El próximo 9 de julio, en el Teatro Imperial, frente a la
Plaza La Candelaria en Caracas, se realizará un acto nacional de OIR
(Opción de Izquierda Revolucionaria) y de otros grupos que, según
informan, “marchan en la construcción de una organización
revolucionaria y socialista”, planteando inicialmente la
constitución de un “Consejo Promotor
del Partido de los Trabajadores por la Revolución Socialista”. Los compañeros nos han enviado el siguiente “proyecto de documento”
que sirve de base al debate de esa propuesta.
Tesis Programáticas
¡Llegó la hora de profundizar la revolución!
¡Es
el momento de luchar por el socialismo!
Enviado el 02/07/05
La Revolución Bolivariana ha llegado a un punto de
intersección donde es urgente la definición definitiva de su curso.
La urgencia de profundizarla, de hacer la “revolución en la
revolución”, como coloquialmente lo ha llamado nuestro pueblo, es
hoy una necesidad imperiosa. Como todos sabemos, y la historia lo
comprueba, “revolución que no avanza, se estanca y retrocede”.
Todos los venezolanos, los trabajadores,
campesinos, estudiantes, los pobladores de los barrios y comunidades
urbanas y rurales, están conscientes de los grandes avances y logros
conquistados con su tenaz lucha a lo largo de los últimos seis años.
Están plenamente conscientes de lo que significan las Misiones, la
ampliación de las libertades democráticas consagradas en la
Constitución, así como el contenido de inclusión social y económica
de las leyes habilitantes, sin embargo, también tienen claro que
siendo todas las anteriores, conquistas democráticas significativas,
todavía falta mucho para darle respuesta estructural a los graves
problemas existentes entre los sectores más pobres de nuestro país.
La lucha librada a lo largo de los últimos años ha puesto
al descubierto las tremendas desigualdades existentes, y la necesidad
de consolidar, profundizar y extender a todo el pueblo y a los
trabajadores, estos avances obtenidos mediante la movilización contra
el imperialismo y sus acólitos nacionales. Es evidente que en un país
como el nuestro, con grandes riquezas y recursos, es mucho lo que aún
podemos lograr para acabar definitivamente con la desigualdad y la
explotación que durante décadas sumergió a nuestro pueblo en la más
abyecta miseria. Lo obtenido hasta ahora con nuestra lucha es sólo
una muestra de lo que podemos lograr si continuamos avanzando y
profundizando el proceso revolucionario.
La poderosa movilización popular que dio al traste con la efímera
dictadura de Carmona en abril de 2002; la lucha librada durante dos
largos meses contra la burguesía y la meritocracia petrolera, entre
diciembre del 2002 y febrero del 2003; el enfrentamiento a la
violencia paramilitar y a las “guarimbas”, y más recientemente,
el rotundo triunfo popular en el referendo del 15 de agosto de 2004,
el cual fue seguido por la victoria en las elecciones regionales de
octubre del pasado año, las cuales se produjeron en el marco del
clamor popular por honrar la democracia participativa y protagónica
establecida constitucionalmente, mediante la escogencia democrática
de los candidatos; todos estos han sido triunfos inobjetables del
pueblo y los trabajadores que han potenciado al máximo sus fuerzas y
la iniciativa para continuar profundizando el proceso revolucionario.
Después de las victorias en el referendo y en las elecciones
regionales sobre las alicaídas organizaciones políticas de la
burguesía venezolana, ha quedado expedito el camino para continuar
avanzando en aras de profundizar la revolución bolivariana. Ya no hay
excusas para postergar la solución a los males que aquejan al pueblo
y a los trabajadores. Ya no se puede dejar para mañana el
enfrentamiento a la impunidad, y el justo castigo a los golpistas, ni
la lucha sin cuartel contra la corrupción y la burocracia
quintacolumnista disfrazada de “bolivariana”, enquistada en los
organismos públicos, alcaldías y gobernaciones. No hay argumentos
que valgan para dejar para un futuro indeterminado la transformación
definitiva de PDVSA, a través de una Constituyente Petrolera, que
ponga en manos de sus trabajadores la gestión de nuestra principal
industria; ya no hay ningún tipo de justificación para no entregarle
a los trabajadores de las empresas tomadas el control de las mismas,
el ejemplo de Venepal y de Constructora Nacional de Válvulas,
recientemente expropiadas por el gobierno, debe materializarse en los
casos de Industrial de Perfumes, Textiles Fénix, entre otras
empresas.
Sobre la base de los triunfos populares, y apoyándonos en la
tremenda energía acumulada durante los últimos años, debe
concretarse la contraloría social y la conformación de los Consejos
Locales de Planificación Pública, así como la elección por la base
de los candidatos a las próximas elecciones de concejales y
parlamentarios.
Para profundizar la revolución es indispensable
construir un partido
revolucionario de los trabajadores y el pueblo
Las lecciones que nos han dejado estos años de
difícil y compleja confrontación es que la única posibilidad de
avanzar con esperanzas de triunfo definitivo es profundizando la
revolución, y logrando que la población esté plenamente consciente
de que el socialismo es la única alternativa.
