El
jefe del Pentágono intensifica sus amenazas
Por
Bill Van Auken
World Socialist Web Site, 7 Abril 2005 (*)
El
Ministro de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, se aprovechó
de su breve visita a tres países latinoamericanos [en marzo] para
intensificar sis amenazas contra Venezuela y ponerle presión a los
gobiernos de la región con tal que se unan a la campaña de Estados
Unidos para aislar al gobierno del presidente Hugo Chávez.
Haciéndole
eco a la retórica que Estados Unidos durante la Guerra Fría,
Rumsfeld describió como una amenaza al hemisferio el pacto firmado
por Venezuela para obtener armas militares de Rusia. "Pero claro
que esto me inquieta", dijo Rumsfeld refiriéndose al pacto, por
medio del cual Caracas ha de comprar 100,000 rifles AK-47 y diez helicópteros
militares a Moscú.
El
miércoles pasado, antes de encontrarse con el presidente de Brazil,
Luis Ignacio Lula da Silva, Rumsfeld declaró que no podía imaginarse
lo que va a suceder con 100,000 rifles AK-47: "No puedo
imaginarme por qué Venezuela necesita 100,000 rifles AK-47... No
puedo imaginarme que sería bueno para el hemisferio si esto
sucediera".
Pero
las campañas propagandistas acerca de pactos de armas para justificar
la agresión militar de Estados Unidos es un juego muy viejo de
Washington. En 1954, la noticia que el gobierno nacionalista del
Presidente Jacobo Arbenz Guzmán en Guatemala había comprado armas
pequeñas de Checoslovaquia proporcionó el pretexto para que la CIA
orquestara un golpe de estado que detuvo y puso en marcha hacia atrás
las reformas agrarias y le abrió paso a más de treinta años de
dictadura y represión.
En
ese entonces, el objetivo de la intervención fue restaurar el
monopolio que la United Fruit Company había establecido sobre la
tierra más fértil del país, así como también su capacidad para
obtener sus ganancias sin el obstáculo de las leyes sobre la mano de
obra y de las rentas internas.
Hoy
también las consideraciones son similares: las ganancias
empresariales y los intereses estratégicos de Estados Unidos. El
gobierno nacionalista-izquierdista de Hugo Chávez se ha convertido en
un impedimento a la campaña respaldada por Estados Unidos para
privatizar los enormes recursos petrolíferos de Venezuela como uno de
los primeros pasos para que Washington y los conglomerados energéticos
de Estados Unidos se apoderen de ellos.
Aunque
Rumsfeld "no puede imaginarse" por qué Venezuela quiere
modernizar sus fuerzas armadas, el gobierno venezolano aparentemente
no sufre la misma carencia de imaginación puesto que Estados Unidos
ha intensificado su armamento militar en las fronteras del país.
El
gobierno de Bush ha pedido casi $575 millones en ayuda militar este año
para el gobierno derechista de Colombia bajo el Presidente Alvaro
Uribe. Washington ha incrementado su ayuda militar a Colombia por más
de 1.000% durante la última década. Tan sólo durante los últimos
seis años, Estados Unidos ha derrochado casi $4.000.000.000 de ayuda
a Colombia. El 80% de esta cantidad ha sido destinada al entrenamiento
de las fuerzas de seguridad del país.
En
el 2003, el Pentágono duplicó la cantidad de tropas colombianas que
reciben entrenamiento de Estados Unidos; cifra que ahora llega a los
13.000. El octubre pasado, el Congreso de estados Unidos votó no sólo
para aumentar la cantidad máxima de tropas estadounidenses-de 400 a
800-que se pueden desplegar en Colombia, sino también la cantidad
correspondiente de contratistas militares de 400 a 600. Estas fuerzas
juegan un papel decisivo en las actividades militares colombianas,
prestándole sus servicios para el espionaje y la supervisión de la
logística, el mantenimiento de equipos, y la organización y la
capacitación de varios batallones contra las insurgencias.
Uno
de los focos de estas actividades respaldadas por Estados Unidos ha
sido la provincia de Arauca, rica en recursos petrolíferos en los límites
del país. Esta zona ha presenciado numerosos arrestos, secuestros y
asesinatos en masa de personas a quienes se les sospecha de simpatizar
con los guerrilleros, de sindicalistas y activistas en las
comunidades; ola de violencia estatal que frecuentemente ha descendido
en territorio venezolano.
En
comunicado emitido el miércoles, el Vicepresidente del país, José
Vicente Rangel, explica que está "preocupado por el elevado
gasto militar que lleva a cabo EE.UU, que ronda los $450.000 millones
de dólares". Fue una respuesta a los a los comentarios de
Rumsfeld en Brasil. Sigue Rangel: "¿A qué le pueden temer para
justificar tamaño incremento del gasto militar?"
