El
sangriento regreso de Bhutto
Por
Tariq Alí (*)
CounterPunch,
21/10/07
Sin
Permiso, 21/10/07
Traducción
de Roc F. Nyerro
La
masacre en Karachi era de todo punto previsible. La misma Benazir
Bhutto ha dicho que era consciente de los peligros. El gobierno le
pidió aplazar su regreso. Los dirigentes de la Jihad, indignados por
el servil apoyo de Bhutto a la política exterior de EEUU, la habían
amenazado públicamente de muerte.
Sobrevivió,
pero unos cuantos centenares fueron asesinados sin motivo. Su marido,
que decidió no acompañarla, ha acusado a los servicios de
inteligencia de Pakistán de complicidad en los ataques. Ella misma ha
preferido atacar a los secuaces de un dictador militar muerto.
Una
vez resultó obvio que algo se estaba planeando, mejor habría sido un
regreso discreto, pero Bhuto insistió en una demostración de fuerza.
Se planificó durante un mes largo. Unas 130.000 personas fueron a
recibirla transportadas en camiones y autobuses desde todos los
rincones de la provincia; cuántos a cambio de dinero, todavía se
desconoce. Además, 20.000 policías y personal paramilitar para su
protección.
Todo
inútil. Acabó en un baño de sangre, recordándonos la volátil
naturaleza de la política en Pakistán.
No
faltan motivos de inquietud de cara al futuro. Benazir podrá ser la
política preferida de Washington y de la UE, pero la Corte Suprema de
Pakistán está considerando cinco peticiones distintas para rechazar
el decreto de perdón de los políticos corruptos.
Si
la Corte aceptara esas peticiones, la señora Bhutto tendría que
ingresar en prisión. Lo que no disgustaría al gobierno. Ya dan señales
prepósteras de acatamiento antes de la resolución judicial.
La
tragedia de Pakistán es que ni el Partido del Pueblo de Bhutto ni sus
rivales ofrecen alternativas reales a las políticas actualmente en
curso. El plan del Departamento de Estado de una Bhutto encaramada a
las espaldas de Musharraf soltando como un loro homilías
pro–Washington ha sido siempre ridículo. Ahora se duda hasta de que
sea capaz de subirse a las espaldas del general.
(*)
Tariq Ali es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.
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