Adelante,
Al Qaeda
Por
Jaled Amayreh
Al
Ahram, El Cairo, 10/05/07
Rebelión,
14/05/07
Traducido
Sinfo Fernández (*)
Durante
algún tiempo, dirigentes nacionalistas e islámicos palestinos han
venido advirtiendo que el embargo económico israelí, estadounidense
y europeo contra el gobierno palestino elegido democráticamente,
incluido el recientemente constituido gobierno de unidad nacional de
amplio espectro, está abocando al extremismo a la sociedad palestina.
La
pasada semana, la credibilidad de esas advertencias quedó justificada
cuando un grupo, al parecer afiliado a Al–Qaida o que al menos
comulga con su ideología, atacó una celebración escolar en Rafah,
en la frontera sur de la Franja de Gaza, matando a una persona e
hiriendo a otras cinco.
Los
atacantes no eligieron como objetivo a los escolares o a sus
profesores sino a los organizadores y a la policía, matando al
guardaespaldas de un dirigente local de Fatah.
El
grupo había advertido públicamente con anterioridad al colegio
(dirigido por Naciones Unidas) que no celebraran la festividad, con el
argumento de que la celebración implicaba que se “mezclaran chicos
y chicas adolescentes, lo que está prohibido en el Islam”.
Al
parecer, los funcionarios locales y los directivos del colegio no se
tomaron en serio las advertencias y no adoptaron las necesarias
precauciones de seguridad para impedir cualquier posible ataque,
pensando que los salafistas (musulmanes sunníes ultra–ortodoxos) no
desencadenarían finalmente el ataque.
El
ataque fue condenado a lo ancho y largo de los territorios ocupados
palestinos como un crimen absolutamente injustificado.
Hamas
llamó a los atacantes gente “equivocada” que se dedican a
“derramar a lo loco la sangre palestina”. Fatah llamó a los
autores “representantes de fuerzas oscuras” y “asesinos”.
El
ataque de Rafah, junto con otros recientes incidentes esporádicos,
incluido al aún sin resolver secuestro del corresponsal de la BBC en
Gaza Alan Johnston, son considerados señales de mal agüero de cara
al futuro.
A
diferencia de Hamas, que en comparación parece un grupo de boy scout,
los grupos aliados con Al Qaida no buscan, o no les importa, la
popularidad, y en sus acciones no tienen en cuenta el sentir de la
opinión pública.
Esto
significa que están dispuestos a proseguir con sus planes y llevar a
cabo cualquier objetivo que se hayan fijado sin importarles para nada
cómo les percibe la sociedad.
Es
difícil establecer la fuerza numérica de los salafistas,
especialmente de los que militan en los territorios ocupados. Sin
embargo, se sabe bien que se concentran en la Franja de Gaza y que se
están extendiendo también por Cisjordania.
No
hay duda de que una de las razones de su dramática aparición es el
“fracaso de la democracia” en la sociedad palestina, debido
principalmente al rechazo occidental de los resultados de las
elecciones de 2006 que llevaron a Hamas al poder.
Desde
el principio, los salafistas trataron de convencer a Hamas para que no
tomara parte en las elecciones, defendiendo que no había sinceridad
en Occidente, especialmente en lo que se refería a EEUU en cuanto a
la cuestión de la democracia, y que los poderes occidentales estaban
sólo utilizando el tema para debilitar al Islam y servir a sus
propios intereses imperiales.
Y
cuando EEUU, Israel, la UE y la mayoría de los regímenes árabes
impusieron un bloqueo político, financiero y económico
excepcionalmente brutal sobre el gobierno palestino dirigido por Hamas,
que ha llevado a la mayor parte de la sociedad palestina al borde de
la miseria, los salafistas y otros, como Hizb al–Tahrir, se
enfrentaron con los antiguos partidarios de la participación de Hamas
en las elecciones, diciéndoles: “¿No os lo advertimos?”.
Por
tanto, se presume ampliamente que muchos, si no la mayoría de los que
se han unido a las filas de Al Qaida, especialmente en la Franja de
Gaza, son actualmente anteriores seguidores y miembros de Hamas que
han llegado a la conclusión de que el objetivo real de Occidente es
destruir al Islam, no el de promover la democracia, y que la única vía
para parar eso es a través de la yihad.
El
rechazo actual de Occidente, incluida la UE, a levantar el embargo
sobre el gobierno de unidad nacional está reforzando y probablemente
justificando esas convicciones entre muchos palestinos (y obviamente
entre muchos otros árabes de los países vecinos), facilitando así
el reclutamiento de más y más conversos a la causa de Al Qaida.
