Organizando la Revolución
Ecológica
Por
John Bellamy Foster
Monthly Review, Vol. 57, N° 5, october 2005
Reproducido en Globalización,
septiembre 2005
Traducción de Federico García M.
Mi tema –organizar la
revolución ecológica– tiene como su premisa inicial que estamos en
medio de una crisis ambiental global de tal enormidad que la red de la
vida en todo el planeta se ve amenazada, y con ello, el futuro de la
civilización.
Esta ya no es una proposición
que esté en discusión. Para estar bien seguros, digamos que hay
diferentes percepciones acerca de la extensión del desafío que esto
entraña. En un extremo están los que creen que ya que estos son
problemas humanos que provienen de causas humanas, pueden tener una fácil
solución. Lo único que necesitamos es algo de ingenio y voluntad para
actuar. En el otro extremo están los que creen que la ecología del mundo
se ha deteriorado a tal escala y con una rapidez tan grande, que ya está
fuera de control, lo que da lugar a los presentimientos más sombríos.
Aunque a menudo se las ha
visto como oposiciones polares, estos puntos de vista comparten algunas
bases comunes. Como observó Paul Sweezy, cada una refleja "la
creencia de que si las tendencias presentes continúan operando, será sólo
cosa de tiempo que la especie humana torne completamente asqueroso su
propio nido" (Monthly Review, June 1989)
Cuanto más aprendemos
sobre las tendencias actuales del ambiente, más sobresale la no
sustentabilidad del curso presente. Entre los signos de advertencia:
* Hoy existe la certeza de
que el umbral crítico del aumento medio de la temperatura mundial de 2
grados C (3,6 grados F), por encima de la media del período
preindustrial, está por cruzarse, debido a la acumulación de gases de
efecto invernadero en la atmósfera. Los científicos piensan que el
cambio de clima a este nivel tendrá portentosas implicaciones para los
ecosistemas del mundo. La pregunta ya no es cuándo ocurrirán los
cambios, sino cuán grandes van a ser.( (International
Climate Change Task Force, Meeting the Climate Challenge, January 2005)
http://www.americanprogress.org).
* Existe una creciente
inquietud en la comunidad científica de que las estimaciones en la tasa
del calentamiento global, provistas por el Panel Intergubernamental sobre
Calentamiento Global de Naciones Unidas (IPCC), que para un escenario
extremadamente pesimista proyectaba para el 2100 aumentos de temperatura
global media de sobre los 5,8 grados C (10,4 grados F), pudieran resultar
bajos. Por ejemplo, los resultados del mayor experimento de modelación de
climas realizado en la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña, indicaron
que el calentamiento global podría llegar a ser casi el doble en el mismo
período de la estimación del IPCC (London Times, January 27, 2005).
* Experimentos realizados
en el Instituto Internacional del Arroz y en otros lugares, han llevado a
los científicos a concluir que por cada 1 grado C( 1,8 grados F) de
aumento en la temperatura, las cosechas de arroz, trigo y maíz pueden
caer hasta en un 10% (Proceedings of the National Academy of Sciences,
July 6, 2004; Lester Brown, Outgrowing the Earth).
* Actualmente está claro
que el mundo llegará en unos pocos años al pico en cuanto a producción
de petróleo (lo que se conoce como el pico de Hubert). Por eso, la economía
mundial está enfrentando la disminución y mayores dificultades en la
obtención de provisiones de petróleo, a pesar de que existe una demanda
en rápido crecimiento (Ken Deffeyes, Hubbert’s Peak; David Goodstein,
Out of Gas). Todo esto lleva hacia una creciente crisis mundial de energía
y a una creciente competencia guerrera por los recursos.
* El planeta se está
enfrentando a la escasez del agua debido al agotamiento de acuíferos
irremplazables que constituyen el grueso de la provisión de agua dulce en
el mundo. Esto plantea una amenaza a la agricultura global que ha llegado
a ser una economía burbuja basada en la explotación insostenible del
agua subterránea. Hoy día, una de cuatro personas no tiene acceso a agua
limpia (Bill McKibben, New York Review of Books, September 25, 2003).
* Dos terceras partes de
las reservas de peces en el mundo ya han sido explotadas por encima de su
capacidad. A lo largo del último medio siglo, el 90% de los grandes peces
predadores en los océanos del mundo han sido eliminados. (Worldwatch,
Vital Signs 2005).
