La alianza infame en Tierra Santa
EE.UU. entrega bombas anti-búnker
a Israel para atacar a Irán
Por Reuven Kaminer
Jewish Peace News 29/09/04
Traducido para Rebelión por Germán
Leyens
(Comentario de JPN). Israel va a
recibir unas 4.500 bombas "inteligentes" anti-búnker de Estados
Unidos. Aunque muchos informes presentan esta operación como un negocio
normal entre aliados, es importante señalar que el dinero que Israel está
utilizando para pagar por estas armas proviene de su asignación anual de
ayuda de EE.UU. Esta suma, entre 2.900 y 3.300 millones de dólares por año,
excede de lejos la ayuda a cualquier otro país. Un 75% del dinero
otorgado debe ser gastado en EE.UU. lo que, junto con ayuda de EE.UU. a
muchos otros países en la región así como las ventas normales a muchos
países de Medio Oriente, da a las corporaciones estadounidenses
involucradas en [la producción y venta de] armas y equipos de alta
tecnología un excelente motivo para presionar contra medidas que pudieran
llevar a un progreso para resolver el continuo conflicto en la región.
Israel ya tiene algunas bombas de
este tipo, y las ha utilizado en los territorios palestinos. El más
conocido de estos incidentes fue en 2002 cuando Israel utilizó una bomba
semejante contra un edificio de apartamentos en Gaza, matando a su
objetivo así como a numerosos inocentes que dormían en el mismo
edificio. Pero la cantidad misma de esta entrega de bombas indica que no
son los palestinos el objetivo de las armas. Más bien, es obvio que otro
país motiva este embarque de armas, en este caso, Irán. El programa
nuclear de ese país es recientemente objeto de intensa observación.
Aunque la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha
expresado su preocupación sobre cierta reticencia de parte de Irán en
sus contactos, la OIEA ha señalado también que ha obtenido acceso a
todos los sitios que ha solicitado visitar.
El artículo de Reuven Kaminer que
publicamos a continuación presenta parte del marco de la situación que
confrontamos. EE.UU. está implicado en una situación mucho más difícil
en Irak que lo que los planificadores de la administración Bush habían
anticipado (que han demostrado repetidamente una atroz falta de
entendimiento del mundo árabe y del conjunto de Medio Oriente). No vaya a
ser que olvidemos que muchos soldados estadounidenses siguen en Afganistán,
otro país en el que el cambio de régimen no ha sido tan simple como lo
ha estado presentando EE.UU. (aunque han tenido mucho más éxito en la
presentación de la victoria en ese país y no están embrollados en algo
comparable con la batalla que enfrentan en Irak). Los recursos militares
de EE.UU. están estirados al máximo.
Las ambiciones de EE.UU. de lograr
un Medio Oriente remodelado no se han calmado. Lejos de la idea populista
que actualmente gana terreno de que EE.UU. libra sus guerras por el bien
de Israel, la administración Bush persigue sus propios objetivos en la
región. Israel es, por cierto, bastante crucial en estos planes. Como señala
Kaminer: "Es simplemente conveniente para Estados Unidos tener a
Israel como aliado (un "ejecutor") que opera más allá de los límites
de la legalidad internacional. Es la esencia de la ‘relación
especial’ entre los dos países".
Israel, desde luego, sigue siendo
el único país en Medio Oriente con un arsenal atómico, a pesar de que
ni Israel ni Estados Unidos admiten que existe, a pesar de que nadie en
algún sitio del espectro político duda de su existencia. Esto,
naturalmente, lleva a los rivales de Israel a desarrollar sus propias
armas atómicas. Aunque parece probable que el no-cumplimiento de Irán
con la OIEA ha consistido sólo en alguna demora en la concesión de
acceso a ciertas instalaciones y en su retiro de un compromiso voluntario
de interrumpir los proyectos de enriquecimiento. Estos proyectos de
enriquecimiento de uranio pueden formar parte del desarrollo de armas,
pero son también una parte normal del desarrollo de energía atómico
para usos internos. Simplemente no se ve la razón para una emergencia.
