¿Fue Arafat víctima
de su aventura en los acuerdos de Oslo?
¿Qué seguirá ahora:
Una OLP moderada o un gobierno clientelar?
Por Adel Samara
Kanaanonline.org
CSCAweb, 01/12/04
Traducido para
CSCAweb por Natalia Lutvina
"La designación
de Abbas indica a los enemigos que el nuevo liderazgo está dispuesto
a comprometerse. Abbas fue considerado durante largo tiempo cercano a
la línea pro-EEUU/ES, y es bien acogido entre los gobiernos árabes
dependientes. Es aceptado porque se espera que anule el derecho al
retorno. Apoyando a Abbas, y así apoyando a los enemigos de la nación,
el príncipe jordano Hassan proclamaba, pocas horas después de la
muerte de Arafat, de que era tiempo de crear una federación entre
Israel, Jordania y "los palestinos". El príncipe olvidó
considerar que los sionistas nunca han querido un Estado palestino, ni
siquiera clientelar; ni siquiera en el complejo de la Muqata de Arafat.
Sin embargo debemos recordar que este príncipe también apoyó a
quienes preparaban la ocupación de Iraq".
Creamos o no la teoría
conspirativa acerca del envenenamiento de Arafat, dando así
credibilidad a orientalistas reaccionarios y agentes sionistas y de
CIA (como Bernard Lewis), lo cierto es que algo grave ha tenido lugar.
Con frecuencia he escrito en este boletín, que lo que realmente
pretendían los Estados Unidos y el Estado Sionista Askenazí (EEUU/ES)
-enemigos de la nación árabe, incluyendo el pueblo palestino- era
que Arafat "firmara y desapareciera". Que firmara,
renunciando al derecho al retorno (DR) de los refugiados palestinos y
que saliera de escena, dejando espacio para sectores palestinos pro-EEUU/ES
que se mostraron dispuestos a aceptar los enemigos de la nación. Yo
los llamo "palestinos sionistas americanos". Arafat no
entraba en esta categoría.
Arafat era un líder
individualista que heredó el "legado" de la resistencia y
que últimamente creó un monopolio de poder y autoridad. Fracasó
como líder democrático, pero a fin de cuentas nunca aspiró a serlo.
Las "claves de poder" que controlaba le capacitaron para
aventurarse en la firma de los acuerdos de Oslo que de una forma u
otra incluían la renuncia al DR.
Mi análisis se basa
en dos posibilidades.
- La primera: cuando
Arafat aceptó la conferencia de Madrid en 1991 y más tarde firmó
los acuerdos de Oslo en 1993, pensaba que sería capaz de levantar un
Estado palestino y quizás mucho más tarde lograr el DR.
- La segunda: que
pensara que si el pueblo palestino obtuviera su Estado, ignoraría el
DR y con el tiempo éste se debilitaría y olvidaría.
Si nos basamos en la
segunda opción, Arafat esperaría que sus copartícipes en el llamado
proceso de paz "le" donaran un Estado por una parte, dándole
por otra "tiempo" para acabar con el DR. En realidad no se
"dio" nada. Más aún, la paz ofrecida era "paz al
servicio del capital y no de la gente".
En el verano del 2000
(Camp David II) el presidente Clinton y el primer ministro israelí
Barak le pidieron a Arafat que anunciara el abandono del DR. Esta
petición fue apoyada por la mayoría de los gobiernos árabes
capitalistas y clientelares. Parece que en esta reunión concreta,
Arafat se dio cuenta de que sus interlocutores y sus
"hermanos" árabes querían que "firmara y
desapareciera".
Fue lo
suficientemente listo para comprender que el pueblo palestino jamás
le perdonaría la renuncia al DR, y que esta opción resultaría
suicida política e incluso físicamente. Por ello, decidió no
firmar, y por ello sus interlocutores, los enemigos de la nación,
decidieron encerrarle en su complejo de Ramalah, como preludio de su
muerte. Como el confinamiento de Afarat duraba tres años ya, y los
enemigos de la nación deseaban acabar con el DR cuanto antes,
particularmente ahora que conseguían más poder con la ocupación de
Iraq, parece que decidieron envenenarlo. De todas formas dejaremos al
futuro que descubra el misterio de su muerte y la incógnita sobre si
ésta fue ejecutada o no por los gobernantes de las sociedades civiles
"blancas" (Francia, EEUU y el régimen sionista ashkenazí).
