Estados Unidos e
Israel
La industria de la tortura
IAR-Noticias
Mundoarabe.org,
04/07/04.
Diferentes indicios señalan que un
grupo de antiguos interrogadores de habla árabe del ejército y de la
inteligencia israelí fue contratado por el Pentágono bajo un sub-contrato
secreto especial para interrogar a prisioneros iraquíes en la prisión
Abu Ghraib en Bagdad. Las dos principales empresas contratistas de
seguridad carcelaria en Irak mantienen vínculos estrechos con el gobierno
israelí, y se valen para su accionar comercial de importantes
funcionarios del Pentágono relacionados con los intereses del Estado
sionista.
Según Wayne Madsen, columnista de
Washington DC, un grupo de antiguos interrogadores de habla árabe de la
Fuerza de Defensa Israelí (ejército israelí) y del Servicio Secreto de
Seguridad Interior israelí (Shin Bet) fue contratado por el Pentágono
bajo un sub-contrato secreto especial para interrogar brutalmente a
prisioneros iraquíes en la prisión Abu Gharib en Bagdad.
Wayne, ex funcionario de la Agencia
Nacional de Seguridad (NSA) durante la administración Reagan, señaló
que los interrogadores en Abu Gharib incluían a una serie de israelíes
de habla árabe que también ayudaron a los interrogadores de EE.UU. a
desarrollar las técnicas "R2I" (siglas en inglés de
Resistencia al Interrogatorio).
Organizaciones de Derechos Humanos
sostienen que el uso de la tortura en las prisiones israelíes ha
aumentado y se ha vuelto más sistemática desde marzo del 2002. Las
violaciones de la Convención Contra la Tortura son ahora comunes y
habituales desde que el dominio militar en los territorios palestinos
ocupados se ha ido estrechando.
Según esas organizaciones, más de
7.000 prisioneros palestinos permanecen actualmente en cárceles israelíes,
muchos de ellos detenidos sin cargos, acusaciones o proceso.
El ejército israelí, y también
la policía, reciben el apoyo incondicional del sistema legal del país
perpetuando la cultura de la impunidad en las prisiones israelíes.
El Comité Público Contra la
Tortura en Israel [PCATI] ha encontrado que el fiscal general israelí ha
aprobado cada caso de tortura como una medida de seguridad necesaria. El
Tribunal Supremo ha rechazado cada una de las 124 peticiones remitidas por
el PCATI, por los prisioneros a los que se les niega el acceso a
asistencia legal.
Gran parte de esos métodos de
tortura fueron desarrollados por los israelíes durante muchos años en
interrogatorios aplicados prisioneros palestinos en Cisjordania ocupada y
en el propio Israel, y hoy se estarían desarrollando en los centros de
detención iraquíes administrados por el ejército norteamericano. Por
esos centros se estima que pasaron unos 43000 prisioneros, de los cuales
unos 8000 todavía permanecen detenidos.
Según el Sunday Washington Post en
abril de 2003, después de "debates" sobre el tema, funcionarios
del Pentágono aprobaron a "los más altos niveles" veinte métodos
de interrogación "psicológicamente estresantes", la mayor
parte de los cuales podrían ser clasificados como tortura, incluyendo los
que se aplicaron a prisioneros desnudos; y que estos métodos fueron después
aprobados por lo menos para "detenidos de gran importancia" en
Irak.
Según
Wayne, las dos contratistas
carcelarias mencionadas en el informe del general Antonio Taguba
estuvieron asociadas con los servicios militares o de inteligencia israelíes.
Los abogados de los soldados
estadounidenses implicados sostienen en sus denuncias que durante los
abusos en la prisión de Abu Gharib, en las afueras de Bagdad, sus
clientes recibían ordenes para actuar y vejar a los prisioneros por parte
de mercenarios "civiles", que se ocupaban de sus largas sesiones
de interrogación por orden del Pentágono, y señalan la nacionalidad
israelí de muchos de ellos.
The Guardian menciona a dos
empresas estadounidenses contratadas para servicios de custodia y de
interrogatorios a presos: CACI International Inc. y Titan Corporation,
ambas involucradas en las denuncias sobre torturas en la ex prisión de
Sadam Husein.
