La situación en Gaza
Fracasa el golpe de
los títeres de Israel y EEUU
Por
Claudio Testa
Socialismo
o Barbarie, periódico, 28/06/07
Desde hace meses,
eran notorios los preparativos para un golpe de estado contra el
gobierno de Hamás, electo democráticamente y por abrumadora mayoría
en las elecciones legislativas del 25 de enero de 2006. Pero los
golpistas –el “presidente” de la “Autoridad Nacional
Palestina”, Mahmud Abbas, y los traidores de Fatah– fueron
totalmente derrotados en Gaza. Sin embargo, esa pandilla de corruptos
a sueldo de Israel y EEUU mantiene el control de Cisjordania, gracias
a la ocupación directa de Israel de ese territorio. Esto abre una
situación de grave peligro. Israel y los imperialistas yanquis y de
la Unión Europea han establecido un bloqueo para rendir por hambre y
enfermedades al heroico pueblo de Gaza.
Traidores se alquilan
Pocas
veces un golpe de estado fue más publicitado antes de que ocurriera.
Desde hace meses la prensa de Medio Oriente y del resto del mundo
informaba de los preparativos auspiciados por Israel y EEUU para
derribar por la fuerza al legítimo gobierno palestino, presidido por
Ismael Haniye, de Hamas. Y hasta ya era público el nombre del
candidato a Pinochet: el antiguo agente de la CIA Mohamed Dahlan, señor de la guerra de Gaza y jefe de los pistoleros
de Fatah que componen la llamada “guardia del presidente Abbas”.
Curiosamente, los
preparativos para un golpe sangriento estilo Pinochet se
desencadenaron después de la constitución de un “gobierno
palestino de unidad nacional”, acordado en febrero entre Hamas y
Fatah en La Meca, bajo el auspicio de la monarquía saudita. El
“gobierno de unidad nacional” fue sólo el prólogo (tramposo)
para desembocar finalmente en la fallida intentona de golpe, fogoneada
por Olmert y Bush. Pero está visto que a esta pareja nada le sale
bien últimamente.
Los problemas de fondo: la ocupación colonial-racista del sionismo y la
burla de los derechos democráticos del pueblo palestino
Pero
estas anécdotas sólo son la expresión de grandes
problemas de fondo. El primero y fundamental, que Palestina fue
invadida y colonizada por los sionistas con apoyo del imperialismo
británico, primero, y de EEUU después. La población originaria,
luego de décadas de guerras, masacres y “limpiezas étnicas”
perpetradas por los colonizadores sionistas, fue en parte arrojada al
exilio, principalmente a los campamentos de refugiados de Líbano y
Jordania. Pero otra parte, que quedó en Palestina, ha sido encerrada
en su mayoría en guetos o bantustanes como el de Gaza.
Como
sucede con todo régimen colonial, los sionistas encaran la cuestión
de qué hacer con población nativa. Las matanzas y la expulsión
fuera de Palestina sólo resolvieron una parte del problema. Por eso
Israel fue yendo paulatinamente a una “solución” estilo Sudáfrica.
Allí, los racistas blancos constituyeron los “bantustanes”: pequeños
enclaves donde encerraban a la población africana. Esto se hacía en
el marco de un régimen racista –el apartheid–,
donde los únicos que tenía plenos derechos civiles y políticos eran
los blancos.
En
Palestina, los colonizadores sionistas han establecido un régimen de apartheid
semejante, con las únicas diferencias que no se trata de africanos
sino de palestinos... y de que cuentan con sponsors
más poderosos, principalmente EEUU. También, de la misma manera, el
Estado racista de Israel ha ido desalojando de sus tierras a la
población originaria y encerrándola en bantustanes (uno, el de Gaza,
y otros tres en Cisjordania), rodeados de un muro de cemento de 8
metros de altura. En las puertas de estas grandes “prisiones a cielo
abierto”, el ejército colonialista de Israel controla la entrada y
salida.
Pero
la similitud entre la ocupación sionista y el régimen de apartheid
de Sudáfrica no termina allí. Al frente de los bantustanes, los
racistas blancos ponían a “gobernar” a africanos traidores.
Montaron la farsa de “reinos” y “estados independientes”
africanos, mediante renegados a su servicio: un tropel de “reyes”
y jefes tribales se prestó a esa canallada a cambio de privilegios.
