Venezuela

 

El próximo 9 de julio, en el Teatro Imperial, frente a la Plaza La Candelaria en Caracas, se realizará un acto nacional de OIR (Opción de Izquierda Revolucionaria) y de otros grupos que, según informan, “marchan en la construcción de una organización revolucionaria y socialista”, planteando inicialmente la constitución de unConsejo Promotor del Partido de los Trabajadores por la Revolución Socialista”. Los compañeros nos han enviado el siguiente “proyecto de documento” que sirve de base al debate de esa propuesta.

Tesis Programáticas

¡Llegó la hora de profundizar la revolución!
¡Es el momento de luchar por el socialismo!

Enviado el 02/07/05

La Revolución Bolivariana ha llegado a un punto de intersección donde es urgente la definición definitiva de su curso. La urgencia de profundizarla, de hacer la “revolución en la revolución”, como coloquialmente lo ha llamado nuestro pueblo, es hoy una necesidad imperiosa. Como todos sabemos, y la historia lo comprueba, “revolución que no avanza, se estanca y retrocede”.

Todos los venezolanos, los trabajadores, campesinos, estudiantes, los pobladores de los barrios y comunidades urbanas y rurales, están conscientes de los grandes avances y logros conquistados con su tenaz lucha a lo largo de los últimos seis años. Están plenamente conscientes de lo que significan las Misiones, la ampliación de las libertades democráticas consagradas en la Constitución, así como el contenido de inclusión social y económica de las leyes habilitantes, sin embargo, también tienen claro que siendo todas las anteriores, conquistas democráticas significativas, todavía falta mucho para darle respuesta estructural a los graves problemas existentes entre los sectores más pobres de nuestro país.

La lucha librada a lo largo de los últimos años ha puesto al descubierto las tremendas desigualdades existentes, y la necesidad de consolidar, profundizar y extender a todo el pueblo y a los trabajadores, estos avances obtenidos mediante la movilización contra el imperialismo y sus acólitos nacionales. Es evidente que en un país como el nuestro, con grandes riquezas y recursos, es mucho lo que aún podemos lograr para acabar definitivamente con la desigualdad y la explotación que durante décadas sumergió a nuestro pueblo en la más abyecta miseria. Lo obtenido hasta ahora con nuestra lucha es sólo una muestra de lo que podemos lograr si continuamos avanzando y profundizando el proceso revolucionario.

La poderosa movilización popular que dio al traste con la efímera dictadura de Carmona en abril de 2002; la lucha librada durante dos largos meses contra la burguesía y la meritocracia petrolera, entre diciembre del 2002 y febrero del 2003; el enfrentamiento a la violencia paramilitar y a las “guarimbas”, y más recientemente, el rotundo triunfo popular en el referendo del 15 de agosto de 2004, el cual fue seguido por la victoria en las elecciones regionales de octubre del pasado año, las cuales se produjeron en el marco del clamor popular por honrar la democracia participativa y protagónica establecida constitucionalmente, mediante la escogencia democrática de los candidatos; todos estos han sido triunfos inobjetables del pueblo y los trabajadores que han potenciado al máximo sus fuerzas y la iniciativa para continuar profundizando el proceso revolucionario.

Después de las victorias en el referendo y en las elecciones regionales sobre las alicaídas organizaciones políticas de la burguesía venezolana, ha quedado expedito el camino para continuar avanzando en aras de profundizar la revolución bolivariana. Ya no hay excusas para postergar la solución a los males que aquejan al pueblo y a los trabajadores. Ya no se puede dejar para mañana el enfrentamiento a la impunidad, y el justo castigo a los golpistas, ni la lucha sin cuartel contra la corrupción y la burocracia quintacolumnista disfrazada de “bolivariana”, enquistada en los organismos públicos, alcaldías y gobernaciones. No hay argumentos que valgan para dejar para un futuro indeterminado la transformación definitiva de PDVSA, a través de una Constituyente Petrolera, que ponga en manos de sus trabajadores la gestión de nuestra principal industria; ya no hay ningún tipo de justificación para no entregarle a los trabajadores de las empresas tomadas el control de las mismas, el ejemplo de Venepal y de Constructora Nacional de Válvulas, recientemente expropiadas por el gobierno, debe materializarse en los casos de Industrial de Perfumes, Textiles Fénix, entre otras empresas.

Sobre la base de los triunfos populares, y apoyándonos en la tremenda energía acumulada durante los últimos años, debe concretarse la contraloría social y la conformación de los Consejos Locales de Planificación Pública, así como la elección por la base de los candidatos a las próximas elecciones de concejales y parlamentarios.

Para profundizar la revolución es indispensable construir un  partido revolucionario de los trabajadores y el pueblo

Las lecciones que nos han dejado estos años de difícil y compleja confrontación es que la única posibilidad de avanzar con esperanzas de triunfo definitivo es profundizando la revolución, y logrando que la población esté plenamente consciente de que el socialismo es la única alternativa.

Para lograrlo, los revolucionarios debemos asumir el  compromiso inquebrantable de proponernos y proponerle a los trabajadores y el pueblo, la construcción de una herramienta política que organice y potencie, sobre la base de un programa revolucionario y una disciplina política, nuestra actividad militante. Esto es, un partido de los trabajadores y las trabajadoras, así como del conjunto del pueblo explotado y oprimido, que sobre la base de las experiencias internacionales y nacionales, y acorde con las exigencias presentes, mediatas y futuras de la población, diseñe un Programa de Transición hacia el socialismo.

Este es el momento propicio para plantearse el desafío de construir esa organización. Por la experiencia revolucionaria de los últimos años, la población rompió definitivamente con los partidos de la IV República. AD. COPEI, MAS, Causa R, Bandera Roja, han quedado en el olvido. Y también comienza a tomar distancia respecto de los nuevos partidos burocráticos, corruptos y clientelistas de la V República.

Muchos compatriotas esperanzados se inscribieron en las filas de esas organizaciones creyendo que iban a superar a los “jefes” políticos. Y luego de la experiencia probaron que eso no es posible, ya que esos partidos nunca fueron real alternativa, y si bien es cierto que sacan millones de votos, lo hacen amparados en el prestigio de que goza el presidente Chávez.

A todos esos compatriotas les decimos: construyamos juntos nuestra propia herramienta política, así como estamos consolidando instrumentos valiosos de lucha como la UNT, las cooperativas, los comités de tierra, las UBE´s, para dar la batalla contra los enemigos del proceso revolucionario.

Hoy es urgente que construyamos nuestro propio partido de los trabajadores y el pueblo que luche por el socialismo. Un nuevo partido realmente democrático, que organice a su interior a los mejores luchadores y activistas salidos de las filas de los trabajadores y del pueblo movilizado, que tenga por finalidad la movilización obrera y popular y la lucha por conquistar el poder para los trabajadores y el pueblo.