Pero lo más sugestivo es la relación
que une a esas dos empresas con funcionarios de las primeras líneas de
mando del Pentágono, incluido su jefe, Donald Rumsfeld, señalados como
integrantes del lobby judío norteamericano muy influyente en la
administración Bush. Una de esas empresas, Titan , un ejército de
mercenarios privados, tiene base en San Diego y en su sitio en Internet se
describe como "un proveedor líder de productos de información y
comunicación, soluciones y servicios para la seguridad nacional".
CACI, con sus oficinas en Virginia,
sostiene que "ayuda a la comunidad de inteligencia norteamericana a
recolectar análisis y compartir información global en la guerra contra
el terrorismo".
Durante su testimonio ante el Comité
de Servicios Armados del Senado, Donald Rumsfeld fue interrogado por el
senador John McCain sobre el papel de los contratistas privados en los
interrogatorios y abusos.
McCain le formuló a Rumsfeld
cuatro preguntas: ¿Quién estaba a cargo? ¿Qué agencia o contratista
privado estuvo a cargo de los interrogatorios? ¿ Tenían autoridad sobre
los guardias? ¿Y cuáles fueron las instrucciones que dieron a los
guardias?
Cuando el jefe del Pentágono, tuvo
problemas para responder las preguntas de McCain, el teniente general
Lance Smith, Comandante Adjunto del Comando Central de EEUU, dijo que había
37 interrogadores contratados en Abu Gharib. Los dos contratistas
nombrados, CACI y Titan, tienen estrechos vínculos con las comunidades
militar y de tecnología israelíes.
En marzo de 2000, un abogado de un
prisionero libanés secuestrado en 1994 por los israelíes en Líbano
afirmó que su cliente había sido sometido a torturas y violado, y su
abogado solicitó una compensación millonaria en dólares.
El Comité Público contra la
Tortura en Israel documentó los tipos de tortura a los que sometieron a
prisioneros árabes y palestinos. Muchas de las metodologías utilizadas
coinciden con las tácticas mencionadas en el informe Taguba: someterlos a
palizas y mantenerlos esposados al mobiliario durante largos períodos.
En 1998, en The Progressive, el
rabino Lynn Gottlieb escribió sobre el tratamiento al que fue sometido un
palestino de 23 años mantenido en "prisión administrativa". El
prisionero fue "esposado detrás de una silla 17 horas al día
durante 120 días. Le cubrieron la cabeza con un saco, que a menudo fue
empapado en orina y heces. Los guardias tocaban música muy fuerte
directamente al lado de sus oídos y a menudo se burlaban de él con
amenazas de violencia física y sexual", señaló el rabino en su artículo.
Israel fue el único país de
Oriente Medio que respaldó la invasión anglo- norteamericana de Irak en
marzo del año pasado, y Paul Findley, congresista republicano durante 22
años, ha declarado recientemente que Tel Aviv "asesora a las fuerzas
estadounidenses sobre la forma de organizar la ocupación".
Según Associated Press, "en
los meses de enero y febrero del 2003 las fuerzas armadas israelíes y
norteamericanas se entrenaron conjuntamente en el desierto de Naguev, en
el sur de Israel. "Israel, asimismo, ha recibido la visita de agentes
de las fuerzas de seguridad estadounidenses para formarles en técnicas de
contraterrorismo", señala la agencia internacional.
El misterioso "John
Israel"
Hasta que saltó el llamado escándalo
con las fotografías de presos torturados nadie se preocupó de regular y
controlar las actividades de los más de 20.000 agentes civiles de
seguridad de las sesenta empresas privadas que ya estaban funcionando en
Irak.
Las empresas militares privadas que
están en el centro del escándalo dado a conocer internacionalmente por
el informe clasificado de 53 páginas del general Antonio Taguba son
fundamentalmente dos: CACI International, Inc., con sede en Arlington,
Virginia, y Titan, de San Diego, California.
En ese informe se citan un total de
cuatro nombres: Steven Stephanowicz, John Israel, Torin Nelson y Adel
Nakhla. Todos ellos trabajaban con la Brigada Militar de Inteligencia 205.
Los mercenarios de los ejércitos
privados actúan con total impunidad, y muchos de ellos han sido
contratados a través de una mera llamada telefónica, como informó Torin
Nelson, un antiguo oficial militar de inteligencia que sirvió en Bosnia y
Guantánamo antes de unirse a la empresa CACI y que proporcionó pruebas
para el denominado Informe Taguba sobre las torturas en Abu Gharib.
El general Taguba menciona en su
informe a Steven Stafanovic y John Israel , de quienes afirma que se
hallaban implicados en los malos tratos en la cárcel de Abu Gharib.
