Un zumbido en el oído
de Bush
Análisis de Jim Lobe
Inter
Press Service (IPS), 27/01/06
Washington. La
abrumadora victoria del partido islamista Hamas en las elecciones
parlamentarias de Palestina nubla la pretensiones del gobierno de
Estados Unidos de avanzar en el proceso de paz árabe–israelí y de
promover la democracia en todo Medio Oriente.
El Movimiento de
Resistencia Islámica (Hamas) ganó 76 escaños en el parlamento
palestino, y el gobernante Fatah, de carácter secular, obtuvo apenas
43.
Hamas postula la
destrucción del estado de Israel y nunca renunció formalmente al uso
de la violencia contra ese país, aunque sus combatientes observaron
una tregua de 10 meses anteriores a las elecciones.
Al parecer, su victoria
se debió menos a su antisionismo que a su tradición de brindar
servicios sociales y a su imagen de incorrupto, en particular si se le
compara con los antecedentes de Fatah.
Pero la política de
Estados Unidos hacia un eventual gobierno palestino encabezado por
Hamas probablemente se determine por la voluntad que muestre ese
partido de apartarse de sus principios centrales.
"Dejé muy claro
que un partido político que articule la destrucción de Israel como
parte de su plataforma es un partido con el que no trataremos",
dijo a la prensa en Washington el jueves el presidente de Estados
Unidos, George W. Bush.
En esa misma
conferencia de prensa, Bush también llamó al líder de Fatah y
presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, a
permanecer en el gobierno pese a la aplastante victoria de Hamas.
El mandatario
estadounidense se negó a anunciar si Washington cortaría la
asistencia a Palestina en caso de que Hamas asumiera el gobierno.
Pero enfatizó que si
el partido islamista sigue en armas ––Estados Unidos lo considera
oficialmente una organización "terrorista"––, no
aceptará su participación en el proceso de paz.
"No veo cómo se
puede ser socio en la paz abogando al mismo tiempo por la destrucción
de un país como parte de su plataforma", dijo. "Y sé que
ustedes", añadió, dirigiéndose interpelante a Hamas, "no
pueden ser socios en la paz si su partido tiene un brazo armado."
"No se puede tener
un pie en la política y otro en el terror", advirtió, por su
parte, la secretaria de estado (canciller) estadounidense Condoleezza
Rice, en teleconferencia desde la ciudad suiza de Davos, donde desde
el 25 y hasta el 29 de este mes se realiza el Foro Económico Mundial.
El triunfo de Hamas,
que excedió ampliamente los pronósticos preelectorales según los
cuales obtendría entre 30 y 40 por ciento de los votos, plantea
dilemas tanto a Bush como al primer ministro interino de Israel, Ehud
Olmert, según Geoffrey Kemp, experto estadounidense en Medio Oriente
del Centro Richard M. Nixon y colaborador de la presidencia de Ronald
Reagan (1981–1989).
"Si ellos forman
gobierno y por lo tanto son responsables por lo que ocurra en la
Autoridad Nacional Palestina, tienen que hacer muy temprano una opción
muy dura sobre si abandonar o no la violencia contra Israel",
consideró Kemp.
"Y si no lo hacen,
y los ataques con misiles (contra objetivos israelíes) continúan,
será perfectamente legítimo para todos decir que Israel no tiene un
socio para la paz en el gobierno palestino", concluyó.
Hamas podría pretender
aplazar una decisión al respecto, según muchos analistas en
Washington. Por eso, el movimiento intenta formar un gobierno de
coalición, preferentemente con Fatah, que el jueves rechazó las
tentativas iniciales en ese sentido.
Dada la intención de
Abbas de mantenerse en la presidencia "y que Hamas no querrá
formar gobierno por su cuenta", es probable que el movimiento
islamista "apoye un gobierno tecnocrático", dijo el general
israelí retirado Shlomo Brom, hoy miembro del Instituto de Paz de
Estados Unidos en Washington y participante en el proceso de paz de
Oslo.
Tal gobierno incluiría,
por ejemplo, al actual ministro de Finanzas palestino Salaam Fayyad
como primer ministro.
"Estarán
satisfechos si se les garantiza la influencia en el gobierno,
mayormente en ministerios relativos a temas internos", opinó
Brom. "Si ese fuera el caso, entonces las cosas pueden continuar
como si todo fuera normal."
