La
disputa entre el creacionismo y la teoría
de la evolución
Por
Edgar Isch López
Por la Libre, 21/06/06
"Hemos
utilizado la Biblia como si fuese el manual del gendarme, una dosis de
opio administrada a las bestias de carga, para que no se muevan mientras
se las sobrecarga, un simple medio de hacer que los pobres se estén
tranquilos" (Reverendo Charles
Kingsley)
“Toda
nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil … y
sin embargo es lo más preciado que tenemos” (Albert
Einstein)
El
por qué del debate
Hay
debates que, aunque parecen superados, se mantienen recurrentes en la
historia de las ideas. El motivo está en que esa historia, como diría
Engels, mantiene cierta independencia frente a la historia del desarrollo
de las fuerzas productivas y de los modos de producción y que, por otro
lado, refleja una esfera de la lucha de clases, de la lucha entre lo
atrasado y lo nuevo, entre la esclavitud mental y la liberación del
pensamiento humano. Uno de esos temas ha sido el del origen del universo
y, más concretamente, el de la humanidad.
A
lo largo del siglo XX, fueron varios los momentos en los que se pretendió
quitar de los sistemas de enseñanza el conocimiento de los avances del
evolucionismo biológico mientras, por otro lado, se pretendió también
trasladarlo irreflexivamente al análisis social, concluyendo de manera
mecánica y arbitraria que existía un “darwinismo social”
expresado en la victoria del más fuerte sobre el débil. El discurso
neoliberal de la competencia en el mercado está también inundado por esa
manipulación que pretende justificar como un hecho “natural”
la injusta repartición de la riqueza. Las ciencias sociales siempre han
tenido que diferenciar el análisis de la vida social de aquel mecanicismo
que “transporta” los principios de la física o de la biología
a un campo de conocimiento distinto como es el social.
Pero
ahora el motivo del debate se centra en la manera en la que en distintos
países se realiza una nueva ofensiva conservadora y reaccionaria contra
la ciencia en general (el posmodernismo pretende que ya que ésta no
resuelve todos los problemas de la humanidad, entonces no sirve) y contra
la enseñanza de la teoría de la evolución. Este ataque beneficia a
formas del idealismo filosófico que alejan a las personas de la acertada
comprensión del mundo y que promueven el conformismo ante un mundo
injusto e insatisfactorio.
¿Por
qué atacar a la teoría de la evolución? Lo primero es porque de hecho
esta teoría influyó positivamente para vencer prejuicios y establecer
que el cambio permanente es la principal ley del desarrollo de la
naturaleza y la sociedad. Lo segundo se refiere a la promoción del
pensamiento religioso que en varias iglesias hoy es más un campo
comercial específico que tiene su nicho en el fanatismo y la anulación
de los debates de ideas por parte de las personas. Es conocido, por
ejemplo, cómo el señor Ron Hubbard, creador de la iglesia de la
cineciología o dianética, apostó con un grupo de amigos que se haría
millonario creando una nueva religión (y lo hizo dándole el carácter de
pseudo ciencia, sin un dios específico); así como muchos casos de
telepastores que acumulan enormes fortunas gracias a la promoción de
posturas fanáticas, lecturas acríticas y literales de los textos
sagrados que les resultan convenientes y alejar a los creyentes de
compromiso real con la sociedad en la que viven.
En
cuanto al sistema de enseñanza, es obvio que se busca que éste aporte
muy poca capacidad crítica a quienes proceden de las grandes masas. Es un
hecho conocido que la educación primaria y secundaria de Estados Unidos
es de muy poca capacidad informativa y formativa y que eso tiene impacto
en la ignorancia generalizada y en el analfabetismo político de millones,
por poner un ejemplo de la realidad, mientras pocos seleccionados, en gran
medida procedentes de las clases altas, logran ingresar a la universidad y
tienen el “privilegio” de acercarse a la ciencia.