Un Partido Revolucionario de los Trabajadores por el Socialismo que sea solidario con las luchas del pueblo, que defienda la soberanía nacional, enfrente al imperialismo, demande el no pago de la deuda externa, luche por un aumento general de sueldos y salarios. Que enfrente día a día a los empresarios y terratenientes explotadores y opresores. Que tenga la vocación internacionalista que nos legó el libertador Simón Bolívar. Un partido que esté en primera fila en la lucha por la expropiación de las empresas para que sean controladas y administradas directamente por sus trabajadores. Un partido que luche por una nueva sociedad, libre de explotación y humillaciones, que luche por el socialismo con democracia obrera.

Ese partido ha de ser plenamente democrático, donde las mayorías definan la política a seguir, pero donde la minoría tenga pleno derecho a expresarse y a evaluar las decisiones adoptadas por la mayoría. Un partido cuya dirección esté constituida por los elementos más probados en la lucha de clases y no por caudillos. En el cual el sustrato para su accionar sea la discusión política y no las decisiones arbitrarias impuestas por los equipos de dirección. Una organización que promueva la participación de la mujer, los sectores populares, los campesinos y demás sectores explotados y oprimidos de la sociedad, pero no otorgándoles “cuotas” de participación, que al final de cuentas son migajas que las direcciones le confieren graciosamente, si no propiciando su efectiva y protagónica intervención en las principales decisiones y en la elaboración de la política a seguir por el conjunto de los militantes.

Una organización cuya preocupación exclusiva no sea la participación electoral, el parlamentarismo y la distribución de cargos, sino la preparación para la insurrección y la lucha por el poder político, derrotando al imperialismo y la oligarquía criolla.

Una herramienta que sirva para desarrollar la solidaridad con los trabajadores en lucha y que sea plenamente independiente del gobierno, los empresarios y sus partidos políticos.

Ese partido requiere un programa para la revolución socialista

Sobre la base de la experiencia histórica y presente en Venezuela, los trabajadores y el pueblo hemos venido forjando, con nuestra lucha y el debate ideológico, los lineamientos y características esenciales del programa que se requiere para profundizar la revolución y avanzar hacia el socialismo.

A nadie le queda duda que las banderas fundamentales de dicho programa son el anti-imperialismo, la solidaridad internacionalista, el apoyo a todas las luchas de los trabajadores y el pueblo; la defensa de los derechos de las minorías oprimidas; la lucha por el poder político y la destrucción del Estado capitalista; la eliminación de la propiedad privada; el cambio de las relaciones sociales de producción, y que además se proponga como meta la construcción del socialismo sobre bases democráticas, bajo un gobierno de los trabajadores y el pueblo.

Dicho programa debe ser superador de las visiones reformistas, socialdemócratas y autoritarias. Con claridad y responsabilidad debe decirle a la población que no es posible una revolución concertada con los enemigos del pueblo y los trabajadores. En consecuencia debe prepararse en todos los terrenos, privilegiando el método de la movilización permanente y junto al pueblo, para soportar la embestida criminal de los imperialistas, los oligarcas, los terratenientes, los empresarios y todos aquellos que tienen algo que perder con una revolución social.

Para avanzar en la elaboración de dicho programa, los impulsores del partido de los trabajadores por la revolución socialista, proponemos sintéticamente los siguientes ejes temáticos del programa, para que sea discutido entre los activistas de las organizaciones comprometidas con el proyecto, pero también abierto a la discusión con compañeros y colectivos que en un futuro quieran vincularse a este proceso.

Nuestro propósito es que luego de un período de discusión de seis meses (6) de estas Tesis Programáticas y de los Estatutos, realicemos el congreso para dar nacimiento a la nueva organización política.

1. El enemigo principal a vencer es George Bush y sus aliados, por eso el programa debe ser anti-imperialista

Todos coincidimos en señalar que el enemigo principal de este proceso revolucionario es el imperialismo norteamericano encabezado hoy por George W. Bush, quien habita la Casa Blanca en su condición de Presidente de los Estados Unidos. Él es quien representa la ideología y la estrategia de la contrarrevolución mundial. Sus organismos, sus representantes legales o encubiertos y sus aliados financian y llevan adelante su política y tácticas. Todos ellos forman el “combo imperialista” y a éste es a quien hay que derrotar primeramente.

Las piezas del engranaje imperialista son la ONU, la OEA, el FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el G-8, donde se agrupan las principales potencias del mundo, la CIA, las grandes transnacionales y corporaciones europeas, japonesas y estadounidenses. Los peligros nos imponen denunciar y no permitir la injerencia de estos y otros aparatos del imperialismo en el proceso político que vive nuestro país. Tenemos que ser implacables contra ellos porque por más que intenten presentarse como imparciales, serán implacables contra los hoy identificados como “chavistas” por más light o tolerantes que se quiera ser.

Para enfrentar y derrotar al imperialismo nos proponemos realizar el siguiente programa de lucha y movilización:

No más intervenciones extranjeras o de agencias títeres del imperialismo en los asuntos políticos internos de los venezolanos. Gritemos con fuerza: ¡No más intromisión imperialista! Abajo el chantaje permanente de la OEA, del FMI y de la ONU! Ellos son los agentes directos de la Casa Blanca, ellos son quienes presionan y a diario amenazan. Ellos aplaudirán cuando el imperio decida adelantar una intervención abierta en contra de nuestro país.

Miles de millardos de dólares, que bien podrían ser destinados para cubrir las urgentes necesidades del pueblo en materia de salud, educación y vivienda, siguen siendo cancelados puntualmente a los organismos financieros y acreedores internacionales. Nuestra consigna tiene que ser ¡Ni un sólo bolívar para pagar la deuda externa! Esa deuda la asumieron y la disfrutaron los ladrones de cuello blanco de los gobiernos anteriores y luego la nacionalizaron para que fuera el pueblo quien la terminara pagando. Seguir pagando es seguir entregando recursos para que el imperialismo continúe financiando a los golpistas y ONG´s que se distinguen por su labor antinacional y pro-imperialista. Que el gobierno de Chávez convoque a una reunión de países latinoamericanos para conformar un Bloque Continental Por el No pago de la Deuda Externa.

¡Rechacemos el ALCA y todo acuerdo económico bilateral con el imperialismo! Luchemos por la integración económica de nuestros pueblos en condiciones de equidad. Ningún acuerdo económico con el imperialismo será ventajoso. Exijamos al gobierno venezolano el retiro inmediato de las comisiones de negociación del ALCA y promover la propuesta de un plebiscito continental para que todos los países se pronuncien contra el ALCA y los acuerdos bilaterales. Rechacemos el intento de aislar económica, política y diplomáticamente al gobierno cubano. Repudiemos con toda nuestra energía el criminal bloqueo económico norteamericano y a todos los gobiernos lacayos que apoyaron a Estados Unidos para que se votara una moción de censura en la ONU contra Cuba.