Sin embargo tenemos
la certeza sobre dos puntos: 1) que Arafat impulsó la "paz para
el Capital" como un dictador sin el apoyo de su pueblo ni de la
nación árabe; 2) que existe un serio intento de asesinar el DR, lo
que supondría un mayor impacto y consecuencias que intentar asesinar
a Arafat, el individuo.
Tras esta introducción
entraré a discutir la cuestión principal del artículo: los sucesos
venideros.
Debo enfatizar que, a
pesar del hecho de que Arafat fue elegido presidente de la Autoridad
Palestina (AP), y a pesar de que esas elecciones fueron muy limitadas
y preparadas para servir a la "paz para el Capital" y no a
la democracia, Arafat nunca fue elegido presidente de la OLP o
"gestor del presupuesto". Esto estaba claro para los diseñadores
del proceso de "paz para el Capital" porque con toda su
verborrea sobre democracia sólo ofrecieron buenas palabras, ya que
Arafat era "el hombre adecuado" para sus políticas del
momento. Tengamos muy en cuenta que era el pueblo quien sufría la
corrupción y sus efectos en todos los aspectos de la vida y que los
seguirá sufriendo mucho tiempo más. En Cisjordania y en la Franja de
Gaza Arafat creó una formación social basada en la "economía
política de la corrupción". Cuando diversos políticos e
intelectuales, incluido yo, firmaron el "Manifiesto de los
Veinte" (noviembre 1999), declarando que Arafat era el padrino de
la corrupción, éste nos mandó arrestar. En aquél momento ninguno
de los regímenes occidentales, esos de las sociedades civiles y ONGs,
protestaron pidieron reformas o criticaron las políticas de Arafat,
porque entonces el régimen de Arafat servía a las suyas.
¿Qué viene ahora?
Tras la muerte de
Arafat sus poderes se dividen entre cuatro personas. Mahmud Abbas pasa
a ser el presidente de la OLP; Qureya (Abu Ala) finalmente se
convierte en primer ministro; Qaddumi es designado como presidente de
Fatah, y Futouh queda situado como presidente interino de la AP. ¡Nadie
sabe quién controla el presupuesto "secreto", el dinero que
pertenece a la gente!
La designación de
Abbas indica a los enemigos que el nuevo liderazgo está dispuesto a
comprometerse. Abbas fue considerado durante largo tiempo cercano a la
línea pro-EEUU/ES, y es bien acogido entre los gobiernos árabes
dependientes. Es aceptado porque se espera que anule el derecho al
retorno. Apoyando a Abbas, y así apoyando a los enemigos de la nación,
el príncipe jordano Hassan proclamaba, pocas horas después de la
muerte de Arafat, de que era tiempo de crear una federación entre
Israel, Jordania y "los palestinos". El príncipe olvidó
considerar que los sionistas nunca han querido un Estado palestino, ni
siquiera clientelar; ni siquiera en el complejo de la Muqata de Arafat.
Sin embargo debemos recordar que este príncipe también apoyó a
quienes preparaban la ocupación de Iraq.
Tras la muerte de
Arafat, algunos comenzaron a hablar acerca de soluciones de
compromiso. El primer ministro italiano, un agente de EEUU, conocido
por su racismo, era uno de ellos. En realidad esto tiene mucho que ver
con la próxima cita programada para finales de noviembre en Sharm al-Sheij
(Egipto) para discutir la situación en Iraq. Palestina también estará
en la agenda, pero seguro que no en buenas manos.
La siguiente cuestión
es crítica: ¿apoyarán a Abbas las organizaciones políticas
palestinas dentro y fuera de la OLP, como Hamas o la Yihad Islámica?