Ese escenario dejaría
intactos los estatutos de Hamas y su milicia, lo que, según auguró
el experto israelí, condenaría al fracaso a la hoja de ruta,
programa hacia la paz establecido por Estados Unidos, la Unión
Europea, Rusia y la Organización de las Naciones Unidas y que
consiste en medidas recíprocas y sucesivas para consolidar la
confianza entre los bandos en pugna.
Cualquier avance hacia
un acuerdo de paz definitivo está subordinado, según la hoja de
ruta, a los pasos unilaterales que tomen Israel y Palestina.
"Israel tendrá
que decidir sobre un descompromiso (repliegue de tropas y
asentamientos judíos) unilateral más completo en Cisjordania, y los
palestinos tendrán que construir unilateralmente su así llamado
estado", dijo. "Ese es el escenario más positivo en el que
puedo pensar."
Phyllis Bennis, del
izquierdista Instituto para Estudios Políticos, coincidió en que
Hamas probablemente intentará formar un gobierno de coalición que
incluya a tecnócratas prominentes como Fayyad ––un favorito de
Washington–– y cambie poco o nada en términos de un proceso de
paz.
"Escuchamos todo
lo que se dice sobre cómo pueden tratar los israelíes con los
palestinos ahora, tras la victoria de Hamas. Pero no hubo ninguna
negociación en los últimos dos años, excepto entre Israel y Estados
Unidos, así que esto no es nada nuevo ni diferente", opinó.
Si, por otro lado,
Hamas decide gobernar por su cuenta, Israel y Estados Unidos
probablemente intentarán obligarlo a modificar sus principios ideológicos
centrales, de modo de crear condiciones para el reconocimiento de
Israel y la asistencia y la cooperación bilateral.
Fue la misma estrategia
que Estados Unidos e Israel siguieron con la Organización para la
Liberación de Palestina (OLP) en las tranquilas negociaciones de
fines de los años 80, que sentaron las bases para el proceso que
derivó en los acuerdos de Oslo (1993).
"Ellos tendrán
que abandonar su ideología o la asistencia extranjera, la relación
económica con Israel y la legitimación" internacional, dijo
Brom.
Brom también enfatizó
que el principal desafío de Washington sería delinear una fuerte
coalición internacional que apoye ese enfoque y que incluya a la Unión
Europea, que brinda a la Autoridad Nacional Palestina la mayor parte
de la asistencia extranjera.
Hamas ha sugerido
ocasionalmente que puede alcanzar acuerdos interinos o temporarios con
Israel. Uno de sus principales dirigentes, Mahmoud Zahar, dijo el
jueves a la prensa que el movimiento estaba preparado para mantener la
tregua en curso.
"Será interesante
ver si pueden juguetear con su constitución y con su ideología para
convencernos a nosotros y a Europa de que han cambiado sus
posiciones", señaló Kemp.
Sin embargo, la fuerza
del golpe para el gobierno de Bush que representó la victoria de
Hamas quedó clara en informes conocidos esta semana, según los
cuales Washington gastó en los últimos meses más de dos millones de
dólares en docenas de pequeños proyectos para reforzar la imagen de
Fatah en bastiones de Hamas.
Para muchos analistas
en Washington, el esfuerzo fue "demasiado poco y demasiado
tarde" para Fatah y para Abbas en particular.
Abbas había quedado
"muy vulnerable" porque Estados Unidos no presionó en serio
al gobierno israelí para que congelara los asentamientos judíos en
territorio árabe y liberara a presos palestinos, según Shibley
Telhami, experto en temas de Medio Oriente en la Universidad de
Maryland.
Esos pasos, entre
otros, eran necesarios para reafirmar la imagen y la autoridad de la
Autoridad Nacional Palestina, de Fatah y de Abbas.
"La relación de
Abbas con Estados Unidos, que era su carta fuerte, en realidad no le
reportó nada", dijo Telhami el jueves a la Radio Nacional Pública
estadounidense.
El triunfo de Hamas se
agrega a una cadena de avances políticos sin precedentes de los
partidos islamistas de todo Medio Oriente desde el año pasado,
incluidos los de candidatos vinculados con la Hermandad Musulmana de
Egipto, los partidos religiosos sunitas y chiitas de Iraq, y el
Partido de Dios libanés (Hezbollah).
A pesar del apoyo de
Estados Unidos a Fatah y a los partidos seculares en Iraq, Bush negó
el jueves estar preocupado por la tendencia. "Estamos observando
la propagación de la libertad en Medio Oriente", declaró.
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