* La tasa de extinción de
peces es la más alta en 65 millones de años, con la perspectiva de
extinciones en cascada a medida que se remuevan los remanentes de
ecositemas intactos. Ya la tasa de extinción se aproxima a ser 1000 veces
superior al "benchmark" o tasa natural (Scientific American,
September 2005). Los científicos han indicado 25 puntos de alarma en
tierra que responden por el 44% de todas las especies de plantas
vasculares y a 35% de todas las especies en 4 grupos vertebrados, en tanto
se considera solamente el 1,4% de la superficie terrestre del mundo. Todos
estos puntos de alarma se encuentran actualmente amenazados por la rápida
aniquilación debida a causas humanas. (Nature, February 24, 2000).
* De acuerdo a un estudio
publicado por la National Academy of Sciences en 2002, la economía
mundial ha excedido la capacidad regenerativa de la tierra ya en 1980 y
para 1999 la superó en 20%. Esto significa, de acuerdo a los autores del
estudio que "se requerirían 1.2 Tierras, o una Tierra para cada 1.2
años para regenerar lo que la humanidad usó en 1999". (Matthis
Wackernagel, et. al, "Tracking the Ecological Overshoot of the Human
Economy," Proceedings of the National Academy of Sciences, July 9,
2002). La cuestión del colapso ecológico de civilizaciones
pasadas desde la Isla de Pascua a los Mayas se ve hoy crecientemente como
extendiéndose hacia el actual sistema capitalista mundial. Esta visión,
largamente sostenida por los ambientalistas, ha sido popularizada
recientemente por Jared Diamond en su libro Collapse.
Ésta y otras campanas de
alarma indican que en el presente ya no son sostenibles las relaciones
humanas con el ambiente. Los países capitalistas más desarrollados
tienen las más grandes responsabilidades ecológicas per cápita,
demostrando así que el curso completo del desarrollo capitalista mundial
en la actualidad, llega a un final sin salida.
La principal respuesta de
la clase gobernante capitalista cuando se enfrente con el creciente reto
ambiental es "tocar el arpa mientras arde Roma". Hasta el
extremo de que tiene una estrategia que es la de basarse en la constante
revolución de las fuerzas productivas , por ejemplo, cambiando de
tecnología mientras el sistema de relaciones sociales permanece intacto.
Fue Karl Marx quien primero señaló en El Manifiesto Comunista la
constante revolucionarización de la producción como la característica
distintiva de la sociedad capitalista. Hoy en día, grandes intereses
intervienen en la construcción del proceso de cambio tecnológico
revolucionario, que emparejan con la magia tradicional del mercado para
resolver los problemas ambientales dónde y cuándo fuere necesario.
En duro contraste, muchos
ambientalistas creen ahora que la sola revolución tecnológica será
insuficiente para resolver el problema y que se precisa una revolución de
mayor alcance social para transformar el actual modo de producción.
Históricamente, dirigir la
atención a esta cuestión de la transformación de la sociedad significa
que nosotros necesitamos averiguar: (1) hacia dónde se dirige el sistema
capitalista mundial en el presente, (2) el grado en el cual puede alterar
su curso por medios tecnológicos u otros medios, en respuesta a la crisis
social y ecológica convergentes hoy en día, (3) las alternativas históricas
al sistema existente. Hasta ahora, el intento más ambicioso para resolver
tareas tan amplias, ha sido llevado a cabo por el grupo Global Scenario
(http://www.gsg.org), un proyecto lanzado en 1995 por el Stockholm
Environmental Institute para examinar la transición hacia una
sustentabilidad global. El Global Scenario Group ha producido tres
informes—Branch Points (1997), Bending the Curve (1998), y culminando
con el estudio, Great Transition (2002). En lo que sigue, nos enfocaremos
en el último de los tres informes: Great Transition.
Como su nombre los sugiere,
el grupo Global Scenario emplea escenarios alternativos para explorar los
pasos posibles de una sociedad asaltada por una crisis de sustentabilidad.