La tarea de Abbas no
va a ser fácil. Los radicales islamistas de Hamas y Yihad disponen de
pocas oportunidades para maniobrar. Si aceptan el llamado
"liderazgo unificado" que está siendo propuesto y que
incluirá a todas las organizaciones palestinas, dejarán de recibir
el apoyo popular. La meta de Hamas y Yihad Islámica es la liberación
de Palestina y el establecimiento de un Estado islámico, mientras que
la meta de la AP se circunscribe a los acuerdos de Oslo. Por tanto ¿cómo
podrían Hamas y Yihad Islámica integrarse en un gobierno que niega
los objetivos de ambas organizaciones? Incluso el brazo armado dentro
de Fatah, las brigadas de al-Aqsa, no puede apoyar a Abbas; de otra
manera perdería su credibilidad y se arriesgaría a ser liquidado por
los sionistas. Sin embargo, podría sentirse inclinado a apoyar a
Qaddumi quien siempre se ha opuesto a los acuerdos de Oslo.
Probablemente ahora
es un buen momento para examinar las intenciones reales de todas las
partes implicadas.
Si Qaddumi está
realmente contra Oslo, ésta es su oportunidad para tender un puente
entre las Brigadas de al-Aqsa, los islamistas radicales y algunas
organizaciones izquierdistas como el FPLP. También podría fortalecer
sus lazos con Siria, quien a su vez podría aprovechar la oportunidad
para reforzar su posición frente a la exigencia de EEUU de que retire
sus activos militares en el Líbano. Si a esto sumamos la relación de
Siria con Irán, y el papel de ciertos sectores de la resistencia
iraquí, Siria podría construir un nuevo frente radical que, siendo
realistas, no podrá derrotar al enemigo, pero si resistir sus políticas.
Los palestinos pro-EEUU
Abbas sin embargo no
está solo. Él también tiene sus aliados. Además de los enemigos de
la nación y las clases dirigentes árabes clientelares, a su lado se
sitúan los líderes de las ONGs locales y la élite occidentalizada
de políticos, académicos e intelectuales que llevan tiempo esperando
reemplazar al gobierno de la OLP. Estos aliados locales conforman el
gobierno potencial pro-EEUU/ES para Cisjordania y la Franja de Gaza.
Como hemos argumentado en varias ocasiones, esta corriente pro-EEUU/ES
podría consolidarse en la creación de un aparato fascista que
suprima las tendencias nacionalistas en Fatah y los sectores
islamistas e izquierdistas. A propósito, todavía no está claro si
hubo o no un intento real de asesinar a Abbas hace unos días en Gaza.
Pero este hecho demuestra por sí que su tarea no va a ser fácil.
Recientemente Munib
al-Masri - el millonario palestino que monopoliza los grandes negocios
en Palestina, y que es muy cercano al régimen saudí (como el primer
ministro de Líbano al-Hariri) declaraba que podría presentarse él
mismo a la presidencia de la AP. Esto nos recuerda las declaraciones
de su hermano Hikmat al-Masri en 1978: "si la OLP llega a
Palestina a través de la liberación será bienvenida. Pero si la OLP
llega a través de concesiones, nosotros tendremos la prioridad".
Por "nosotros" se refería a los capitalistas clientelares
de Palestina.
La candidatura de al-Masri
reforzará la iniciativa de EEUU/ES, que apoyan por igual a Abbas,
candidato de la OLP. No resulta fácil para los EEUU/ES persuadir a
Abbas de que retire su candidatura a favor de la de al-Masri. Sin
embargo, si cualquiera de los dos gana las elecciones, los EEUU/ES
ganarán también. Deberíamos añadir además que la victoria de al-Masri
confirmaría por completo el argumento de que la paz propuesta es la
"paz para el Capital".
El futuro cercano nos
dirá si Abbas se arriesga y entra en la misma aventura que Arafat
(por ejemplo la ilusión de que Bush crearía un estado para los
palestinos); una posibilidad que ni siquiera está en la agenda de los
líderes sionistas y sus votantes, incluso si Abbas se atreviera a
olvidarse del DR. Sin embargo, exista o no un Estado Palestino en Gaza
y Cisjordania, el pueblo y la nación nunca abandonarán el derecho a
volver. Esto nos devuelve a la única solución: un Estado socialista
en Palestina que sea parte de un Estado árabe unido o federado.
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