Para lograrlo, los revolucionarios debemos asumir
el compromiso
inquebrantable de proponernos y proponerle a los trabajadores y el
pueblo, la construcción de una herramienta política que organice y
potencie, sobre la base de un programa revolucionario y una disciplina
política, nuestra actividad militante. Esto es, un partido de los
trabajadores y las trabajadoras, así como del conjunto del pueblo
explotado y oprimido, que sobre la base de las experiencias
internacionales y nacionales, y acorde con las exigencias presentes,
mediatas y futuras de la población, diseñe un Programa de Transición
hacia el socialismo.
Este es el momento propicio para plantearse el desafío de construir
esa organización. Por la experiencia revolucionaria de los últimos años,
la población rompió definitivamente con los partidos de la IV República.
AD. COPEI, MAS, Causa R, Bandera Roja, han quedado en el olvido. Y
también comienza a tomar distancia respecto de los nuevos partidos
burocráticos, corruptos y clientelistas de la V República.
Muchos compatriotas esperanzados se inscribieron en las filas de esas
organizaciones creyendo que iban a superar a los “jefes” políticos.
Y luego de la experiencia probaron que eso no es posible, ya que esos
partidos nunca fueron real alternativa, y si bien es cierto que sacan
millones de votos, lo hacen amparados en el prestigio de que goza el
presidente Chávez.
A todos esos compatriotas les decimos: construyamos juntos nuestra
propia herramienta política, así como estamos consolidando
instrumentos valiosos de lucha como la UNT, las cooperativas, los
comités de tierra, las UBE´s, para dar la batalla contra los
enemigos del proceso revolucionario.
Hoy es urgente que construyamos nuestro propio partido de los
trabajadores y el pueblo que luche por el socialismo. Un nuevo partido
realmente democrático, que organice a su interior a los mejores
luchadores y activistas salidos de las filas de los trabajadores y del
pueblo movilizado, que tenga por finalidad la movilización obrera y
popular y la lucha por conquistar el poder para los trabajadores y el
pueblo.
Un Partido Revolucionario de los Trabajadores por el Socialismo que sea
solidario con las luchas del pueblo, que defienda la soberanía
nacional, enfrente al imperialismo, demande el no pago de la deuda
externa, luche por un aumento general de sueldos y salarios. Que
enfrente día a día a los empresarios y terratenientes explotadores y
opresores. Que tenga la vocación internacionalista que nos legó el
libertador Simón Bolívar. Un partido que esté en primera fila en la
lucha por la expropiación de las empresas para que sean controladas y
administradas directamente por sus trabajadores. Un partido que luche
por una nueva sociedad, libre de explotación y humillaciones, que
luche por el socialismo con democracia obrera.
Ese partido ha de ser plenamente democrático,
donde las mayorías definan la política a seguir, pero donde la minoría
tenga pleno derecho a expresarse y a evaluar las decisiones adoptadas
por la mayoría. Un partido cuya dirección esté constituida por los
elementos más probados en la lucha de clases y no por caudillos. En
el cual el sustrato para su accionar sea la discusión política y no
las decisiones arbitrarias impuestas por los equipos de dirección.
Una organización que promueva la participación de la mujer, los
sectores populares, los campesinos y demás sectores explotados y
oprimidos de la sociedad, pero no otorgándoles “cuotas” de
participación, que al final de cuentas son migajas que las
direcciones le confieren graciosamente, si no propiciando su efectiva
y protagónica intervención en las principales decisiones y en la
elaboración de la política a seguir por el conjunto de los
militantes.
Una organización cuya preocupación exclusiva no
sea la participación electoral, el parlamentarismo y la distribución
de cargos, sino la preparación para la insurrección y la lucha por
el poder político, derrotando al imperialismo y la oligarquía
criolla.
Una herramienta que sirva para desarrollar la
solidaridad con los trabajadores en lucha y que sea plenamente
independiente del gobierno, los empresarios y sus partidos políticos.
Ese partido requiere un programa para la revolución
socialista
Sobre la base de la experiencia histórica y
presente en Venezuela, los trabajadores y el pueblo hemos venido
forjando, con nuestra lucha y el debate ideológico, los lineamientos
y características esenciales del programa que se requiere para
profundizar la revolución y avanzar hacia el socialismo.
A nadie le queda duda que las banderas
fundamentales de dicho programa son el anti-imperialismo, la
solidaridad internacionalista, el apoyo a todas las luchas de los
trabajadores y el pueblo; la defensa de los derechos de las minorías
oprimidas; la lucha por el poder político y la destrucción del
Estado capitalista; la eliminación de la propiedad privada; el cambio
de las relaciones sociales de producción, y que además se proponga
como meta la construcción del socialismo sobre bases democráticas,
bajo un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
Dicho programa debe ser superador de las visiones
reformistas, socialdemócratas y autoritarias. Con claridad y
responsabilidad debe decirle a la población que no es posible una
revolución concertada con los enemigos del pueblo y los trabajadores.
En consecuencia debe prepararse en todos los terrenos, privilegiando
el método de la movilización permanente y junto al pueblo, para
soportar la embestida criminal de los imperialistas, los oligarcas,
los terratenientes, los empresarios y todos aquellos que tienen algo
que perder con una revolución social.
