Israel: Crónica de una colonización
Por Roberto Ramírez (*)
Socialismo o Barbarie, periódico, 26/08/05
El sionismo fue un movimiento europeo nacido a fines del
siglo XIX entre sectores, al principio muy minoritarios, de la población
judía. Sostenía que la solución al antisemitismo y la discriminación
era la separación entre judíos y no judíos. Estos deberían emigrar
a Palestina para constituir un país propio.
El sionismo alegaba que los judíos constituían un grupo
nacional, a pesar de que en casi veinte siglos nunca se habían
reivindicado como tal. Su rasgo común en todo el mundo habían sido
principalmente las tradiciones religiosas y, en las sociedades
precapitalistas, feudales o de capitalismo atrasado, el ejercicio de
algunos oficios o funciones particulares.
Desde el inicio, el sionismo se planteó abiertamente
como un movimiento de colonización. No es casual que surgiera en
momentos en que el colonialismo europeo estaba en su apogeo. Los
imperialismos británico, francés, alemán, belga, italiano, etc., se
habían apoderado de casi toda Asia y África, y habían convertido a
esos territorios en colonias.
Había dos formas de colonización. En una, la potencia
imperialista se limitaba a establecer su gobierno sobre los nativos,
sustituyendo a sus autoridades e instituciones. La otra forma añadía
a ese dominio la emigración en masa de europeos, que desplazaban y/o
exterminaban total o parcialmente a la población nativa. Eso hicieron
los franceses en Argelia, los holandeses en Sudáfrica, los ingleses
en Rhodesia (actual Zimbabwe), Sudáfrica, Australia, etc.
Para los imperialismos europeos era también una forma de
descomprimir las luchas sociales. Al obrero o campesino europeo sumido
en la pobreza (y que podía ser ganado por las ideas del socialismo),
se le daba un fusil y un látigo, y se lo enviaba a África para que a
costa de los árabes o los negros hiciera fortuna. De explotado
miserable en su país de origen, pasaba a ser amo y señor en las
colonias.
En esa atmósfera de colonialismo y racismo desenfrenado,
que consideraba a los pueblos no europeos como razas inferiores sin
derechos, el sionismo nació planteando que la colonización de
Palestina era la forma de resolver la "cuestión judía".
Para lograr eso, el movimiento sionista tenía dos
problemas:
* Primero, allá vivía otro pueblo, los árabes
palestinos. Pero los fundadores del sionismo decían que Palestina era
"una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra". Por
supuesto, todos sabían que estaba habitada. Lo que eso significaba,
en el lenguaje colonial-racista de la época, es que Palestina era una
tierra sin pueblos... europeos. O sea, "vacía", ya que los
nativos subhumanos no contaban como personas...
* El segundo problema fue buscar la protección de una
potencia imperialista para su aventura colonizadora. Después de
recurrir al zar de Rusia (antisemita notorio) y al emperador de
Alemania, el sionismo obtuvo finalmente el padrinazgo del Imperio Británico.
Así, durante la Primera Guerra Mundial (1914-18), el gobierno inglés
emitió en 1917 la Declaración Balfour, por la que prometía al
movimiento sionista su apoyo para colonizar Palestina.
En ese momento, Palestina era parte del Imperio Turco, en
guerra con el Imperio Británico, y la población judía era
insignificante. Al terminar la guerra, en 1918, Inglaterra se apoderó
del país y estableció allí el "Mandato Británico", que
duró hasta poco después de la Segunda Guerra Mundial de 1939-45. Los
imperialistas ingleses burlaban así las promesas de independencia
hechas a los árabes por medio de sus agentes, entre ellos el famoso
Lawrence de Arabia.
Con el avasallamiento inglés, entraron los sionistas.
Jugaron un papel importante en el mecanismo de dominio del Imperio
Británico, a cambio de permitirles iniciar el proceso de expulsión
de los palestinos de sus tierras.
Los charlatanes que hablan de "odios
ancestrales" deben enterarse que hasta esa fecha y durante siglos
no había habido grandes problemas, "odios" ni persecuciones
entre árabes y judíos en el mundo musulmán. El Islam, desde su
mismo fundador, Mahoma, había sido muy tolerante en comparación con
el cristianismo antisemita de la Inquisición y los pogroms. Esos
"odios" no son, entonces, "ancestrales" sino
producto del moderno imperialismo.
