El
dilema de Pakistán
Por
Paul Reynolds
Especialista
en asuntos internacionales
BBC,
05/11/07
La
declaración del estado de emergencia en Pakistán es una decepción
para los gobiernos de Washington y Londres, que le habían pedido al
presidente Pervez Musharraf que no adoptara esa medida.
Ambos
gobiernos expresaron su condena. El tema ahora es si tendrán que
aceptarlo como una nueva realidad de la situación política paquistaní.
Sus
esperanzas de forjar una alianza de conveniencia entre el general
Musharraf y la ex primera ministra Benazir Bhutto -que conduciría a
elecciones en el mes de enero-, se han visto interrumpidas, y parecen
llegar a su final.
Ahora
enfrentan el dilema de hasta dónde seguir trabajando con el general,
mientras condenan lo sucedido. Los comunicados de la secretaria de
Estado de EE.UU., Condoleezza Rice, y del canciller británico, David
Miliband, se quedaron cortos y no dijeron que romperían contactos con
el presidente Musharraf.
Alianza
bajo presión
En
cambio, lo urgieron a regresar al camino que decisivamente ha
abandonado: "El pronto retorno a la vía constitucional y el
anuncio de que en efecto se realizarán las elecciones al nuevo
parlamento, favorece los más altos intereses de Pakistán y de su
pueblo", dijo la jefa de la diplomacia estadounidense.
"Es
vital que el gobierno actúe de acuerdo con la constitución y se
mantenga firme en el compromiso de realizar elecciones libres y justas
en la fecha acordada con el presidente Musharraf", afirmó David
Miliband, siguiendo la misma línea de Rice.
Miliband
agregó su propia iniciativa política con un llamado a los ciudadanos
británicos y residentes con conexiones paquistaníes, a que utilicen
esos lazos para presionar aún más, en una especie de diplomacia
directa.
Por
su parte, Rice recalcó que el tema de la ayuda a Pakistán será
sometido a revisión. Sin embargo, mucha de esa ayuda está vinculada
a las actividades en el marco de la "guerra al terror", y la
secretaria de Estado manifestó dudas de que el presidente Bush quiera
ponerle cortapisas a este renglón.
La
presión para que Pakistán regrese al camino constitucional se
mantendrá. De hecho la declaración más fuerte fue la de la Casa
Blanca, que en una declaración subrayó la exigencia inmediata de que
el general Musharraf renuncie de inmediato a su cargo de jefe de las
fuerzas armadas.
"El
presidente Musharraf debe mantener su compromiso de elecciones libres
y justas en enero, y renunciar a su cargo de jefe del ejército antes
de que nuevamente preste juramento a su cargo", establece el
comunicado.
Musharraf
como aliado
Por
el momento, los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido continuarán
contando con el general Musharraf como un aliado tanto en la guerra
contra el Talibán en la vecina Afganistán, y como en la guerra
contra al-Qaeda, cuya influencia es fuerte en regiones fronterizas con
Pakistán.
En
efecto, uno de los hechos preocupantes para los gobiernos occidentales
en la presente crisis, es la aparente debilidad de algunos elementos
del normalmente disciplinado ejército pakistaní.
Recientemente,
300 soldados se rindieron en la sureña Waziristán, una región en la
que operan con mucha libertad grupos vinculados al Talibán y
al-Qaeda.
Al
tiempo que mantienen la condena al general por la imposición del
estado de emergencia, Washington y Londres posiblemente esperan que
una consecuencia pueda ser el reforzamiento del compromiso de los
militares paquistaníes en las batallas que más les interesan a
ellos.
Estados
Unidos no puede darse el lujo de ganarse la antipatía del ejército
de Pakistán. El secretario de prensa del Pentágono dijo que la
emergencia no había tenido impacto inmediato en la cooperación
militar estadounidense.
Sin
embargo, en general, la decisión del general es una decepción, por
decir lo menos, para el "el futuro de la estrategia de
libertad" proclamada por el presidente Bush en noviembre de 2003,
cuando realizaba su campaña por la propagación de la democracia en
Medio Oriente y "en el resto del mundo", como él mismo la
describió.
La
estrategia para Pakistán era un retorno gradual a la democracia, que
mostraría que ésta era la respuesta necesaria al fundamentalismo.
La ex primera ministra Benazir Bhutto dice que ella piensa que
el estado de emergencia podría retrasar las elecciones "al menos
uno o dos años". "Creo firmemente que el futuro de Pakistán
como un estado moderado está en juego", afirmó.
Las
claves de Pakistán
Por
Javier Farje
BBC
World, 05/11/07
La
declaración del estado de emergencia, por parte del presidente Pervez
Musharraf, ha desatado una crisis política en Pakistán, cuando se
esperaba un regreso paulatino a la democracia. La presión a la que el
general ha estado sometido se ha saldado, en muchos casos, con sangre.
