¿Todos contra Hamas?
No, todos contra los palestinos
Por Agustín Velloso (*)
CSCAweb, 26/04/06
"El gobierno de Hamas no es el
responsable del conflicto en Palestina, es el resultado de los casi
cuarenta años de ocupación israelí y quince de negociaciones que no
han producido otra cosa que miles de muertos, heridos y detenidos e
incontable represión, miseria y penalidades para los
palestinos."
1. Secuencia de hechos destacables relativos a
Palestina desde el comienzo de 2006
– Hamas gana las elecciones en los Territorios
Ocupados en enero.
– Kadima gana las elecciones en Israel en
marzo.
– Estados Unidos mantiene su ayuda anual a
Israel de más de 3.000 millones de dólares (además de otras grandes
cantidades públicas y privadas) y la Unión Europea mantiene su
acuerdo preferente en los ámbitos comercial, científico y político
con Israel.
– La Unión Europea, el principal donante de
los palestinos, corta su ayuda de 600 millones de dólares anuales al
gobierno palestino. Estados Unidos hace lo mismo. Israel interrumpe el
pago de los más de 50 millones de dólares en impuestos aduaneros que
mensualmente recauda y debe entregar al gobierno palestino.
Naciones Unidas declara que el 65% de los
habitantes de Gaza y el 48% de Cisjordania vive bajo el umbral de la
pobreza.
– Estados Unidos y la Unión Europea aíslan
políticamente al gobierno palestino. Otros países y Naciones Unidas
se suman a esta política.
2. Relación de hechos no menos importantes
sucedidos en estos mismos meses
– Entre el 7 y el 9 de abril el ejército de
ocupación israelí mató a 14 civiles palestinos e hirió a 30.
– Israel sigue construyendo el muro de anexión
en tierra palestina ocupada despreciando la Corte Internacional de
Justicia, que lo declaró ilegal en 2004.
– Israel cierra el paso de Karni y acrecienta
las penurias de los palestinos.
3. Descripción de la situación actual del
conflicto
Estados Unidos y la Unión Europea exigen al
gobierno palestino que reconozca a Israel, renuncie a la violencia y
acepte los acuerdos de paz firmados por el gobierno anterior. Esta
exigencia es ilegal:
A. La resistencia a la ocupación es un derecho
irrenunciable.
B. Los acuerdos son contrarios a las resoluciones
de Naciones Unidas, que exigen la retirada de los territorios ocupados
sin condiciones.
C. Israel debería cumplir las condiciones de su
aceptación en Naciones Unidas para exigir su reconocimiento por los
demás países.
Nada se exige a Israel. Sin embargo, una vez
terminada la ocupación y establecido el Estado Palestino no habría
necesidad de negociaciones interminables ni condiciones absurdas que
no aportan una solución justa al conflicto y por lo tanto excluyen la
paz. Hay que tener en cuenta lo siguiente:
a) Israel es potencia beligerante de ocupación,
el pueblo palestino es su víctima.
b) Israel es potencia nuclear y tiene el ejército
más poderoso de Oriente Medio. Los palestinos tienen unas milicias
pobremente armadas e ineficaces para atacar a Israel y defenderse de
él. Además, el poder económico de Israel es mucho más grande que
el de los palestinos.
c) Israel tiene más que ganar con la fuerza que
con el derecho (así lo manifestó Ben Gurion). No tiene necesidad de
negociar (salvo para aparentar ante la opinión internacional) ni
deseo de cumplir la ley internacional, ya que tendría que abandonar
los territorios ocupados, permitir el regreso de los refugiados y
pagar compensaciones a las víctimas de sus políticas desde 1947.
d) El incumplimiento israelí de los acuerdos de
paz que se exige cumplir a los palestinos es algo menor frente a sus
violaciones de esa ley, pero el hecho de que ni se le mencione es una
clara señal de la prepotencia, del desprecio por los palestinos y de
la burla que hacen Israel y sus partidarios de las resoluciones de la
ONU y del derecho humanitario internacional.
4. Resumen de lo más significativo desde
octubre de 2000 (última Intifada)
Los hechos anteriores no se han producido en un
vacío, vienen precedidos de casi seis años de agudización del
conflicto. Alrededor de 4000 palestinos han resultado muertos por
ataques del ejército de ocupación israelí (y colonos). Además,
Israel ha hecho prisioneros a unos 9.000, ha demolido unas 8.000
viviendas, ha confiscado 250.000 dunams (un dunam equivale a mil
metros cuadrados) y ha arrancado más de un millón de árboles.
Ciudades y pueblos han sido atacados por el ejército israelí de
ocupación. Israel ha impedido y dificultado el acceso de equipos médicos
y de la Cruz Roja, así como de medios de comunicación, a poblaciones
asediadas. Israel ha impedido a misiones internacionales investigar su
ataque al campo de refugiados de Jenín en 2002. Israel ha asesinado a
los principales líderes palestinos y ha bombardeado la sede del
gobierno palestino, donde recluyó a Arafat hasta su muerte. Israel ha
destruido y arruinado gran parte de la escasa infraestructura
palestina y sus incipientes medios económicos, lo que unido a sus
bloqueos, restricciones y políticas represivas, ha dejado a la
población dependiente de la ayuda internacional para subsistir.