Tal
vez por ello es que en Estados Unidos sonaron con más fuerza las
trompetas (celestiales, dirán algunos) contra la enseñanza de la teoría
de la evolución y en la que aparece una nueva contraparte llamada “teoría
del diseño inteligente”, sobre la que profundizaremos
más adelante. El nombre actual del creacionismo como “teoría del
diseño inteligente”, puede tener explicación en el hecho de que
en 1987 el Tribunal Supremo de EEUU prohibió que el creacionismo se enseñase
en las clases de biología, dado su carácter pseudocientífico, y señaló
que se trataba de un “dogma religioso”.
Ya
en 2002 se presentaron casos en los cuales se expulsó a docentes que
continuaron enseñando los avances científicos de Darwin, principalmente
en Kansas donde la junta escolar del Estado pretendió prohibir la enseñanza
de la Teoría de la Evolución, tema que se planteó en 17 estados más de
Estados Unidos.
En
Kansas, con la opinión favorable del presidente Bush, se dio paso a la
enseñanza de la “teoría del diseño inteligente” en la
escuela pública considerando que el creacionismo da una explicación “científica”.
Desde una posición contraria, en los primeros meses de este año un juez
de Pensilvania prohibió la difusión de esa teoría apoyado en la idea de
que es inconstitucional al comprometer a la educación pública con la
religión y porque el llamado diseño inteligente no tiene cabida en los
programas de biología. También otros países han vivido procesos
similares. En Servia, Ljiljana Colic, ministra de educación renunció en
septiembre de 2004 tras el masivo rechazo a su prohibición de la enseñanza
de la evolución "hasta que no se le diera la misma
importancia a la enseñanza del creacionismo en el próximo año
escolar"; el Primer Ministro italiano Silvio Berlusconi
dispuso en abril de 2004 que la teoría de la Evolución no se enseñara a
los alumnos de 13 y 14 años y que fuera reemplazada por la versión de la
creación del universo narrada en la Biblia, pero la oposición logró rápidamente
suspender este absurdo; en Holanda esa medida fue puesta a debate. En fin,
hay que sumar a esto la manera en la que, contrario a los principios del
laicismo, a la libertad de credo y a la razón, alrededor del mundo se
impone cátedras de educación religiosa en escuelas públicas.
La
"teoría del diseño inteligente"
"El
creacionismo es, en cierto sentido, un error categórico, porque considera
la Biblia una teoría como cualquier otra teoría. Sea lo que sea el
relato bíblico de la Creación, no es una teoría comparable con otras
teorías..." (Rowan Williams,
arzobispo de Canterbury - Entrevista para el diario británico “The
Guardian”)
El
estadounidense Discovery Institute, es el principal impulsador del diseño
inteligente, y se ha propuesto "derribar
no sólo el darwinismo, sino también su legado cultural".
De acuerdo con su lógica simplista, los seres vivos son demasiado
complejos como para haberse creado por los mecanismos evolutivos
propuestos por Darwin, por lo que sugieren que existe un “diseñador
inteligente”, capaz de explicar y sostener la complejidad de los
sistemas biológicos que definen la vida y la evolución.
Tan
simple es esa lógica, de la que no se presenta ninguna prueba, que el
Premio Nobel de Física Steven Weinberg hace notar que cualquier cosa
existente, cualquier universo, podría suponerse y no más que ello, que
fue creado por alguien. Y una suposición cualquiera no hace una teoría.
“Me
han solicitado que comente si el universo muestra o no indicios de haber
sido diseñado. No veo como es posible hablar de esto sin tener al menos
una vaga idea de cómo debería ser el diseñador. Cualquier posible
universo puede ser explicado como el trabajo de algún tipo de diseñador.