El informe culminante presenta tres clases de escenarios: Mundos
Convencionales, Barbarización y Grandes Transiciones. Cada una de éstas
presenta dos variantes. En los Mundos Convencionales son las fuerzas del
mercado y las políticas de reforma. La Barbarización se manifiesta en
las formas de la Quiebra y el Mundo Fortaleza. Las Grandes Transiciones se
quiebran en Ecocomunalismo y el nuevo Paradigma de Sustentabilidad. Cada
escenario se asocia con diferentes pensadores: La Fuerza del Mercado con
Adam Smith, las Políticas de Reforma con John Maynard Keynes y los
autores de la Comisión Brundtland de 1987; la Fortaleza del Mundo con
Thomas Hobbes; el Eco–comunalismo con William Morris, Mahatma Gandhi,
and E. F. Schumacher; y el Nuevo Paradigma de Sustentabilidad con John
Stuart Mill.
Dentro de los escenarios de
los Mundos Convencionales, la Fuerza del Mercado se pone de lado del
capitalismo desnudo o neoliberalismo. Viene a representar en las palabras
del informe Great Transition, "la tormenta de la expansión
capitalista". Las Fuerzas del Mercado es un orden capitalista
desembozado que sólo pretende la acumulación de capital y el rápido
crecimiento económico, sin importar ningún costo social o ecológico. El
problema principal que surge de este escenario es su relación rapaz con
la humanidad y la tierra. El impulso por amasar capital que es central en
el régimen de Fuerzas de Mercado fue mejor registrado por Marx en la fórmula
general del capital, (aunque no es citado en la Gran Transición). En una
sociedad de producción mercantil simple (una concepción abstracta que se
refiere a formaciones económicas precapitalista, donde el dinero y el
mercado juegan un papel subsidiario), el circuito de mercadería y dinero
existe en una forma de M—D—M, en el que diferentes mercancías o
valores de uso constituyen el objetivo del proceso económico. Una mercancía
M, que encarna un valor de uso definido se vende por dinero D, que se usa
para comprar diferentes mercancías M. Cada uno de estos circuitos se
completa en el consumo de un valor de uso.
Sin embargo, en el caso del
capitalismo, o de la producción generalizada de mercancías, el circuito
del dinero y de las mercancías comienza y termina con el dinero, o
D—M—D. Todavía más, ya que el dinero es solamente una relación
cuantitativa, tal intercambio no tendría significado si al final del
proceso se adquiriera la misma cantidad de dinero que se intercambió al
principio, por lo que la fórmula del capital en realidad toma la forma de
D—M—D’, donde D’ es igual a M+ m o plusvalía.
Lo que queda en pie, cuando se la compara con la producción simple de
mercancías, es que no existe un final real para este proceso, ya que el
objeto no es de uso final sino la acumulación de plusvalía o capital. En
un año D––M—D resulta por eso en la )m que es reinvertida, lo que
lleva al D—M—D’’ del año siguiente y al D—M—D’’’ del año
que sigue, y así al infinito. En otras palabras, el capital por su propia
naturaleza es un valor en expansión.
La fuerza motriz que está
detrás de este impulso hacia la acumulación, es la competencia. La lucha
competitiva asegura que cada capital o firma debe crecer y que en seguida
deba invertir sus "ingresos" a fin de sobrevivir.
Tal sistema tiende hacia el
crecimiento exponencial puntuado por crisis o interrupciones temporales en
el proceso de acumulación. Las presiones que se dejan caer sobre el
ambiente natural son inmensas y sólo podrían aflojarse con el
debilitamiento o cese en funciones del mismo capitalismo. Durante el último
medio siglo la economía mundial ha crecido más de siete veces mientras
la capacidad de la biosfera para soportar tal expansión ha disminuído
debido a las depredaciones ecológicas humanas (Lester Brown, Outgrowing
the Earth).
El principal supuesto de
quienes abogan por una solución de Fuerzas del Mercado a la cuestión
ambiental, es que esta solución conduciría hacia una creciente
eficiencia en el consumo de las entregas ambientales por medio de kla
revolución tecnológica y los continuos ajustes del mercado. El uso de la
energía, del agua, y de otros recursos naturales decrecerían por unidad
de output económico. A esto se refieren como "desmaterialización".
Sin embargo, la implicación central de este argumento es falsa. La
desmaterialización, hasta la extensión en que pudiera decirse que
existe, ha demostrado ser una tendencia mucho más débil que la
D—M—D’. Como lo indica la Global Transition, "el efecto de
crecimiento" sobrepasa el "efecto de eficiencia".
