Israel
y EEUU aliados a Abbas intentan derrocar a Hamás: El porqué
del enfrentamiento
Golpe de Estado en Palestina
IAR Noticias,
19/12/06
El proyecto del
eje sionista Washington-Tel Aviv de derrocar al gobierno de Hamás
mediante el llamado de "elecciones anticipadas" formulado
por Abbas, quedó al descubierto el sábado con el apoyo explícito al
presidente golpista por parte de EEUU, Israel y el primer ministro de
Gran Bretaña, Tony Blair.
Los invasores
de Palestina y el Medio Oriente quieren aprovechar la coyuntura de descontento
producida por el bloqueo económico que lanzó el eje
Washington-Tel Aviv-Unión Europea con el objetivo de perjudicar la
imagen del gobierno de Hamás entre la población palestina,
masivamente castigada por la catástrofe humanitaria producida por el
bloqueo.
Luego del
fracaso de su invasión armada a Gaza el 26 de junio, y después de
asesinar a más de 370 palestinos, y sin poder derrotar militarmente a
Hamás, el eje sionista Washington-Tel Aviv resolvió cambiar de
estrategia y apostar a la división y al enfrentamiento interno.
Mientras, la
tensión era extrema el domingo en los territorios palestinos,
especialmente en Gaza, militantes armados de Hamás, atacaron la
residencia del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, en
respuesta al intento de asesinato de su ministro de Exteriores,
Mahmud Zahar, ocurrido pocas horas antes, informó este domingo la
prensa internacional.
Abbas se
encontraba en Cisjordania en el momento de los disparos.
La guardia
presidencial de Abbas, formada por unos 4.000 miembros y respaldada
por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, un grupo
extremista leal al movimiento Fatah de Abbas, tomaron los ministerios
de Agricultura y Transportes, administrados por Hamás, mientras se
desplegaban para cubrir una gran franja del centro de Ciudad de Gaza
alrededor de la residencia de Abbas.
Enfurecidos por
la iniciativa pro-sionista de Abbas, fuerzas leales a Hamás
intercambiaron disparos con la guardia presidencial que estaba situada
sobre los tejados.
El primer
ministro palestino, Ismael Haniyeh, afirmó el domingo que el
Movimiento de Resistencia Islámica, Hamás, no participará en las
elecciones anticipadas convocadas por el presidente Mahmud Abbas, una
decisión que ha calificado de "anticonstitucional", ya que
a su gobierno le falta tres años para expirar su mandato.
Hamás rechazó
de plano el anticipo de las elecciones y tildó el anuncio del
presidente Abbas de "un golpe de estado contra un Gobierno
elegido democráticamente".
La misma
operación que en Líbano
Repitiendo el
mismo esquema que utilizó tras su derrota en Líbano (enfrentar a
Hezbolá con el gobierno libanés) el eje sionista apeló a su vieja
alianza con el presidente palestino, Mahmud Abbas, para conseguir un
enfrentamiento entre Hamás y Al Fatah, las dos estructuras armadas
oficiales palestinas.
La crisis política
y los enfrentamientos armados entre las dos facciones tocaron un
"pico" hace unos días cuando Hamás acusó a Abbas de
intentar "derrocar" a su gobierno elegido en las urnas.
En la sintonía
de Washington y Tel Aviv, el presidente de la Autoridad Palestina,
Mahmud Abbas, anunció el sábado el llamado a elecciones
anticipadas en los territorios palestinos y culpó a la organización
radical Hamás de la crisis interna que afecta a la Franja de Gaza.
El presidente
de Estados Unidos, George W. Bush, brindándole el apoyo a Abbas dijo que
las nuevas elecciones ayudarán a "poner fin" a la
violencia en los territorios palestinos.
Israel, por su
parte, en abierto apoyo a Abbas, aseguró a través de un portavoz
oficial en la radio pública, que el llamado a elecciones del
presidente es una "oportunidad para erradicar el terrorismo (Hamás)
y reanudar el proceso de paz" entre ambos pueblos.
Utilizando el
bloqueo económico (que ya ha causado, según la ONU una catástrofe
humanitaria en Palestina) el eje Washington-Tel Aviv-Unión Europea
aprovecharon para lanzar una estrategia de división y de
enfrentamientos con peligro de guerra civil, para luego esgrimir un
"alternativa democrática" con el llamado a elecciones por
Abbas.
La maniobra
para muchos analistas árabes está clara: Abbas, apoyado por Israel y
EEUU, quiere aprovechar la debilidad del gobierno de Hamás que
enfrenta el bloqueo del eje sionista Washington-Tel Aviv-Unión
Europea para llamar a elecciones en un contexto desfavorable a la
organización de resistencia que no reconoce a Israel.
Ehud Olmert, a
través de portavoces oficiales, recibió con beneplácito
la ruptura de Abbas con Haniyeh y Hamás que ya ha causado
enfrentamientos armados entre ambas facciones.
La secretaria
de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, solicitó al Congreso,
durante la
semana pasada, una partida de dinero para fortalecer a las
fuerzas de seguridad de Abbas y la ANP, la mayoría de cuyos
miembros pertenecen a Al Fatah.