Incluso un universo completamente caótico, sin ningún tipo de leyes ni
regularidades, puede suponerse que fue diseñado por un idiota.” (Weimberg, Setven. ¿Un
universo diseñado? Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en
Washington, D.C., abril de 1999)
Precisamente
el hecho de que no cumpla con las condiciones mínimas para considerarla
como teoría y ni siquiera como hipótesis, llevó al físico desempleado,
graduado en Oregon, Bobby Henderson, de 25 años a plantear una tercera “teoría”
en la que se basa la nueva iglesia fundada por Henderson, The Church of
the Flyin Spaghetti Monster (Iglesia del Monstruo de
Spaghetti
Volador), según la cual el mundo fue creado por un monstruo compuesto por
albóndigas cubiertas de spaghetti con dos ojos en el extremo de un par de
tallos.
Bobby
Henderson de manera satírica, ya que consideró que el diseño
inteligente no puede tener un debate serio, escribió una carta abierta al
Consejo de Educación de Kansas señalando: “Creo que todos podemos
estar de acuerdo en que es importante para los estudiantes escuchar múltiples
puntos de vista para poder elegir por sí mismos la teoría que para ellos
tiene más sentido. Me preocupa, sin embargo, que los estudiantes sólo
sepan de una teoría de Diseño Inteligente. Muchos otros como yo en todo
el mundo creen fervientemente que el universo fue creado por un Monstruo
de Spaghetti Volador. Creo que todos podemos esperar el momento en que
esas tres teorías reciban igual tiempo en nuestros salones de clase en
todo el país y con el tiempo en todo el mundo; un tercio para el Diseño
Inteligente, un tercio para el Monstruismo de Spaguetti Volador, y un
tercio para las conjeturas lógicas basadas en la abrumadora evidencia
observable”. En la batalla contra la imposición disimulada del
creacionismo, muchos se unieron a Henderson y se afiliaron a su nuevo
culto religioso.
La
situación se refiere de hecho al desate de actitudes intolerantes que
encuentran un nicho adecuado en el desprecio a la diferencia que plantea
el imperialismo, para el que todo aquello que se separe de su dominación
cultural, merece ser ubicado en el “eje del mal”, entre las "civilizaciones
amenazantes a la cultura occidental" o,
simplemente, entre los herejes y subversivos. El imperialismo a través de
la fuerza de los medios de comunicación, el cuarto poder, pretende lograr
una cultura homogénea, un “pensamiento único” que sustente
al sistema y, obviamente, la resignación en esta vida y la esperanza del
paraíso en la próxima es algo que les conviene difundir. Allí es donde
encaja el “diseño inteligente” como una nueva variante del
viejo creacionismo.
Las
distintas razones que se integran en el ataque a la ciencia
"Hemos
preparado una civilización global en la que los elementos más cruciales
dependen profundamente de la ciencia y la tecnología … esta mezcla
combustible de ignorancia y poder nos explotará en la cara" (Carl
Sagan)
"Creo
hoy que estoy actuando de acuerdo con el Creador Todopoderoso. Al repeler
a los judíos estoy luchando por el trabajo del Señor"
(Adolph Hitler)
Hay
intereses diversos en promover o alterar la explicación científica del
origen del universo y la evolución de la vida. Aunque el Vaticano ya
aceptó la validez de la evolución, no se olvide que pretendió quitarle
el carácter natural y decir que esa era decisión divida explicada metafóricamente
en la creación a lo largo de siete días. Sin embargo, no aceptan de
ninguna manera interpretaciones de otros textos que deben ser asumidos
literalmente porque son “dogmas de fe”. Algo parecido ocurrió
a poco de que Darwin presentara su teoría, pues para negar las evidencias
existentes en una serie de fósiles a lo largo de 54 millones de años,
P.H.Gosse salió al paso al señalar que Dios creó al mundo con fósiles
incluidos. La prueba, no existe, ni la Biblia habla de fósiles, pero para
el fanático no importa ya que siente urgencia de defender sus dogmas y
huir de la reflexión y el debate.