Para avanzar en la elaboración de dicho
programa, los impulsores del partido de los trabajadores por la
revolución socialista, proponemos sintéticamente los siguientes ejes
temáticos del programa, para que sea discutido entre los activistas
de las organizaciones comprometidas con el proyecto, pero también
abierto a la discusión con compañeros y colectivos que en un futuro
quieran vincularse a este proceso.
Nuestro propósito es que luego de un período de
discusión de seis meses (6) de estas Tesis Programáticas y de los
Estatutos, realicemos el congreso para dar nacimiento a la nueva
organización política.
1.
El enemigo principal a vencer es George Bush y sus aliados, por eso el
programa debe ser anti-imperialista
Todos
coincidimos en señalar que el enemigo principal de este proceso
revolucionario es el imperialismo norteamericano encabezado hoy por
George W. Bush, quien habita la Casa Blanca en su condición de
Presidente de los Estados Unidos. Él es quien representa la ideología
y la estrategia de la contrarrevolución mundial. Sus organismos, sus
representantes legales o encubiertos y sus aliados financian y llevan
adelante su política y tácticas. Todos ellos forman el “combo
imperialista” y a éste es a quien hay que derrotar
primeramente.
Las
piezas del engranaje imperialista son la ONU, la OEA, el FMI, el Banco
Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el G-8, donde se
agrupan las principales potencias del mundo, la CIA, las grandes
transnacionales y corporaciones europeas, japonesas y estadounidenses.
Los peligros nos imponen denunciar y no permitir la injerencia de
estos y otros aparatos del imperialismo en el proceso político que
vive nuestro país. Tenemos que ser implacables contra ellos porque
por más que intenten presentarse como imparciales, serán implacables
contra los hoy identificados como “chavistas” por más light o
tolerantes que se quiera ser.
Para
enfrentar y derrotar al imperialismo nos proponemos realizar el
siguiente programa de lucha y movilización:
No más intervenciones extranjeras o de agencias títeres del
imperialismo en los asuntos políticos internos de los venezolanos.
Gritemos con fuerza: ¡No más intromisión imperialista! Abajo el
chantaje permanente de la OEA, del FMI y de la ONU! Ellos son los
agentes directos de la Casa Blanca, ellos son quienes presionan y a
diario amenazan. Ellos aplaudirán cuando el imperio decida adelantar
una intervención abierta en contra de nuestro país.
Miles de millardos de dólares, que bien podrían ser destinados para
cubrir las urgentes necesidades del pueblo en materia de salud,
educación y vivienda, siguen siendo cancelados puntualmente a los
organismos financieros y acreedores internacionales. Nuestra consigna
tiene que ser ¡Ni un sólo bolívar para pagar la deuda externa!
Esa deuda la asumieron y la disfrutaron los ladrones de cuello blanco
de los gobiernos anteriores y luego la nacionalizaron para que fuera
el pueblo quien la terminara pagando. Seguir pagando es seguir
entregando recursos para que el imperialismo continúe financiando a
los golpistas y ONG´s que se distinguen por su labor antinacional y
pro-imperialista. Que el gobierno de Chávez convoque a una reunión
de países latinoamericanos para conformar un Bloque Continental
Por el No pago de la Deuda Externa.
¡Rechacemos el ALCA y todo acuerdo económico bilateral con el
imperialismo! Luchemos por la integración económica
de nuestros pueblos en condiciones de equidad. Ningún acuerdo económico
con el imperialismo será ventajoso. Exijamos al gobierno venezolano
el retiro inmediato de las comisiones de negociación del ALCA y
promover la propuesta de un plebiscito continental para que todos los
países se pronuncien contra el ALCA y los acuerdos bilaterales.
Rechacemos el intento de aislar económica, política y diplomáticamente
al gobierno cubano. Repudiemos con toda nuestra energía el criminal
bloqueo económico norteamericano y a todos los gobiernos lacayos que
apoyaron a Estados Unidos para que se votara una moción de censura en
la ONU contra Cuba.
Confiscar los bienes de todas las empresas multinacionales y nacionales que han cerrado sus puertas dejando sin trabajo a miles de venezolanos,
a aquellas que contribuyen económicamente al sostenimiento de los
golpistas, a las que propician el saboteo económico y a las que se
han hecho multimillonarias gracias a la superexplotación de los
trabajadores y de nuestros recursos naturales. No más contratos
onerosos para las multinacionales que exploran, explotan, transportan
y comercializan el petróleo. Revisión del Plan de Negocios de PDVSA
y desarrollo de una Constituyente Nacional Petrolera donde
venezolanos y venezolanas discutamos democráticamente qué hacer con
nuestro principal recurso. Control directo de los trabajadores de
todas esas empresas.
¡Abajo el Plan Colombia y el Plan Puebla-Panamá!