Confiscar los bienes de todas las empresas multinacionales y nacionales que han cerrado sus puertas dejando sin trabajo a miles de venezolanos, a aquellas que contribuyen económicamente al sostenimiento de los golpistas, a las que propician el saboteo económico y a las que se han hecho multimillonarias gracias a la superexplotación de los trabajadores y de nuestros recursos naturales. No más contratos onerosos para las multinacionales que exploran, explotan, transportan y comercializan el petróleo. Revisión del Plan de Negocios de PDVSA y desarrollo de una Constituyente Nacional Petrolera donde venezolanos y venezolanas discutamos democráticamente qué hacer con nuestro principal recurso. Control directo de los trabajadores de todas esas empresas.

¡Abajo el Plan Colombia y el Plan Puebla-Panamá!  La hermana república de Colombia hoy sufre las consecuencias de la política entreguista de su gobierno. Con el argumento de combatir el narcotráfico se esconden otras pérfidas intenciones. Se trata de aniquilar la lucha obrera, popular e insurgente de aquél país como requisito indispensable para preparar posibles acciones de agresión directa contra nuestro país o cualquier país del área bolivariana. El Plan Colombia es la gran estrategia del imperio para avasallar y controlar las naciones bolivarianas. Hermanemos nuestra lucha con los bolivianos, ecuatorianos, colombianos, peruanos y panameños. Impidamos que las tropas norteamericanas hagan de Colombia un gran porta-aviones desde donde se adelante la agresión política, diplomática y militar a nuestros pueblos. Al mismo tiempo, denunciemos la presencia de tropas norteamericanas en Manta (Ecuador), Vieques (Puerto Rico) y Guantánamo (Cuba).

Adiestramiento y armas para la población para prepararse contra la agresión yanqui. Si bien es cierto que por ahora el gobierno de los Estados Unidos privilegia la presión política intentando que la crisis nacional se resuelva en el marco de la institucionalidad de la democracia burguesa, los trabajadores y el pueblo debemos estar plenamente conscientes que el imperialismo no dudará, como no dudó con Afganistán, Irak o Haití, en propiciar una intervención militar directa para lograr sus objetivos. El pueblo requiere adiestramiento militar y armas para enfrentar cualquier intento de violación de nuestra soberanía. Las organizaciones sindicales y populares deben promover el reclutamiento y la preparación para esta eventualidad. Desde ya hay que organizar las Milicias Obreras, Campesinas y Populares, para que de manera independiente el pueblo esté organizado y preparado militarmente. Estos organismos deben confraternizar con las FAN, socializar experiencias y en condiciones democráticas preparar los planes de contingencia para responder a la agresión imperialista.

2. La lucha revolucionaria en Venezuela se da en sintonía con la de los pueblos del mundo que luchan contra la opresión; por eso nuestro programa es internacionalista

Nuestra batalla es internacionalista. Un triunfo nuestro será un triunfo de los pueblos iraquí y afgano, invadidos por el imperialismo norteamericano y secundado por la ONU. Será un aliciente para que el pueblo cubano mantenga más firme que nunca su lucha contra el bloqueo que le impone la Casa Blanca. Incentivará al pueblo boliviano a recobrar el control sobre los hidrocarburos y ganar su salida al mar. Animará al pueblo peruano para que de una vez por todas se saque de encima al corrupto de Toledo. Contribuirá para que el pueblo de Colombia en las próximas elecciones derrote a los partidos patronales. Transmitirá energía a los pueblos mapuche y chileno contra la voracidad neoliberal o ayudará a la batalla del pueblo argentino contra los planes de entrega al FMI que desarrolla el gobierno, condenando al hambre a millones de argentinos.

Abajo la agresión militar y la injerencia imperialista. La agresión militar permanente que las potencias capitalistas desarrollan contra varias naciones, nos demuestran que el imperialismo no requiere de excusas ni justificaciones para agredir y masacrar a los pueblos. Hoy es más que justo levantarnos a expresar la solidaridad con los pueblos de Irak, Palestina y Afganistán. Fuera tropas norteamericanas y aliadas. Rechazar cualquier intento de sustituir las tropas invasoras por los Cascos Azules de la ONU. Nuestro país tiene una importante arma y un papel destacado por cumplir. Tenemos el combustible que mueve la maquinaria bélica y por eso debemos decir ni una sola gota de petróleo para los ejércitos asesinos.

Solidaridad con el pueblo de Bolivia. El pueblo del altiplano boliviano desde hace décadas viene enfrentando a una oligarquía y un aparato militar, incondicional a los mandatos del imperialismo norteamericano. Su resistencia es ejemplo de lucha para los pueblos del mundo y en los últimos años ha logrado derrocar a dictadores y sirvientes, que han querido entregar su patrimonio nacional y privatizar las empresas del Estado, sumiendo en la miseria al conjunto de la población. El reciente triunfo obtenido contra el presidente Mesa, quien a su vez había sucedido a otra marioneta del imperialismo, ha demostrado que el pueblo quiere construir un gobierno de los trabajadores y el pueblo, desde abajo, democrático y respetuoso de sus raíces étnicas y culturales. Los revolucionarios estamos en el deber de apoyar la lucha del pueblo hermano, que hace parte de la lucha que en nuestro continente adelantamos contra el imperialismo, sus planes y sus gobiernos títeres.

Fuera bases militares de Manta, Guantánamo y Vieques. Las Malvinas son argentinas. La presencia de tropas y bases militares norteamericanas, inglesas y francesas en territorio latinoamericano se constituyen en una afrenta contra nuestros pueblos. Nuestro suelo no puede ser base de operaciones para que el imperialismo desarrolle agresiones militares contra pueblos hermanos. Exijamos el retiro inmediato de las tropas y bases imperialistas de naciones hermanas.

Fuera tropas argentinas, brasileras y chilenas de Haití. Los gobiernos de estos países han demostrado su verdadero carácter pro-imperialista, al utilizar sus ejércitos como escudo para la agresión norteamericana y francesa, avalada por las Naciones Unidas. El destino del pueblo haitiano lo deben decidir los propios haitianos, sin injerencia ni intervención militar de potencias imperialistas, ni mucho menos por ejércitos cipayos que se prestan para enmascarar la agresión.