Pero
el fanatismo tiene expresiones mucho más complejas y fuertes y vive
dentro de cualquier creencia, especialmente si esta es religiosa porque
allí el dogma supera a la razón. Martín Lutero, teólogo alemán
iniciador de la reforma lo diría con más frontalidad: "La
razón es la mayor enemiga de la fe. Quienquiera que desee ser cristiano
debe arrancarle los ojos a su razón."…. "La fe debe sofocar
toda razón, sentido común y entendimiento."
¿Cuál
es la relación de ese fanatismo con la política imperialista? Tal vez es
Giroux quien ha denunciado más esos nexos que plantean una política
cultural que alimente la ignorancia y la dependencia de los supuestos
emisarios de los valores y mandatos divinos. Recuérdese el uso de esos
argumentos para la “nueva cruzada” y la “misión
divina” de Bush que se expresó en la agresión contra Irak, país
hasta hoy invadido. Precisamente en este sentido el teniente general
William Boykin, en su facultad de Diputado Bajo el Secretario de Defensa
para la Inteligencia, parado frente a fotos de Osama bin Laden, Saddam
Hussein, y Kim Jung Il, preguntó a los parroquianos de la Primer Iglesia
Bautista de Broken Arrow, Oklahoma: "¿Por
qué nos odian?...La respuesta para eso es que somos una nación de
creyentes" Continuó, “Nuestro
enemigo espiritual será sólo derrotado si vamos frente a ellos en el
nombre de Jesús.”
Lo
que los progresistas y otros necesitan entender es que el intento de la
Administración Bush de deshacer la separación entre Iglesia y Estado es
conducido por una forma de fundamentalismo que tanto desacredita los
valores morales, bienes públicos y ciudadanía crítica y demuestra una
evidente irracionalidad en las innumerables contradicciones entre su retórica
de compromiso religioso como “conservadores compasivos” y sus
implacables garras para el poder político y económico; una
irracionalidad que tiene que ver más con el fascismo que con cualquier
tradición viable de norma democrática.
Por
si quedan dudas, revise cualquiera la relación histórica entre regímenes
autoritarios y las religiones mayoritarias. No es asunto actual tan solo,
se trata de una conexión permanente, explicable por los nexos que las cúpulas
de las iglesias crean con el poder, al grado de ser parte del mismo y que
gobernantes repitan la misma frase de Bush de que "Dios
está de su lado". Por supuesto, esas posiciones
encuentran su contraparte en la iglesia de los pobres, la Teología de la
Liberación y otras corrientes que mantienen un carácter contestario a la
vez que minoritario.
La
angustia de los fanáticos religiosos en Estados Unidos tiene base en un
estudio de la organización Barna Research Group (BRG), según el cual el
41 por ciento de los ciudadanos estadounidenses se consideran cristianos
renacidos en Cristo, sólo un 47 por ciento cree que Jesús vivió una
vida libre de pecados, y únicamente un 28 por ciento siente la necesidad
de reclutar a otros para su fe. Peor todavía, apenas un 6 por ciento de
los adolescentes renacidos cree que la verdad moral es absoluta; el resto
cree que las circunstancias influencian la conducta y dudan sobre la
necesidad de estatuir normas rígidas de comportamiento. Todo esto asusta
a los fanáticos, pues es el riesgo de perder su control sobre los
creyentes, así que recurren al Estado para emplear a la educación pública
a favor de sus tesis.
Para
el poder económico y político hay otras armas vinculadas a este afán
autoritario. La principal, es el posmodernismo y su ataque a la ciencia
que busca, a través de tesis new age o de interpretaciones light de la
realidad, decir que no es posible marcar leyes del desarrollo natural y
mucho menos social. La conclusión fue que estábamos en el fin de la
historia y de las ideologías, dos cosas que están negadas día a día
por las clases trabajadoras, su búsqueda de la revolución social y el
fortalecimiento de la izquierda.
El
posmodernismo es además la base filosófica que impulsa el individualismo
extremo, el desinterés por lo social y la competencia, principios
necesarios para hacer del neoliberalismo algo presente a largo plazo.