Esto puede entenderse
concretamente en términos de lo que se ha llamado la Paradoja de Jevons,
nombre que se toma de William Stanley Jevons que publicó su The Coal
Question en 1865. Jevons, uno de los fundadores de la economía neoclásica,
explicaba que el mejoramiento de las máquinas de vapor que rebajaban el
consumo de carbón por unidad de output, también servían para aumentar
la escala de la producción a medida que se construían más y mayores fábricas.
Y entonces, la creciente eficiencia en el uso del carbón tenía el efecto
paradójico de expandir el consumo agregado de carbón.
Los peligros del modelo de
Fuerzas de Mercado son claramente visibles en las depredaciones
ambientales durante los dos siglos desde el advenimiento del capitalismo
industrial, y muy especialmente en los últimos cincuenta años. "En
vez de abatirse" bajo el régimen de Fuerzas de Mercado –señala el
informe Great Transition—"el insostenible proceso de degradación
ambiental, lo que observamos es su intensificación. Podría aumentar el
peligro de cruzar umbrales críticos en los sistemas globales y que se
gatillen sucesos que transformen radicalmente los ecosistemas y el clima
del planeta ". Aunque Fuerzas del Mercado es "la ideología tácita"
de la mayoría de las instituciones internacionales, arrastra
inexorablemente hacia el desastre ecológico y social y aún al colapso.
La continuación del "negocio como se ha estado haciendo" es una
fantasía utópica.
Una más racional base para
esperanzas—señala el informe—se encuentra en el escenario de la
Reforma Política. " La esencia del escenario es la emergencia de una
voluntad política para torcer gradualmente la curva del desarrollo hacia
un conjunto comprehensivo de objetivos sustentables", que incluyen la
paz, los derechos humanos, el desarrollo económico y la calidad
ambiental. Esta es esencialmente la estrategia global keynesiana sostenida
por el informe de la Comisión Brundtland en su informe de fines de los
1980s.—que propone una expansión del estado de bienestar, que viene a
concebirse ahora como de bienestar ambiental para todo el mundo.
Representa la promesa de lo que los sociólogos ambientalistas llaman
"la modernización ecológica".
La aproximación a la
Reforma Política se prefiguró en varios acuerdos internacionales, tales
como el Protocolo de Kyoto sobre calentamiento global y las medidas de
reforma ambiental avanzadas en las cumbres de la Tierra de Río en 1992 y
de Johannesburgo en 2002. La Reforma Política buscaría el decrecimiento
de la desigualdad y de la pobreza mundial a través de programas de ayuda
extranjera que emanara de los países ricos y de las instituciones
internacionales. Esta promovería las mejores prácticas ambientales a
través de incentivos de mercado inducidos por el estado. Sin embargo, a
pesar del potencial para modernizaciones ecológicas limitadas, las
realidades del capitalismo—señala el informe Great Transition—entrarían
a chocar con la Política de Reforma. Y esto porque Política de Reforma
continúa siendo un escenario de Mundo Convencional—uno en donde
perduran los valores subyacentes, los estilos de vida y las estructuras
del sistema capitalista. "La lógica de la sustentabilidad y la lógica
del mercado global están en tensión. La correlación entre la acumulación
de riqueza y la concentración del poder, erosiona la base política para
una transición". Bajo estas circunstancias,"la tentación del
dios de Mammon y del Sacrosanto dólar" prevalecerá.
El fracaso de ambos
escenarios de Mundos Convencionales para aliviar el problema de la
declinación ecológica, significa que nos amenaza la Barbarie: o sea el
derrumbe de la Fortaleza del Mundo. El derrumbe habla por si mismo y ha de
ser evitado a toda costa. La Fortaleza del Mundo emerge cuando
"poderosos actores regionales e internacionales comprenden las
peligrosas fuerzas que llevan al Derrumbe" y son capaces de
resguardar sus intereses lo suficiente como para crear "enclaves
protegidos". La Fortaleza del Mundo es un sistema apartheid
planetario, regulado y mantenido por la fuerza, en la que se ensancha
permanentemente el abismo entre el rico global y el pobre global, y en
donde el acceso diferencial a los recursos y facilidades del ambiente
también aumenta de un modo agudo. Consiste en "burbujas de
privilegio en océanos de miseria.. . Las elites han detenido la barbarie
a sus puertas y forzado una especie de administración ambiental y una
estabilidad insegura." El estado general del ambiente planetario,
continuará sin embargo deteriorándose en este escenario que conduce sea
a un completo Derrumbe ecológico, o al surgimiento a través de la lucha
revolucionaria de una sociedad más igualitaria, la del Eco–comunalismo.