Nos enfrentamos a empresarios, terratenientes y sus partidos, por eso el programa debe ser anti-capitalista

Los trabajadores hemos alcanzado muchas reivindicaciones, pero seguimos encadenados a un sistema que tiene como razón de ser el lucro, la ganancia individual, la explotación de la fuerza de trabajo, la opresión y el desconocimiento de los derechos de los pueblos y las minorías.

En nombre de la democracia burguesa que pregonan los capitalistas, los gobiernos de los Estados Unidos, de Europa y Japón, invaden y asesinan a miles de indefensos pobladores de Afganistán, Irak o Haití. Cientos de miles de niños mueren cada día por enfermedades evitables o por hambre. Millones no alcanzan a gozar nunca en su vida de los derechos de educación, vivienda o salud.

Muchos hablan de reformar o embellecer el sistema capitalista. Nos hablan de luchar por una Tercera Vía, de humanizar el capitalismo, de democracia protagónica, de coexistencia pacífica o de cogestión política y productiva entre trabajadores y empresarios. Ninguna de esas opciones es alternativa.

El capitalismo es un sistema que enferma, mata y condena a la miseria permanente a los hombres y mujeres del planeta. Es hora de que los pueblos del mundo nos levantemos y luchemos por un nuevo sistema económico, político y social opuesto al capitalismo. Que luchemos por el socialismo con democracia obrera, donde efectivamente los trabajadores y el pueblo seamos protagonistas y tengamos plena capacidad de decisión.

Nuestra batalla tiene un carácter profundamente anti-capitalista. Nos enfrentamos en esta lucha a los grupos Polar y Cisneros; a los chupasangre del sector financiero; a los empresarios que se frotaron las manos de alegría cuando Pedro “El Breve” se instaló por 42 horas en Miraflores o que bajaron sus santamarías durante 63 días para derrocar al presidente Chávez a finales del 2002.

Nos las tenemos que ver con todos los empresarios agrupados en Fedecámaras y las asociaciones de terratenientes que son dueños del 90% de las tierras potencialmente agrícolas y pecuarias del país. No importa que sean grandes o pequeños empresarios. Golpistas o que se las den de progresistas porque a todos ellos los une el mismo motivo: explotar al trabajador y el pueblo, volver a la IV República de la Corrupción, entregar nuestros recursos y patrimonio a las multinacionales, aplicar las recetas del FMI y matarnos de hambre o de represión.

Como  contrincantes tenemos a los adecos, copeyanos, masistas, primerojusticieros, proyecto-venezolanistas, medios de comunicación privados, e izquierdistas pasados para el campo fascista, que defienden los intereses de los empresarios, las multinacionales y el imperialismo. Todos son aparatos políticos de los capitalistas, de los empresarios que quieren volver a gobernar para someternos a los designios de las potencias imperialistas.

Por esas razones, la batalla es anti-capitalista. No es un invento nuestro, es la realidad de la Venezuela que vivimos hoy. Por eso la disyuntiva es clara: o derrotamos a los empresarios capitalistas o somos derrotados todos los trabajadores y el pueblo pobre de Venezuela. Necesitamos disponernos, igual que el 13 de abril o diciembre-enero del 2003, a jugarnos la vida para defender lo que hemos conquistado hasta hoy, que es la base fundamental para lograr una sociedad nueva, sin explotadores ni explotados, con justicia social, donde prevalezca la democracia de las mayorías desposeídas, y  gobiernen los trabajadores y el pueblo a través de sus organizaciones genuinas.

De tal modo, consideramos que es urgente y apremiante trascender el capitalismo, y el socialismo es la alternativa que avizoramos, pero creemos que este no es un objetivo de largo plazo, por el contrario consideramos que este es el momento para comenzar a dar los pasos que nos pongan en el camino de su construcción. No llegará sólo en un futuro indeterminado. Debemos comenzar a construirlo desde ahora con la lucha y la movilización del pueblo y los trabajadores.

El capitalismo, desigual y opresor, orientado por el lucro y la ganancia individual es incapaz de dar respuesta a las más urgentes necesidades económicas, sociales y culturales de los pueblos. De allí que para nosotros, profundizar la revolución, dar un salto adelante, no es más que adoptar políticas y acciones concretas que desde ya comiencen a sentar las bases de una sociedad sin desigualdades, sin explotados ni explotadores, donde los trabajadores y el pueblo, a través de sus organizaciones y de su participación democrática y protagónica tomen las riendas de la producción y de las decisiones públicas. Para nosotros el socialismo no es una promesa que se enarbola en los días de fiesta o en las fechas conmemorativas; el socialismo no es una quimera que nos aguardaría en un futuro aún lejano, ni un objetivo a alcanzar lentamente y a largo plazo. Es hoy ya, una necesidad imperiosa para la humanidad.

Sin embargo, si bien el socialismo es una necesidad urgente ante las calamidades generadas por el capitalismo, éste no se decreta, ni surge espontáneamente, ni como consecuencia de la evolución natural de la sociedad. Debe ser la obra de la acción de los trabajadores y el pueblo a través de sus organizaciones, de la movilización y de la lucha, concretada a través de la implementación de políticas de transición, que progresivamente, y a partir de los logros alcanzados, vaya posibilitando la construcción de una sociedad sin explotados ni explotadores.

Más allá de la discusión teórica sobre el socialismo, debemos precisar el sentido de nuestro planteamiento. No estamos hablando de algo utópico e irrealizable; siendo una tarea compleja y difícil, la historia ha demostrado que es posible lograrlo. ¿Qué proponemos en términos específicos? Desde nuestro punto de vista, la profundización del proceso revolucionario debe expresarse en la instrumentación de una serie de medidas concretas y de aplicación inmediata, en áreas sensibles como el salario, el empleo, la salud, la educación, la vivienda, la alimentación, la producción de bienes y servicios, la participación democrática de los trabajadores y el pueblo en las principales decisiones públicas, y en la defensa de nuestros recursos naturales, del ambiente y de la soberanía nacional frente a las transnacionales y el imperialismo.

Es así como consideramos que el socialismo se construye todos los días, dándole respuesta a las necesidades más apremiantes del pueblo y los trabajadores. No conformándonos con lo logrado hasta ahora; confiando en nuestras propias fuerzas y en nuestras organizaciones, y luchando a brazo partido por consolidar, profundizar y extender a toda la población nuestras conquistas.

