Voto
masivo contra la colonización imperialista
Por
Roberto Ramírez
Socialismo
o Barbarie, periódico, 19/08/04
Los
que el lunes al medio día pudimos ver la CNN, nunca se nos olvidará
las caras de dolor de estómago que lucían todos. Desde los
“periodistas” hasta los señores César
Gaviria, secretario de la Organización de Estados Americanos
(Ministerio de Colonias de EEUU), y Jimmy Carter, que recorre el
tercer mundo controlando elecciones, para que nadie haga fraudes como
el organizado por Jeb Bush en Florida, excluyendo a 300.000 negros del
registro electoral para que su hermano llegara a la presidencia de
EEUU.
El
ex presidente Carter dijo que los informes elaborados por su
organización “coinciden con los resultados parciales que aportó
esta madrugada el Consejo Nacional Electoral (CNE) que dieron la
victoria a Chávez con 58,25% a favor de su permanencia en el poder
(4.991.483 sufragios). Hubo un 41,74% en contra. La votación superó
los 10 millones de electores, y hay una clara diferencia a favor del
gobierno” . Por su parte, “el secretario general de la OEA, César
Gaviria, expresó que los resultados de la misión de su organización
son ‘compatibles’ con el conteo presentado por el CNE [Consejo
Nacional Electoral]. No hemos encontrado ningún elemento hasta ahora
que nos muestre que hubo fraude o manipulación del resultado”, señaló
Gaviria. Finalmente, “Carter exhortó a la oposición a ‘asumir
los resultados’... ‘Todos los venezolanos deberían aceptarlos’,
agregó el ex mandatario estadounidense.” (Associated Press,
16/08/04)
Sin
embargo, los jefes de la oposición proimperialista, la llamada
“Coordinadora Democrática”, hasta el momento, no quieren saber
nada de eso. Con frases tan prepotentes como disparatadas, tales como
“sabemos que hubo fraude porque perdimos en lugares donde no podemos
perder”, han iniciado lo que puede ser el “Plan B”: calificar
las elecciones de fraudulentas para deslegitimar la permanencia de Chávez
y abrir el camino a mediano plazo a nuevos intentos de derrocarlo por
la fuerza. El mismo lunes por la tarde, los llamamientos opositores a
protestar en las calles terminaron en incidentes sangrientos. Tratan
así de abrir un nuevo capítulo en el libreto de la “lucha democrática”
contra la “dictadura castrocomunista”.
Cuando
se anunció que el gobierno chavista había cedido a las presiones de
EEUU y convocado el referéndum, señalamos críticamente que iba a
darse una batalla en el terreno más favorable a la reacción
burguesa-imperialista, el de las elecciones. Querían repetir lo de
1989 en Nicaragua, con las elecciones que terminaron de enterrar en
ese país (y en toda Centroamérica) el proceso revolucionario abierto
diez años antes.
El
imperialismo y la oposición contaban con el hecho de que
tradicionalmente los sectores populares –que apoyan masivamente a Chávez–
tienen mucho menos participación electoral que la burguesía y las
clases medias. Pero en el referéndum tanto la inscripción en el
registro electoral como la concurrencia a votar batieron todos los
records, con cuatro millones de nuevos cedulados y casi 80% de
votantes. Tres de cada cuatro antiguos abstencionistas esta vez se
inscribieron y fueron a votar. Y evidentemente esa masa de nuevos
electores votó principalmente por Chávez. Pero esto fue consecuencia
de una movilización que organizó a unas 120.000 “patrullas”
electorales que involucraron a un millón de trabajadores y vecinos.
Por tercera vez, la movilización popular salvó a Chávez del
derrocamiento.
Polarización
social y política que se expresa en las urnas
La
polarización de clases que reflejó la elección, se puede leer en la
misma geografía de los barrios de Caracas. Mientras
más se baja en la escala social, más se amplía la masa de electores
y más crece la simpatía por el líder de la 'revolución
bolivariana'. Un caso espectacular es la zona conocida como la 'Cota
905', al sur de Caracas, un sector donde votaron unas 6.000 personas.
En los 588 habitantes de clase media, el No ganó por el 50% y entre
los 6.000 pobres muy pobres, el Sí quedó reducido al 10% de los
votos sufragados. El No ganó con el 90%.” (Argenpress,
16/08/04)
Otro
periodista, de Agence
France Presse.,
describe bien el sentido social de este voto: “Bajo lluvia y al son
de tambores, los simpatizantes del presidente Hugo Chávez se volcaron
en la madrugada del lunes a las calles de Caracas para festejar el
triunfo del carismático líder en el referendo del domingo que le
aseguró su permanencia en el poder hasta 2006. ‘¡Uh, ah, Chávez
no se va!’, gritaban embriagados por un ambiente triunfalista que
contagiaba a los ministros de Chávez quienes desde una tarima
cantaban con la multitud congregada ante el Palacio Miraflores, sede
del gobierno.