Esto tenía sus ventajas: la primera, que esos africanos traidores se
encargaba directamente del
control y del “orden” (es decir, de la represión) en los
bantustanes. La segunda, que eran una parodia de “estados” y
“gobiernos” negros.
Los
sionistas hicieron lo mismo. Después de la Primera Intifada (1987),
que puso en grave crisis a los colonizadores, decidieron pasar
de la ocupación directa, a la ocupación a través de una “mediación”,
de un “intermediario” palestino (que además podía crear
durante un tiempo la ilusión de “autodeterminación” y de
“gobierno propio”).
Para
eso negociaron los infames “Acuerdos de Oslo” (1993) con la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y especialmente
con Fatah, el tradicional movimiento nacionalista laico. De ese modo,
Fatah, de combatir a Israel pasó a conchabarse de gendarme en los
bantustanes de Cisjordania y Gaza... Así se constituyó la Autoridad
Nacional Palestina, que no es un verdadero gobierno, porque
“gobierna” sin plena soberanía, en un territorio ocupado. A pesar
de eso, la cosa funcionó durante algunos años, pero finalmente entró
en crisis irreversible con la Segunda Intifada (2000).
En
una situación cada vez más difícil para sostener la legitimidad del
“gobierno” (elegido por nadie) de la Autoridad Nacional Palestina,
a los “cráneos” del imperialismo –después de la muerte del líder
histórico de Fatah, Yasser Arafat– se les ocurrió una solución
genial: convocar a elecciones para una legislatura palestina que
formaría un gobierno.
Pensaban
que, de esa manera, darían un ejemplo de “democracia occidental”
a los bárbaros de Medio Oriente. Y, lo más importante, que
establecerían un nuevo
“gobierno” títere de Fatah pero legitimado
por el voto popular.
El
tiro les salió por la culata. En enero de 2006, las masas palestinas
emitieron un “voto castigo” contra Fatah y dieron una arrasadora
mayoría al movimiento islamista Hamas, que había rechazado la traición
de Oslo.
Las
elecciones fueron absolutamente libres y democráticas según los cánones
occidentales. Pero Israel, EEUU, la Unión Europea y las demás
“democracias” de Occidente no podían tolerar que
los palestinos “votaran mal”. Es decir, que no eligieran a sus
canallas y corruptos agentes.
A
partir de allí se dio uno de los más infames episodios de dominación
colonial y de atropello a un pueblo. Los predicadores de la
“democracia” decidieron no sólo desconocer el resultado de estas elecciones libres y democráticas,
sino castigar a los palestinos
por atreverse a “votar mal”. Establecieron un bloqueo económico
y financiero que ha hundido en la miseria, el hambre y las
enfermedades a los palestinos, especialmente los de Gaza. Y los
genocidas sionistas iniciaron una campaña de bombardeos,
ametrallamientos y matanzas sistemáticas de la población civil.
Así,
a la intolerable opresión colonial se le sumó la negación del derecho democrático de votar y elegir.
Los palestinos no se
rindieron
Los
“democráticos” bárbaros de Israel y de Occidente pensaron que
tras unos meses de hambre, falta de medicinas y de bombardeos y
matanzas diarias, las masas palestinas iban inclinarse contra Hamas y
volver a los brazos de Fatah, que les garantizaría la suspensión del
bloqueo y los asesinatos.
Sucedió
exactamente lo contrario: "Desde que Hamas ganó las elecciones
legislativas palestinas –reconocía The
New York Times en un reciente editorial–, el presidente Bush y
el primer ministro Ehud Olmert de Israel han hecho todo lo que uno
pueda imaginar para aislar a Hamas... Diecisiete meses más tarde, Hamás
es mucho más fuerte y Fatah es mucho más débil".
Una vez más, los
palestinos “se portaban mal”. La “solución” del golpe de
estado surge, entonces, para remediar esto. Pero el cambio en las
relaciones de fuerza que advierte The
New York Times, fue también el motivo de su fracaso (o semi
fracaso). Para un triunfo rotundo del golpe, la partida fundamental se
jugaba en Gaza, porque allí los traidores no contaban con la protección
directa e inmediata de las tropas sionistas.