Para derrotar a los capitalistas nos proponemos las siguientes metas:

Como decíamos previamente, la tarea de conformar un gobierno de los trabajadores y el pueblo, en la perspectiva de construir una sociedad socialista, no es una labor reservada a grandes expertos y teóricos, o políticos muy experimentados. Se trata, simplemente, de instrumentar medidas que respondan a los intereses más urgentes de las masas trabajadoras y populares. En tal sentido, consideramos que un programa político de lucha de los trabajadores venezolanos en la actualidad, debe contemplar medidas como las siguientes, a saber:

* Lucha contra la burocracia y contra la corrupción Coincidimos con algunos de los objetivos estratégicos planteados en el “Salto Adelante”, tales como, la lucha contra la burocracia quintacolumnista, disfrazada de “revolucionaria”, la cual corre paralela a la liquidación del Estado burgués aún existente, y su sustitución por un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo, cimentado en sus organizaciones. Para ello es necesario conformar los Consejos Locales de Planificación Pública y desarrollar la contraloría social en todos los niveles de la administración pública, como mecanismo para luchar contra la corrupción.

* Elección por la base de los candidatos a cargos de elección popular La participación democrática y protagónica del pueblo debe materializarse en la escogencia por la base y en asambleas de todos los candidatos a cargos de elección, tal como lo contempla la Constitución Bolivariana.

* Lucha contra la impunidad y castigo a los golpistas Por otra parte, la lucha contra la impunidad y el castigo a los militares y civiles golpistas que cercenaron las libertades democráticas el 11 de abril de 2002, y sometieron al pueblo venezolano a toda clase de penurias con el paro patronal y el sabotaje a PDVSA en diciembre de 2002 a febrero de 2003; así como  a los PM y otros policías involucrados en el asesinato del pueblo venezolano, es un requisito fundamental para avanzar en la profundización de la revolución.

* Aumento general de sueldos y salarios y escala móvil de salarios: los patronos agrupados en Fedecámaras, los mismos que auparon el golpe de Estado y sabotearon a PDVSA, ahora buscan entrar en negociaciones y acuerdos con el gobierno que les permitirán aumentar sus ganancias, sin que esto se traduzca en mejores condiciones salariales y económicas para los trabajadores, ni en una reducción significativa del desempleo y del trabajo informal. Ante esto proponemos un aumento general de sueldos y salarios y escala móvil de salarios, como forma de enfrentar la inflación y el aumento del costo de la vida.

* Lucha contra el desempleo y la informalidad. Generación de empleo productivo y escala móvil de horas de trabajo Paralelamente al desarrollo y ampliación de la Misión Vuelvan Caras, debe ponerse en práctica un Plan Nacional de Obras Públicas y Construcción de Viviendas, que al mismo tiempo le dé respuesta al dramático déficit habitacional que padece nuestro pueblo. Simultáneamente con este plan, debe legislarse a favor de una reducción de la jornada laboral para vincular más trabajadores a la actividad productiva (escala móvil de horas de trabajo), sin afectar los salarios de los demás trabajadores. Igualmente, la inamovilidad laboral debe extenderse indefinidamente.

* Institucionalización y profundización de las Misiones como parte de un Plan Nacional de Salud y Educación para el Pueblo y los Trabajadores Las Misiones, que sin duda, son importantes conquistas de nuestro pueblo, deben convertirse en programas estructurales de desarrollo de los servicios de salud y educación, que se extiendan a toda la población. Hay que profundizarlas atacando de raíz los problemas que han postergado la atención básica del pueblo. Simultáneamente con la extensión de Barrio Adentro y a la incorporación de médicos y odontólogos venezolanos, debe desarrollarse un Plan Nacional de Dotación y Remodelación de la planta hospitalaria existente, así como la construcción de ambulatorios y clínicas populares.

* Mantenimiento de la educación gratuita y obligatoria. Todas las escuelas y liceos deben ser Bolivarianos Por otra parte, todas las escuelas del país deben convertirse en Bolivarianas, así como también todas las instituciones públicas de educación secundaria. Esto debe ser parte de un programa nacional de educación que comience en el preescolar hasta la universidad.

* Por una Universidad autónoma, democrática y popular. Por el acceso libre de todos los bachilleres a la educación superior En el contexto de una universidad pública, autónoma y democrática, se deben eliminar todos los mecanismos clasistas de selección establecidos por el puntofijismo que sólo han servido para obstaculizar el ingresos de los bachilleres provenientes de los sectores más pobres de nuestra sociedad.

* Política estructural para garantizar la seguridad alimentaria. Eliminación de las roscas. Plan Nacional Agrícola y Pecuario con la participación de los Comité de Tierras y la UNT Consideramos que Mercal ha sido una conquista fundamental para el pueblo venezolano, sin embargo, creemos que el gobierno no debe seguir utilizando los recursos obtenidos a través de los altos precios del petróleo, sólo para adquirir alimentos importados. Si bien esto ha cumplido un papel coyuntural de gran importancia, para darle respuesta a la emergencia, especialmente durante y después del paro-sabotaje petrolero, una política de largo plazo dirigida a consolidar la seguridad alimentaria y la distribución de alimentos a los trabajadores y el pueblo, debe sustentarse en la nacionalización y estatización de los principales monopolios y roscas de producción y distribución de alimentos. Es ilusorio creer que se puede organizar una red de distribución alimentaria paralela con la existencia de estos poderosos grupos nacionales y transnacionales que trafican y lucran con el hambre del pueblo. Simultáneamente, debe desarrollarse con los Comités de Tierra un Plan Nacional Agrícola y Pecuario. En todo caso, la adquisición de productos en el exterior debe ser decidida democráticamente con los sindicatos, los Comités de Tierra Rurales y la UNT, y se debe limitar a aquellos bienes que aún no se producen en el país. Igualmente, proponemos la creación de comedores en todas las zonas y parques industriales del país.

* Reforma urbana. Plan Nacional de Obras Públicas y Construcción de Viviendas Tal como decíamos para el caso de la alimentación, el problema del déficit habitacional en nuestro país, no es posible resolverlo a “realeazos” petroleros, ni beneficiando a las compañías privadas de construcción ni a los bancos y entidades financieras, con contratos multimillonarios, tal como se prevée en la nueva Ley del Deudor Hipotecario. Esto sólo será una sangría de recursos que no resolverá estructuralmente la situación. Las recientes lluvias, y la tragedia que nuevamente se ha ensañado contra el estado Vargas y otras zonas del país, pone en el tapete la urgencia de acometer conjuntamente con la reforma agraria y la liquidación del latifundio, una profunda reforma urbana, absolutamente urgente en un país en el que casi el 70% de la población habita en ciudades. Mientras nuestro pueblo siga viviendo en ranchos, en cerros, y a orillas de quebradas y ríos, en condiciones infrahumanas, tragedias como la producida recientemente continuarán repitiéndose, y cobrando nuevas vidas humanas. Sólo mediante una reforma urbana que incluya, por una parte, la puesta en práctica de un Plan Nacional de Obras Públicas y Construcción de Viviendas, que cuente con la participación de PDVSA, CVG, comunidades organizadas, la UNT y los sindicatos de la construcción; que al mismo tiempo que enfrente el problema del desempleo, le dé respuesta al dramático déficit habitacional que padece nuestro pueblo. Y por otra, la estatización de terrenos, edificios, casas abandonadas o cuya construcción no haya sido completada, para ofrecerlas a bajo costo a quien la necesite.

