a Teherán, el 6 de septiembre, en el marco de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), Rusia y China potenciaron un convenio para la puesta en marcha de un bloque politico–militar que ya se presenta como un reto a la Alianza Atlántica (OTAN)  no sólo en Asia Central sino en todo el continente eurasiático.

En este escenario estratégico de desafío al poder imperial hegemónico del eje sionista EEUU–Unión Europea, Putin y Ahmadineyad (con el poder omnipresente de los ayatolas detrás) se reunieron este martes en Teherán para ratificar, más que nada en una operación mediática, un gesto demarcatorio de quién es quién en los conflictos mundiales que se avecinan por el petróleo, las armas y la supervivencia.

Precisamente, Putin y Ahmadineyad  controlan una porción más que importante de la “llave” que más le “preocupa” a Washington y a sus socios del capitalismo sionista central: el petróleo, como ya se dijo, el líquido negro que (con sus oscilaciones en el mercado) le baja o le sube el pulgar a la existencia del actual modelo de explotación capitalista a escala global.

Señales y desafíos

En su encuentro del martes en Teherán, los presidentes de Rusia e Irán, Vladimir Putin y Mahmud Ahmadineyad, hicieron un llamamiento contra cualquier “interferencia extranjera” en los cinco países ribereños del Mar Caspio ya sea con propósitos energéticos o militares, en alusión velada a los proyectos estadounidenses tanto de construir un oleoducto como de establecer bases en la zona para atacar a Irán.

Putin señaló que “los proyectos que puedan causar daños serios al medio ambiente de la región no deben ponerse en marcha sin discutirlo previamente con las cinco naciones del Caspio” (Rusia, Irán, Azerbaiyán, Kazajistán y Turkmenistán).

El presidente ruso  también destacó la necesidad de que todos los países del Caspio prohíban el uso de su territorio con propósitos militares contra cualquier otro de los países, en clara referencia al supuesto interés de EEUU de utilizar a las antiguas repúblicas soviéticas de la zona como base de operaciones contra Irán.

Por su parte, Ahmadineyad, potenciado por la visita del líder ruso, destacó la necesidad de mantener a las potencias extranjeras fuera del Mar Caspio.

“Todas las naciones del Caspio coinciden en lo principal, que la decisión sobre todos los aspectos relacionados con este mar corresponde exclusivamente a las naciones litorales”, afirmó.

Según la agencia oficial IRNA, el acuerdo estratégico entre ambas naciones es tan amplio y sólido, que el encuentro sirvió, además, para la creación de un frente común ante las “amenazas regionales e internacionales”, en otra velada alusión a EEUU y sus socios de la Unión Europea.

“El Mar Caspio es un mar mediterráneo que sólo pertenece a los Estados del Caspio, y por tanto sólo ellos tienen derecho a tener barcos y fuerzas militares en la zona”, desafió Ahmadineyad en su discurso.

Complementando el mensaje a Washington, Putin advirtió “que la paciencia y las negociaciones son el mejor camino, y que intentar intimidar a Teherán “no tiene futuro”.

El presidente ruso señaló que ambos países apuestan por un escenario internacional multipolar como alternativa al sistema que defiende Washington. “EEUU no puede imponer un sistema unipolar porque ninguna potencia es capaz de resolver todos los problemas por sí sola”, señaló.

En esta línea, Putin señaló que la situación actual en Irak y Afganistán es fruto del “unilateralismo” estadounidense y defendió la colaboración con Naciones Unidas y otras organizaciones para fomentar el “respeto” de “las normas internacionales y los códigos de conducta”.

El otro asunto clave de la agenda de Putin en Teherán fue dar una clara señal del apoyo de Moscú al plan nuclear iraní, el detonante encarpetado del conflicto militar en Medio Oriente.

El líder ruso afirmó la continuidad de la provisión de materiales y asistencia técnica para terminar la construcción de la central nuclear de Bushehr, que quita el sueño tanto al Estado de Israel como a EEUU.

La ratificación por parte de Rusia de su acuerdo nuclear con Irán, adquiere relevancia dentro de una nueva escalada de la Unión  Europea y EEUU para aplicarle nuevas sanciones a Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU, que se reúne nuevamente en noviembre.

La sola presencia del presidente ruso en Teherán, fue exhibida como un triunfo de la  diplomacia iraní ante el creciente aislamiento internacional de la República Islámica impulsado por EEUU y sus socios sionistas de la Unión Europea.