Cuando
deben dar alguna explicación a la injusta repartición de la riqueza
social, entonces dan la vuelta a la hoja y pretenden que la competencia
capitalista es resultado de un “darwinismo social”, fórmula
que no es más que una trasposición de lo biológico a lo social, lo cual
no tiene nada de científico. Ya hace dos siglos el mecanicismo pretendía
comparar a la sociedad con las máquinas, pero esa nube de humo se
desvaneció en la evidencia de que la sociedad responde a leyes específicas
de desarrollo, en lo fundamental planteadas por el marxismo-leninismo.
La
seudociencia de la creación
"Si
vamos a enseñar “la ciencia de la creación” como una alternativa a
la evolución entonces, también deberíamos enseñar la teoría de la cigüeña
como una alternativa a la reproducción biológica" (Judith
Hayes)
Al
recurrir a Dios, así sea con el alias de “diseñador inteligente”,
como la explicación de cualquier hecho real, se impide aplicar el método
científico, no requiere de discusión ni análisis. Si se acepta esto en
torno al origen y evolución de las especies, tampoco tendría sentido
buscar explicaciones a cualquier otro fenómeno natural que, en última
instancia, sería tan sólo un efecto de la planificación realizada por
el diseñador inteligente. Rece y no requerirá preservativos para evitar
contagio de enfermedades de transmisión sexual; si el volcán erupciona,
no desaloje el lujar de peligro sino que confíe en que el creador no
destruirá a su creatura; retorne a la superstición, que prender una vela
de color verde como el dólar trae más dinero que el trabajar; esos serían
los mensajes concluyentes de aceptar el “diseño inteligente”.
Y ello, contradictoriamente mientras a diario usamos productos que existen
gracias a que en ellos se aplican los descubrimientos de la ciencia.
Pero
aunque atacan a la ciencia, saben que una manera precisa de hacerlo es
introducir en el campo científico unos verdaderos caballos de troya. Ese
es el papel de la seudociencia, planteamientos que se presentan como si se
tuviesen soporte científico pero que se caracterizan por rehuir del método
científico, tergiversar la información, pretender la aplicación de
principios naturales en la sociedad, romper el ordenamiento de la lógica
haciendo uso de toda una batería de falacias y, por último, por
presentar conclusiones antes de investigar, promoviendo toda clase de
mitos e ilusiones.
Esas
son las características de las tesis con las que pretenden justificar el
creacionismo (ahora con el nombre de diseño inteligente). A continuación
presentemos un resumen de aspectos remarcados por Pablo Campana sobre la
manipulación seudocientífica de los creacionistas:
*
Repiten la mentira que Darwin se arrepintió en el lecho de muerte.
Incluso si ello fuese cierto, aunque se ha probado lo contrario, se trata
del uso de la falacia de la autoridad, pero la teoría de la evolución es
válida no porque la haya dicho Darwin, sino porque hay evidencias y
pruebas suficientes que la respaldan.
*
Insisten en usar información falsa, entre ella, el famoso “hombre
de Piltdown”, un fraude desenmascarado hace décadas que ya nadie
defiende.
*
Los más duros proponen aferrarse a una lectura fundamentalista de la
Biblia, según la cual el mundo tiene 6.000 años y que todos los fósiles
son restos del Diluvio.
*
Citan a menudo la Segunda Ley de la Termodinámica, el principio de la
degradación de la energía, como contrario a la aparición de la vida. De
hecho, el principio se aplica a los sistemas cerrados, y todo el mundo
sabe que los organismos vivos son sistemas abiertos, lo que demuestra la
mala fe en usar este argumento.
*
Por otra parte, no es raro en la naturaleza que el orden surja del
desorden; basta pensar en los copos de nieve y otras formas fractales. El
hecho de que sea la coincidencia y error lo que vaya determinando la
evolución, la hace más fascinante pero igualmente posible y comprobable.
