Atentado
desata ola de acusaciones y sospechas
Por Beena Sarwar
Inter Press Service (IPS), 19/10/07
Karachi,
Pakistán.– Tras el devastador atentado terrorista en esta
meridional ciudad de Pakistán contra la ex primera ministra Benazir
Bhutto, considerado el más terrible en la historia política del país,
se desataron acusaciones cruzadas.
Al
menos 140 personas murieron y más de 500 resultaron heridas en el
doble ataque con bomba perpetrado en torno a la medianoche del jueves,
y en el que Bhutto resultó ilesa.
Durante
una conferencia de prensa en su residencia este viernes, la ex primera
ministra atribuyó su casi milagroso escape al valor de los miembros
del grupo de seguridad Jaanisar–e–Benazir (guardaespaldas
dispuestos a morir por Benazir Bhutto), quienes, inmediatamente después
de la primera explosión, rodearon el camión blindado en el que ella
viajaba, desviando el ataque directo de un segundo terrorista.
Bhutto,
tras ser destituida en dos ocasiones por una serie de acusaciones de
corrupción, se exilió en 1998 para evitar una condena, y desde
entonces dividió su tiempo entre Londres y Dubai, Emiratos Árabes
Unidos. Decidió regresar a Pakistán luego de lograr un acuerdo con
el presidente Pervez Musharraf para compartir el poder y anular los
cargos en su contra.
"Esperábamos
un ataque, pero no a tan gran escala", dijo a IPS tras la
concurrida y caótica conferencia de prensa el senador Farhatullah
Babar, portavoz del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), liderado
por Bhutto. "No estábamos seguros hasta dónde debíamos
exponerla, pero ante la gran multitud que llegó, su visibilidad al
frente del camión, y no detrás del vidrio a prueba de balas o dentro
del vehículo, era mínima para las personas", explicó.
Sin
embargo, aun sus simpatizantes creen que una mejor planificación habrían
evitado el atentado, sobre todo considerando los riesgos que corría
Bhutto al regresar. Musharraf, así como varios de sus aliados políticos,
habían alertado a la ex primera ministra sobre la posibilidad de un
ataque.
El
empresario retirado Sadiq Khan sostuvo que el PPP debió haber
organizado mejor el regreso de Bhutto. "Debieron haber asegurado
que el camión estuviera justo al frente y liderara el camino, en
lugar de que se moviera tan lento", sostuvo.
Los
no simpatizantes de Bhutto fueron más rudos. "Es sólo un viaje
por ego", sostuvo Hina Arif, una peluquera, que criticó a la ex
primera ministra por no haber usado un helicóptero.
Babar
explicó que se hizo inevitable la caravana por tierra, dado que miles
de personas aguardaban con expectativa la llegada de su líder Karachi
y la organización no quiso desilusionarlas.
Bhutto
había minimizado las amenazas, señalando que "ningún verdadero
musulmán" atentaría contra su vida, dado que a los islámicos
se les está prohibido atacar a las mujeres y a las personas
inocentes, así como los atentados suicidas.
El
ataque desató una ola de acusaciones, contra acusaciones y teorías
conspirativas. La propia Bhutto responsabilizó a los seguidores del
general Ziaul Haq, el dictador que en 1979 derrocó y ordenó la
ejecución de su padre, el entonces presidente Zulfiqar Ali Bhutto,
dando inicio a un régimen militar sumamente represivo.
Los
responsables son "parte de la minoría militar que no goza del
apoyo del pueblo. Están diciendo (con este ataque) que no es seguro
para las personas pacíficas reunirse. Sólo es seguro para los
combatientes, porque las personas pacíficas no pueden
atacarlos", dijo Bhutto en la conferencia de prensa.
La
ex primera ministra además sugirió un posible vinculación de las
agencias de inteligencia pakistaníes, y aseguró tener tres nombres,
pero se negó a divulgarlos. Bhutto dijo que los nombres los incluyó
en una carta dirigida a Musharraf a inicios de esta semana.
"Yo
dije que si algo me pasaba a mí, los haría responsables a ellos, y
no a los grupos combatientes como el (movimiento islamista afgano)
Talibán, (la red terrorista) Al Qaeda o el Talibán pakistaní",
indicó.
Significativamente,
su partido exigió la remoción del jefe del Buró de Inteligencia,
Ijaz Shah. Las agencias de inteligencia pakistaníes han sido siempre
vinculadas popularmente con los grupos fundamentalistas islámicos.
Observadores
políticos señalaron que los que más pierden por el regreso de
Bhutto son los grupos radicales Liga Musulmana Pakistaní y Movimiento
Muttahida Qaumi.
Sin
embargo, los más altos líderes de ambos partidos llamaron telefónicamente
a la ex primera ministra para expresarle su solidaridad.
Musharraf
obtiene importantes ganancias con la presencia de Bhutto, ya que el
acuerdo que permitió el regreso a Pakistán de la ex primera ministra
–facilitado por Washington–– le dejará a él permanecer activo
en la política por un tiempo.
Por
eso no sorprende que el mandatario fuera uno de los primeros en
llamarla y expresarle sus condolencias. Al igual que la líder del
PPP, el jefe de Estado calificó el doble atentado terrorista de
"conspiración contra la democracia".
Grupos
militantes islámicos que operan en las áreas tribales pakistaníes,
frecuente objeto de ataques de Estados Unidos en la frontera con
Afganistán, están molestos por el respaldo que obtuvo Bhutto de
Washington, sobre todo luego de que ella declaró que colaboraría con
las investigaciones en busca del paradero del líder de Al Qaeda,
Osama bin Laden.
Además,
Bhutto apoyó la redada militar ordenada por Musharraf contra la Lal
Masjid (Mezquita Roja) en julio en Islamabad, ocupada por partidarios
de Al Qaeda y del Talibán. Más de 100 personas murieron como
consecuencia de ese operativo.
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