La muerte y desorientación de los
niños palestinos
Por Chris McGreal
The Guardian, Londres, 17/09/04
Reproducido por Rodelu.net
Los compañeros de Raghda Alassar
no oyeron la bala israelí que desgarró el cerebro de la niña de nueve años
cuando escribía una evaluación de inglés. Pero cuando un charco de
sangre se esparció por su pupitre y se derramó por el suelo, un muro de
gritos se levantó en el aula en la escuela primaria de la ONU para
niñas en Khan Yunis.
En ese punto Raghda estaba aún
llorando pidiendo ayuda. Con el tiempo, cuando fue llevada a la sala de
trauma de un hospital cercano estaba callada.
Durante cinco cruciales días el ejército
israelí bloqueó el traslado de Raghda a un hospital israelí con las
instalaciones para ofrecer un rayo de esperanza. Comenzó una infección.
El martes los médicos le decían a
su padre, Adnad, que la niña estaba en muerte cerebral.
“La bala entró por debajo de su
ojo y salió por la parte posterior de su cabeza”, dijo el Sr. Alassar.
" Les llevó mucho tiempo detener la hemorragia, su corazón se paró
y le dieron conmociones. Desde ese momento estaba como un cuerpo muerto,
aunque no estaba muerta.”
"Encontraba tan difícil de
creer lo que le pasaba a mi hija. Estaba en la escuela, llevando
simplemente una libreta, no un arma. ¿De que es mi hija culpable- nueve años
de edad-, de que para haberle disparado? Eso es terrorismo de Estado
contra toda la población."
En las últimas semanas los israelíes
han estado nuevamente preocupados con el terrorismo, desde el asesinato de
16 personas en el autobús explosionado en Beersheba a la matanza de
escolares rusos en Beslan,
que fueron cubiertos con
mantas.
Durante los seis meses de relativa
calma para los israelíes, hasta los atentados de Beersheba, el ejército
israelí asesinó a más de 400 palestinos. Muchos eran combatientes, pero
también están incluidos unos 40 niños por debajo de los 15 años. Los
palestinos dicen que esto es también una forma de terror.
“Siempre estamos escuchando los
helicópteros, oyendo los tanques, oyendo las bombas,” decía Khitam Abu
Shawarib, el único trabajador social en el campo de refugiados de Rafah,
en el extremo sur de la Franja de Gaza.
“Estoy muy apenado cuando oigo
que una mujer judía o niños han sido muertos. Creo que es un error y
mucha gente aquí cree que es un error. Pero lo que los judíos sufren no
es nada comparado con el terror que ellos nos obligan a vivir”.
Los israelíes viven en el temor de
ataques indiscriminados, principalmente de suicidas en autobuses y cafeterías
y tiroteos en los territorios ocupados. Pero ellos están generalmente
seguros en sus casas y tienen más probabilidades de ser muertos en
accidente de carretera que
por una bomba.
Al sur de Gaza y en algunas partes
de Cisjordania frecuentemente no hay refugio para los aparentemente
implacables e indiscriminados tiroteos israelíes.
Israel clasifica ciudades de la
Franja de Gaza tales como Rafah y Khan Yunis, y Nablus y Jenin en
Cisjordania, como zonas de
guerra. Esto, dice el ejército, justifica el fuego de poderosas y
sofisticadas armas en áreas residenciales o el derribo de un creciente número
de casas cada mes, bajo el pretexto ostensible de buscar los raramente
descubiertos túneles para el contrabando en dichas
áreas.
Apenas pasa una noche en Rafah o en
Khan Yunis sin que el fuego de las ametralladoras israelíes que han
desmenuzado cientos de casas, forzando a familias enteras a dormir en una
sola habitación interior tapiando ventanas o construyendo una segunda
pared. Mientras otros palestinos viven entre los escombros de sus
derribadas casas, perpetuamente
en la línea de fuego de los soldados raramente vistos en lo alto de las
torres desde donde disparan.
Hace dos semanas Mazen al-Ara, de
quince años, trataba de llevar a sus hermanos fuera del alcance de los
tanques y los intensos tiroteos que se producían alrededor de su casa en
los límites del “corredor Filadelfia”, la frontera de Rafah altamente
militarizada.
El ejército había destruido parcialmente la casa familiar
meses antes, pero los Aras tuvieron que vivir allí porque no tenían
dinero para mudarse. Normalmente se refugiaban en una habitación interior
cuando comenzaban los tiroteos, pero esa noche fueron tan intensos que
Mazen dijo que les matarían a todos si permanecían allí.
Cuando dirigía al aterrorizado
grupo por la calle, Mazen fue
atrapado por un estallido de disparos. El muchacho murió; los médicos
extrajeron 18 balas de su cuerpo.
Hace pocos días Munir al-Daqas, de
diez años, salía de su casa en el campo de refugiados de Jabalya para ir
a visitar a sus abuelos cuya casa estaba a cinco minutos caminando. Los
tanques israelíes estaban en los lados apartados del campo de refugiados
palestinos, en aquel momento nadie vio ningún peligro en el centro de
Jabalya, alrededor de su bullicioso mercado, a la luz del día.