*
Para probar que el mundo es joven, sostienen que el Sol está reduciendo
su tamaño, que el polvo depositado sobre la Luna no tiene el espesor que
debería tener, que el magnetismo terrestre ha variado; hasta llegan a
sostener que la velocidad de la luz ha ido disminuyendo con el tiempo.
Esto último se basa en una extrapolación hecha por Barry Setterfield
sobre la
base
de estimaciones imprecisas, que nadie ha tomado en serio. De admitirlas,
la velocidad de la luz habría sido infinita hace 6.000 años.
*
Confunden evolución y especiación. La selección natural explica
bastante bien la especiación (el origen de las especies), llamada “microevolución”.
La “macroevolución” abarca tendencias que se manifiestan en
escalas de tiempo geológicas, con hipótesis de otro nivel.
La
falsa ciencia del creacionismo puede ser denunciada con éste y otros
argumentos. El hecho es que los supuestos argumentos científicos que
presentan, incluso si algunos son datos científicos verdaderos pero que
se los presenta de manera aislada, constituyen sólo una máscara que
encubre al final uno o más dogmas, supuestas verdaderas que no se
discuten, que no se someten a la investigación. Un dogma responde a una
explicación general del mundo, a una visión sostenida a priori y que no
se desea alterar, visión dentro de la que el dogma es un punto clave y
por tanto no debe someterse a análisis porque puede poner en
cuestionamiento toda la explicación general. Sólo una actitud científica
y el método de la ciencia somete todo a análisis, incluso los anteriores
avances de la ciencia.
El
dogma ni siquiera merece el nombre de teoría, ya que ésta exige ser
sometida a comprobación, tener una referencia clara con la realidad y con
avances científicos anteriores, establecer las hipótesis
correspondientes y plantear la metodología empleada para su diseño. Nada
de eso hace la “teoría del diseño inteligente”, sino que se
basa en un dogma: "debe
existir un diseñador responsable de lo que existe".
¿Pruebas? Ninguna, tan sólo una suposición y no una teoría.
El
absurdo de introducir ese dogma creacionista en la educación pública,
destruyendo el laicismo y cientificidad de la educación fiscal, puede ser
más fuertemente remarcado en las palabras de la bióloga Judith Hayes: "Si
vamos a enseñar “la ciencia de la creación” como una alternativa a
la evolución entonces, también deberíamos enseñar la teoría de la cigüeña
como una alternativa a la reproducción biológica".
El
reto de la educación
"¿No
creeis que nos vemos obligados a enseñar una gran cantidad de cosas en
las cuales ni nosotros mismos creemos?" (Henryk
Visen)
La
educación debe lograr difundir no sólo los contenidos científicos sino
ante todo el pensamiento científico. Este es un reto cuyo impacto va
mucho más allá de la vida en las aulas, pues la población que adquiere
y hace suyo el método científico es la que puede desarrollar pensamiento
crítico y tendrá mejores posibilidades de interpretar la realidad
circundante y actuar para transformarla, tanto desde el estilo de vida
personal, cuanto desde la perspectiva que requiere la sociedad en su
conjunto.
Mientras
la forma de pensar de la ciencia no se difunda de manera adecuada en el
sistema educativo, los estudiantes en ese momento y en el futuro serán víctimas
de cualquier seudo ciencia, de charlatanes con títulos universitarios que
ofrecen la pastilla que lo cura todo, o de aquellos que se autotitulan de
holísticos, de poseedores de otras formas superiores de conocimiento,
pero que no dejan de usar cada día los productos que son resultado de la
ciencia verdadera. Y esos charlatanes les dirán que todo se resuelve con
rezos, con velas de colores, con “pensamiento positivo”,
comprando un puñado de tierra “traída” directamente desde
Tierra Santa, pero que no deben actuar, no deben organizarse y luchar, no
deben reflexionar más allá de lo que la secta permite, deben esperar a
la otra vida donde serán más ricos mientras más pobres sean en esta.