EE.UU. echó marcha atrás
recientemente en su esfuerzo por presentar el tema del potencial nuclear
de Irán ante el Consejo de Seguridad de la ONU, después de numerosos
pedidos de Europa de que lo hiciera. Así que, hoy, Israel pidió que el
Consejo de Seguridad de la ONU considere el tema. De nuevo, cuando es
inconveniente que actúe EE.UU., tiene un cliente dócil para que actúe
por su cuenta. Cuando se le preguntó, Colin Powell dijo que "no tenía
conocimiento de ningún plan de atacar a Irán", pero dejó
claramente la puerta abierta para un ataque semejante, y definitivamente
no expresó ninguna oposición estadounidense contra su realización.
EE.UU. e Israel trabajan de
acuerdo, pero las acusaciones de que EE.UU. actúa en función de
intereses israelíes, no estadounidenses, no tienen base alguna. El
fundamento de la actual política es el control estadounidense sobre los
enormes recursos petrolíferos de la región del Golfo (que ya está
perfectamente bajo control en las pequeñas monarquías del Golfo y en
Kuwait), particularmente ante la disminución de la confianza y de los vínculos
con Arabia Saudí. Irak, contrariamente a la mitología popular, no ha
constituido ni una ínfima amenaza para Israel desde 1991, debido a la
primera Guerra del Golfo y a más de una década de sanciones. Irán, que
Israel ha temido desde hace mucho tiempo, no se ha implicado jamás en
hostilidades abiertas contra Israel. El alcance de su conflicto físico ha
sido el apoyo iraní para Hizbolá en Líbano. Pero la pérdida de su
aliado iraní en 1979 sigue doliéndole a Washington, y presenta un obstáculo
de importancia para el control de los recursos petrolíferos por EE.UU. En
esto, el cliente de EE.UU., Israel, es un instrumento muy activo. [MP]
Alianza nefasta en Tierra Santa
Por Reuven Kaminer
George W. Bush hizo otro débil
intento de mostrar por lo menos un poco de ‘ecuanimidad’ hacia Israel
y los palestinos en su reciente discurso ante Naciones Unidos. Sin
embargo, la realidad en el terreno evidencia a diario que la política de
línea de dura de intransigencia de Israel hacia la comunidad
internacional y el derecho internacional es financiada, auspiciada y políticamente
apoyada por Estados Unidos.
Israel mantiene e incluso
intensifica su política de asesinatos selectivos desde el aire. Cada unos
pocos días se nos informa que el ejército israelí ha ‘eliminado’ a
tal o cual ‘terrorista’. Tanto fuentes israelíes como palestinas
confirman entonces que más palestinos, incluyendo a mujeres y niños,
fueron asesinados o heridos sólo por encontrarse en la cercanía del
objetivo. Los asesinatos selectivos se han convertido en cosa de rutina y
el que Israel haya ‘progresado’ en la utilización en diferentes
ocasiones de bombas cada vez más inteligentes e incluso de misiles aéreos
sin tripulación para cometerlos apenas provoca algún comentario. Estos
medios extra-judiciales de ejecución, con los que el ejército israelí
puede asesinar a casi cualquier palestino en todo momento y cualquier
sitio, no ha causado ni una arruga en la relación entre EE.UU. e Israel
– aunque hay un comentario negativo sobre este tipo de actividad
archivado en algún sitio en el Departamento de Estado.
El domingo por la noche, el 19 de
septiembre de 2004, un misil lanzado por un helicóptero militar israelí
mató a un ‘militante de Hamas’ del campo de refugiados Shati. Fuentes
del hospital informaron que trataron a seis transeúntes heridos que volvían
de una mezquita. (Ha'aretz, 20 de septiembre de 2004) Un asunto de rutina:
no se requieren todas las complicaciones relacionadas con la identificación
y la acusación, no se necesita un tribunal, ni un juez, ni un proceso. No
hay investigación, no hay deliberación, basta con la ejecución. La base
técnica para algo semejante es la posesión de un arsenal de bombas
inteligentes, ya que sería imposible afirmar que un individuo ha sido el
objetivo seleccionado a menos que Israel estuviera utilizando una de las
bombas inteligentes de alta precisión.
Sólo un día más tarde, el
corresponsal de Ha'aretz, Aluf Benn, informó (Ha'aretz, 21 de septiembre
de 2004) que EE.UU. está vendiendo 5.000 bombas inteligentes a Israel.