Esta descripción de la
Fortaleza del Mundo es señaladamente similar al escenario alzado en el
informe del Pentágono del 2003, Abrupt Climate Change and its
Implications for United States National Security (see "The Pentagon
and Climate Change," Monthly Review, May 2004). El informe del pentágono
visualiza un posible paro debido al calentamiento global de la circulación
termohalina que calienta al Atlántico Norte, con lo que se arrojaría a
Europa y a Norteamérica a condiciones siberianas. Ante tan diferentes aún
cuando plausibles circunstancias, poblaciones en situaciones relativamente
confortables, incluyendo las de Estados Unidos, se las pinta construyendo
en torno suyo "fortalezas defensivas" para mantener fuera a
masas de posibles inmigrantes. Los enfrentamientos militares en torno a
recursos escasos, se intensifican.
El capitalismo desnudo y
las guerras por los recursos se puede decir que están empujado al mundo
en esa dirección, aunque faltara una causa tan inmediatamente
estremecedora como el cambio climático. Con la llegada de la Guerra del
Terror, desencadenada por EEUU contra uno y otro país desde septiembre 11
del 2001, un "Empire of Barbarism" hace sentir su presencia (Monthly
Review, December 2004).
Aún así, desde el punto
de vista del grupo Global Scenario, los escenarios de la Barbarización
están ahí sólo para advertirnos de los peores peligros posibles de la
declinación ecológica y social. Sostienen que se precisa de una Gran
Transición, como una necesidad para evitar la Barbarización.
Teóricamente hay dos
escenarios de Grandes Transiciones que son examinados por el grupo Global
Scenario: el Eco–Comunalismo y el Paradigma de Nueva Sustentabilidad.
Sin embargo, el Eco–comunalismo nunca lo discutieron en detalle, ya que
para este tipo de transformación, para que ocurra, sería necesario que
la sociedad mundial pase primero por la Barbarización. La revolución
social del Eco–Comunalismo es vista por los autores de Global Scenario
como estando al otro lado del Talón de Hierro de Jack London. Entonces,
la discusión de la Gran Transición queda confinada al Paradigma de Nueva
Sustentabilidad.
La esencia del Paradigma de
Nueva Sustentabilidad es la de una transformación ecológica radical que
va en contra de la "hegemonía capitalista" desbocada, pero que
se detiene poco antes de una plena revolución social. Ha de ser llevada
adelante primordialmente a través de cambios en los valores y estilos de
vida más que a través de la transformación de las estructuras sociales.
Aquí los avances en la tecnología y en la política ambiental que
comenzaran en el escenario de la Reforma Política, pero que fueron
incapaces de empujar suficientes cambios ambientales debido a la dominación
de las normas adquisitivas, se suplementan aquí con una "tajada de
estilos de vida".
En el escenario explícitamente
utópico del Paradigma de Nueva Sustentabilidad las Naciones Unidas se ven
transformadas en una "Unión Mundial",en una "verdadera
federación global".La Globalización ha llegado a
"civilizarse". El mercado mundial es plenamente integrado y
equipado para la igualdad y la sustentabilidad, ya nos sólo como
generador de riqueza. La Guerra del Terrorismo ha concluído con la
derrota de los terroristas. La sociedad civil, representada por las
organizaciones no gubernamentales (ONGS), juega un papel dirigente en la
sociedad a niveles tanto locales como globales. Las votaciones son electrónicas.