Desafiando
una pertinaz lluvia, vivaron largamente al mandatario cuando en un
fogoso discurso juró profundizar la ‘revolución bolivariana’,
como denomina este populista líder de izquierda a su proyecto de
reformas políticas y sociales.
Los
simpatizantes llegaron a pie, en motocicletas y camiones para asistir
a una espontánea fiesta popular por la victoria oficialista, con el
lanzamiento de sonoros petardos y el baile de los contagiantes
tambores caribeños.
Este
es un triunfo no sólo de Venezuela, sino de los pueblos del tercer
mundo y de los pueblos que dicen 'No' a quienes quieren gobernar el
mundo’, señaló Chávez, de 50 años, desde el llamado ‘balcón
del pueblo’, sitio que utiliza cada vez que obtiene un triunfo
electoral.
Debajo
de ese balcón, se encontraban miles de simpatizantes provenientes
–fundamentalmente– de las vecinas villas miserias, que Chávez ha
prometido mejorar con diez planes sociales que impulsa su gobierno
desde 2002.
Entre
esos seguidores estaba Emidia Rojas, una cocinera de 60 años de edad,
que dijo haber brindado con sus vecinos la victoria del
‘Comandante’ frente a sus opositores: ‘A este hombre yo lo amo.
Doy mi vida por él y ¿sabes por qué? Porque nos abrió los ojos a
todos los pobres de este país’, señaló Rojas a la AFP. Rojas
estaba acompañada por su vecina Carmen, quien saludó el triunfo de
Chávez como ‘una victoria del pueblo contra Bush’.
Chávez
acusa al gobernante estadounidense de financiar a la oposición en la
campaña para removerlo del poder e, incluso, dijo haber vencido los
planes estadounidenses en su contra con un ‘batazo’ [de béisbol]
que llegó a la Casa Blanca.
El
ambiente de celebración se vio aderezado con las canciones de
protesta, música folklórica venezolana y espontáneos discursos de
dirigentes populares que evocaban citas de Simón Bolívar, Ernesto Ché
Guevara y Jesucristo.
La
fiesta chavista se contrapuso a las caras largas y el desánimo
observado por dirigentes de la coalición opositora Coordinadora
Democrática (CD), quienes conocieron el resultado en una quinta de
Caracas y dijeron que hubo ‘fraude’.” (AFP, Caracas,
16/08/04)
Por
un lado, ha sido un voto masivo contra la prepotencia y la
colonización imperialistas. Por el otro, un voto por la
defensa y ampliación de reformas que, sin haber cambiado la
estructura de clases ni las escandalosas desigualdades de la sociedad
venezolana, han mejorado la situación de los más pobres. La escalada
de precios de los hidrocarburos y el mejor control de PDVSA (la
empresa estatal de petróleo) han permitido que una porción mayor de
la renta petrolera llegue a esos sectores. Y la gente sabe que sin Chávez,
eso no sucedería.
Sin
resolver problemas de fondo como el desempleo, el salario o las
condiciones laborales, que exigirían medidas anticapitalistas
que ni el programa ni la política de Chávez contemplan, el
gobierno despliega un fenomenal esfuerzo asistencialista, apoyado
en las organizaciones sociales y barriales, que no tiene paralelo en
América Latina.
La
Misión ‘Barrio Adentro’ –nos escribe una militante
venezolana– tiene en acción 10.000 médicos cubanos que van a las
casas, no cobran un centavo y dan las medicinas gratis. Los
consultorios se convierten en centros de organización del barrio. En
esos barrios hay muchísimos jóvenes que
lograron cupo en la universidad, algo inconcebible años atrás, muchísima
gente que saca su bachillerato rápidamente, o que no sabía leer y se
alfabetiza. También hay mercados baratos, que no tienen de todo pero
que permiten comprar lo necesario.
Por
el otro lado, si hay algo claro en el nebuloso “programa” de la
oposición, es lo de acabar con ese “derroche” de la renta
petrolera, que se malgasta en dar de comer a “los monos”, a “los
negros”, como llama la petulante la burguesía venezolana a los
trabajadores y los sectores populares. Para terminar con esto, la
principal propuesta de la oposición es privatizar PDVSA.
¿Y
ahora, qué?