La
hermana república de Colombia hoy sufre las consecuencias de la política
entreguista de su gobierno. Con el argumento de combatir el narcotráfico
se esconden otras pérfidas intenciones. Se trata de aniquilar la
lucha obrera, popular e insurgente de aquél país como requisito
indispensable para preparar posibles acciones de agresión directa
contra nuestro país o cualquier país del área bolivariana. El Plan
Colombia es la gran estrategia del imperio para avasallar y controlar
las naciones bolivarianas. Hermanemos nuestra lucha con los
bolivianos, ecuatorianos, colombianos, peruanos y panameños.
Impidamos que las tropas norteamericanas hagan de Colombia un gran
porta-aviones desde donde se adelante la agresión política, diplomática
y militar a nuestros pueblos. Al mismo tiempo, denunciemos la
presencia de tropas norteamericanas en Manta (Ecuador), Vieques
(Puerto Rico) y Guantánamo (Cuba).
Adiestramiento y armas para la población para prepararse contra la
agresión yanqui. Si bien es cierto que por
ahora el gobierno de los Estados Unidos privilegia la presión política
intentando que la crisis nacional se resuelva en el marco de la
institucionalidad de la democracia burguesa, los trabajadores y el
pueblo debemos estar plenamente conscientes que el imperialismo no
dudará, como no dudó con Afganistán, Irak o Haití, en propiciar
una intervención militar directa para lograr sus objetivos. El pueblo
requiere adiestramiento militar y armas para enfrentar cualquier
intento de violación de nuestra soberanía. Las organizaciones
sindicales y populares deben promover el reclutamiento y la preparación
para esta eventualidad. Desde ya hay que organizar las Milicias
Obreras, Campesinas y Populares, para que de manera independiente
el pueblo esté organizado y preparado militarmente. Estos organismos
deben confraternizar con las FAN, socializar experiencias y en
condiciones democráticas preparar los planes de contingencia para
responder a la agresión imperialista.
2.
La lucha revolucionaria en Venezuela se da en sintonía con la de los
pueblos del mundo que luchan contra la opresión; por eso nuestro
programa es internacionalista
Nuestra
batalla es internacionalista. Un triunfo nuestro será un triunfo de
los pueblos iraquí y afgano, invadidos por el imperialismo
norteamericano y secundado por la ONU. Será un aliciente para que el
pueblo cubano mantenga más firme que nunca su lucha contra el bloqueo
que le impone la Casa Blanca. Incentivará al pueblo boliviano a
recobrar el control sobre los hidrocarburos y ganar su salida al mar.
Animará al pueblo peruano para que de una vez por todas se saque de
encima al corrupto de Toledo. Contribuirá para que el pueblo de
Colombia en las próximas elecciones derrote a los partidos
patronales. Transmitirá energía a los pueblos mapuche y chileno
contra la voracidad neoliberal o ayudará a la batalla del pueblo
argentino contra los planes de entrega al FMI que desarrolla el
gobierno, condenando al hambre a millones de argentinos.
Abajo la agresión militar y la injerencia imperialista. La agresión militar permanente que las potencias capitalistas
desarrollan contra varias naciones, nos demuestran que el imperialismo
no requiere de excusas ni justificaciones para agredir y masacrar a
los pueblos. Hoy es más que justo levantarnos a expresar la
solidaridad con los pueblos de Irak, Palestina y Afganistán. Fuera
tropas norteamericanas y aliadas. Rechazar cualquier intento de
sustituir las tropas invasoras por los Cascos Azules de la ONU.
Nuestro país tiene una importante arma y un papel destacado por
cumplir. Tenemos el combustible que mueve la maquinaria bélica y por
eso debemos decir ni una sola gota de petróleo para los ejércitos
asesinos.
Solidaridad con el pueblo de Bolivia. El
pueblo del altiplano boliviano desde hace décadas viene enfrentando a
una oligarquía y un aparato militar, incondicional a los mandatos del
imperialismo norteamericano. Su resistencia es ejemplo de lucha para
los pueblos del mundo y en los últimos años ha logrado derrocar a
dictadores y sirvientes, que han querido entregar su patrimonio
nacional y privatizar las empresas del Estado, sumiendo en la miseria
al conjunto de la población. El reciente triunfo obtenido contra el
presidente Mesa, quien a su vez había sucedido a otra marioneta del
imperialismo, ha demostrado que el pueblo quiere construir un gobierno
de los trabajadores y el pueblo, desde abajo, democrático y
respetuoso de sus raíces étnicas y culturales. Los revolucionarios
estamos en el deber de apoyar la lucha del pueblo hermano, que hace
parte de la lucha que en nuestro continente adelantamos contra el
imperialismo, sus planes y sus gobiernos títeres.
Fuera bases militares de Manta, Guantánamo y Vieques. Las Malvinas son
argentinas. La presencia de tropas y bases
militares norteamericanas, inglesas y francesas en territorio
latinoamericano se constituyen en una afrenta contra nuestros pueblos.
Nuestro suelo no puede ser base de operaciones para que el
imperialismo desarrolle agresiones militares contra pueblos hermanos.
Exijamos el retiro inmediato de las tropas y bases imperialistas de
naciones hermanas.
Fuera tropas argentinas, brasileras y chilenas de Haití. Los gobiernos de estos países han demostrado su verdadero carácter
pro-imperialista, al utilizar sus ejércitos como escudo para la
agresión norteamericana y francesa, avalada por las Naciones Unidas.