Guerra
propagandista para justificar el saqueo de los recursos petrolíferos
Rangel
caracterizó las palabras del jefe del Pentágono como una guerra
propagandista que representaba una nueva fase en las agresiones
imperialistas [de Estados Unidos], cuyo fin era permitirle [a EE.UU ]
apoderarse de los recursos energéticos de la nación. Agregó que
Venezuela solamente era un paso en sus ambiciones mundiales.
Actualmente,
Venezuela abastece a Estados Unidos con 1.5 millones de barriles de
petróleo diarios; cantidad que representa un 60% de las exportaciones
del país y el 15% del petróleo extranjero que Estados Unidos
consume.
La
guerra propagandista a la cual Rangel se refiere apareció
destacadamente en un artículo de primera página de la revista
derechista, National Review, la cual incluía un retrato de Hugo
Chavez y el Presidente Fidel Castro de Cuba en su portada bajo el
titular, "El eje del mal". El autor es Otto Reich, quien
hasta hace varios meses fue el consejero sobre asuntos
latinoamericanos de mayor antigüedad en el gobierno de Bush.
Escribe
Reich, veterano propagandista de las guerras sucias que la CIA y el
Pentágono llevaron a cabo en América Central durante la década de
los 80: "A este eje de subversión que va apareciendo entre
Colombia y Venezuela hay que hacerle frente antes de que pueda socavar
la democracia en Colombia, Nicaragua, Bolivia o en otro país vecino
vulnerable".
La
opinión del director de la CIA, Porter Goss, durante su testimonio a
principios de mes ante el Comité fue muy similar a la de su
testimonio anterior ante el Comité sobre las Fuerzas Armadas del
Senado de Estados Unidos. Fue ahí donde abogó por mayor atención a
las amenazas en "nuestro propio patio de atrás".
Goss
puntualizó que el año que viene ocho países sudamericanos y
centroamericanos van a celebrar elecciones presidenciales y advirtió
que la si ocurre "una desestabilización o si se da un paso hacia
atrás en cuanto a los principios democráticos...no serviría de nada
a nuestros intereses y probablemente sería una amenaza a largo plazo
a nuestra seguridad".
Goss
acusó a Venezuela de respaldar a fuerzas antigubernamentales en
Bolivia y Colombia, y declaró que "Estamos hablando acerca de la
intervención de actores estatales en los asuntos soberanos de
diferentes países". Describió al presidente venezolano, Hugo Chávez
como alguien que "muy claramente nos está causando un mal"
y aludió específicamente a las íntimas relaciones de Venezuela con
Cuba, a la cual le vende petróleo a precios baratos.
El
director de la CIA admitió que las amenazas a los intereses de
Estados Unidos en Latinoamérica habían pasado a un segundo plano
debido a las intervenciones de Estados Unidos en el Oriente Medio bajo
la insiginia de la "guerra contra el terror". Según él, el
resultado ha sido que la intervención de la CIA en el continente ha
sido anémica. Hemos eliminado progresivamente muchas actividades que
ahora mismo deseamos no haber llevado a cabo", agregó.
Las
"actividades" por las cuales esta agencia es infame en la
región incluyen la organización de golpes militares violentos contra
gobiernos elegidos, atentados contra jefes de gobierno y otros
funcionarios y la organización de guerras terroristas ilegales, como
en Nicaragua.
El
15 de marzo, haciéndole eco a Goss durante su testimonio ante el
mismo comité, Bantz Craddock, Comandante General del Comando Sur de
Estados Unidos (SOUTHCOM), identificó el crecimiento de de
"grupos radicales" como una amenaza primordial a los
intereses de Estados Unidos y dijo que le "preocupa la influencia
de Venezuela en la región".
"SOUTHCOM
apoya la postura del estado mayor de mantener la comunicación entre
militares, en este caso con las fuerzas militares de Venezuela para
apoyar los intereses de largo plazo de ese país y de la región",
dijo Craddock. Washington espera usar semejante comunicación para
cultivar una nueva línea de oficiales venezolanos dispuestos a
participar en un golpe de estado contra Chávez. Después que el golpe
respaldado por Estados Unidos fracasara en abril del 2002, el gobierno
de Chávez quitó de sus puestos a una gran cantidad de comandantes
militares derechistas.
"No
obstante", añade el General, "creo que necesitamos un
amplio enfoque entre las agencias para trabajar con Venezuela y así
fomentar las funciones de las instituciones democráticas". Este
"enfoque entre las agencias" consiste de una prolongada
campaña para la destabilización y comenzar preparaciones para un
golpe militar y hasta una invasión militar directa por parte de
Estados Unidos.