La
lógica satisfacción que compartimos con los trabajadores y el pueblo
venezolano por haberse evitado un desastre como el de Nicaragua hace
15 años, no nos debe confundir sobre las reales dimensiones y
alcances de este hecho. Las corrientes que apoyan incondicionalmente
al líder venezolano presentan esto como un triunfo estratégico. El
mismo Chávez dice que con esta votación "Venezuela cambió para siempre, ya no hay
retorno al pasado”. (Venpress, 16/08/04)
Al
anunciarse el referéndum, Chávez lo presentó no como una concesión
ante las presiones del Departamento de Estado, sino como la “batalla
de Santa Inés”, que iba a dirimir de una vez por todas el conflicto
social y político en que está involucrada la sociedad venezolana.
Por
nuestra parte decíamos que, efectivamente, “Chávez puede ganar el
Referéndum, pero el problema seguirá en pie... Es más, en estos
momentos las encuestas de la misma Coordinadora Democrática,
realizadas por empresas yanquis, dan triunfador a Chávez”, pero que
eso no resolvería los problemas de fondo. “El
triunfo de la oposición abriría seguramente las compuertas a una
violenta ola reaccionaria, que se dirigiría en primer lugar a
aplastar al movimiento obrero y de masas, y a los activistas
sindicales y populares...” Pero, “la otra posibilidad, que Chávez
gane, tampoco resuelve las cosas. Es completamente falsa la
pintura que se hace desde el gobierno, que entonces la oposición
burguesa y el imperialismo estarían obligados a acatar lealmente el
resultado. Ya han comenzado la campaña de que si pierden el Referéndum,
eso se debería a que hubo fraude... Y así estará instalado casi
inmediatamente el escenario para la continuar la confrontación,
ahora bajo el manto de una campaña internacional contra la
“dictadura castrocomunista” de Venezuela, que no permite
elecciones limpias.” (Socialismo o Barbarie, periódico, 08/07/04) Y efectivamente,
esto es lo que hoy está sucediendo.
La
reacción de los dirigentes opositores ante el triunfo del No, apunta
hacia la iniciación de este “Plan B”. Sin embargo, todavía es
muy temprano para saber en qué medida esto corresponde a una política
de conjunto, que abarque desde el Departamento de Estado hasta
sus agentes de la Coordinadora Democrática. Es que Washington, con
graves problemas en el campo internacional, que van desde Irak hasta
la crisis petrolera que su política belicista ha contribuido a
agravar, parece estar tomándose un momento para reflexionar qué va a
hacer.
Al
triunfar Chávez por un margen aplastante, ni Gaviria ni Carter
pudieron repetir otra estafa como la de hacer pasar por buenas las
firmas falsificadas para el referéndum. Ése era un terreno más
“embarrado” y confuso.
EEUU
no podía descalificar el veredicto de sus dos agentes
“imparciales”. Después de demorar casi dos días –en una tácita
desautorización a Carter y Gaviria– el Departamento de Estado debió
resignarse a aceptar los hechos, aunque mascullando al mismo tiempo
que “si la oposición siente que hay evidencia creíbles de
fraude... es necesario mirarlas y examinarlas’ ”.(AFP, Declaraciones de Tom Casey, vocero del Departamento de Estado,
16/08/04)
Es
que en Washington, ya antes del referéndum, parece comenzado una
discusión sobre la política frente a Chávez. Según Jim Lobe,
corresponsal en Washington de Inter Press Service, funcionarios
de gobierno y analistas de Estados Unidos parecen resignados a dos años
y medio más de gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, cuando faltan
dos días para el referendo que decidirá la revocación.
‘Definitivamente, (Chávez) tiene el viento a favor, aunque a
Washington no le guste’, admitió un funcionario de la administración
Bush.
‘Realmente,
el gobierno (de Bush) no tiene una buena opción para presionar a Chávez
si gana’, opinó William Leo Grande, experto en asuntos
latinoamericanos de la American University, de Washington. ‘Lo último
que quiere Washington es alejarse de otro gran productor de petróleo.
Si Chávez gana, tendrá que apretar los dientes y convivir con él’,
agregó.
De
hecho, algunos analistas prefieren una victoria clara de Chávez este
domingo a una carrera ajustada, que podría dar lugar a acusaciones de
fraude de cualquiera de las dos partes, en especial si los
observadores internacionales, la OEA y el Centro Carter para la Paz,
no ofrecen una evaluación clara sobre la justicia y libertad de los
comicios.
