Por
Michael Warschawski (*)
OIC–Palestina, 25/10/07
Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R. (**)
Para entender de qué
trata una conferencia, uno cree habitualmente que la pregunta es
"quién asiste". Sin embargo creo que la verdadera cuestión
siempre debe ser "a quién no se invita".
Un encuentro de paz
para tratar el conflicto israelo–palestino en el que no se invita a
Hamás no es una reunión de paz, sino una conferencia de guerra
contra, entre otros, Hamás y una parte sustancial de la población
palestina de Cisjordania y Gaza que eligió mayoritariamente a Hamás
en el Consejo Legislativo Palestino.
El contexto
estratégico de la conferencia de Annapolis es la estrategia
neoconservadora de una guerra preventiva global y sin fin contra la
"amenaza islamista" que los fundamentalistas cristianos de
derechas de Estados Unidos que aconsejan al presidente George W. Bus
llaman simplemente y sin eufemismos "la guerra contra el
Islam". Hamás sólo es un objetivo al que hay que añadir Irán,
Hezbolá en Líbano y posiblemente Siria, aunque el régimen sirio es
laico y uno de los que más islamistas han masacrado de todos los
estados de Oriente Próximo. Pero, ¿a quién le importa? Para algunos
de los neoconservadores de la línea dura que todavía están
alrededor de Bush todos los árabes son musulmanes y todos los
enemigos de Washington son objetivo de la cruzada para defender la
llamada civilización judeocristiana contra la amenaza del Islam,
incluso si sus nombres son Hugo Chávez o Evo Morales.
En su visita a
Oriente Próximo, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice está
organizando sus tropas para la guerra que viene, distribuye dinero a
los estados mercenarios, amenaza a los que dudan y da instrucciones al
gobierno israelí. El frente de los "estados moderados",
como el Departamento de Estado se atreve a denominar a los estados
clientes de Washington, debe estar ahora preparado para la guerra y la
conferencia de Annapolis servirá de primera reunión del
"gabinete bélico" de esa guerra.
Sin embargo está
ausente un elemento en los preparativos estadounidenses: ¿cuál será
el desquite iraní y los costes, tanto humanos como materiales, de
semejante guerra? Teherán no es Gaza e Irán tiene medios para
responder a una agresión israelo–estadounidense. Los residentes de
Tel Aviv bien podrían ser quienes pagaran un precio muy alto por los
lunáticos planes de George W. Bush... a quien realmente no le
importan mucho.
La última
declaración del demente de la Casa Blanca es aterradora: ¡está
avisando de la "III Guerra Mundial"! 'Avisando' es una
expresión neoconservadora para decir "amenazando". En
resumen, inmerso en una demencia absoluta, Bush amenaza con iniciar
una guerra nuclear en Oriente Próximo que fácilmente puede
extenderse a todo el mundo. Haciendo gala de un cinismo total, los
neoconservadores presentan esta guerra como una guerra "para
defender a los judíos". Los judíos como pretexto para la nueva
cruzada dirigida por cristianos fundamentalistas y el estado israelí
como primera línea del frente de la guerra de defensa de la
civilización judeocristiana.
¡No, gracias!
Nosotros, los judíos, tendremos que pagar dos veces precios muy altos
por esta guerra: primero como los batallones avanzados de cruzados y
segundo como los chivos expiatorios cuando la guerra fracase. No hay
ninguna duda de que cuando la aventura estadounidense acabe finalmente
en un sangriento fiasco, los mismos líderes que usan a los judíos
como pretexto culparán a los judíos por su fracaso. No hace falta
ser profeta para predecir que los fundamentalistas cristianos que
rodean a Bush y empujan por "el choque de civilizaciones"
–supersionistas y a la vez profundamente antisemitas– una vez más
culparán a los judíos por la crisis a la que su santa cruzada contra
el Islam habrá llevado al mundo occidental.
Una voz alta y clara
en Israel y en el planeta entero debe levantarse para decirle al mundo
¡'No en nuestro nombre! ¡No utilicen a los judíos como pretexto
para su agresión imperial"! Lamentablemente, y se podría decir
trágicamente, en Annapolis, los dos Ehuds, Olmert y Barak, harán
exactamente lo contrario, y caerán directamente en las manos y en la
propaganda de los peores antisemitas de nuestra era, que ofrecerán
nuestra nación y a los judíos de todo el mundo como pretexto y
principal herramienta de la III Guerra Mundial.
Que Dios, o cualquier
otro que pueda detener esta locura, nos ayude.