* Eliminación del latifundio. Confiscación de las tierras de los terratenientes nacionales y transnacionales. Nacionalización de la tierra En las zonas rurales, el latifundio debe ser erradicado definitivamente. No basta con penalizar a los propietarios de tierras ociosas. Todas las grandes haciendas y fincas deben ser expropiadas y puestas bajo el control y la Millones de hectáreas aptas para la actividad agropecuaria se encuentran en manos de una reducida elite de terratenientes, quienes no tienen el menor interés en hacerlas productivas para satisfacer las demandas de la población. Contrastando con ello, mientras miles y miles de familias campesinas deseosas de trabajar la tierra se encuentran excluidos de la propiedad y sin ningún tipo de atención, asistencia técnica y créditos. Par resolver esta contradicción generadora de violencia en el campo, es necesario luchar por una profunda reforma agraria, que elimine los latifundios, confisque las tierras ociosas, entregue tierras al campesino pobre, fomente la cooperativa agraria como mecanismo viable para incentivar la organización y el trabajo común en el campo, acompañado de una política de asistencia técnica y otorgamiento de créditos que faciliten la producción. Esa es la única forma de superar la demanda de productos del campo y evitar que nuestros recursos se sigan dilapidando en la importación de productos alimenticios que bien podemos producirlos en el país. Producción de los Comités de Tierra y demás organizaciones campesinas. Estas se deben convertir en núcleos endógenos que sirvan de modelo para la producción colectiva del campo.

* Control obrero de empresas quebradas, abandonadas o cerradas por los empresarios El ejemplo de Venepal debe ser extendido a las demás empresas actualmente ocupadas por los trabajadores. Se deben tomar medidas políticas y legales para lograr el control de la administración y de la producción por parte de los sindicatos, de empresas como Industrial de Perfumes, Constructora Nacional de Válvulas, Textiles Fénix, y otras que hayan sido cerradas fraudulentamente por los patronos para burlar los derechos de los trabajadores.

* Estatización de la banca privada y del sistema de créditos y su fusión en un gran banco nacional Sin ninguna duda, en el marco del capitalismo en su fase imperialista, son los bancos los que realmente concentran en sus manos el control de la economía. Estos expresan de forma concentrada las características anárquicas, usureras y monopolistas del capital. Esto lo conocemos amargamente los venezolanos quienes sufrimos las consecuencias nefastas de la crisis financiera de 1994, y los generosos auxilios que el gobierno de Caldera les facilitó a los banqueros, los cuales ascendieron a 10 mil 300 millones de dólares, equivalente al 17% de Producto Interno Bruto (PIB) de aquella época, y que, gracias a la impunidad reinante, hoy disfrutan en el exterior. Por otra parte, la contraloría social, los planes de desarrollo, la planificación que ejercerían los CLPP, serían imposibles si los bancos continúan en manos privadas. Para desarrollar un plan nacional de inversiones y de créditos que favorezca a los pequeños ahorristas, a los pequeños y medianos comerciantes, a los profesionales de la clase media, y al conjunto de los campesinos y los trabajadores, es fundamental fusionar todos los bancos en una sola institución financiera nacional. A esta fusión deberían sumarse los bancos de crédito popular (Fondemi, Banmujer, Banco de los Pobres), recientemente creados por el gobierno, así como otras instituciones financieras estatales como el Banco Industrial, Bandes y Banfoandes.

* Por una Constituyente Petrolera Para darle respuesta a las urgentes necesidades de los trabajadores en las diferentes áreas, así como para la constitución democrática de los Comités de Seguridad e Higiene; para luchar por la concreción de la unidad sindical de los petroleros; para que los trabajadores petroleros discutan democráticamente la participación en la definición de los planes de negocio de la industria, así como la necesidad de asumir la cogestión de PDVSA, proponemos la realización de una Constituyente Petrolera democrática.

* Conformación inmediata de los Consejos Locales y Comunales de Planificación Pública donde aún no hayan sido establecidos, con la participación democrática del pueblo. Por el Consejo Nacional de Planificación Pública En muchos lugares aún no se han establecido los Consejos Comunales y Locales de Planificación Pública, en otros, los alcaldes y gobernadores, golpistas y “bolivarianos”, los han “elegido” a dedo y a su conveniencia, de allí que se necesario que estos organismos de la contraloría social se establezcan democráticamente con la participación de las comunidades y de las organizaciones populares. El pueblo debe participar de manera protagónica, no sólo en cómo utilizar eficientemente los recursos, también debe tomar parte activa en la elaboración de los presupuestos locales y regionales, su estructura y prioridades de acuerdo a las necesidades de la población; así como intervenir en los procesos de licitación, contratación y control de la ejecución de los proyectos, para evitar la corrupción, el despilfarro, la ineficiencia y el burocratismo. Pero esta participación democrática y protagónica del pueblo no debe limitarse a los municipios o a las regiones, ésta debe abarcar también las grandes decisiones públicas sobre la planificación de la economía nacional, el desarrollo e inversión en PDVSA y en las empresas básicas, el comercio exterior, las relaciones internacionales y la defensa de nuestros recursos naturales, del ambiente y de la soberanía nacional. De allí que propongamos la conformación de un Consejo Nacional de Planificación donde participen delegados de los CLPP, de las comunidades organizadas y de la UNT.

* Extensión y consolidación de las Mesas de Agua Estas deben conformarse en aquellos lugares en que no existan y consolidarse donde ya estén creadas, para que sean instrumentos mediante los cuales la comunidad pueda ejercer el control sobre las empresas encargadas de este servicio público.

* Contraloría Social en los servicios de salud y educación Deben conformarse comités de salud en los hospitales, clínicas populares, ambulatorios y demás instituciones de salud en las que participen los sindicatos y las comunidades a efectos de lograr un funcionamiento adecuado a las necesidades de los usuarios; el mantenimiento y preservación de los equipos, mobiliario y medicinas, así como para garantizar el suministro y la dotación necesaria.

* Referendo nacional sobre la deuda externa El gobierno nacional sigue pagando rigurosamente intereses y capital de una deuda externa que todos sabemos es fraudulenta, contraída durante el puntofijismo por gobiernos y empresarios irresponsables, que luego transfirieron su deuda al pueblo. En tal sentido, proponemos la realización de un Referendo Nacional para que la población se pronuncie al respecto. Desde nuestra perspectiva consideramos que esta deuda no debe ser cancelada, y los recursos que hoy se destinan para honrarla deben ser utilizados en la resolución de los urgentes problemas que padece la población en materia de salud, educación, vivienda y empleo.