El
crecimiento de organizaciones similares en los territorios palestinos
ocupados, y posiblemente también entre los palestinos en Jordania, Líbano
y Siria, tendrá graves ramificaciones sobre la misma causa palestina,
dado el enfoque casi nihilista adoptado por esos grupos.
En
efecto, Al Qaida cree en una confrontación existencial con el enemigo
hasta el final. Considera como tal no sólo a EEUU e Israel sino a
cualquier grupo o gobierno o gente que obstaculice la consecución de
sus objetivos. Bajo este prisma, la lista de enemigos potenciales de
Al Qaida incluye a Hamas y a la Yihad Islámica, así como a los
Hermanos Musulmanes, que rechazan muchos aspectos de la ideología de
Al Qaida.
Por
lo tanto, se teme que la aparición de Al Qaida o grupos similares
como actores políticos de importancia en la arena palestina podría
llegar a redefinir toda la lucha palestina por la libertad frente a la
ocupación israelí.
Además,
es casi una conclusión sabida de antemano que Israel sale beneficiado
del fortalecimiento de Al Qaida entre los palestinos, especialmente a
corto plazo, lo que le permitirá proclamar que tiene una causa común
con Occidente al combatir el “terror islámico”, consiguiendo así
otra excusa más para consolidar su ocupación y usurpación de la
tierra palestina.
Como
antes se mencionó, el crecimiento de Al Qaida en Palestina será, según
se teme, a expensas de movimientos islámicos como Hamas, un
movimiento comparativamente moderado que está abierto al compromiso.
Por
lo tanto, es probable que Hamas emprenda una campaña para educar a
los palestinos contra los peligros de la ideología nihilista de al
Qaida, especialmente después de los recientes agrios intercambios
entre Hamas y el segundo de Al Qaida en el mando, Ayman El–Zawahri.
Castigó a Hamas por firmar el Acuerdo de la Meca con Fatah el 8 de
febrero, denominándolo de “venta”.
De
hecho, los eruditos musulmanes afiliados a Hamas están ya entablando
contactos con los activistas salafístas, intentando convencerles de
que su forma de pensar no es compatible con el auténtico Islam.
Hace
unos días, un número de sabios religiosos musulmanes trató de
convencer a los presuntos secuestradores del periodista de la BBC
Johnston que tenerle cautivo era incompatible con las normas de la
Sharia o ley islámica, ya que Johnston era un “Mustaaman” o no
musulmán, un miembro de Ahl Al–Ketab (la Gente de la Biblia) que
llegó a Gaza no como combatiente sino como periodista para transmitir
los sufrimientos palestinos al mundo exterior. Y lo hizo con el
permiso de la Autoridad Palestina. Por lo tanto, desde el punto de
vista islámico su secuestro es inmoral e ilegal.
Los
secuestradores declararon supuestamente que Gran Bretaña, al igual
que EEUU e Israel, estaba en estado de guerra con los musulmanes,
citando la ocupación anglo–estadounidense de Iraq, y que esto
justificaba el secuestro de Johnston como ciudadano británico.
Los
sabios afiliados a Hamas replicaron que las cosas han cambiado históricamente
desde los días en que todos los ciudadanos y habitantes de un país
seguían a su rey. Defendieron que muchos británicos estaban en
contra de la ocupación de Iraq y habían obligado ya a dimitir a su
Primer Ministro Tony Blair.
Se
informó anteriormente que los secuestradores pedían al gobierno británico
5 millones de dólares, además de la liberación por parte de las
autoridades jordanas de una mujer iraquí que pudo ser una suicida
bomba. Sin embargo, esas peticiones fueron rechazadas como
“especulaciones” por Ahmed Yusef, el consejero político del
Primer Ministro palestino Ismail Haniyeh.
Yusef
dijo que creía que Johnston sería liberado en pocos días, o en unas
semanas como mucho.
En
cualquier caso, lo que resulta de una claridad incontestable es que la
traición de Occidente a los palestinos y la continuación del bloqueo
contra el gobierno palestino, está llevando a muchos palestinos hacia
Al Qaida.
Si
continúan las cosas como están, todo esto debería considerarse como
una advertencia muy seria de los acontecimientos por sobrevenir si las
políticas estadounidenses, israelíes y europeas continúan
alimentando las raíces del extremismo y del terrorismo en Oriente
Medio, reduciendo cada vez más los horizontes palestinos y dando de
hecho carta blanca a Israel para que culmine su objetivo de desposesión
del pueblo palestino.
(*)
Sinfo Fernández forma parte del colectivo de Rebelión y Cubadebate.
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