La
posibilidad de un conflicto civil en una de las fuentes extranjeras más
importantes y confiables de petróleo, en tiempos en que el precio del
crudo alcanza máximos históricos, es una pesadilla que los asesores
políticos de Bush quieren evitar a toda costa, cuando faltan menos de
tres meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos.” (IPS,
12/08/04)
Por
su parte, la corresponsal de Deutsche Presse en Washington
informa que “analistas políticos de Estados Unidos dijeron hoy que
si el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, gana el referéndum
revocatorio y es ratificado en el cargo, Washington deberá revisar su
política hacia Caracas.
Según
el analista Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación Política
y Económica, las encuestas muestran que Chávez está adelante en el
referéndum por ‘el éxito del gobierno en expandir el acceso a la
salud, la educación, programas de alfabetización y alimentos
subsidiados para los pobres... La administración Bush apoyó
inicialmente un golpe militar en 2002, y a veces alentó a la oposición
venezolana en sus intentos para derrocar el gobierno por medio de
huelgas petroleras. Pero si Chávez gana el referéndum, o si pierde y
gana la elección al siguiente mes, el Departamento de Estado podría
tener que aceptar esos resultados’, agregó Weisbrot.” (DPA,
13/08/04)
En
el panorama del capitalismo estadounidense, han comenzado a aparecer
también algunas voces discordantes con el antichavismo cerril,
cultivado tanto por Bush como por su gemelo político, el candidato
demócrata, J.F. Kerry. Así según France Presse, en Wall Street
“la votación en el 5º exportador mundial de petróleo fue
atentamente observada. Venezuela, el único miembro latinoamericano de
la OPEP, suministra más crudo a EEUU que Arabia Saudita, según el American Petroleum Institute. Los analistas de Wall Street tenían
esperanzas en la victoria de Chávez que podría traer estabilidad en
los precios, después que el costo del barril alcanzó nuevas alzas
hasta 46,91 dólares en Londres y Nueva York. Chávez ha jurado
garantizar la estabilidad de los mercados mundiales”.
Por
el lado de Chávez, hay que señalar que su actitud después del
triunfo ha sido la de repetir la misma política aplicada luego
de sus victorias contra el golpe militar de abril del 2002 y el golpe
petrolero de diciembre 2002-enero 2003. O sea, la política de “acuerdo
nacional”, de llamar a la conciliación con la oposición...
y en esta ocasión también con Washington, dando las más rotundas
garantías de que el petróleo venezolano (que abastece al 15% del
mercado de EEUU) seguirá fluyendo hacia el norte.
Apenas
conocidos los resultados, el Presidente habló a sus simpatizantes
pero trató de llevar un mensaje de armonía en una sociedad partida
en dos alrededor de su figura. Llamó a la ‘reconciliación’ y
requirió a la oposición una ‘muestra de madurez democrática’.
Chávez dijo que ‘Venezuela garantiza la estabilidad del mercado
petrolero mundial’ y también expresó su deseo de que ‘a partir
de hoy, las autoridades del país más poderoso del planeta respeten
al gobierno y al pueblo de Venezuela’, en referencia al presidente
estadounidense, George W. Bush.” (Corresponsal de Clarín,
16/08/04)
El
problema es que esta política, en las dos ocasiones anteriores,
preparó las condiciones para implementar la siguiente embestida
reaccionaria.
Esta
vez, la política de “conciliación” y “acuerdo nacional” de
Chávez –que apunta, por un lado, a mantener los programas sociales
a gran escala y, por el otro, a conformar a la lumpen-burguesía
venezolana y sus 31 grupos económicos– tiene el viento favorable
del crecimiento fenomenal de la renta petrolera por la escalada de los
precios del crudo.
Sin
embargo, aunque toda o parte de la burguesía se avenga finalmente a
compartir la torta, la historia dice que estas épocas de bonanza
petrolera terminan tarde o temprano, a veces bruscamente. Por otro
lado, como ha sido frecuente en todo el mundo, el asistencialismo en
gran escala, si bien inmediatamente apacigua los reclamos populares,
genera luego sectores que van por cosas más de fondo, como ser,
puestos de trabajo no precarios, salarios dignos, etc.
Pero,
ni aun con altos precios del petróleo que se mantuvieran de aquí a
la eternidad, sería posible resolver, por ejemplo, el desempleo y el
subempleo, que afectan hoy a la mayor parte de la fuerza laboral,
comenzando por la juventud. Para eso serían imprescindibles medidas
que afectarían, no tangencialmente sino de lleno, a las ganancias y
la propiedad de la parasitaria burguesía local, del capital
extranjero y de los acreedores de la deuda pública. Empero, si algo
ha quedado claro acerca de Chávez y su “Revolución Bolivariana”,
es que siempre se ha detenido antes los límites de la sagrada
propiedad privada, aunque se trate de la propiedad privada de los
capitalistas que han hecho de todo para derribarlo.
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