Stafanovic, quien había trabajado para la citada empresa CACI -denominada
"Khaki" en el seno de las fuerzas armadas estadounidenses-
"autorizó y/o dio instrucciones”.
Uno de los contratistas nombrados
en el informe del general Antonio Taguba , John Israel, señalado en el
informe como empleado tanto de CACI International de Arlington, Virginia,
y Titan, Inc., de San Diego, puede haber sido un nombre simulado sin
existencia real en EEUU.
El informe Taguba señala que
Israel no poseía licencia de seguridad, un requerimiento básico para
desempeñarse como interrogador para CACI. Según el sitio Web de CACI,
una "Aprobación de Máxima Seguridad [TS por sus siglas en inglés]
que sea válida y la ciudadanía de EE.UU." son requeridos para los
interrogadores de CACI que trabajan en Irak.
Además, CACI requiere que sus
interrogadores "tengan por lo menos dos años de experiencia como
policía militar o un tipo similar de agencia de mantenimiento del orden o
de inteligencia, en la que el individuo haya utilizado técnicas de
interrogatorio".
Según Wayne Madsen la posibilidad
de que "John Israel" pueda ser un pseudónimo de los servicios
de inteligencia ha provocado especulación sobre si este individuo puede
haber sido uno de una serie de interrogadores israelíes contratados bajo
un contrato secreto en Abu Gharib u otros centros de detención.
Como la ciudadanía estadounidense.
y la documentación correspondiente son requerimientos para una aprobación
de seguridad de EEUU, no se permitiría que ciudadanos israelíes tengan
una aprobación de Máxima Seguridad. Aunque el informe Taguba se refiere
dos veces a Israel como empleado de Titan, la compañía afirma que es uno
de sus sub-contratistas.
El Pentágono y las autoridades de
ocupación en Irak reiteran que únicamente los ciudadanos estadounidenses
han contado con autorización para interrogar a prisioneros en la cárcel
de Abu Gharib, pero tal afirmación no tiene en consideración a los
norteamericanos que asimismo pueden ser poseedores de pasaporte israelí.
CACI, por su lado, afirmó que uno
de los hombres mencionados en el informe "no es y nunca será un
empleado de CACI", sin suministrar más detalles.
CACI publica habitualmente diversos
anuncios en su página de Internet solicitando interrogadores para
enviarlos a Afganistán, Irak y Kosovo. El empleo necesita una
"acreditación muy secreta y la ciudadanía estadounidense", según
la página de CACI, y los candidatos deben "tener por lo menos dos años
de experiencia como policía militar o haber trabajado en alguna agencia
de inteligencia donde los individuos utilizaran técnicas de
entrevistar".
En cuanto a Israel, negó que
hubiera sido testigo de cualquier conducta indebida. El informe dice que
Israel podía incluso no haber estado allí, "porque no tenía
acreditación de seguridad". No está claro si Israel trabaja para
CACI o Titan, pero los funcionarios de CACI negaron que le hayan empleado.
El lobby israelí
El informe Taguba se refiere a la
presencia de interrogadores no-estadounidenses y no-iraquíes en Abu
Gharib. El documento señala: "En general, personal contratado civil
de EEUU ( (Titan Corporation, CACI, etc.), nacionales de terceros país, y
contratistas locales no parecen ser adecuadamente supervisados dentro de
la instalación de detención de Abu Gharib." Según Wayne Madzen la
referencia a "nacionales de terceros países" en un informe que
restringe su difusión a socios de la coalición de invasores liderada por
EEUU (Gran Bretaña, Polonia, Italia, etc.) y es otra indicación de la
posible participación de israelíes en los interrogatorios de prisioneros
iraquíes.
La filtración Taguba fue tan
radioactiva -dice Madzen- que Daniel R. Dunn, Funcionario de Control de la
Información para la Oficina de Douglas Feith de Secretario Adjunto de
Defensa, Política (Equipo de Seguridad de los Servicios de Automación de
la Política), envió el 6 de mayo de 2004 un correo electrónico marcado
"Sólo para uso oficial - urgente" al personal del Pentágono,
diciendo: "la información contenida en este informe es confidencial;
no vaya a Fox News para leer u obtener una copia".