El destino del pueblo haitiano lo deben decidir los propios haitianos,
sin injerencia ni intervención militar de potencias imperialistas, ni
mucho menos por ejércitos cipayos que se prestan para enmascarar la
agresión.
Nos
enfrentamos a empresarios, terratenientes y sus partidos, por eso el
programa debe ser anti-capitalista
Los trabajadores hemos alcanzado muchas reivindicaciones, pero seguimos
encadenados a un sistema que tiene como razón de ser el lucro, la
ganancia individual, la explotación de la fuerza de trabajo, la
opresión y el desconocimiento de los derechos de los pueblos y las
minorías.
En nombre de la democracia burguesa que pregonan los capitalistas, los
gobiernos de los Estados Unidos, de Europa y Japón, invaden y
asesinan a miles de indefensos pobladores de Afganistán, Irak o Haití.
Cientos de miles de niños mueren cada día por enfermedades evitables
o por hambre. Millones no alcanzan a gozar nunca en su vida de los
derechos de educación, vivienda o salud.
Muchos hablan de reformar o embellecer el sistema capitalista. Nos
hablan de luchar por una Tercera Vía, de humanizar el capitalismo, de
democracia protagónica, de coexistencia pacífica o de cogestión política
y productiva entre trabajadores y empresarios. Ninguna de esas
opciones es alternativa.
El capitalismo es un sistema que enferma, mata y condena a la miseria
permanente a los hombres y mujeres del planeta. Es hora de que los
pueblos del mundo nos levantemos y luchemos por un nuevo sistema económico,
político y social opuesto al capitalismo. Que luchemos por el
socialismo con democracia obrera, donde efectivamente los trabajadores
y el pueblo seamos protagonistas y tengamos plena capacidad de decisión.
Nuestra
batalla tiene un carácter profundamente anti-capitalista. Nos
enfrentamos en esta lucha a los grupos Polar y Cisneros; a los
chupasangre del sector financiero; a los empresarios que se frotaron
las manos de alegría cuando Pedro “El Breve” se instaló por 42
horas en Miraflores o que bajaron sus santamarías durante 63 días
para derrocar al presidente Chávez a finales del 2002.
Nos
las tenemos que ver con todos los empresarios agrupados en Fedecámaras
y las asociaciones de terratenientes que son dueños del 90% de las
tierras potencialmente agrícolas y pecuarias del país. No importa
que sean grandes o pequeños empresarios. Golpistas o que se las den
de progresistas porque a todos ellos los une el mismo motivo: explotar
al trabajador y el pueblo, volver a la IV República de la Corrupción,
entregar nuestros recursos y patrimonio a las multinacionales, aplicar
las recetas del FMI y matarnos de hambre o de represión.
Como
contrincantes tenemos a los adecos, copeyanos, masistas,
primerojusticieros, proyecto-venezolanistas, medios de comunicación
privados, e izquierdistas pasados para el campo fascista, que
defienden los intereses de los empresarios, las multinacionales y el
imperialismo. Todos son aparatos políticos de los capitalistas, de
los empresarios que quieren volver a gobernar para someternos a los
designios de las potencias imperialistas.
Por
esas razones, la batalla es anti-capitalista. No es un invento
nuestro, es la realidad de la Venezuela que vivimos hoy. Por eso la
disyuntiva es clara: o derrotamos a los empresarios capitalistas o
somos derrotados todos los trabajadores y el pueblo pobre de
Venezuela. Necesitamos disponernos, igual que el 13 de abril o
diciembre-enero del 2003, a jugarnos la vida para defender lo que
hemos conquistado hasta hoy, que es la base fundamental para lograr
una sociedad nueva, sin explotadores ni explotados, con justicia
social, donde prevalezca la democracia de las mayorías desposeídas,
y gobiernen los
trabajadores y el pueblo a través de sus organizaciones genuinas.
De tal modo, consideramos que es urgente y apremiante
trascender el capitalismo, y el socialismo es la alternativa que
avizoramos, pero creemos que este no es un objetivo de largo plazo,
por el contrario consideramos que este es el momento para comenzar a
dar los pasos que nos pongan en el camino de su construcción. No
llegará sólo en un futuro indeterminado. Debemos comenzar a
construirlo desde ahora con la lucha y la movilización del pueblo y
los trabajadores.
El capitalismo, desigual y opresor, orientado por el lucro y
la ganancia individual es incapaz de dar respuesta a las más urgentes
necesidades económicas, sociales y culturales de los pueblos. De allí
que para nosotros, profundizar la revolución, dar un salto adelante,
no es más que adoptar políticas y acciones concretas que desde ya
comiencen a sentar las bases de una sociedad sin desigualdades, sin
explotados ni explotadores, donde los trabajadores y el pueblo, a través
de sus organizaciones y de su participación democrática y protagónica
tomen las riendas de la producción y de las decisiones públicas.
Para nosotros el socialismo no es una promesa que se enarbola en los días
de fiesta o en las fechas conmemorativas; el socialismo no es una
quimera que nos aguardaría en un futuro aún lejano, ni un objetivo a
alcanzar lentamente y a largo plazo. Es hoy ya, una necesidad
imperiosa para la humanidad.
