Ganar por
goleada: la apuesta de
Hugo Chávez
Por Aram Aharonian
Alai-Amlatina, 11/08/04
Caracas. ¿Ratificatorio o
revocatorio? El pueblo venezolano sabe que su futuro está en juego en
esta votación del domingo porque se trata de algo que va más allá
del rechazo o el apoyo a un presidente. La alternativa es entre dos
modelos de país, dos modelos de mundo. El voto es para consolidar un
proyecto político, económico y social, o para impedirlo.
En la consulta, donde unos 14
millones de electores inscritos votarán "sí" o
"no" a la pregunta de si quieren sacar del cargo a Chávez,
éste sería revocado si los votos en su contra igualan o superan los
3,76 millones que lo eligieron en el 2002 y si son mayores a los votos
de quienes lo apoyan. Todas las encuestas dan ganador a Chávez, con
entre cinco y 15 puntos porcentuales de diferencia.
A mediados de semana la situación
en Caracas y en todo el país es de absoluta calma, aunque los rumores
se multiplican. Los observadores internacionales (latinoamericanos,
europeos, norteamericanos; personalidades, intelectuales, académicos,
miembros de tribunales electorales, además de las infalibles misiones
de la OEA y del Centro Carter) también se multiplican. Los
periodistas venidos de todo el mundo descubren el realismo mágico de
esta revolución sin revolución, en democracia y paz.
Pero sin importar quién triunfe el
domingo, el país petrolero culminará 2004 con una impresionante
cifra de crecimiento económico, del 12% del PIB según CEPAL, y
servirá de locomotora para el crecimiento de toda la región de 4,5%
del PIB.
Hoy hay dos modelos de país en
juego. Uno que busca -con tropiezos, claro- superar la exclusión política,
económica y social de las grandes mayorías. Si gana el sí, si se
revoca el mandato de Chávez, se habrá dado un gran paso hacia atrás,
hacia un modelo de exclusión que fue el que predominó durante las décadas
de la democracia declamativa y formal. Por ello no es difícil saber
quienes apoyan al Presidente y quienes lo adversan, y entender la polémica
y confrontación constante de parte de quienes se niegan a que el
modelo "bolivariano" -de cambios estructurales en democracia
y paz- fructifique.
Hoy, la política social del
gobierno, articulada en torno a las denominadas 'misiones' en la que
participan millones de venezolanos, ha conseguido mejorar
sustancialmente los indicadores de salud y educación del país. Y
esto lo reconoce hasta la oposición, que ha perdido el enorme capital
de movilización de importantes contingentes que tuviera un par de año
atrás.
Pero. ¿cuál es el proyecto de país
de la oposición? ¿Volver a 1998? Un esbozo a trazos gruesos no
termina de convencer. Y, a escasos días del referendo, la pregunta
seguía siendo la misma a una oposición descoordinada, incoherente,
sin unidad ni liderazgo fuerte. En plena confrontación,
permanentemente y con sectores que siguen incitando al magnicidio o a
un nuevo golpe.
Su Acuerdo Nacional por la Justicia
Social y la Paz Democrática, intenta establecer las bases de un
proyecto político, económico y social común a todos los que se
sienten antichavistas, que sea liderado por un único candidato a
elegir a través de unas elecciones primarias El contenido de este
acuerdo y el denominado Plan de Consenso elaborado por la CIPE (Center
for International Private Enterprise) de Estados Unidos ha sorprendido
a muchos. A otros, ni siquiera.
La Paz Democrática opositora
supone la inexistencia del conflicto social, dejando el poder
nuevamente en manos de las élites económicas del país, renovando la
Constitución. Caminando siempre para atrás. Las escasas propuestas
son incoherentes y hasta contradictorias: defensa de una utilización
competitiva del tipo de cambio cuando se propone, simultáneamente, no
intervenir sobre él. Habla de sacar las acciones de la estatal
petrolera Pdvsa a 'oferta pública', para privatizarla. Para ello,
precisamente, deben reformar la Constitución.
