El primer ministro israelí confesó
“involuntariamente” que su país posee armas nucleares. Una nueva
muestra de la hipocresía del estado hebreo
El
“lapsus” de Olmert y el doble discurso de Israel
Por
Roberto Aguirre
APM
(Agencia Periodística del MERCOSUR), 12/12/06
Tarde
o temprano las verdades son desempolvadas y puestas sobre el tablero,
a la vista del todo el mundo. En esta oportunidad se trató de un “lapsus”,
protagonizado por el primer ministro israelí, Ehud Olmert, que admitió
en una entrevista concedida el lunes a la emisora televisiva alemana
Sat.1 que su país cuenta con armas nucleares.
Ante
una pregunta acerca de la amenaza de Irán de destruir a Israel,
Olmert respondió que Israel nunca amenazó con aniquilar a nadie.
Luego añadió, con cierto desdén, que "Irán, de manera
abierta, explícita, pública, amenaza con borrar a Israel del mapa.
¿Puede decirse que está en el mismo nivel, cuando aspira a tener
armas nucleares, que Estados Unidos, Francia, Israel, o Rusia?".
Inmediatamente,
su vocera, Miri Eisin, salió a desmentir que el Primer Ministro haya
confirmado la existencia de armas nucleares en Israel, y que
simplemente se trató de un mal entendido. Sin embargo, la claridad y
precisión de las palabras de Olmert, generaron críticas de izquierda
y de derecha en su país, al punto de que algunos diputados opositores
le exigieran la renuncia.
El
punto central del conflicto es que, desde hace por lo menos 50 años,
Israel se ha mostrado ambiguo con respecto a confirmar la posesión de
armas nucleares. En rigor de verdad, se trata de una política de
estado, en la que se pretende especular con el potencial militar que
posee el país hebreo, considerando sus conflictos con los vecinos árabes
que lo rodean.
Sin
embargo, el “gran secreto” revelado involuntariamente por Olmert,
no es más que un “secreto a voces”. La mayoría de los expertos
en el tema estiman que Israel posee unas 200 ojivas nucleares para
equipar misiles de largo alcance, lo que el Tel Aviv nunca ha
desmentido. Asimismo, el hecho es conocido por la opinión pública
internacional, muy a pesar de la política de estado del país hebreo.
Aún
así, la confesión del Olmert muestra nuevamente la hipocresía de
Israel. El mismo estado que encabeza una furiosa campaña en contra
del desarrollo nuclear iraní, esgrimiendo el argumento de que esto
desestabilizaría a la región, admite poseer armas atómicas.
La
situación se agrava aún más, si se considera que Israel no
desconoce la posibilidad de una intervención armada para frenar el
desarrollo nuclear iraní que (según siempre se encargo de aclarar el
presidente Mahmud Ahmadineyad) responde a fines energéticos y no bélicos.
De hecho, no se han presentado pruebas que confirmen que Irán
pretende crear armas atómicas, al tiempo que el estado árabe nunca
desistió de firmar el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares
(TNP) y fue avalado por la Agencia Internacional de Energía Atómica
(AIEA).
Esto
no hace más que confirmar que la voluntad de Estados Unidos, la Unión
Europea (UE) e Israel de imponer sanciones a Irán desde Naciones
Unidas, no es más que un intento de desterrar la posibilidad de que
el país árabe se instale como una potencia en la región.
De
la misma forma, cabe recordar que, días atrás, Olmert criticó, lo
que denomina como una “falta de decisión de la comunidad
internacional” frente al presidente iraní y, ante la pregunta de la
posibilidad de un ataque militar, respondió tajantemente: "No
descarto nada".
Dejando
a un costado el tema de Irán, ¿cómo pueden esperarse salidas pacíficas
para el conflicto con Palestina, de un estado que confirma poseer
armas nucleares?
Hace
algunos días, el presidente Olmert presentó una poco clara propuesta
para acelerar el proceso de paz con Palestina, en la que promete
reconocerla como estado, aunque no dio detalles sobre la delimitación
de las fronteras. Sin embargo, la actitud negociadora del Primer
Ministro fue en respuesta a las presiones de Washington, que pretende
desempantanar a sus tropas en Iraq y para ello necesita pacificar a
Medio Oriente.
Desde
luego que la falta de claridad de la propuesta fue motivo suficiente
para que todas las fuerzas palestinas la tildaran de insuficiente y
pidieran más hechos que palabras.
Pero,
volviendo al “lapsus” de Olmert, ¿cómo se puede sostener la
mentira del proceso de paz propuesto por Israel cuando se reconoce la
existencia de armas nucleares? Es más que claro que la máscara
pacifista del estado hebreo se cae ante este hecho y, al mismo tiempo,
se refuerzan las acusaciones que tildan a Israel de un estado
terrorista, ya que especula con el temor y la amenaza latente de una
guerra atómica.
Y
si no alcanza con las declaraciones de Olmert que reconocen que Israel
forma parte del selecto grupo de “países nucleares”, hay que
mencionar que, la semana pasada, el vicepremier Simón Peres ya había
especulado con la posiblidad. “Israel no tiene que decir o no decir
si dispone del arma nuclear, basta con que se tema que la tenga, pues
este temor constituye por sí mismo un elemento de disuasión”,
declaró el funcionario.
También
lo hizo el próximo jefe del Pentágono, Robert Gates, cuando incluyó
al estado hebreo entre las potencias nucleares de la región. Irán
está “rodeado de potencias nucleares, con Pakistán al este, Rusia
al norte, Israel al oeste”, declaró el funcionario la semana
pasada.
Lo
que queda claro es que el “lapsus” de Olmert no hace más que
confirmar la hipocresía de Israel en su política exterior,
considerando la delicada situación en Medio Oriente. Sin embargo, hay
otro punto que debe ser discutido internacionalmente y que se
desprende de esta confesión: ¿de qué grado es el desarrollo nuclear
israelí?
En
este sentido hay pocas certezas. Una de ellas es que, a diferencia de
Irán y Corea del Norte, cuyo desarrollo nuclear es condenado por la
mayoría de la comunidad internacional, Israel jamás firmó el TNP,
ni fue observado por la AIEA, organismo que depende de la ONU.
Algunas
estimaciones de analistas internacionales y especialistas en el tema
hacen pensar que Israel posee 200 ojivas nucleares, aunque algunos
confirman que el número podría ascender a dos mil. También se
conoce un informe de la central estadounidense de inteligencia que
data de 1976 y que afirma que el desarrollo nuclear de Israel fue
preparado para su posible uso en la guerra de Yom Kippur en 1973.
Las
declaraciones de Olmert, aunque revelaron un secreto a voces,
complican aún más el panorama en Medio Oriente y muestran el doble
discurso de Israel. Sólo queda decir que, si Estados Unidos y la Unión
Europea están tan atentos al desarrollo nuclear de Irán y Corea del
Norte, también deberían considerar al país hebreo, aunque, tratándose
de un aliado incondicional, es esperable que hagan la vista gorda.
Esto, ni más ni menos, es el juego del poder.
|