Por
Gideon Levy (*)
El Corresponsal de Medio Oriente y Africa, 29/09/07
Si Abu Mazen (Mahmoud
Abbas) fuera un líder nacional genuino en lugar de un pequeño
minorista, se negaría a participar en la cumbre y en cualquier otra
reunión mientras se mantenga el asedio de Gaza.
Mahmoud Abbas tiene
que quedarse en casa. Así como están las cosas, no debe ir a
Washington. Inclusive sus reuniones con Ehud Olmert están
convirtiéndose gradualmente en una desgracia y se han transformado en
una humillación para su pueblo. Nada bueno vendrá de ellas. Se ha
hecho imposible sostener el espectáculo de las joviales visitas del
líder palestino a Jerusalén, ocupado en besar las mejillas de la
esposa del mismo primer ministro que está bloqueando a un millón y
medio de palestinos, condenándolos a la oscuridad y al hambre.
Si Abu Mazen fuera un
líder nacional genuino en lugar de un pequeño minorista, se negaría
a participar en la cumbre y en cualquier otra reunión mientras se
mantenga el asedio de Gaza. Si fuera un hombre de estatura
verdaderamente histórica habría sostenido que ninguna conferencia
puede realizarse sin Ismail Haniyeh, otro representante palestino
crucial. Y si Israel realmente quisiera la paz y no sólo un
"acuerdo de principios" con un liderazgo títere que no lo
llevará a ninguna parte, debería respetar los pedidos de Abbas.
Israel debe aspirar a que Abu Mazen sea considerado un líder a los
ojos de su pueblo, no sólo una marioneta manejada por Israel y los
Estados Unidos, o proclive a juegos de poder de corto plazo.
Ahora el poder se
deposita en un Abu Mazen sin poder. Desde Washington –y quizás
también desde Jerusalén– se quiere malamente la foto de la llamada
"cumbre por la paz" para presumir de un "acuerdo".
Abu Mazen podría y debería amenazar con boicotear la reunión para
intentar forzar algún logro en nombre de su gente. Los palestinos
también viven en Gaza, un área controlada por Hamas que Abu Mazen
aborrece: él no puede continuar ignorando las condiciones inhumanas
en que viven los gazanos, enjaulados por Israel.
Pero la impresión
que da Abu Mazen es que él es no es más que un político que quiere
sobrevivir. Está participando en el baile de disfraces norteamericano–israelí
no por candidez o debilidad, sino porque para él Gaza también es,
como lo definió Israel, un "territorio hostil". Por
consiguiente, él comparte un vergozoso interés con Israel que no
conducirá a ningún buen lugar. Por lo visto, Abu Mazen no sólo no
objeta lo que Israel está haciendo en Gaza, sino que estaría de
acuerdo con la retorcida doctrina que sostiene que esa presión
doblegará a Hamas y hará que los palestinos vuelvan a los brazos de
Al–Fatah. Con esto, Abu Mazen demuestra que no es ningún
"pequeño pollito", como Ariel Sharon alguna vez lo llamó,
sino un gallo cínico que quiere muy poco el bienestar de su gente.
Una conferencia de
paz genuina debe involucrar a todos los halcones. La paz se pacta
entre enemigos. La cuestión de si Arabia Saudita formará parte de la
cumbre o no, será fútil a menos que incluya una representación
palestina real. Abu Mazen, en el mejor de los casos, solo representa
la mitad de su pueblo y podría lograr, tal vez, un acuerdo a medias
que difícilmente sobreviva, dada la fuerte oposición de Hamas. Les
conviene a todas las partes involucradas, incluido Abu Mazen, llevar a
Hamas a la mesa de negociaciones. La conferencia de paz sin Hamas y
sin Siria es una humorada. Pero la ceguera del triunvirato real
Jerusalén–Washington–Ramallah, está intentando promover una
visión falsa de las "conversaciones de paz" sin los
integrantes decisivos, mientras el mundo está ocupado aplaudiendo esa
ilusión.
Obviamente, es
difícil esperar de Abu Mazen que se aparte de sus estrechos intereses
y pida que se invite a Hamas, el partido que fue democráticamente
elegido para gobernar a los palestinos. Pero al menos uno podría
esperar de la persona que se titula presidente de la Autoridad
Palestina un esfuerzo mayor para el bien de toda su gente, sobre todo
a la luz de la magnitud de su padecimiento. Pero en lugar de actuar
para lograr un cese de hostilidades y abrir a Gaza al mundo, el
triunvirato todavía está ocupado en la redacción de otro principio
de acuerdo que no valdrá la pena escribirlo y que pronto se
encontrará en el cesto de basura de la historia junto con los
anteriores. Sólo servirá para imponer cada vez más las crueles
privaciones a la gente de Gaza. Abu Mazen no debe participar en esta
farsa.