Este es el caso de la llamada Mezquita Roja de Islamabad.
Al
mismo tiempo, algunos sectores, como el judicial, que apoyaron a su
gobierno, se han rebelado contra un gobierno que, según ellos, no
tiene voluntad política para restaurar la democracia. A continuación,
algunas claves para entender la situación actual que vive el país.
¿Qué
razones tuvo Pervez Musharraf para declarar el estado de emergencia?
La
suspensión de la constitución fue decidida debido a las amenazas a
las que se enfrenta el país. En su discurso del sábado 3 de
noviembre, el general dijo que no podía permitir "el suicidio de
la nación".
Musharraf
se refería a los grupos fundamentalistas islámicos que han
cuestionado la cercanía del gobierno paquistaní a Occidente, sobre
todo en la llamada "guerra al terror".
Cuando
un grupo de organizaciones islámicas radicales tomó la Mezquita Roja
de Islamabad, en junio pasado, el gobierno puso en marcha un violento
desalojo que dejó como resultado más de 100 muertos. Esto ha
radicalizado aún más a muchos sectores de la sociedad.
Lo
que sí parece claro es que el blanco de las medidas adoptadas es el
poder judicial, que está mostrando independencia. La Corte Suprema, y
en especial su destituido presidente, Ifikar Muhammed Chaudry, han
estado considerando varios cuestionamientos legales a la candidatura
de Mushararf a la presidencia del país.
Musharraf
teme que la Corte Suprema se niegue a aceptar que el general puede
seguir siendo al mismo tiempo comandante en jefe de las fuerzas
armadas y presidente civil.
Aún
cuando Musharraf parecía dispuesto a renunciar a la jefatura del
estamento militar, ahora el ministro de informaciones, Tariq Azem,
dice que esa decisión está en el limbo, como resultado de la crisis
actual. Es más, las elecciones parlamentarias previstas para enero de
2008 podrían no llevarse a cabo.
¿Cuáles
han sido las reacciones a la decisión del gobierno?
La
condena ha sido generalizada. Para comenzar, la oposición política,
encabezada por el Partido del Pueblo de Pakistán y su dirigente máxima,
la ex primera ministra Benazir Bhutto, acusó a Musharraf de
retroceder en el proceso de democratización del país.
Sin
embargo, Bhutto pudo volver a Pakistán, luego de permanecer varios años
en exilio voluntario, gracias a un acuerdo con el gobierno.
Según
dicho acuerdo, las acusaciones de corrupción contra ella y su esposo
serían archivadas para permitirle el regreso a su país. Al mismo
tiempo, una disposición que prohíbe la candidatura de ex primeros
ministros a una tercera elección ha sido anulada.
Benazir
Bhutto ha sido primera ministra dos veces. Por ello, depende en gran
parte de la buena voluntad de Musharraf..
¿Cómo
han reaccionado sus aliados internacionales?
Tanto
Estados Unidos como el Reino Unido le están pidiendo al militar que
restablezca los mecanismos que se pusieron en marcha para democratizar
al país.
Teniendo
en cuenta que Washington y Londres tienen el mayor contingente de
tropas en la vecina Afganistán, y que la frontera entre este país y
Pakistán es un hervidero de rebeldes de al-Qaeda y Talibán, a
ninguna de las dos capitales le conviene la inestabilidad.
Islamabad
ha sido vista desde un primer momento como una aliada de Estados
Unidos en la llamada "guerra contra el terror". Pervez
Musharaf, que hace poco visitó Washington, se ha beneficiado con una
gran ayuda financiera, desde que declarara su fidelidad a Estados
unidos tras los atentados de 2001.
Washington
preferiría que Musharaf tuviera más control sobre las fuerzas
armadas, para que estas se concentren en su lucha contra el
fundamentalismo. Al mismo tiempo, no puede ignorar el retroceso que,
para la restauración democrática, significa la declaración del
estado de emergencia.
En
todo caso, la proliferación de madrasas, (escuelas musulmanas) en las
ciudades fronterizas y cercanas a Afganistán, en las que se predica
un discurso anti-estadounidense, ha sido de tal magnitud, que resulta
difícil neutralizar el reclutamiento de sus alumnos en las filas de
Al Qaeda y Talibán.
Además,
Pakistán es una potencia nuclear que convive de forma incómoda con
otra potencia atómica: India. Por ello, ni Musharraf, ni mucho menos
Occidente, se pueden dar el lujo de permitir que el poder caiga en
manos de fundamentalistas islámicos.
La
estabilidad es más que una receta para la restauración de la
democracia en Pakistán. Es, para muchos, cuestión de vida o muerte.
Bhutto
llama a la movilización
BBC
Mundo,
07/11/07
La
ex primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, convocó a protestas
en masa contra el estado de emergencia impuesto por el presidente
Pervez Musharraf.