Sin embargo, si bien el socialismo es una necesidad urgente
ante las calamidades generadas por el capitalismo, éste no se
decreta, ni surge espontáneamente, ni como consecuencia de la evolución
natural de la sociedad. Debe ser la obra de la acción de los
trabajadores y el pueblo a través de sus organizaciones, de la
movilización y de la lucha, concretada a través de la implementación
de políticas de transición, que progresivamente, y a partir de los
logros alcanzados, vaya posibilitando la construcción de una sociedad
sin explotados ni explotadores.
Más allá de la discusión teórica sobre el socialismo,
debemos precisar el sentido de nuestro planteamiento. No estamos
hablando de algo utópico e irrealizable; siendo una tarea compleja y
difícil, la historia ha demostrado que es posible lograrlo. ¿Qué
proponemos en términos específicos? Desde nuestro punto de vista, la
profundización del proceso revolucionario debe expresarse en la
instrumentación de una serie de medidas concretas y de aplicación
inmediata, en áreas sensibles como el salario, el empleo, la salud,
la educación, la vivienda, la alimentación, la producción de bienes
y servicios, la participación democrática de los trabajadores y el
pueblo en las principales decisiones públicas, y en la defensa de
nuestros recursos naturales, del ambiente y de la soberanía nacional
frente a las transnacionales y el imperialismo.
Es así como consideramos que el socialismo se construye
todos los días, dándole respuesta a las necesidades más apremiantes
del pueblo y los trabajadores. No conformándonos con lo logrado hasta
ahora; confiando en nuestras propias fuerzas y en nuestras
organizaciones, y luchando a brazo partido por consolidar, profundizar
y extender a toda la población nuestras conquistas.
Para
derrotar a los capitalistas nos proponemos las siguientes metas:
Como decíamos previamente, la tarea de conformar un gobierno
de los trabajadores y el pueblo, en la perspectiva de construir una
sociedad socialista, no es una labor reservada a grandes expertos y teóricos,
o políticos muy experimentados. Se trata, simplemente, de
instrumentar medidas que respondan a los intereses más urgentes de
las masas trabajadoras y populares. En tal sentido, consideramos que
un programa político de lucha de los trabajadores venezolanos en la
actualidad, debe contemplar medidas como las siguientes, a saber:
* Lucha contra la burocracia y contra la corrupción
Coincidimos
con algunos de los objetivos estratégicos planteados en el “Salto
Adelante”, tales como, la lucha contra la burocracia
quintacolumnista, disfrazada de “revolucionaria”, la cual corre
paralela a la liquidación del Estado burgués aún existente, y su
sustitución por un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo,
cimentado en sus organizaciones. Para ello es necesario conformar los
Consejos Locales de Planificación Pública y desarrollar la contraloría
social en todos los niveles de la administración pública, como
mecanismo para luchar contra la corrupción.
* Elección por la base de los candidatos a cargos de elección
popular La
participación democrática y protagónica del pueblo debe
materializarse en la escogencia por la base y en asambleas de todos
los candidatos a cargos de elección, tal como lo contempla la
Constitución Bolivariana.
* Lucha contra la impunidad y castigo a los golpistas
Por
otra parte, la lucha contra la impunidad y el castigo a los militares
y civiles golpistas que cercenaron las libertades democráticas el 11
de abril de 2002, y sometieron al pueblo venezolano a toda clase de
penurias con el paro patronal y el sabotaje a PDVSA en diciembre de
2002 a febrero de 2003; así como a los PM y otros policías involucrados en el asesinato del
pueblo venezolano, es un requisito fundamental para avanzar en la
profundización de la revolución.
* Aumento general de sueldos y salarios y escala móvil de
salarios:
los patronos agrupados en Fedecámaras, los mismos que auparon el
golpe de Estado y sabotearon a PDVSA, ahora buscan entrar en
negociaciones y acuerdos con el gobierno que les permitirán aumentar
sus ganancias, sin que esto se traduzca en mejores condiciones
salariales y económicas para los trabajadores, ni en una reducción
significativa del desempleo y del trabajo informal. Ante esto
proponemos un aumento general de sueldos y salarios y escala móvil de
salarios, como forma de enfrentar la inflación y el aumento del costo
de la vida.
* Lucha contra el desempleo y la informalidad. Generación de
empleo productivo y escala móvil de horas de trabajo Paralelamente
al desarrollo y ampliación de la Misión Vuelvan Caras, debe ponerse
en práctica un Plan Nacional de Obras Públicas y Construcción de
Viviendas, que al mismo tiempo le dé respuesta al dramático déficit
habitacional que padece nuestro pueblo. Simultáneamente con este
plan, debe legislarse a favor de una reducción de la jornada laboral
para vincular más trabajadores a la actividad productiva (escala móvil
de horas de trabajo), sin afectar los salarios de los demás
trabajadores. Igualmente, la inamovilidad laboral debe extenderse
indefinidamente.