Aproximadamente 1.000 israelíes han muerto a
manos de palestinos en este periodo. Ningún israelí ha sido
detenido, ninguna ciudad israelí ha sido asediada, sometida a toques
de queda ni bombardeada, ninguna casa israelí ha sido demolida,
ninguna de sus tierras y árboles han sido confiscados ni arrancados
por parte de los palestinos. Ningún israelí se ha visto privado de
asistencia médica. Ni el primer ministro de Israel ni la sede de su
gobierno han sufrido ataque alguno a manos de los palestinos. La
potente infraestructura israelí no ha sido objeto de ataque, ni sus
medios económicos bloqueados por parte de los palestinos.
5. Lo que ocurre en uno y otro campo y lo que
cabe esperar
El gobierno palestino lleva tres meses en el
poder y las milicias veinte de tregua, pero Occidente le ha puesto
nuevas condiciones en lugar de exigir el fin de la ocupación.
Naciones Unidas asiente como ha asentido a la agresión de Irak y los
gobiernos de los países árabes tienen más miedo de Estados Unidos e
Israel que de la ira de sus poblaciones, solidarias con los
palestinos.
El gobierno de Hamas no es el responsable del
conflicto en Palestina, es el resultado de los casi cuarenta años de
ocupación israelí y quince de negociaciones que no han producido
otra cosa que miles de muertos, heridos y detenidos e incontable
represión, miseria y penalidades para los palestinos.
El rechazo de los palestinos a esta situación no
ha sido acompañado por el anterior gobierno palestino de Fatah, que
en los últimos diez años ha abandonado en realidad aunque no en su
discurso político los fines de la causa palestina y se ha rendido a
Israel y Estados Unidos en lugar de resistir con su pueblo. Hay que
advertir que las miserables condiciones de vida de éste no la padecen
sus líderes, que disfrutan de libertad de movimientos y de mucho
dinero, además de poder sobre sus compatriotas.
La llegada del nuevo gobierno, debida en parte a
la hartura de la población ante el deterioro de su situación y la
rampante corrupción del anterior, significa el fin de los privilegios
para sus miembros, quienes se resisten a perderlos. Esto está dando
lugar a luchas de momento políticas entre la presidencia y sus
aliados por un lado y el nuevo gobierno y sus partidarios por el otro.
En contra del interés nacional, miembros del antiguo gobierno y de
Fatah boicotean al nuevo de la mano de los poderes occidentales e
Israel.
Los sionistas no pueden estar más satisfechos.
Un gobierno de Hamas es un regalo en bandeja de plata. Basta pensar
que si martirizaron a Arafat hasta el final, a pesar de haberle hecho
aceptar anteriormente de buena o mala gana las políticas israelíes,
a los miembros del nuevo gobierno les esperan los mismos misiles que
mataron a sus dos líderes principales: Yassin y Rantisi. Así lo
acaba de anunciar el gobierno israelí: los miembros del gobierno
palestino siguen siendo objetivo de su ejército.
Los votantes israelíes han aprobado las políticas
genocidas de su gobierno de turno (las diferencias entre sus partidos
políticos están principalmente en los nombres de sus líderes) y han
confirmado su voluntad de que Palestina sin palestinos sea para el
disfrute exclusivo de los judíos de todo el mundo. Hay que entender
que una nación que es la única potencia nuclear regional y que además
cuenta con el apoyo de la gran potencia nuclear mundial, no quiera
negociar con un contrincante tan débil y abandonado como el
palestino.
Los países occidentales conocen el sueño
sionista de "una tierra sin pueblo para un pueblo sin
tierra", que es al tiempo la pesadilla palestina de expulsión de
su tierra y vida de refugio sin compensación ni esperanza de
justicia. Al cortar su ayuda económica al gobierno palestino están
dejando a sus 140.000 empleados sin el sueldo que les permite
alimentar a sus familias, o sea, el 23 por ciento de los tres millones
y medio de palestinos que viven en Gaza y Cisjordania. Su objetivo es
que los propios palestinos apeen a Hamas del gobierno y así volver a
negociar con uno de Fatah, que tan útil les ha sido en el pasado para
anular el movimiento nacional palestino.
Es arriesgado e inútil predecir el futuro,
aunque el conocimiento del pasado y la reciente advertencia del Comité
Internacional de la Cruz Roja de que "la congelación de la ayuda
internacional disparará una crisis humanitaria, económica y de
seguridad", inducen al pesimismo.
El propio interés, ya que ni un asomo
sentimiento humanitario ni de sentido común parecen iluminar a los
poderosos, podría convencerles de que la paz y la seguridad que dicen
buscar son el resultado de la justicia y no del abuso y la represión.
Esto lo sabía hace más de dos mil años el profeta Isaías, quien
vivió en Jerusalén y que en uno de los libros proféticos escribió:
"De la justicia brotará la paz, y del derecho la calma y la
seguridad por siempre" (I. 32, 17).
* Agustín Velloso es profesor de la
Facultad de Educación en la Universidad Nacional de Educación a
Distancia (UNED).
|