La
muerte de civiles palestinos a manos de los militares israelís se ha
disparado
en cuatro meses – La mayoría de las víctimas del Ejército de Israel son
menores de 18 años
Mártires
de Gaza
Por Joan Cañete Bayle
Corresponsal en Gaza
El Periódico, 12/11/06
Beit
Lahia.- El
miércoles, Mohamed Rabia estaba trabajando en una obra en Beit Lahia
(norte de Gaza) cuando le llegó la noticia de que un bombardeo israelí
había matado a 19 civiles en Beit Janún. Dejó su trabajo, cogió su
coche y se personó en el infierno en el que se había convertido la
calle de Gaza de Beit Janún.
"Siempre
que ocurre algo así, visito a la familia. Cuando me pasó a mí,
mucha gente vino a visitarme, y sé que reconforta. Esta vez me quedé
paralizado. Solo podía llorar. Recordaba a Jadil". Jadil, su hija de 7 años, murió cuando un proyectil israelí destruyó
su casa.
Al día siguiente
del bombardeo de Beit Janún, el primer ministro israelí, Ehud Olmert,
dijo: "A diferencia de los palestinos, nosotros jamás
atacamos específicamente a civiles". Por tanto, como en el
caso de Beit Janún, lo que le ocurrió a la hija de Mohamed fue un "error".
O bien un "accidente". O los infaustos "daños
colaterales", resultado de la dificultad de luchar "contra
el terrorismo" cuando los "terroristas se esconden
entre la población civil y utilizan a inocentes como escudos
humanos".
Las estadísticas
El problema que
tiene el argumento de los errores, los accidentes y los daños
colaterales son las estadísticas. Y en este conflicto las hay de
todos los colores. Según la organización israelo-palestina Médicos
por los Derechos Humanos, en lo que va de año 96 niños palestinos
han muerto violentamente, la mayoría en Gaza, más del doble que en
el mismo periodo del 2005. Si el estudio se reduce al periodo de
tiempo entre la captura del soldado Gilad Shalit (28 de junio) y el 27
de octubre, Médicos por los Derechos Humanos ha confirmado 247
muertos, 155 de ellos civiles y 57 menores de 18 años. Es decir,
desde que empezó la última gran crisis en Gaza, el 63% de las víctimas
han sido civiles.
La Oficina de
Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, en inglés)
afirma que entre el 1 y el 8 de noviembre --periodo en el que Israel
ocupó Beit Janún con el objetivo de evitar el lanzamiento de cohetes
artesanales Qasam-- Israel mató a 82 palestinos, de los que al menos
39 eran civiles; 18, menores de 18 años y 10, mujeres. En lo
referente a la infancia, Unicef denuncia que en solo 10 días,
noviembre ya se ha convertido en el segundo peor mes del año en términos
de niños muertos. El listón lo marcan los 40 niños muertos que hubo
en julio.
"Algunos
de mis hijos aún tienen pesadillas", dice Mohamed mirando el póster conmemorativo de mártir de su hija
con el que pide ser fotografiado. En Palestina, un mártir no es solo
el que se vuela en un ataque suicida o el que muere luchando contra
los soldados, sino toda víctima del Ejército israelí. Jadil se
convirtió en mártir por error el 10 de abril de este año. Esa
noche, antes de salir a trabajar como taxista, su anterior empleo,
Mohamed le dijo a su mujer que encerrara con llave a 10 de sus hijos
-los otros tres dormían en casa de unos parientes- como medida de
protección. "Estaban bombardeando la zona desde hacía días,
y había oído que lo más peligroso era la metralla",
explica.
Por la radio
Lo que sucedió
fue peor que la metralla. Un proyectil impactó en la casa. Mohamed
escuchó la noticia de que habían bombardeado su hogar en la radio
del coche. Cuando llegó, solo había escombros. "Pensaba que
todos habían muerto", afirma. Durante varias horas recorrió
los hospitales de la zona, hasta que encontró con vida a su familia,
excepto a Jadil. "Desde entonces, mi esposa quiere que dejemos
Beit Lahia, pero no tenemos dinero para irnos a un lugar más
seguro", dice.
Y es que desde el
desalojo de las colonias judías en septiembre del 2005, Beit Lahia y
Beit Janún se han convertido en el lugar más peligroso de Gaza, ya
que desde el norte de la franja las facciones armadas disparan los
Qasam contra Israel. Según OCHA, desde la evacuación los palestinos
han disparado 1.700 Qasam, hiriendo a 41 israelís, la mayoría leves.
Por su parte, el Ejército israelí ha disparado en el mismo periodo
de tiempo 15.000 obuses de artillería y ha efectuado 550 ataques aéreos,
matando a 525 palestinos e hiriendo a 1.527. La manu militari
no ha detenido los Qasam: incluso bajo ocupación, la primera semana
de noviembre se dispararon desde Beit Janún 78 cohetes, sin causar daños.
Pero la muerte de
civiles no es un fenómeno del último año, sino una constante de la
Intifada, como bien sabe Rami Matar, un profesor de 30 años. "Yo
estaba rezando en el dormitorio y mi mujer estaba vistiendo a nuestra
hija. De repente, hubo un gran resplandor en frente de mi rostro y ya
no recuerdo nada más", rememora Rami. Era el 22 de julio del
2002, y lo que había ocurrido es que un F-16 del Ejército del aire
israelí había disparado una bomba de una tonelada contra el edificio
en el corazón de la ciudad de Gaza donde vivían el recién casado
Rami y su familia. El objetivo era Salá Shehadeh, jefe del brazo
armado de Hamás, que había salido de su escondite unas horas para
visitar a su esposa. El edificio quedó destrozado. Murieron Shehadeh,
su mujer, su hijo y 13 civiles más, entre los que había ocho niños.
Uno de ellos era Dima, la hija de dos meses de Rami.
Rami pasó una
semana en la Unidad de Cuidados Intensivos. No fue hasta que salió que le dijeron las malas
noticias: había perdido a su hija, una hermana de 10 años, una
abuela, una cuñada y tres sobrinos. "Pasamos de ser 20 en la
familia a ser 13", dice Rami que, según su madre, nunca ha
vuelto a ser el que fue. Pasados cuatro años, Rami y su hermano han
aumentado la familia, y ahora vuelven a ser 20. "Cuando
ocurren cosas como las de Beit Janún recuerdo lo que nos pasó como
si fuera ayer. Es la misma escena con diferente nombre", dice
Rami, que pide que se publique una pregunta que se hace desde
entonces:
"¿Por qué nos matan así? ¿Qué quieren de
nosotros?"
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