La utilización
política del lenguaje
Los ataques
israelíes contra los palestinos:
¿Intensificación o
"represalias"?
Por James Petras
Rebelión, 31/12/05
Traducido por Felisa Sastre
Es un lugar común leer
todos los días en los más prestigiosos periódicos (Financial Times,
New York Times, Washington Post) algo relativo a las
"represalias" israelíes. En los reportajes se mencionan con
frecuencia los ataques palestinos a las colonias israelíes en
Cisjordania o en centros urbanos de Israel. La acción–reacción
siempre se sitúa en un momento determinado. La acción palestina
siempre es el detonante y los ataques militares israelíes se
califican de respuesta o "represalia" y, en consecuencia, se
presentan como una actuación defensiva "justificable".
Así que lo que tiene
la apariencia de ser un reportaje objetivo sobre el intercambio de dos
acciones militares, de hecho, es una arbitraria selección de unos
momentos determinados sobre los que se hace una interpretación muy
parcial. La tendencia pro–israelí, que resulta evidente en la
secuencia temporal y el marco elegidos, deriva del argumento
ideológico generalizado que presenta a Israel como una democracia que
se defiende de los terroristas árabes y musulmanes en lugar de
describirla como una potencia colonial expansionista, implicada en una
violenta limpieza étnica y en la expulsión de la población a gran
escala y a la largo plazo.
Lo que no aparece en
los reportajes de los prestigiosos "noticiarios" es la
secuencia de los acontecimientos que preceden a los ataques
palestinos. Aquí, vamos a presentar una serie de incursiones
militares israelíes, bombardeos y asesinatos de civiles, ejecuciones
sumarias de prisioneros políticos, así como detenciones arbitrarias,
demolición de viviendas y apropiación ilegal (incluso para los
estándares coloniales) de tierras.
Un análisis de los
informes semanales, bien documentados y fácilmente asequibles, del
Palestinian Center for Human Rights ( Centro Palestino de Derechos
Humanos, PCHR, en su sigla inglesa), arroja una luz muy diferente
sobre el contexto y situación para comprender la secuencia de los
acontecimientos y, lo que es igualmente importante, la naturaleza y
objetivos del Estado israelí.
Durante la semana del 8
al 14 de diciembre de 2005, el PCHR ha registrado que:
* Las Fuerzas de
Ocupación Israelíes asesinaron a 10 palestinos, 7 de los cuales
mediante asesinatos extrajudiciales del ejército israelí en la
franja de Gaza.
* Las FOI hirieron a 34
civiles palestinos entre ellos 17 niños.
* El ejército israelí
atacó objetivos civiles en la franja de Gaza.
* Las fuerzas de
ocupación israelíes llevaron a cabo 40 incursiones contra
comunidades palestinas de Cisjordania.
* Asaltaron viviendas y
arrestaron a 91 civiles palestinos, entre ellos, profesores de
universidad, candidatos al Parlamento y 4 niños.
* Clausuraron la Moslem
Youth Association (Asociación juvenil musulmana) de Hebrón durante
dos años.
* Confiscaron una
vivienda palestina, desalojaron a sus habitantes y convirtieron la
vivienda en un local del ejército israelí.
* El ejército israelí
ha continuado con su asedio total en los Territorios Palestinos
Ocupados y ha impuesto severas restricciones a los desplazamientos de
los civiles palestinos en Cisjordania.
* Las Fuerzas de
Ocupación Israelíes detuvieron a 12 civiles palestinos, incluidos 6
niños, en varios puestos de control en Cisjordania.
* El ejército israelí
ha utilizado balas metálicas recubiertas de goma para dispersar
manifestaciones pacíficas en protesta por el Muro de Segregación,
con el resultado de un niño y 6 manifestantes heridos.
* Los colonos
israelíes han seguido con sus ataques a los civiles palestinos y a
sus propiedades en los Territorios Ocupados, mientras el ejército
israelí confiscaba tierras de varias aldeas palestinas cerca de
Belén, Hebrón y Jerusalén, expulsando a 30 familias palestinas.
En este contexto, las
acciones militares palestinas son claramente actos de defensa de sus
comunidades, familias y medios de vida.
Un análisis de los
informes previos relativos a 2005 indica que los datos
correspondientes a la semana del 8 al 14 de diciembre de este año,
son palmariamente representativos de las actuaciones israelíes.
¿Qué pasaría si multiplicáramos los datos semanales por años: 52
x 5 por los ataques militares? Nos daríamos cuenta de la magnitud de
las actuaciones ofensivas del ejército israelí. La abrumadora
evidencia, tanto en términos de amplitud y alcance como de calendario
de los ataques militares israelíes, indican con claridad que las
persistentes actividades ofensivas israelíes persiguen la extensión
territorial, la opresión colonial y la limpieza étnica.
Los ataques
indiscriminados contra civiles y niños; las sistemáticas
destrucciones y cortes de las carreteras principales para el
transporte y los desplazamientos, y la intensa aplicación de castigos
colectivos (el arresto de familias enteras de supuestos miembros de la
guerrilla; la voladura de las casas familiares de los sospechosos)
están relacionadas con la destrucción de los cimientos de la
actividad económica, la construcción de la sociedad civil y las
redes familiares.
La evidencia práctica
ofrece argumentos para llegar a la conclusión de que los ataques
militares israelíes contra los palestinos, por su carácter
sistemático y continuado, no son represalias sino detonadores para
las respuestas militares palestinas. Los israelíes no son las
victimas sino los verdugos, tal como se manifiesta en multiplicidad de
acciones: confiscación de casas y tierras, prisioneros, bloqueo de
carreteras, etc. La iniciativa y la planificación de las acciones
israelíes van dirigidas a intimidar y empobrecer a los palestinos
para, finalmente, obligarles a abandonar su país y conseguir así el
objetivo de "un Estado judío puro" basado en los
"lazos de sangre", aprobados por los rabinos, que en nada
difieren de otros anteriores regímenes racistas.
La constante
reiteración que llevan a cabo los medios de comunicación
convencionales de la retórica colonialista de la
"represalia" puede verse como un arma propagandística para
ocultar la limpieza étnica israelí y su expansión militar, así
como el subyacente objetivo estratégico racista de conseguir un
estado judío puro. La elección de palabras por parte de los medios
de información – adjetivos y verbos– forma parte de una guerra
cultural incrustada en la hegemonía estructural de los partidarios de
Israel y de sus seguidores.
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