La
izquierda palestina, una oportunidad perdida
Por
Ramzy Baroud (*)
Palestine
Chronicle, 05/07/07
CEPRID,
16/07/07
Traducido
por Mey Cage
Muchos
en la Izquierda, siguen repitiendo viejos mantras, peleando por
apariciones irrelevantes en la BBC, haciendo demandas a Hamas, y
usando términos como "golpe contra la democracia
Palestina".
Cuando
fueron electos los miembros de Hamas como el bloque mayoritario del
Consejo Legislativo de Palestina, y se hizo obvio que el embargo
internacional conducido por Estados Unidos sería el precio de esa
victoria, contacté a intelectuales y escritores de Palestina, en su
mayoría a quienes frecuentemente se posicionan como parte de la
Izquierda Palestina. Les pedí posicionarse ante la decisión
colectiva del pueblo palestino, y proteger la democracia palestina a
cualquier costo.
El
siguiente es un párrafo exacto de mi petición: "Esta es la
primera vez en nuestra historia, que un líder de entre nosotros es
electo, por nuestros oprimidos, pobres y desposeídos, para conducir
la vía hacia el progreso. No tengo la ilusión de que el Parlamento
actual no sea una expresión de una verdadera experiencia democrática,
ya que ninguna democracia verdadera puede echar raíces bajo la
ocupación, y yo estoy igualmente claro en cuanto a que el Consejo no
representa, sino una minoría de nuestra gente; pero no se puede negar
que existe una gran esperanza de ver a los refugiados, familias
humildes, profesores de primaria y la clase obrera, demandar sus
posiciones justas como líderes comunitarios. Sin importar cómo
Estados Unidos desea interpretar tal acto colectivo, es importante
defenderlo articulando las realidades en Palestina tal como son, y no
como lo deforman tan fácilmente los medios de comunicación
dominantes.
Eso
fue en respuesta a mi lectura inicial de que el gobierno de Hamas
estaba perdiendo la batalla en el frente mediático. La razón es
simple: no poseían la experiencia ni una plataforma justa para llegar
a los medios de comunicación internacionales y articular su posición
en cualquier forma y manera. Conociendo esto, y además estando
consciente de la polarización política en Palestina, temí que la
batalla de articulación pudiera ser formulada alrededor del tema de
Hamas versus Fatah, o gobierno islámico versus secularismo, como de
hecho sucedió.
Como
quien se define a sí mismo como humanista secular, no interpreto el
debate en Palestina como tal, y creo que la mayoría de los
intelectuales palestinos en Diáspora - algo de lo que estoy muy
orgulloso - también comparte la línea de lógica: el debate para mí,
fue el de democracia genuina enfrentando un aborto prematuro, como
resultado de la unión mas siniestra que juntó varios gobiernos del
mundo, Israel y palestinos corruptos. Sin embargo, la respuesta
furiosa es comprensible. El voto palestino fue un acto colectivo de
grandes proporciones que erradicó, casi instantáneamente, la farsa
de la administración de Bush, del Proyecto de Democracia del Gran
Medio Oriente, que es en sí mismo, una extensión del viejo Proyecto
del Nuevo Medio Oriente de finales de los años 90. El gobierno de
Estados Unidos adaptó un proyecto específico, que incluyó una
democracia fingida, que podría servir a sus intereses a largo plazo
en la región y posicionarse a sí mismo como protector de la voluntad
del pueblo durante muchos años, ahora que sus intenciones declaradas
en Irak se han tambaleado por completo.
Internamente,
las elecciones también significaron que los palestinos -
aterrorizados durante 6 décadas por el ejército israelí, y últimamente,
por las ramas de "seguridad" palestinas, respaldadas por
Israel y sus jefes caudillos - todavía poseían la fuerza para luchar
e insistir en su derecho de desafiar el status quo. Esa fue una de las
más potentes victorias no violentas alcanzadas por el pueblo
palestino, comparado solo con la Primera Intifada de 1987.
Luego
de las elecciones, el liderazgo del gobierno insistió en gobernar de
acuerdo a las normas de democracia y sociedad civil, y pronto emitió
llamados a todas las agrupaciones palestinas para conformar un
gobierno de unidad.
Fatah
rechazó y eso no sorprende. ¿Pero porqué la tan llamada Izquierda
Palestina rehúsa tomar parte en el gobierno también - a pesar de su
insignificante popularidad entre los palestinos - como un acto que
pudo haber servido a la democracia palestina en más de una manera?
Durante
las primeras semanas y meses, siguiendo el solitario ascenso de Hamas
al poder en marzo del 2006, empezamos a ver a intelectuales palestinos
respetables, emitir declaraciones inquietantes a los medios, atacar a
Hamas como si fuera un cuerpo ajeno, formado en Teherán, y así,
lastimosamente, validar el embargo internacional. En algunas ocasiones
he compartido escenarios con algunas de estas personas,
orgullosamente, en foros internacionales; algunos hasta se hacen pasar
por socialistas y hablan fervientemente de la lucha colectiva contra
el imperialismo internacional y la necesidad de activar la sociedad
civil en la lucha contra la injusticia, y demás. La victoria de Hamas
ha expuesto el abismo entre palabras y acciones, entre las prioridades
nacionales y las ideológicas, y hasta en la rigidez individual y las
limitaciones. Cuando Hamas entró en rondas de conversaciones con
grupos "socialistas" palestinos, yo estaba más que seguro
de que estos últimos apreciarían la intensidad del desafío y tomarían
parte en el gobierno de unidad, aun cuando la unión con una agrupación
religiosa implique un acuerdo en todos sus principios. Yo pensé que
la situación era demasiado grave para que manifiestos superficiales y
programas de partidos, se interpusieran en el camino, pero estaba
equivocado.
Luego
de la resistencia armada de los años 70 en Gaza, liderada, en parte,
por varios grupos socialistas, no había una verdadera izquierda
popular que llegara a gran parte de la imaginación popular palestina.
A pesar de que algunos de estos grupos se rijan por verdaderos
principios de justicia, como la oposición a Oslo, por ejemplo,
permanecen en su mayoría confinados a los campus universitarios,
ubicados en centros urbanos como artistas, académicos, e
intelectuales de clase media y a veces alta.
Lo
extraño de este enredo es que Hamas, por una definición práctica,
está más cerca de los principios socialistas que los intelectuales
"socialistas" urbanos.
Al
defender a Hamas y la voluntad democrática de los palestinos, difícilmente
sentí que me estaba desviando de mis propios principios. Mi carta a
la Izquierda Palestina difícilmente generó respuesta alguna - mis
comunicaciones con progresistas en Occidente generaron mucho más
entusiasmo. Ahora que la brecha entre Hamas y Fatah se ha elevado casi
a una brecha geográfica - una desviación completa de los objetivos
palestinos nacionales - muchos en la Izquierda, siguen repitiendo
viejos mantras, peleando por apariciones irrelevantes en la BBC,
haciendo demandas a Hamas, y usando términos como "golpe contra
la democracia Palestina".
A
duras penas hubo una Izquierda Palestina con la cual empezar,
perdieron la única oportunidad que los hubiese podido hacer
relevantes, y ahora continúan complaciendo el status quo, actuando
como sabios en un océano de multitudes tontas: la definición precisa
del elitismo intelectual.
(*)
Ramzy Baroud es un autor y escritor Palestino - Americano. Su último
libro "La Segunda Intifada Palestina: Crónica de la Lucha de un
Pueblo" (Pluto Press, Londres) está disponible en Amazon.com. Es
editor de PalestineChronicle.com y su sitio web es ramzybaroud.net
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