La pobreza es erradicada. La desigualdad típica ha decrecido a una
diferencia de 2–3:1 entre el veinte por ciento de la cumbre y el 20% del
fondo de la sociedad. La desmaterialización es real, como lo es también
el principio de que el que contamina paga. La propaganda está ahora donde
puede ser vista. Ha habido una transición a una economía solar. Los
extensos transportes desde el lugar donde la gente vivía al lugar de
trabajo, es ahora cosa del pasado; en vez de eso ahora hay "colonias
integradas"que colocan en cercana proximidad los hogares, el trabajo,
las almacenes al detalle, los lugares de recreo. Las corporaciones
gigantes han llegado a ser organizaciones sociales que deseadas con
ansiedad, y no simples entidades privadas. Ellas ya no están preocupadas
exclusivamente con la economía de base, sino que han revisado esto
"para incluír la igualdad social y la sustentabilidad ambiental, ya
no como medios de ganancia, sino como fines".
Cuatro agentes de cambio se
dice que se han combinado para hacer todo esto posible: (1) gigantescas
corporaciones trasnacionales, (2) organizaciones intergubernamentales
tales como las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional y la Organización Mundial de Comercio, 3) la sociedad civil
actuando a través de las ONGS, y 4) la población mundial, globalmente
despierta, ambientalmente consciente y democráticamente organizada.
Apuntalando esto económicamente
está la noción de un estado estacionario, como fue descrito por Mill en
su Principles of Political Economy (1848), y y desarrollada en nuestros días
por el economista ecológico Herman Daly. La mayoría de los economistas
clásicos –incluyendo Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus y Kart
Marx—vieron el espectro de un estado estacionario como presagiando la
defunción de la economía política burguesa. Mill, a quien Marx (en el
Postfacio de la segunda edición del Capital) acusó de "sincretismo
superficial", vio el estado estacionario como compatible en cierto
grado con las relaciones productivas existentes, en donde se requerían sólo
pequeños cambios en distribución. En el escenario del Paradigma de Nueva
Sustentabilidad, que adopta el punto de vista de Mill como inspiración,
las instituciones básicas del capitalismo permanecen intactas, como también
las relaciones fundamentales de poder, pero un giro en el estilo de vida y
en la orientación del consumidor significan que la economía ya no es
conducida por el crecimiento económico y la ampliación de las ganancias,
sino por la eficiencia, la equidad y el mejoramiento cualitativo de la
vida. Una sociedad capitalista formalmente dirigida hacia la reproducción
ampliada a través de la inversión de plusvalía ha sido reemplazada con
un sistema de reproducción simple (el estado estacionario de Mill), en
donde el excedente es consumido en vez de ser invertido. La visión es la
de una revolución cultural que suplementa la revolución tecnológica,
cambiando radicalmente el paisaje social y ecológico de la sociedad
capitalista, sin alterar fundamentalmente las relaciones productivas, de
propiedad y de poder que definen al sistema.
A mi entender, hay
problemas lógicos e históricos en esta proyección. Ella combina los
elementos más débiles del pensamiento utópico (tejiendo un futuro sobre
puras esperanzas y deseos—véase Bertell Ollman, "The Utopian
Vision of the Future," Monthly Review, July–August 2005) que se
enredan con un deseo "práctico" por evitar un corte decisivo
con el sistema existente. El fracaso del Global Scenario Group para
levantar su propio escenario en torno al Eco–comunalismo es parte y
parcela de esta perspectiva, que trata de eludir la cuestión de una seria
transformación social que una Gran Transición requeriría.
El resultado es una visión
del futuro que es en extremo contradictoria. Las corporaciones privadas
son instituciones con un único y sólo propósito: la prosecución de
ganancias. La idea de convertirlas en algo enteramente diferente y opuesto
a sus fines sociales es reminiscente a las nociones abandonadas hace mucho
acerca de la "corporación sentimental" que emergió por un
corto tiempo en los 1950s y que luego se desvaneció en la dura luz de la
realidad. Muchos cambios asociados con el Paradigma de Nueva
Sustentabilidad, para realizarse, precisarían de una revolución de
clase. Pero esto se excluye del escenario. En vez de eso, los autores del
Global Scenario Group se traban en una suerte de pensamiento mágico –
negando que cambios fundamentales en las relaciones de producción puedan
acompañar (y a veces preceder) a cambios en los valores. No es menos
cierto que en el caso del escenario de la Política de Reforma –como se
señala en el mismo informe acerca de la Gran Transición—"el Dios
Mammon" inevitablemente aplastará a una Gran Transición basada en
valores que tratan de escapar al reto de una transformación
revolucionaria de toda la sociedad.