"Debió ser un
francotirador” dijo Kifah, su madre. " La gente me lo dijo cuando
estaba comprando en el mercado. No podía creerlo. Munir acababa de estar
allí conmigo y ahora me decían que estaba muerto."
La Sra. Daqas desplegó una
fotografía del cuerpo semidesnudo de su hijo en su sepultura. Hay una
herida de bala en su pecho y otra en la ingle.
En cuatro años de Intifada, el
Centro Palestino para los Derechos Humanos afirma que el ejército ha
matado a 136 niños palestinos en Rafah y Khan Yunis, un cuarto de los niños
muertos durante la sublevación, lo han sido a consecuencia del “fuego
indiscriminado, el uso excesivo de la fuerza, la política de disparar a
matar y el blanco deliberado
en los niños”.
Las muertes en Khan Yunis y Rafah
en las últimas semanas también incluyen dos muchachos de 12 años, una
chica de 15 y un anciano de 75 postrado en una silla de ruedas, Ibrahim
Halfalla, quien fue aplastado bajo las ruinas de su propia casa por una
excavadora del ejército israelí mientras que su mujer imploraba a los
soldados que no avanzaran.
El ejército israelí no ha
ofrecido una explicación por el asesinato de la niña Raghda Alassar,
pero frecuentemente afirma que las victimas infantiles se ven atrapadas
por el fuego cruzado en los ataques palestinos al ejército o a los
colonos judíos. (eso aunque la niña fue asesinada mientras se encontraba
dentro de su clase en la escuela).
No existían tales batallas cuando
Raghda Alassar y Munir Daqas fueron alcanzados. O cuando una bala atravesó
la sala de estar de Sara Zorob e impacto en su pecho de diez años, matándola
instantáneamente.
Los mandos militares israelíes en
Gaza han admitido en el pasado que cuando sus soldados son atacados están
autorizados a disparar aleatoriamente, arriesgando las vidas de los
civiles.
"Los niños que son heridos físicamente
no son los únicos damnificados," dijo Usama Freona, un psicólogo de
la clínica de las Naciones Unidas en Rafah. "Los niveles de
violencia a los que los niños son expuestos son elevados”.
"Estamos trabajando en muchas
escuelas para tratar a los niños palestinos. En una escuela cercana a
Kfar Darom [un asentamiento judío en Gaza], todos los niños sufren
desordenes por estrés post-traumático. Muchos de ellos lloran y tienen
convulsiones cuando hablan sobre sus experiencias. Hay muchos casos de niños
que se orinan en la cama."
Mohammed Abu Yusuf es orientador en
la escuela de Raghda Alassar : "Después de que dispararan a Raghda"
dijo, "los niños estaban llorando y gritando. Cinco niñas de su
clase todavía no quieren volver a la escuela. Sacamos el pupitre de
Raghda y lo sustituimos por otro pero ningún estudiante quiere sentarse
allí”.
Raghda Alassar no es el primer caso
de niños tiroteados en el grupo de escuelas de la ONU en Khan Yunis. El año
pasado una bala cegó a Huda
Darwish, de 12 años, mientras estaba sentada en su pupitre.
La señora Daqas dice que sus otros
hijos no pueden entender la muerte de Munir. " El hermano más pequeño
de Munir no comprende que él está muerto. Piensa que va a regresar después
del funeral y pregunta por qué Munir se fue si habíamos dado “una
fiesta” para él. Su hermana de cuatro años pregunta cada día si vamos
a ir a buscar por el mercado porque Munir
debe estar perdido," dice.
La especialista Freona dice que la
violencia constante genera violencia. "Mire a que juegan los niños.
La mayoría de los chicos juegan a árabes y judíos. Muchos quieren
desempeñar el papel de judíos. Ven que los soldados israelíes son los
únicos con armas y que son fuertes, a sus ojos, eso es lo más
importante," Y añade: "Ven las armas como una fuente de poder,
la solución para tratar con cualquier problema, el modo de obtener lo que
desean.”
La imagen del niño palestino
Mohammed al-Dura, el muchacho de 12 años tiroteado por los soldados
israelíes mientras que su padre trataba en vano de protegerle del fuego
israelí en los primeros días de la presente Intifada, abrasó la
conciencia palestina. Pues, ha venido a simbolizar lo que ven en la
encallecida indiferencia de las fuerzas israelíes para con los niños
palestinos. Pero Abu Shawarib, dice que tiene un impacto añadido en
muchos niños, que ven como un padre es incapaz de proteger a su hijo.
"El respeto a la autoridad se ha destrozado porque los niños ven a
sus padres apaleados delante de ellos”, dice Shawarib: " La
autoridad del padre, acostumbrado a pronunciar
una palabra para que el niño obedeciera, se ha roto. El padre parece
indefenso para proteger al niño y el niño cree que está solo”.
Otro resultado de las muertes
perpetúas es que muchos niños esperan una muerte temprana y ofrecen la
bienvenida a las perspectivas de convertirse en un “ mártir”.
"El mártir está en el paraíso,
tiene la Gloria de aquí y la del más allá donde todo es mucho mejor que
la vida en Rafah," dice, " Los niños ven mucha gente muerta, así
que ellos esperan ser muertos. Esto es horrible, que los niños tengan que
aceptar la posibilidad de morir”.
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