Para eso, el
candidato a Pinochet palestino, el agente de la CIA Mohamed Dahlan, nombrado por Abbas como “jefe del Consejo de
Seguridad Nacional”, recibe 60 millones de dólares de EEUU, armas
de Israel y desarrolla la “Fuerza de Seguridad Palestina”. En Gaza,
acumula armas y recluta a centenares para su milicia, desde
delincuentes hasta palestinos muertos de hambre. Luego, pasa al
terreno de las provocaciones y asesinatos. Pensaba que eso iba a
instalar un clima de terror en Gaza, que allanaría el camino al
golpe.
Pero
ocurrió lo opuesto. Como señala un comentarista, “el plan
estadounidense fracasó espectacularmente. Tan pronto como la lucha se inició en
Gaza, los hombres de Dahlan se
dejaron llevar por el pánico y huyeron a través de la frontera con
Egipto. Los que quedaron se rindieron y fueron desarmados”.
El
corresponsal británico de The
Observer (edición dominical del 17 de junio de The
Guardian) explica el secreto de esta desbandada:
“Muchos
miembros dentro de Fatah apoyan las acciones de Hamas. El ex
miembro de alto rango de Fatah Khaled Abu Helah dijo por la estación
de televisión de Hamas que él «acogió positivamente la limpieza
por parte de Hamas de los traidores y colaboradores en Fatah». Además,
que «varios oficiales en la guardia presidencial habían enviado sus
tropas a casa cuando comenzó el combate».
“Un residente de
Gaza agregó: «Los combatientes de Hamas no reciben salarios. Ellos
creen en lo que están haciendo. Combatieron por cuatro días sin ir a
dormir a sus casas. En cambio, las fuerzas de seguridad de Fatah
pelean por algunos shekels [moneda israelí] o unos paquetes de
cigarrillos. Dahlan había usado la pobreza para reclutarlos. Por eso,
la mayoría ni siquiera se presentó para defender sus estaciones.
Muchos se quedaron en casa. La mayoría no se puso los uniformes.
Decenas llamaron al Qassam y dijeron: ‘Queremos irnos, dennos
seguridad y pasaje seguro’. La mayoría de la gente decente de la
seguridad no quería pelear por Dahlan o Israel o Estados Unidos. No
sienten que deben morir por la agenda norteamericana o israelí»”.
Hay poco que agregar a estos testimonios para entender el verdadero
sentido de la “guerra civil palestina” que propalan los medios de
desinformación.
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Solidaridad con Palestina
•
¡Basta
de bloqueo y hambre impuestos por el “cuarteto” de criminales de
EEUU, la Unión Europea, la ONU y Rusia!
•
¡Basta
de matanzas de palestinos!
•
¡Fuera
los títeres de Israel, Bush y los gobiernos árabes traidores!
•
¡Exijamos
al gobierno argentino que no reconozca al gobierno fantoche de Abbas y
Fallad!
Ante la derrota en Gaza, Mahmud Abbas y su
pandilla de traidores han constituido en Cisjordania, a la sombra de
los tanques sionistas, un nuevo “gobierno palestino” elegido por
nadie. El primer ministro de este gobierno títere,
se llama Salam Fallad, y viene de ser directivo del Banco Mundial y
del FMI... Por supuesto, Israel, EEUU, la Unión Europa, la ONU, Rusia
y los gobiernos árabes vendidos al imperialismo, como las dictaduras
de Egipto y Jordania, se han apresurado a reconocerlo.
La mayoría de estos
gobiernos se presentan como campeones mundiales de la democracia. Pero
apañan a un “gobierno” producto de un golpe de estado, mientras
desconocen al gobierno de Hamas, votado libremente por la gran mayoría
de los palestinos. ¡Esta es la “democracia” del
capitalismo y el imperialismo! Funciona sólo mientras la gente pueda
ser llevada de la nariz a votar sus candidatos.
Mientras hacen esto, han puesto en marcha un plan
criminal para rendir por hambre, enfermedades y matanzas al pueblo de
Gaza. Han acentuado el bloqueo, con el resultado de que hay comida sólo
para pocos, las medicinas escasean e Israel ha reanudado las matanzas
impunes de civiles. El martes 26 asesinó a 10 palestinos, entre ellos
un niño de 12 años.
Son necesarias las protestas y la solidaridad
internacional para detener la barbarie “democrática” y
“occidental” que vuelve a descargarse contra los palestinos.
Exijamos a todos los gobiernos el fin del bloqueo de Gaza y el
reconocimiento del único gobierno democráticamente electo por el
pueblo palestino.
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