* Institucionalización y profundización de las Misiones
como parte de un Plan Nacional de Salud y Educación para el Pueblo y
los Trabajadores Las
Misiones, que sin duda, son importantes conquistas de nuestro pueblo,
deben convertirse en programas estructurales de desarrollo de los
servicios de salud y educación, que se extiendan a toda la población.
Hay que profundizarlas atacando de raíz los problemas que han
postergado la atención básica del pueblo. Simultáneamente con la
extensión de Barrio Adentro y a la incorporación de médicos y odontólogos
venezolanos, debe desarrollarse un Plan Nacional de Dotación y
Remodelación de la planta hospitalaria existente, así como la
construcción de ambulatorios y clínicas populares.
* Mantenimiento de la educación gratuita y obligatoria.
Todas las escuelas y liceos deben ser Bolivarianos Por
otra parte, todas las escuelas del país deben convertirse en
Bolivarianas, así como también todas las instituciones públicas de
educación secundaria. Esto debe ser parte de un programa nacional de
educación que comience en el preescolar hasta la universidad.
* Por una Universidad autónoma, democrática y popular. Por
el acceso libre de todos los bachilleres a la educación superior En
el contexto de una universidad pública, autónoma y democrática, se
deben eliminar todos los mecanismos clasistas de selección
establecidos por el puntofijismo que sólo han servido para
obstaculizar el ingresos de los bachilleres provenientes de los
sectores más pobres de nuestra sociedad.
* Política estructural para garantizar la seguridad
alimentaria. Eliminación de las roscas. Plan Nacional Agrícola y
Pecuario con la participación de los Comité de Tierras y la UNT Consideramos
que Mercal ha sido una conquista fundamental para el pueblo
venezolano, sin embargo, creemos que el gobierno no debe seguir
utilizando los recursos obtenidos a través de los altos precios del
petróleo, sólo para adquirir alimentos importados. Si bien esto ha
cumplido un papel coyuntural de gran importancia, para darle respuesta
a la emergencia, especialmente durante y después del paro-sabotaje
petrolero, una política de largo plazo dirigida a consolidar la
seguridad alimentaria y la distribución de alimentos a los
trabajadores y el pueblo, debe sustentarse en la nacionalización y
estatización de los principales monopolios y roscas de producción y
distribución de alimentos. Es ilusorio creer que se puede organizar
una red de distribución alimentaria paralela con la existencia de
estos poderosos grupos nacionales y transnacionales que trafican y
lucran con el hambre del pueblo. Simultáneamente, debe desarrollarse
con los Comités de Tierra un Plan Nacional Agrícola y Pecuario. En
todo caso, la adquisición de productos en el exterior debe ser
decidida democráticamente con los sindicatos, los Comités de Tierra
Rurales y la UNT, y se debe limitar a aquellos bienes que aún no se
producen en el país. Igualmente, proponemos la creación de comedores
en todas las zonas y parques industriales del país.
* Reforma urbana. Plan Nacional de Obras Públicas y
Construcción de Viviendas Tal como decíamos para el caso de la alimentación, el problema del déficit
habitacional en nuestro país, no es posible resolverlo a
“realeazos” petroleros, ni beneficiando a las compañías privadas
de construcción ni a los bancos y entidades financieras, con
contratos multimillonarios, tal como se prevée en la nueva Ley del
Deudor Hipotecario. Esto sólo será una sangría de recursos que no
resolverá estructuralmente la situación. Las recientes lluvias, y la
tragedia que nuevamente se ha ensañado contra el estado Vargas y
otras zonas del país, pone en el tapete la urgencia de acometer
conjuntamente con la reforma agraria y la liquidación del latifundio,
una profunda reforma urbana, absolutamente urgente en un país en el
que casi el 70% de la población habita en ciudades. Mientras nuestro
pueblo siga viviendo en ranchos, en cerros, y a orillas de quebradas y
ríos, en condiciones infrahumanas, tragedias como la producida
recientemente continuarán repitiéndose, y cobrando nuevas vidas
humanas. Sólo mediante una reforma urbana que incluya, por una
parte, la puesta en práctica de un Plan Nacional de Obras Públicas y
Construcción de Viviendas, que cuente con la participación de PDVSA,
CVG, comunidades organizadas, la UNT y los sindicatos de la construcción;
que al mismo tiempo que enfrente el problema del desempleo, le dé
respuesta al dramático déficit habitacional que padece nuestro
pueblo. Y por otra, la estatización de terrenos, edificios, casas
abandonadas o cuya construcción no haya sido completada, para
ofrecerlas a bajo costo a quien la necesite.
*
Eliminación del latifundio. Confiscación de las tierras de los
terratenientes nacionales y transnacionales. Nacionalización de la
tierra En las zonas rurales, el latifundio debe ser erradicado
definitivamente. No basta con penalizar a los propietarios de tierras
ociosas. Todas las grandes haciendas y fincas deben ser expropiadas y
puestas bajo el control y la Millones de hectáreas aptas para la
actividad agropecuaria se encuentran en manos de una reducida elite de
terratenientes, quienes no tienen el menor interés en hacerlas
productivas para satisfacer las demandas de la población.