Craddock
también advirtió que "la creciente presencia de la República
Popular de China (RPC) es una dinámica que se está desarrollando y
que no puede ser ignorada". Citó un informe reciente chino que
indica que en el 2004, China había unvertido casi $900 millones en
Latinoamérica, cifra que representa casi la mitad de sus inversiones
en el extranjero. Craddock también aludió a la creciente cooperación
entre los militares de China y de Latinoamérica. Últimamente,
funcionarios militares chinos han visitado la región unas veinte
veces.
Craddock
continúa: "Los intereses económicos en desarrollo y la
presencia e influencia en la región no constituyen una amenaza, pero
son claramente elementos de cierta situación que deberíamos
reconocer y considerar con mucho cuidado a medida que establecemos
nuestros propios fines y nuestra política y participación en la región".
Manifestaciones
contra Rumsfeld en Argentina y Brasil
El
Ministro de Defensa de Estados Unidos se encontró con grandes
manifestaciones en ambos países, donde fue criticado ferozmente como
arquitecto de la guerra en Irak; tema que discretamente evadió
durante reuniones con funcionarios de los gobiernos de Argentina y
Brasil. En Buenos Aires, manifestantes por dos horas bloquearon un
puente en dirección hacia la capital argentina.
Rumsfeld
llegó a la ciudad justamente dos días antes del aniversario del
golpe militar del 1976 que llevó la dictadura al poder; dictadura
responsable por el asesinato, la tortura y la "desaparición"
de decenas de miles de argentinos. Durante ese período, Rumsfeld fue
jefe del Pentágono, lo cual facilitó su participación en la
formulación de una política que lo hizo cómplice y ayudante de la
represión policial estatal.
Grupos
que representan a los parientes de los desaparecidos y de ex
prisioneros políticos criticaron severamente a Rumsfeld por repetir
en Irak los crímenes que llevara a cabo en Latinoamérica tres décadas
atrás. Varios de los grupos presentaron una demanda legal simbólica
en la que acusaban al Ministro de Defensa de Estados Unidos de ser
responsable por "la tortura y las ejecuciones; el tratamiento
cruel, inhumano y degradante; y crímenes de guerra cometidos por la
tropas estadounidenses en las prisiones de Guantánamo, Afganistán e
Irak".
Después
de la reunión con Rumsfeld, que duró tan sólo una hora, El Ministro
de Defensa argentino, José Pampuro, indicó que los dos habían
conversado acerca de la importancia de reanudar los ejercicios
militares en conjunto que se habían suspendido en el 2003. Sin
embargo, aclaró que su gobierno todavía no estaba dispuesto a
aceptar la exigencia de Estados Unidos que los había terminado
originalmente: inmunidad automática para cualquier crimen cometido
por tropas estadounidenses. Funcionarios argentinos también indicaron
que Washington temía que a oficiales de sus fuerzas armadas les
fueran imputados crímenes de guerra ante el Tribunal Penal
Internacional y sujetos a ser extraditados de Argentina, la cual es
firmante del Tratado de Roma, documento de fundación de esa
organización.
Rumsfeld
concluyó su gira de cuatro días en Guatemala, país donde hace medio
siglo que la CIA organizó uno de los golpes de estado clásicos en
Latinoamérica. Ahí anunció que las fuerzas militares de Estados
Unidos reanudarían su ayuda a los militares guatemaltecos-ayuda que
por quince años había sido suspendida-con $3.2 millones. Washington
prohibió ayuda de semejante índole en 1990 cuando se reveló la
violencia genocida que los militares guatemaltecos habían llevado a
cabo. La comisión establecida por la Organización de las Naciones
Unidas calculó conservadoramente que más de 200,000 personas
perdieron sus vidas en la guerra de contrainsurgencia respaldada por
Estados Unidos.
Anteriormente
en el mes de marzo, el Ministerio de Relaciones Exteriores certificó
que Guatemala, con tal de reanudar la ayuda militar, inclusive
asegurar que los militares respetarían la dirigencia civil, se
comprometía a obedecer las disposiciones exigidas por el Congreso de
Estados Unidos.
Justamente
diez días antes de la visita de Rumsfeld, tropas guatemaltecas
abrieron fuego contra campesinos, trabajadores y maestros que se
manifestaban en contra del Acuerdo de Libre Comercio Centroamericano.
La balacera dejó muerto a un hombre y a varios otros heridos.
Partidarios de los derechos humanos han acusado a los militares de
rehusar toda cooperación con las investigaciones de los asesinatos en
masa en que habían participado. Grupos terroristas aparentemente con
vínculos a las fuerzas armadas del país repetidamente han convertido
a las personas que exigen semejante cooperación en el blanco de sus
ataques.
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Este artículo apareció en nuestro sitio en su inglés original el 26
de marzo de 2005.
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