Difundiendo
la forma científica de pensar (que no significa que todos seamos científicos
de alto nivel), evitaremos que se confunda:
*
Una opinión con un hecho real.
*
Una hipótesis con una verdad.
*
Una especulación con una teoría científica.
Sólo
el hecho de que los estudiantes en la práctica puedan realizar las
diferenciaciones suficientes, será un importante paso adelante. Con ello,
está el lograr que entiendan la utilidad, límites y fortaleza superior
de la ciencia sobre cualquier otra forma de conocimiento. Carl Sagan,
científico de la NASA, en un libro altamente recomendable de defensa del
pensamiento científico (“El Mundo y sus Demonios”) remarca
que:
"Una
de las razones de éxito de la ciencia es que tiene un mecanismo
incorporado que corrige los errores en su propio seno. Quizá algunos
consideren esta caracterización demasiado amplia pero, para mi, cada vez
que ejercemos la autocrítica, cada vez que comprobamos nuestras ideas a
la luz del mundo exterior, estamos haciendo ciencia. Cuando somos
autoindulgentes y acríticos, cuando confundimos las esperanzas con los
hechos, caemos en la pseudociencia y en la superstición."
En
consecuencia, no se trata de “creer” en lo dicho por Darwin,
no es un acto de fe sino pruebas fehacientes las que certifican su
validez. Sin embargo, como todo en la historia de la ciencia, el andar de
su teoría es perfectible. Para el Premio Nobel Dulbecco, "es
justo criticar a Darwin porque en su teoría existen muchos puntos oscuros
y fases no fácilmente descifrables, pero no por esto hay que eliminar su
teoría". La ciencia con el tiempo "será capaz de
colmar estos puntos oscuros del Evolucionismo", agrega,
ratificando que hay perfeccionar los actuales alcances de la ciencia.
Por
ello, la enseñanza debe promover el pensamiento crítico, la autoridad
del maestro debe ante todo ser la autoridad del conocimiento y de los
argumentos, el análisis y la síntesis deben generar una búsqueda y
validación permanente de lo que se aprende. Para empezar, en esa búsqueda
habría que ser leales a la Primera Regla de Newton: "Para
explicar las cosas naturales no debemos admitir más causas que las que
son verdaderas y suficientes para explicar los fenómenos".
Tras
ello, enfrentar cualquier rechazo a las evidencias científicas, sea en la
suposición del diseño inteligente o del largo rechazo del gobierno de
Bush a aceptar que existe un proceso de calentamiento global en gran
medida agravado por la contaminación que arrojan a la atmósfera los países
industrializados, con Estados Unidos en primer lugar.
Otras
pistas útiles se refieren a:
*
Enseñar ciencia y su historia.
*
Realizar investigación permanente
*
Enseñar a pensar (lógica formal y lógica dialéctica)
*
Practicar constantemente una pedagogía de la pregunta.
*
Emplear menos memoria y más problematización: lectura por objetivos,
comparaciones, síntesis, causa-efecto, aplicaciones en la realidad, uso
de graficadotes del conocimiento ...
*
Realizar investigaciones promovidas desde el aula y todo lo que hacer que
al estudiante con su realidad.
*
Trabajar con estudio de casos para desarrollar la capacidad de solución
de problemas reales.
Lo
que haga la educación es clave, como hemos visto, para lo que pueda
suceder mucho más allá del aula y del tiempo que los niños, niñas y jóvenes
se vinculan a ella. Por ello vale terminar advirtiendo que en la enseñanza
de la ciencia está parte de la responsabilidad social de los docentes y
que es parte también de una educación emancipadora, que libere a las
personas de prejuicios y temores irracionales, que la conduzca, por tanto,
hacia la búsqueda de la libertad.
.-
Ex ministro del Ambiente del Ecuador, y articulista de Opción,
medio asociado a pll.
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