En vista de los estrechos vínculos
de Feith con los israelíes, una semejante reacción de su principal
oficial de seguridad de informática, profesional con Certificado de
Seguridad de Sistemas de la Información (CISSP, por sus siglas en inglés),
es comprensible, aunque, considerando que se supone que los CISSP actúen
en función del interés público, es lamentable, señala Madzen.
Durante la administración Clinton,
sin cargo oficial, Feith preparó un plan estratégico para el Partido
Likud israelí en colaboración con Perle, en el cual se
"recomendaba" al gobierno de Israel que abandonara el proceso de
paz iniciado en Oslo, que recolonizara los territorios y aplastara al
Gobierno palestino mediante el poder militar.
Tanto el secretario adjunto de
defensa, Paul Wolfowitz, como Feith mantienen vinculaciones directas con
el lobby israelí judío-estadounidense que opera tanto en Defensa como en
el Complejo Industrial norteamericano.
Wolfowitz opera como contacto de la
administración Bush con el Comité Estadounidense- Israelí de Asuntos Públicos
(AIPAC, por sus siglas en inglés). Una foto publicada en el diario El
Mundo de España, en julio de 2003, lo muestra visitando a la prisión Abu
Gharib, acompañado por la directora, general brigadier Jaecé Karpinski,
señalada como la principal responsable de las torturas, ésta ha
reconocido recientemente que oficiales israelíes han participado en las
torturas contra presos iraquíes. También es un integrante destacado del
lobby judío , James Woolsey, ex director de la CIA, autor de la operación
que intentó vincular a Sadam Husein con el 11-S y con las cartas con ántrax
en EEUU, y que al retirarse del a cargo pasó a dirigir la empresa Titan,
una de las empresas vinculadas al escándalo de Abu Gharib.
Tras retirarse de su cargo como
director de la CIA, James Woolsey ocupó la dirección de Titan, y es uno
de los estrategas y principales lobbistas de la política de Washington en
Irak. El ex jefe de la CIA se desempeña como Consejero de la
neoconservadora Fundación por la Defensa de las Democracias, del
Instituto Judío de Asuntos de la Seguridad Nacional, del Proyecto por el
Nuevo Siglo Estadounidense, del Centro de Política de Seguridad, de
Freedom House, y del Comité por la Liberación de Irak.
Woolsey es allegado a Stephen
Cambone, el Subsecretario de Defensa para Inteligencia, quien fue señalado
por el semanario The New Yorker como una persona clave en la cadena de
comando que no sólo habría sabido de las tácticas de tortura utilizadas
por los interrogadores de EE.UU. e Israel en Irak, sino que también las
habría aprobado.
Cambone estuvo asociado con el
Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, y es considerado como miembro
del círculo íntimo neoconservador de Donald Rumsfeld, y del
vicepresidente Dick Cheney, el máximo operador del lobby judío en la
Casa Blanca.
Las dos empresas contratistas
nombradas en el Informe Taquba, CACI y Titan , con estrechos vínculos con
las comunidades militar y de tecnología israelíes, tienen en sus líneas
administrativas y comerciales importantes funcionarios de la inteligencia
y de la defensa estadounidense.
Mientras CACI h, Titán también
mantiene estrechas conexiones con intereses israelíes y ex altos
funcionarios vinculados al denominado lobby judío del Pentágono.
CACI International Inc., quien ha
recibido subvenciones de fundaciones binacionales EEUU-Israel, se llamaba
en sus orígenes California Analysis Center Incorporated. Fue creada en
los años sesenta por Hebert Karr y Harry Markowitz.
Este último ganó el premio Nóbel
en economía en 1990 por sus investigaciones sobre la diversificación de
las especies. Los primeros contratos federales de la compañía fueron
para proporcionar sistemas de ordenador al Pentágono con los que poder
elaborar programas de simulación de batallas.
El pasado 14 de enero, después de
que el jefe de la policía militar, general del ejército, mayor general
Donald Ryder, ya había revelado abusos en la cárcel de Abu Gharib, el
actual presidente y director general de CACI, J.P. (Jack) London, recibió
el Premio de Tecnología Albert Einstein del Fondo Jerusalén de Aish Ha-Torah
en el ayuntamiento de Jerusalén.
De ese evento participó el
Ministro de Defensa ultraderechista Shaul Mofaz y el alcalde de Jerusalén,
integrante del partido Judaísmo Unido de la Torah, Uri Lupolians. CACI
esperó hasta el 2 de febrero para anunciar públicamente, en un
comunicado de prensa, el premio.
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