Rice tiene
previsto reunirse separadamente con Abbas y con Olmert en la segunda
quincena de enero próximo, y no se descarta una "cumbre"
entre ambos líderes, sin la presencia del gobierno de Hamás.
Poco después
del anuncio de Abbas, varios funcionarios de Hamás rechazaron el
llamado a elecciones y algunos lo calificaron de
"golpe", y resaltaron el objetivo de Abbas y los suyos
de promover un "golpe" y de buscar una guerra civil.
Abbas siempre
fue acusado de "doble agente sionista" por Hamás y
el resto de las organizaciones de resistencia armada palestinas, y sus
posturas sobre la consecución de la "paz" y la
"derrota del terrorismo" son coincidentes con los planteos
del eje Washington-Tel Aviv-Unión Europea.
Con el triunfo
electoral de Hamás, a principios de año, el poder de Abbas quedó desgastado,
y sus tesis de "negociación" con Tel Aviv quedó
desdibujada frente al planteo de Hamás
de continuar la
lucha armada contra los invasores y de no reconocer la existencia
del Estado de Israel.
La derrota
electoral de Abbas y de su gobierno, y el acceso de Hamás a la nueva
administración palestina, hizo añicos el llamado "plan de
paz" y convierte al territorio palestino en un infierno
anunciado de conflictos cuyo desenlace ningún analista se anima a
pronosticar.
La cuestión
Palestina, tanto como Siria, el Libano e Irán son cuestiones estratégicas
centrales para el lobby judío que controla la Casa Blanca, tanto con
republicanos como con demócratas. El triunfo electoral de Hamás
produjo un flanco de debilidad en la estrategia de remodelación
del Medio Oriente de los halcones ultraderechistas de Washington y el
Pentágono.
Imprevistamente,
el demoledor triunfo electoral de Hamás modificó el tablero y
las relaciones de fuerza: Hamás, por imperio de su victoria en
las urnas, pasó de ser minoría "extremista" a
"mayoría democrática" en el territorio palestino
conquistado por los tanques israelíes.
Con Hamás en
el gobierno palestino, y su decisión de "no negociar" se
desmorona la estrategia de dominación que tenía como actor central a
la relación ANP-Al Fatah con el eje Washington-Israel, que se
proyectaba como "modelo a imitar" en todo el espectro del
Medio Oriente.
Cuando el eje
sionista internacional Washington-Tel Aviv-Unión Europea decretó
el embargo económico contra el gobierno palestino de Hamás,
aclaró que el mismo solo sería levantado si se reintegraban las
"negociaciones de paz" sobre la base del reconocimiento del
Estado de Israel por parte de Hamás.
Posteriormente,
todas las negociaciones para conseguir un "gobierno de
unidad" fracasaron por la negativa de Hamás a reconocer a
Israel, y eso fue creando una fisura y un enfrentamiento interno
creciente.
Desde el
triunfo electoral de Hamás, la situación palestina gira
indistintamente de las masacres perpetradas por las tropas israelíes,
a la "guerra interna" por el poder que mantienen Hamás
y el presidente de la ANP, Mahmoud
Abbas, que
estructura su poder a partir de la fuerza militar controlada por Al
Fatah.
Decenas de miles de
seguidores y militantes del movimiento islámico tomaron durante el sábado
y el domingo las calles de la ciudad de Gaza en una multitudinaria
manifestación para protestar por la decisión del presidente Abbas,
que Hamás califica de "intento de derrocamiento".
Durante la
protesta se produjeron enfrentamientos armados entre los militantes de
Hamás y fuerzas de seguridad palestinas.
En Gaza y Jan
Yunes se registraron la mayor parte de los heridos, por piedras, palos
y disparos de bala, y fue secuestrado un agente de la policía.
Coreando eslóganes
en contra del presidente Abbas, y de Mohamed Dahlán, asesor de
seguridad de la ANP y un dirigente de Al-Fatah que mantiene
estrechos vínculos con EEUU e Israel, los manifestantes partieron
de distintas mezquitas y se concentraron frente a la sede del
Parlamento palestino.
"CLP (como
se conoce al Consejo Legislativo Palestino o Parlamento), vamos,
vamos, aguanta unos cuatro años", profirieron los concentrados,
mientras que otros grupos afirmaban: "Abbas y Dahlán, son espías
de los americanos".
En la noche del
domingo, Hamas y Al Fatah dijeron alcanzar un acuerdo de alto el
fuego para restaurar la calma en la Franja de Gaza después de
otro día de duros enfrentamientos entre ambas facciones.
Sin embargo, la
violencia continuaba en las calles, según informaban las agencias
internacionales.
Analistas y
observadores destacaban la precariedad y la ruptura de los acuerdos
anteriores entre Hamás y Al Fatah por sus posturas irreconciliable
frente al Estado judío invasor.
La Al Fatah de
Abbas quiere un "acuerdo de paz" con reconocimiento del
Estado de Israel, y Hamás descarta toda negociación que contenga
el reconocimiento del Estado judío.
Por otro lado,
solo la continuidad del enfrentamiento arrojará rédito
para los planes de división y control del eje Washington-Tel Aviv,
que busca conseguir por medio de la guerra civil lo que no consiguió
con la invasión y masacre militar.
Gaza es un
ejemplo calcado de Líbano.
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