* Nacionalización de la banca y control del comercio exterior Miles de millones de dólares producidos con el esfuerzo de venezolanos y venezolanas salen diariamente del país desangrando la economía, gracias a que el sector financiero y los organismos encargados del comercio exterior están en manos de los empresarios internacionales en abierta complicidad con los patronos nacionales. Por las presiones del sector financiero, el gobierno no tiene el control del Banco Central de Venezuela, limitándose el control y uso de las reservas internacionales, el diferencial cambiario y los excedentes financieros. Hay que acabar con esa supuesta “autonomía” del BCV que sólo beneficia a los poderosos. El control de cambio es una medida paliativa que no resuelve el problema de la fuga de divisas. Por el contrario ha facilitado la especulación y la presión permanente para que se devalúe la moneda y el valor del trabajo de los venezolanos. Ya el gobierno ha tenido que ceder otorgando cupos en dólares para los viajeros con tarjeta de crédito. Hay que acabar con esa ruleta millonaria donde unos pocos se benefician mientras que el conjunto de la población se hunde en la miseria. Los grandes grupos financieros que controlan la banca privada siguen enriqueciéndose a través de la usura y presionan sobre el mercado para la desestabilización económica. Por la renacionalización de la banca, con control de los trabajadores y el pueblo. Fuera el Grupo Santander, el Banco Bilbao-Vizcaya y todos los grupos financieros al servicio de las multinacionales.

* Durante los gobiernos de la Cuarta República, las multinacionales hicieron grandes fiestas adquiriendo a precios ridículos las empresas de propiedad del Estado. Por si fuera poco fueron subsidiadas y son las responsables del mal servicio y encarecimiento de los precios de sus bienes o servicios. ¡Reestatización de las empresas, sin ninguna indemnización a sus actuales propietarios, para que sean administradas y controladas por sus trabajadores y usuarios!

* Expropiación sin indemnización de las multinacionales. Los grandes monopolios internacionales siguen amasando grandes fortunas, gracias a la superexplotación de la fuerza de trabajo venezolana. Evaden el pago de los impuestos, pisotean los derechos de los trabajadores, desconocen las leyes laborales, se confabulan con funcionarios corruptos y

* Control de los sectores estratégicos de la economía por parte del Estado.  El imperialismo, los golpistas y los empresarios privados siguen teniendo el control de instituciones y empresas de sectores estratégicos del país. Es urgente lograr la nacionalización o estatización de las operadoras de telefonía; los medios de comunicación; el transporte marítimo, aéreo y terrestre; los recursos naturales; el suministro de servicios públicos; el BCV y todos aquellos sectores considerados estratégicos; así como limpiar todas aquellas instituciones desde donde siguen refugiados, conspirando y saboteando los golpistas.

* Control obrero y Social sobre de la producción y la gestión pública. Los empresarios golpista agrupados en Fedecámaras, no contentos con explotar a los trabajadores, se confabularon con potencias extranjeras para desestabilizar el país y el gobierno. Afortunadamente la resistencia obrera y popular los derrotó y también demostró que no les necesitamos, que no son imprescindibles, como siempre nos hicieron creer. Se hizo evidente que los trabajadores y el pueblo podemos administrar y dirigir las empresas y la economía nacional, razón que nos lleva a plantear la necesidad de impulsar la lucha por el control obrero y social de las empresas públicas y privadas, de las tierras, de las misiones y de los proyectos económicos y sociales del Estado; así como también tener corresponsabilidad en la defensa militar de la soberanía nacional y las conquistas obtenidas durante la revolución.

* Luchemos por un genuino gobierno de los trabajadores y el pueblo. No será posible alcanzar el triunfo definitivo, si a la par que enfrentamos y derrotamos al imperialismo, no derrotamos a los empresarios y el viejo modelo económico capitalista basado en la explotación del hombre por el hombre y la destrucción del planeta. La soberanía nacional, el derecho a la tierra, el empleo, la salud, la educación, la vivienda y nuestros valores culturales, no se logrará bajo la tutela de empresarios patriotas. Estas obras sólo pueden ser llevadas a feliz términos de la mano de los trabajadores y el pueblo organizados en sus estructuras genuinas y democráticas. La verdadera redención llegará cuando sean los trabajadores y el pueblo tengan el poder y gobiernen, instaurando un nuevo modelo económico basado en supresión de la explotación, la igualdad y la democracia obrera. Lograrlo es el gran desafío que tienen la UNT y sus federaciones regionales, los Círculos Bolivarianos, las organizaciones populares, comunitarias, campesinas, estudiantiles, colectivos de mujeres y todas aquellas estructuras comprometidas con la revolución.

Nuestra estrategia es la lucha por el socialismo con democracia obrera  a escala nacional y mundial

Una tercera parte de la humanidad hizo, durante el siglo XX, la experiencia del modelo socialista. Resultado de ello se pudo observar que países muy atrasados, superaron en un corto período de tiempo esa condición y mejoraran ostensiblemente las condiciones de vida de los trabajadores y los pueblos.

Los avances fueron notables en materia empleo en condiciones dignas para millones de personas que bajo el capitalismo nunca tuvieron la oportunidad de contar con un trabajo estable y decente. Se erradicó la pobreza absoluta; hubo educación gratuita y obligatoria para los niños y jóvenes. Se tuvo acceso a la cultura mundial y se preservaron las costumbres y la cultura de los pueblos. En el campo de la salud se produjo una profunda transformación, permitiendo que la población contase con atención médica integral y gratuita y disminuyera la tasa de morbi-mortalidad por enfermedades curables. Y en materia de vivienda se desarrollaron gigantescos programas de construcción que permitieron que las familias tuvieran lugares de habitación dignas de su condición humana.

El potencial económico de esas naciones y sus progresos también fueron una fuerte presión para evitar que los bandidos imperialistas continuaran con sus guerras de agresión y saqueo contra pueblos indefensos o que se siguieran presentando las carnicerías humanas como lo fueron la Primera y la Segunda guerra mundial, donde más de 50 millones de seres humanos murieron, en defensa de la “patria de los capitalistas y el poder colonial en ultramar”.

Lastimosamente esos notorios no se vieron reflejados en el campo político. Una poderosa casta burocrática deformó y degeneró los estados obreros y socialistas que habían surgido a partir de la revolución soviética de 1917, utilizando para beneficio propio las conquistas extraordinarias de la revolución. Igualmente, al no luchar por extender la revolución y la construcción del socialismo a nivel mundial, permitió que el capitalismo-imperialismo, que predomina en la economía a nivel mundial, recuperara fuerzas luego de la II Guerra Mundial e iniciara una política permanente encaminada a restaura el capitalismo en esos países.