Luego
de reunirse con dirigentes de la oposición en la capital, Islamabad,
Bhutto dijo que realizará una gran manifestación en la ciudad de
Lahore el próximo lunes. Posteriormente, adviritió, marchará hasta
la ciudad, a menos que el general cumpla con las exigencias de la
oposición. Éstas incluyen el levantamiento del estado de emergencia
y un acuerdo para que se realicen elecciones en enero, tal como estaba
previsto.
Una
corresponsal de la BBC en Pakistán, Jill McGivering, afirma que el
ultimátum de Bhutto parece concebido para darle tiempo a Musharraf de
llegar a un acuerdo negociado con los grupos opositores. Por su parte
el gobierno insiste que el estado de excepción era necesario para
combatir el extremismo islámico. Mientras tanto, el exiliado ex
primer ministro Nahuaz Sharif urgió a Occidente a abandonar a
Musharraf.
Enfrentamientos
Poco
después de las declaraciones de Bhutto, centenares de partidarios
suyos se enfrentaron con la policía en las afueras del Parlamento en
Islamabad.
La
policía utilizó gases lacrimógenos y según informes, varios
activistas fueron golpeados con bastones. También este miércoles
estudiantes y abogados realizaron una breve protesta frente a la Corte
Suprema de Justicia.
El
canciller británico, David Milliband, expresó grave preocupación
por la situación en Pakistán, y dijo que había un acuerdo
internacional sobre la necesidad de que Musharraf renuncie a su cargo
de jefe del ejército y realice elecciones libres y justas en enero.
Exigencias
Bhutto
convocó a una "larga marcha" que partirá de Lahore el 13
de noviembre, para presionar al gobierno de Musharraf. Los alcaldes de
varias ciudades han expresado su temor a que la presencia de Bhutto en
las calles pueda ser objeto de atentados suicidas.
La
suspensión del estado de excepción, la renuncia de Musharraf a su
cargo de jefe de las fuerzas armadas y elecciones libres a mediados de
enero, son puntos claves de las exigencias al gobierno. "¿A cuánta
gente pueden meter a la cárcel? Tendremos tantos, que las cárceles
no serán suficientes", afirmó Bhutto.
Pakistán
se encuentra bajo intensa presión internacional desde que Musharraf
declaró el estado de emergencia el fin de semana.
En
los últimos días, el país ha sufrido un aumento considerable de la
violencia; a los problemas que plantea el extremismo islámico, se
suma la baja moral de las tropas que luchan contra la red al-Qaeda en
la frontera con Afganistán.
Cientos
de detenidos en Pakistán
BBC,
08/11/07
El
partido de la ex primera ministra de Pakistán Benazir Bhutto dijo que
más de 700 de sus activistas fueron arrestados durante la madrugada,
luego de que la dirigente convocara a una marcha contra la imposición
del estado de excepción en el país.
La
denuncia tiene lugar después de que el presidente de Estados Unidos,
George W. Bush, instara a su homólogo paquistaní, Pervez Musharraf,
a que convoque a elecciones y abandone su puesto como jefe del ejército.
Según
el Partido Popular de Pakistán (PPP), cientos de sus militantes
fueron detenidos porque el gobierno "tiene miedo" a las
protestas convocadas por Bhutto contra el estado de emergencia.
Luego
de reunirse con dirigentes de la oposición en la capital, Islamabad,
Bhutto dijo que realizará una "larga marcha" que comenzará
en la ciudad de Lahore el próximo lunes, y reclamó que se realicen
elecciones en enero, como estaba previsto.
La
corresponsal de la BBC en Islamabad Barbara Plett informa que, hasta
ahora, ninguno de los otros partidos de oposición importantes han
respondido a los llamados de Bhutto a unirse en la protesta.
Para
estas organizaciones políticas, indica Plett, la ex primera ministra
debería pedir la salida definitiva de Musharraf del poder, y no sólo
el fin del estado de emergencia.
"Franca"
Esta
semana, el presidente de EE.UU. instó al general Musharraf a que
realice los comicios y "abandone el uniforme militar". Bush
dijo que había hablado telefónicamente con Musharraf "de forma
muy franca" y le había pedido que eliminara el estado de excepción
impuesto en el país.
"No
se puede ser a la vez presidente de un país y jefe de los militares,
"manifestó Bush durante una conferencia de prensa conjunta con
el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy.
Igualmente,
Sarkozy se refirió a la necesidad de convocar elecciones en Pakistán,
luego de que Musharraf proclamara el estado de excepción el sábado
pasado.
Islamabad
insiste que esa medida es necesaria para combatir el extremismo islámico
después de que recientemente el país sufriera un aumento
considerable de la violencia.
El
gobierno paquistaní sostiene que las "injerencias" del
poder judicial en las actividades gubernamentales también lo llevó a
declarar el estado de excepción.
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