No hay una figura que aglutine a la
oposición, para colocarla como alternativa a Chávez, y eso permite
que el mandatario ubique la lucha en "Bush o la revolución
bolivariana", como casi 60 años atrás fue "Braden o Perón".
La carencia de un líder carismático
la oposición la suple con el poder económico que infunde respeto y
miedo a ciertos sectores con dificultad para desprenderse de la
secular obediencia y genuflexión a las jerarquías sociales, en un país
donde la democracia reclamativa, formal o representativa hizo
desaparecer en 40 años unos 300 mil millones de dólares de ingresos
petroleros, para dejar en su lugar al 80% de la población en situación
de pobreza y una deuda externa que alcanzó los 27.500 millones de dólares.
El enemigo principal parece ser Bush y al atención se centra en lo
que puedan preparar los llamados radicales para crear un clima de
terror, de inestabilidad ligados a la continuidad de Chávez.
El Presidente entendió que aquí
se juega todo, que hay que echar toda la carne en el asador, asegurar
cada voto sin confiar en las encuestas, porque cuanto mayor sea el número
de votos ratificando a Chávez, menor será el margen de maniobra que
tendrán Bush y sus repetidores locales. Ganar por paliza, es la
consigna.
Tras una alta conflictividad política
en torno al breve derrocamiento de Chávez en abril del 2002 y a fines
de ese año e inicios del 2003 por un paro que golpeó la vital
industria petrolera, este año los venezolanos viven algo parecido a
la bonanza económica.
"Los venezolanos tendremos la
posibilidad cierta de frenar al demonio de la intolerancia, de la
división, con sus secuelas de desempleo, inseguridad y hambre y abrir
para esta patria que hemos decidido compartir un nuevo camino de
estabilidad," dijo el gobernador opositor Enrique Mendoza, uno de
los dirigentes de la Coordinadora Democrática y gobernador del estado
Miranda, reitera a diario acusaciones de que Chávez busca imponer una
dictadura, que es autoritario, y domina todos los poderes públicos
imponiendo leyes y que ha arruinado al país al dilapidar los elevados
ingresos extraordinarios.
Luis Vicente León, director de
Datanálisis, una encuestadora que trabajó para la opositora
Coordinadora Democrática, advirtió que las muestras arrojan una
tendencia favorable a la ratificación del mandato de Chávez.
"Hay una tendencia clara de crecimiento en la aprobación de
gestión, mientras que el rechazo del Presidente cae ", señaló.
Precisó que "la tendencia de
crecimiento de la disposición del voto por el No es positiva,
mientras que en la disposición de voto por el Sí es negativa",
lo que se debe a tres razones fundamentales.
La primera tiene que ver "con
la estrategia de las misiones que fue muy exitosa desde el punto de
vista político. Esos programas sociales han sido altamente aprobados
por la población incluyendo parte de la oposición", indicó.
"La segunda variable es un
escalón más que un cambio sociopolítico: Cuando el presidente Chávez
acepta la convocatoria y llama a su gente a votar, un grupo muy
importante de la población, que antes se manifestaba indiferente ante
el referendo, resulta que realmente era chavista", destacó.
"El tercer elemento es la
campaña. Cuando se comparan las dos campañas, se encuentra un
desbalance muy importante entre la del Gobierno y la de la oposición.
La del Gobierno es una estrategia comunicacional sumamente agresiva, y
sobre todo intensa y rica, y con la ventaja de que el mensaje es uno
solo, el de la oposición es múltiple, y a nivel de mercadeo político
siempre es más fácil recordar el mensaje de Chávez que el de la
oposición", concluyó León.
"Ganar por goleada es la única
forma de terminar con tanta especulación dentro -y sobre todo- fuera
de fronteras, y avanzar en el sueño de una Venezuela, una América
Latina para todos y no solo para las élites", señala un
editorial del mensuario Question. Tal cual.
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