Dicho muy escuetamente, mi
argumento es que una revolución ecológica digna de ese nombre solamente
puede ocurrir como parte de una más amplia revolución social, e insistiré,
una revolución socialista. Tal revolución, si ha de generar las
condiciones de igualdad, sustentabilidad y libertad humana dignas de una
genuina Gran Transición, necesariamente extraerá su mayor ímpetu de las
luchas de las poblaciones trabajadoras y de las comunidades en el fondo de
la jerarquía global capitalista. Y demandaría, como insistió Marx, que
los productores asociados regulen racionalmente la relación metabólica
humana con la naturaleza. Y se vería la riqueza y el desarrollo humano en
términos radicalmente diferentes que en la sociedad capitalista.
Al concebir tal revolución
ecológica y social, podemos derivar inspiración, como lo hizo Marx, del
antiguo concepto epicúreo de "riqueza natural".
Como observaba Epicuro en sus Doctrinas principales, "la riqueza
natural es a la vez limitada y fácilmente obtenible; las riquezas de los
caprichos ociosos se desvanecen para siempre". Y el problema es el
carácter no natural e ilimitado de tales riquezas alienadas. Igualmente,
en lo que se han venido en llamar los Dichos Vaticanos, Epicuro señalaba:
"Cuando se la mide por el propósito natural de la vida, la pobreza
es gran riqueza; y la riqueza sin límites, una gran pobreza." El
libre desarrollo humano. Que se alza en un clima de limitaciones naturales
y de sustentabilidad es la base verdadera de la riqueza de una existencia
multifacética y rica; la persecución desbocada de riqueza es la fuente
primaria del empobrecimiento y del sufrimiento humano. No necesita uno
decirlo, pero tal preocupación por el bienestar natural, como opuesto a
las necesidades y estimulantes artificiales, es la antítesis de la
sociedad capitalista y la precondición de una comunidad humana
sostenible.
Por eso una Gran Transición
debe tener las características implicadas en el escenario olvidado por el
Scenario Group: el Eco–comunalismo. Debe tomar su inspiración de
William Morris, uno de los más originales seguidores ecológicos de Kart
Marx, de Gandhi, y de otras figuras radicales, revolucionarias y
materialistas, incluyendo al propio Marx, y extendiéndose tan lejos atrás
como a Epicuro. La finalidad debe ser la creación de comunidades
sustentables, orientadas por el desarrollo de poderes y necesidades
humanas, ajenas a la ansia devoradora de acumulación de riquezas
(capital).
Como escribió Marx, el
nuevo sistema " comienza con el autogobierno de las comunidades"
Marx and Engels, Collected Works, vol. 24, p. 519; Paul Burkett, "Marx’s
Vision of Sustainable Human Development" en este numero de septiembre
de Monthly Review). La creación de una civilización ecológica requiere
de una revolución social; una que, como explica Roy Morrison, necesite
organizarse democráticamente desde abajo: "comunidad por
comunidad…región por región" (Ecological Democracy). Deberá
proveer por las necesidades humanas—aire limpio, agua no contaminada,
comida sana, adecuado sistema sanitario, transporte social, salud y
educación universal, todo lo cual requiere de una relación sustentable
con la Tierra—por encima de toda otra necesidad o querer. Tal vuelco
revolucionario en los asuntos humanos pareciera ser improbable. Pero la
continuación del presente sistema capitalista por cualquier longitud de
tiempo se probará imposible—si han de sostenerse la civilización
humana y las redes de la vida como las conocemos.
. Los autores del informe
La Gran Transición del Global Scenario Group, son Paul Raskin, Tariq
Banuri, Gilberto Gallopín, Pablo Gutman, Al Hammond, Robert Kates, y
Rob Swart.
.- Gran parte del análisis
de Marx en El capital se concentra en el problema de dónde proviene
la plusvalía. Para responder a esta pregunta, él sostiene, es
necesario mirar debajo del proceso de intercambio y explorar los
rincones ocultos de la producción capitalista—donde se revela que
la fuente de la plusvalía ha de encontrarse en el proceso de
explotación de clase.
.- Sobre la relación de
Marx con Epicuro, véase John Bellamy Foster Marx’s Ecology (New
York: Monthly Review Press, 2000).
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