Benn menciona los tamaños de las bombas, incluyendo "500 bombas anti-búnker,
2.500 bombas ‘normales’ de una tonelada, 1.000 de media y 500 de un
cuarto de tonelada. Fuentes del gobierno [israelí] dijeron que no ha
habido ninguna dificultad para el acuerdo, a pesar de que Israel utilizó
F-16 hechos en EE.UU. en algunos de los asesinatos. Las IDF [ejército
israelí] utilizaron una bomba de una tonelada para asesinar a un alto
funcionario de Hamas, Salah Shehada, en julio de 2002, un asesinato que
también costó las vidas de quince civiles palestinos, incluyendo niños".
Esta mañana, en la radio israelí,
Ariel Sharon reiteró las amenazas apenas veladas de Israel de asesinar a
Yasir Arafat ‘en un sitio y un lugar que nos convenga’. El presidente
de EE.UU. por su parte, prefirió un enfoque más diplomático y llamó al
mundo a dejar de apoyar a Arafat. La justificación para el ‘asesinato
selectivo’ de terroristas, que fueron definidos originalmente como
‘bombas de tiempo activadas’, incluye ahora a todos y a cada uno de
los enemigos y oponentes de Israel. Esta política es realizada con el
instrumental técnico suministrado a Israel por Estados Unidos. Sharon
dice que tiene derecho a asesinar a Arafat cuando le convenga. A Sharon no
le importa si la comunidad internacional llega a la conclusión de que sus
amenazas constituyen en realidad la verdadera política de Washington
hacia el líder elegido del pueblo palestino.
¿Para qué quieren esas bombas
anti-búnker?
Washington llama a Naciones Unidas
a entrar en acción contra los planes iraníes de producir combustible
nuclear. EE.UU. está tratando de impedir que Irán desarrolle su
capacidad de producir energía atómica para propósitos civiles
argumentando que los procesos científicos relevantes también pueden ser
utilizados para crear armas atómicas. Sin embargo, los pasos emprendidos
por Irán parecen corresponder perfectamente a los derechos del país bajo
los acuerdos internacionales relevantes. EE.UU. y otros países se niegan
a dejar que los estorben las ‘formalidades’ que apoyan la posición
iraní. Pero si EE.UU. y sus socios occidentales quisieran verdaderamente
llegar al corazón del problema, tendrían que considerar la difícil
tarea de prohibir las armas nucleares en todo Medio Oriente. Esto
involucra, desde luego, el ‘pequeño problema’ de la existencia de un
importante arsenal atómico de armas nucleares en Israel. Todos los ojos
miran hacia el papel de Israel, pero no como se podría suponer. Estados
Unidos, en lugar de oponerse al arsenal atómico israelí, otorga una
protección total e irrestricta al estatus atómico de Israel, impulsando
así directamente la carrera armamentista atómica en la región. EE.UU.
realiza ahora un juego nuevo y muy peligroso. Amenaza a Irán a través de
su testaferro y considera un ataque en su contra a través de un
sustituto.
Después de Irak, el apetito de
EE.UU. por otra guerra terrestre en la región ha disminuido
considerablemente. Pero a los bushistas no les gusta admitir su fracaso.
"Algunos analistas estadounidenses advierten que a la comunidad
internacional le quedan sólo un año o dos para detener el programa iraní
antes que alcance la autosuficiencia". Así que, ¿qué se puede
hacer? "Una preocupación es que Israel, miembro de la OIEA que no ha
firmado el Tratado de No-Proliferación Nuclear y que se presume posee
armas nucleares, puede tomar el asunto en sus propias manos, si la
diplomacia no llega a disuadir a Irán de llegar a ser una potencia
nuclear". Esta información proviene de un artículo del corresponsal
del International Herald Tribune, Graig S. Smith, que continúa con un
comentario sobre las bombas anti-búnker suministradas a Israel:
"Esas bombas podrían ser utilizadas para destruir las instalaciones
subterráneas de Irán". (IHT, 22 de septiembre de 2004) Israel
"podría tomar las cosas en sus propias manos". Pero las manos
israelíes no están vacías – tienen las bombas anti-búnker de Estados
Unidos. Simplemente le conviene a Estados Unidos que haya un aliado israelí
(un "ejecutor") que opera más allá de los límites de la
legalidad internacionales. Es la esencia de la ‘relación especial’
entre los dos países.
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