Con el precio del petróleo (la fuente de su poder estratégico) trepando los 88 dólares, en un escenario internacional marcado por una crisis ascendente de los mercados financieros, y con nuevos “frentes de guerra” en la frontera norte iraquí y en Medio Oriente, la presencia del presidente ruso en Irán, ratificando su abrazo estratégico con Ahmadineyad y el poder de los ayatolas, es una señal más que clara de que el mundo “globalizado” por la hegemonía sionista–estadounidense avanza hacia un desenlace.


Nuevos desafíos y advertencias a Washington

Putin advierte sobre Irán y pide a EEUU que ponga una fecha concreta a su retirada de Irak

IAR Noticias, 19/10/07

En un nuevo round de presiones y amenazas al poder global de EEUU el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo el jueves que la Casa Blanca  debería establecer una fecha para la retirada de sus tropas de Irak, al tiempo que hizo una nueva advertencia a Washington por un posible ataque a Irán y por sus planes de establecer un escudo antimisiles en algunos países del Este de Europa.

“Estoy de acuerdo con el presidente de Estados Unidos, creo que está en lo correcto cuando dice (que) el contingente internacional sólo tiene que retirarse cuando el liderazgo de Irak sea capaz de mantener la situación bajo control por sí mismo”, dijo el mandatario.

“Donde diferimos es en que él piensa que no debe establecerse una fecha para la retirada”, añadió durante un sesión de preguntas y respuestas por televisión con el público ruso.

“Es absolutamente inaceptable mantener la fuerza de ocupación en Irak eternamente”, agregó. “Es inadmisible que haya eternamente un régimen de ocupación”, aseguró Putin.

“¿Y qué han conseguido los EEUU con la invasión de Irak? Aprendieron a pegar tiros, pero lo que no han podido es imponer el orden”, aseguró el presidente ruso, agregando que “se puede derrocar un régimen autoritario”, como el de Saddam Hussein, pero lo que no se puede es “vencer a un pueblo”.

Además indicó que la experiencia iraquí demuestra que los estados ricos en petróleo, como Rusia, necesitan mantener una fuerte capacidad defensiva.

Putin además advirtió a EEUU contra un ataque sobre Irán, cuyo programa nuclear ha sido sancionado por el Consejo de Seguridad de la ONU.

El presidente ruso afirmó que Washington está buscando modos de resolver las diferencias sobre su propuesta de escudo antimisiles, pero advirtió que Moscú podría volver a desplegar armas si sus preocupaciones no se atienden.

Washington tiene la intención de poner interceptores de misiles en Polonia y un sistema de radares en República Checa como parte de un escudo que dice es necesario para contrarrestar posibles ataques con misiles de “estados rebeldes” como Irán o Corea del Norte.

Rusia en cambio dice que el escudo es una amenaza para su seguridad, ya que permitiría a EEUU escanear el territorio ruso y abatir misiles balísticos rusos poco después de su lanzamiento.

“Los últimos contactos con nuestros colegas estadounidenses muestran que efectivamente han pensado algo sobre las propuestas que hicimos y están buscando una solución a los problemas y formas de aliviar esas preocupaciones”, dijo Putin.

Pero el presidente ruso afirmó que su país tomará pasos recíprocos si sus intereses no se toman en cuenta.

“Puedo asegurarles que ese tipo de paso se están preparando y que lo daremos. Dónde colocaremos qué (cosa), eso es para los especialistas del Estado Mayor ruso”, agregó.

Putin ha ofrecido a Washington el uso conjunto de una estación de radares alquilada por Rusia en Azerbaiyán.

En cuanto a la política nacional, pidió un parlamento poderoso y que no se cambien las políticas cuando deje el Kremlin el año que viene.

“Rusia, gracias a Dios, ni siquiera es Irak, Rusia tiene suficientes fuerzas y recursos para defenderse a si misma y sus intereses en su territorio propio y, a propósito, también en otras regiones del mundo”, señaló Putin.

El jefe del Kremlin hizo esta declaración en respuesta a la pregunta sobre las supuestas declaraciones de la ex secretario de Estado norteamericana Madeleine Allbright, de que “las inmensas riquezas de Siberia injustamente pertenecen a Rusia”.

“No conozco esas declaraciones de la ex secretaria de Estado”, señaló Putin, añadiendo que “semejantes ideas rondan en las cabezas de algunos políticos”.

“Lo que hacemos para reforzar la capacidad defensiva de Rusia es correcto y seguiremos haciéndolo”, recalcó.

Putin anunció que va a encabezar la lista de Rusia Unida, el mayor partido del país, en las elecciones parlamentarias de diciembre, y que podría convertirse en primer ministro.