Los primeros intentos que se dieron en varias naciones para cambiar esa situación fueron aplastados militarmente por la burocracia, lo cual puso en evidencia que se requería una nueva revolución para echar del poder a esa casta infame y dictatorial del control esos estados. Los revolucionarios del mundo tuvieron el desafío de ponerse al frente para evitar el colapso de los estados obreros y el socialismo, pero fue más fuerte la llave contrarrevolucionaria del imperialismo mundial y la burocracia, quienes lograron impedir la construcción de organizaciones revolucionarias para superar la degeneración burocrática.

De todas formas los pueblos del este europeo lograron organizarse y adoleciendo de una dirección revolucionaria y socialista, hicieron una de las más grandes gestas revolucionaras que conozca la historia de la humanidad al derrotar una casta burocrática que durante 70 años usurpó las conquistas de la revolución y mancilló el nombre del socialismo como modelo político, económico y social.

Estas revoluciones que derribaron el odiado Muro de Berlín permitiendo la reunificación victoriosa de la clase obrera alemana o que liquidaron las dictaduras totalitarias en el Este Europeo, fueron una conquista extraordinaria para los pueblos del mundo, porque liberaron definitivamente a la clase obrera mundial y a los sectores revolucionarios del yugo impuesto por la burocracia soviética. Pero al no contar con una dirección revolucionaria, no alcanzó para evitar el colapso de la economía planificada y la restauración acelerada del capitalismo en varias de esas naciones.

Sobre la base de esa experiencia histórica, los revolucionarios debemos analizar y evaluar los aciertos y errores de ese proceso, corregir y potenciar la lucha para que edifiquemos un modelo económico, político y social como lo diseñaron los maestros del socialismo, sobre bases científicas. Se trata entonces de luchar por el socialismo, pero con democracia obrera absoluta, como mecanismo que impida los procesos degenerativos de los elementos burocráticos. Un socialismo cuyo régimen político se base en la participación directa y protagónica de la población; la movilización permanente de la población en defensa de sus conquistas; la eliminación del concepto del partido único y pensamiento único;  y que elimine los privilegios políticos y económicos. Esos son los mejores antídotos para evitar que la burocracia eche atrás las conquistas de la revolución. Así queremos el Socialismo del Siglo XXI.

Para alcanzar ese objetivo nos proponemos las siguientes tareas:

* Eliminar el Estado capitalista. El Estado es el aparato de dominación política, económica, militar e ideológica de una clase social sobre otra. En el caso del capitalismo, la burguesía nacional e internacional han construido un marco jurídico que asegurar la propiedad privada; un régimen político conformado por una serie de instituciones políticas que  se articulan para preservar el domino político; formas de gobierno que defienden los derechos de las minorías capitalistas; aparatos militares que se han convertido en celosos guardianes del modelo capitalista, reprimiendo a la población cuando ésta se rebela; ha diseñado modelos de enseñanza que reproduzcan el sistema; una división social del trabajo que eterniza la explotación y la opresión y una serie de creencias e instituciones como la iglesia, para asegurarse el control ideológico sobre la población. Nuestro desafío como revolucionarios consiste en luchar por eliminar ese aparato y sustituirlo por uno de los trabajadores y el pueblo.

* La base del socialismo es la propiedad colectiva sobre los medios de producción. El socialismo sólo puede realizarse sobre la base de la propiedad colectiva sobre las empresas, el patrimonio nacional, las tierras y demás recursos naturales que poseen las naciones. La propiedad colectiva elimina la explotación del hombre por el hombre y al existir una planificación económica y social, asegurar que los excedentes que produce la mano de obra sean distribuidos equitativamente entre el conjunto de la población, lo que asegura un mejoramiento sustancial de las condiciones de vida de la población y la solución a urgentes y graves problemas que afronta la población en materia de salud, vivienda, educación y empleo, entre otros.

* Generemos una revolución cultural. Acompañando el proceso de apropiación colectiva de los bienes materiales, es imprescindible luchar por una revolución cultural que supere los vicios inherentes al capitalismo como la corrupción, la división social del trabajo y permita la aceptación y convivencia en condiciones democráticas, con las diferencias étnicas, culturales, de creencias religiosas e inclinación sexual.

* La realización del programa socialista sólo es posible bajo un gobierno de los trabajadores y el pueblo. El capitalismo reivindica la democracia, sólo que para ellos la democracia es la imposición de la voluntad de la minoría poseedora sobre las mayorías desposeídas. Hay que invertir la base del concepto de democracia por el criterio socialista, esto es la imposición de las decisiones de la mayoría sobre las minorías que se resistirán a la revolución socialista por cuanto tienen mucho que perder. Esa nueva forma de gobierno que puede lograr ese cometido es aquél que esté conformado por representantes de los trabajadores y el pueblo, elegidos democráticamente.

* Sólo podremos avanzar hacia el socialismo si derrotamos a nivel mundial al imperialismo. Avanzar en la eliminación del sistema capitalista en Venezuela será un avance descomunal de las fuerzas de la revolución. Pero debemos ser conscientes que allí no finaliza la obra, si la economía mundial y la política mundial sigue siendo controlada y diseñada por el imperialismo. Es falso que se pueda construir el socialismo en un solo país, esa fue la utopía reaccionaria de la burocracia stalinista y con ello condenó al aislamiento a los procesos revolucionarios y conllevó a que muchos dirigentes políticos y sociales claudicaran a las exigencias de un aparato burocrático internacional y no respondieran alas necesidades de la revolución mundial.

* El socialismo es una fase de transición hacia una sociedad superior sin estado ni clases sociales.

Construyamos un Consejo Promotor del Partido de los Trabajadores por la Revolución Socialista

OIR. OCT. Trabajadores al Poder, Movimiento Juvenil Universitario “Activate”, Periódico la Verdad Obrera Sindical y los activistas independientes participantes del acto del 9 de julio, nos comprometemos a constituir un Consejo Nacional de Impulso a la construcción del partido de los trabajadores por la revolución socialista.

Durante un período de seis meses discutiremos las siguientes bases políticas y programáticas y en el mes de enero de 2006, en el marco del Forum social Mundial que se desarrollará en Caracas, junto con organizaciones hermanas y revolucionarias de otros países, realizaremos el congreso que dará por nacimiento a la nueva organización revolucionaria de los trabajadores.

Durante este período de tiempo adoptaremos el nombre de UNIR, que simbolizan la política de agrupar en una sola organización a los revolucionarios venezolanos. UNIR además serán las siglas de Unidad de la Izquierda Revolucionaria.

Volver