En 1936, los palestinos, hartos de la opresión británica,
se sublevaron. Así estalló la primera Intifada
("levantamiento" o "agitación") que duró hasta
1939. Fue aplastada a sangre y fuego por las tropas británicas con la
colaboración de la Haganá, la organización militar de los colonos
sionistas armada por los ingleses y que luego se convertiría en el Ejército
de Israel.
Hasta los años 30, el sionismo seguía siendo sin
embargo un movimiento minoritario entre las masas judías europeas,
mayoritariamente socialistas. Fueron los horrores del racismo y las
persecuciones de Hitler y los nazis las que las empujaron hacia el
nacionalismo sionista y, al mismo tiempo, dieron un sello de
"legitimidad" a ese movimiento colonialista. El racismo
antisemita de Hitler sirvió para justificar el racismo antiárabe del
Estado de Israel.
1947-49: gran "limpieza étnica" medio siglo
antes de Yugoslavia
Con la Segunda Guerra Mundial, el sionismo cambió de
pareja. Se divorció violentamente del Imperio Británico en ruinas y
se colocó bajo la protección de EEUU.
El 29 de noviembre de 1947, las Naciones Unidas, con el
voto conjunto del imperialismo yanqui y la burocracia de Moscú, y sin
la menor consulta a los palestinos, que eran ampliamente mayoritarios,
decidió la partición del país entre un Estado hebreo y otro
palestino. En los choques que se prolongaron hasta 1949, 60.000
soldados sionistas, muchos de ellos veteranos de la Segunda Guerra
Mundial, armados por EEUU y la Unión Soviética, vencieron fácilmente
a 25.000 árabes traicionados por sus gobiernos de Egipto y Jordania.
El rey de Jordania, por ejemplo, había acordado secretamente con
Israel repartirse Palestina.
Se produjo, entonces, una de las mayores operaciones de
"limpieza étnica" del siglo. Apenas decretada la partición,
se iniciaron las matanzas de palestinos. El objetivo declarado y
consciente era desplazar mediante el terror a la población nativa.
El símbolo mundial de esta "limpieza étnica"
fue la aldea de Deir Yassin, masacrada el 9 de abril de 1948. Ese día,
las tropas sionistas llegaron al poblado cuando la mayoría de los
hombres estaban afuera en labores agrícolas. Casa por casa, arrojaron
granadas o degollaron a los residentes, la mayoría niños, mujeres y
ancianos. Doscientos cincuenta cadáveres fueron arrojados a los pozos
de agua. Años después, el gobierno de Israel quiso borrar el
recuerdo de la masacre, arrasando las casas de la aldea y cambiando de
nombre el lugar. Pero un movimiento internacional por la memoria de
Deir Yassin se ha encargado de recordar todos los años este crimen.
Hechos como éste desencadenaron una ola de éxodo masivo de la
población palestina.
Así, al firmarse el armisticio de 1949, Israel no sólo
se había apoderado de mucho más territorio que el asignado por las
Naciones Unidas, sino que la mayoría de los palestinos había sido
expulsados de él. Quedaban sólo 150.000, mientras 800.000 habían
sido echados y convertidos en refugiados miserables en Líbano,
Jordania, la Franja de Gaza, Egipto y otras regiones. Cuatrocientas
aldeas fueron arrasadas, y los pobladores que no huyeron a tiempo,
exterminados.
1967: la "Guerra de los Seis Días" y un nuevo
salto de la colonización
Pero los colonizadores no iban a quedar satisfechos. En
1967, desencadenaron la Guerra de los Seis Días, en la cual se
apoderaron del resto de Palestina, los actuales "Territorios
Ocupados": la Ribera Occidental del río Jordán (Cisjordania),
el resto de Jerusalén, los Altos del Golán y la Franja de Gaza
Comenzó así una nueva etapa de la colonización, que
llega hasta la actualidad. En esos nuevos territorios ocupados,
comenzaron a establecer "asentamientos" de colonos,
expulsando a la población palestina. El procedimiento es simple:
vienen las tropas de Israel con tanques y excavadoras. Éstas arrasan
las casas palestinas y allí comienza la construcción de un nuevo
asentamiento. Por supuesto, nunca está presente la CNN para filmar el
dolor de los palestinos que pierden sus hogares.
(*) Una primera versión de este texto fue publicada en
la revista Socialismo o Barbarie N° 4, noviembre 2000.
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