Veneno de Bush
fortaleció a Hamas
Análisis de Stephen
Zunes
Inter
Press Service (IPS), 01/02/06
San Francisco, Estados
Unidos. La reacción en Estados Unidos a la victoria de Hamas en las
elecciones parlamentarias palestinas pasa por alto el hecho de que
Washington jugó un importante papel para que ese partido islamista
ganara apoyo popular.
El Congreso legislativo
y el gobierno de George W. Bush insisten en que la dureza de Hamas
(Movimiento de Resistencia Islámica) y la actividad terrorista de su
brazo armado, las Brigadas Al Qassam, le dan Israel el derecho a
negarse a negociar la paz con Palestina.
Sin embargo, Israel no
mantiene conversaciones con la Autoridad Nacional Palestina (ANP)
desde hace ya casi cinco años.
La mayoría de los
israelíes, según varias encuestas, apoyaban la reanudación de las
negociaciones cuando el partido laico Al Fatah estaba en el poder,
pero Washington respaldó el rechazo de los gobiernos derechistas de
Israel a discutir con sus pares de la ANP la "hoja de ruta".
Así es denominada la fórmula
de paz del llamado Cuarteto, integrado por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea (UE),
que implica pasos sucesivos y alternativos para la consolidación de
la confianza entre ambas partes.
Mientras, otras
encuestas sugieren que Hamas no habría recibido tantos votos el 24 de
enero si el público hubiera tenido seguridad de que un triunfo
electoral de Al Fatah habría significado la reanudación de las
negociaciones con Israel.
Israel suspendió los
últimos contactos con los palestinos en febrero de 2001, cuando llegó
al poder el derechista primer ministro Ariel Sharon y apenas un mes
después de que el diálogo en la nororiental localidad egipcia de
Taba llegaran a un punto muy cercano al acuerdo.
Desde entonces, el
gobierno israelí se ha negado a reanudar cualquier tipo de negociación,
al parecer con el apoyo de Estados Unidos.
El parlamentario británico
Gerald Kaufman recordó, en una columna para el diario londinense The
Guardian, pasadas advertencias de Estados Unidos al entonces primer
ministro Yitzhak Rabin (1974–1977 y 1992–1995).
"Si no hablas con
la OLP (Organización para la Liberación de Palestina, fundada por el
fallecido presidente Yasser Arafat), te quedarás con Hamas", le
habrían advertido al primer ministro.
"Rabin aprendió,
pero Sharon no quiso", sostuvo Kaufman.
Sharon está en coma,
tras sufrir una serie de infartos cerebrales desde diciembre, y el
primer ministro interino Ehud Olmert descartó cualquier tipo de
negociación con Hamas, "una organización terrorista armada que
llama a la destrucción de Israel".
Dado que la primera
responsabilidad de cualquier gobierno es la protección de su pueblo,
la ANP a cargo de Al Fatah sufrió un rotundo fracaso debido a la
abrumadora superioridad de las fuerzas de ocupación israelíes
apoyadas por Estados Unidos, la primera potencia mundial.
Desde la creación de
la ANP en 1994, Israel ha asesinado a cientos de civiles, expropiado
grandes porciones de tierra, destruido miles de casas, granjas, viñas
y construido un muro que separa su territorio del de Cisjordania.
La administración de
Bush y el Congreso legislativo estadounidense apoyaron la devastadora
ofensiva israelí de 2002 en Cisjordania, que dañó severamente la
infraestructura civil y estatal palestina.
Congresistas
estadounidenses, tanto del gobernante Partido Republicano como del
opositor Partido Demócrata, defendieron la política israelí de
"asesinatos selectivos" contra supuestos terroristas
palestinos, a pesar de que se trata de una evidente violación del
derecho internacional.
También criticaron a
la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, que condenó
la construcción de la muralla israelí.
A pesar de que sólo
una pequeña minoría de los palestinos respaldan las actividades
terroristas del brazo armado de Hamas, la mayoría apoyaron a ese
movimiento en las elecciones al parecer ante la necesidad de acabar
con la corrupción endémica y la incompetencia predominante en Al
Fatah.
También fueron muy
apreciadas por la población las redes de escuelas, centros de atención
médica y servicios sociales creadas por Hamas para los civiles
afectados por la ocupación militar israelí.
Para atraer a los
votantes moderados, Hamas evitó en la campaña toda referencia a su
intención de destruir a Israel, aunque ese objetivo está incluido en
la carta fundacional del grupo.
Hamas observa desde
hace varios meses un cese del fuego unilateral, a pesar de una serie
de asesinatos de supuestos líderes del movimiento por parte de las
fuerzas de inteligencia israelíes.
En reacción a la
victoria de Hamas, miembros del Cuarteto reunidos en Londres el lunes
anunciaron que las zonas de la ANP administradas por el movimiento
dejarían de recibir ayuda internacional si éste no renunciaba a la
violencia y reconocía a Israel.
"Todos los
miembros del futuro gobierno palestino deben comprometerse a renunciar
a la violencia, reconocer a Israel y aceptar los acuerdos pasados y
obligaciones (de la ANP), incluida la hoja de ruta", dijo el
secretario general de la ONU, Kofi Annan.
La declaración del
Cuarteto parece sugerir que Hamas dé estos pasos como parte de un
futuro acuerdo de paz, a diferencia de la insistencia de Washington en
que el movimiento lo haga de forma inmediata y unilateral.
Todavía está por
verse si la responsabilidad de gobierno servirá como catalizador para
la transformación del grupo en una organización con una orientación
más pragmática y moderada.
Así como Hamas ganó
credibilidad con la población palestina a través de sus programas de
servicio social, financiados fundamentalmente por simpatizantes en
varios países del Golfo aliados de Estados Unidos, es posible que el
apoyo de la UE y organizaciones no gubernamentales puedan darle una
mayor dosis de transparencia y compromiso con la democracia.
Pero una suspensión de
la asistencia de Occidente podría hacer que el nuevo gobierno
palestino se vuelva más dependiente de Irán o Arabia Saudita, que
han respaldado a los islamistas palestinos por décadas.
El rechazo de parte de
Estados Unidos a negociar con el gobierno electo palestino podría añadir
resentimiento en el mundo árabe e islámico y socavaría aún más la
credibilidad de Washington en su prédica a favor de la democracia en
todo el mundo.
En diciembre, la Cámara
de Representantes estadounidense, con sólo 16 votos en contra, condenó
al presidente palestino Mahmoud Abbas por haber permitido la
participación de Hamas en las elecciones, otro indicio de la
selectividad de Estados Unidos en su apoyo a la democracia.
Lo cierto es que el
movimiento islámico nunca alcanzó un apoyo mayoritario sino después
de varios años en los cuales los palestinos vieron cómo los intentos
de paz, auspiciados por Estaos Unidos, fracasaban indefectiblemente.
(*) Stephen Zunes es
profesor de política en la Universidad de San Francisco y autor del
libro "Tinderbox: U.S. Middle East Policy and the Roots of
Terrorism" ("El yesquero: La política de Estados Unidos en
Medio Oriente y las raíces del terrorismo").
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