Contrastando con ello, mientras miles y miles de familias campesinas
deseosas de trabajar la tierra se encuentran excluidos de la propiedad
y sin ningún tipo de atención, asistencia técnica y créditos. Par
resolver esta contradicción generadora de violencia en el campo, es
necesario luchar por una profunda reforma agraria, que elimine los
latifundios, confisque las tierras ociosas, entregue tierras al
campesino pobre, fomente la cooperativa agraria como mecanismo viable
para incentivar la organización y el trabajo común en el campo,
acompañado de una política de asistencia técnica y otorgamiento de
créditos que faciliten la producción. Esa es la única forma de
superar la demanda de productos del campo y evitar que nuestros
recursos se sigan dilapidando en la importación de productos
alimenticios que bien podemos producirlos en el país.
Producción de los Comités de Tierra y demás organizaciones
campesinas. Estas se deben convertir en núcleos endógenos que sirvan
de modelo para la producción colectiva del campo.
* Control obrero de empresas quebradas, abandonadas o
cerradas por los empresarios El ejemplo de Venepal debe ser extendido a las demás
empresas actualmente ocupadas por los trabajadores. Se deben tomar
medidas políticas y legales para lograr el control de la administración
y de la producción por parte de los sindicatos, de empresas como
Industrial de Perfumes, Constructora Nacional de Válvulas, Textiles Fénix,
y otras que hayan sido cerradas fraudulentamente por los patronos para
burlar los derechos de los trabajadores.
*
Estatización de la banca privada y del sistema de créditos y su fusión
en un gran banco nacional Sin
ninguna duda, en el marco del capitalismo en su fase imperialista, son
los bancos los que realmente concentran en sus manos el control de la
economía. Estos expresan de forma concentrada las características anárquicas,
usureras y monopolistas del capital. Esto lo conocemos amargamente los
venezolanos quienes sufrimos las consecuencias nefastas de la crisis
financiera de 1994, y los generosos auxilios que el gobierno de
Caldera les facilitó a los banqueros, los cuales ascendieron a 10 mil
300 millones de dólares, equivalente al 17% de Producto Interno Bruto
(PIB) de aquella época, y que, gracias a la impunidad reinante, hoy
disfrutan en el exterior. Por otra parte, la contraloría social, los
planes de desarrollo, la planificación que ejercerían los CLPP, serían
imposibles si los bancos continúan en manos privadas. Para
desarrollar un plan nacional de inversiones y de créditos que
favorezca a los pequeños ahorristas, a los pequeños y medianos
comerciantes, a los profesionales de la clase media, y al conjunto de
los campesinos y los trabajadores, es fundamental fusionar todos los
bancos en una sola institución financiera nacional. A esta fusión
deberían sumarse los bancos de crédito popular (Fondemi, Banmujer,
Banco de los Pobres), recientemente creados por el gobierno, así como
otras instituciones financieras estatales como el Banco Industrial,
Bandes y Banfoandes.
*
Por una Constituyente Petrolera Para
darle respuesta a las urgentes necesidades de los trabajadores en las
diferentes áreas, así como para la constitución democrática de los
Comités de Seguridad e Higiene; para luchar por la concreción de la
unidad sindical de los petroleros; para que los trabajadores
petroleros discutan democráticamente la participación en la definición
de los planes de negocio de la industria, así como la necesidad de
asumir la cogestión de PDVSA, proponemos la realización de una
Constituyente Petrolera democrática.
*
Conformación inmediata de los Consejos Locales y Comunales de
Planificación Pública donde aún no hayan sido establecidos, con la
participación democrática del pueblo. Por el Consejo Nacional de
Planificación Pública En muchos lugares aún no se han establecido los Consejos
Comunales y Locales de Planificación Pública, en otros, los alcaldes
y gobernadores, golpistas y “bolivarianos”, los han “elegido”
a dedo y a su conveniencia, de allí que se necesario que estos
organismos de la contraloría social se establezcan democráticamente
con la participación de las comunidades y de las organizaciones
populares. El pueblo debe participar de manera protagónica, no sólo
en cómo utilizar eficientemente los recursos, también debe tomar
parte activa en la elaboración de los presupuestos locales y
regionales, su estructura y prioridades de acuerdo a las necesidades
de la población; así como intervenir en los procesos de licitación,
contratación y control de la ejecución de los proyectos, para evitar
la corrupción, el despilfarro, la ineficiencia y el burocratismo.
Pero esta participación democrática y protagónica del pueblo no
debe limitarse a los municipios o a las regiones, ésta debe abarcar
también las grandes decisiones públicas sobre la planificación de
la economía nacional, el desarrollo e inversión en PDVSA y en las
empresas básicas, el comercio exterior, las relaciones
internacionales y la defensa de nuestros recursos naturales, del
ambiente y de la soberanía nacional. De allí que propongamos la
conformación de un Consejo Nacional de Planificación donde
participen delegados de los CLPP, de las comunidades organizadas y de
la UNT.
*
Extensión y consolidación de las Mesas de Agua Estas
deben conformarse en aquellos lugares en que no existan y consolidarse
donde ya estén creadas, para que sean instrumentos mediante los
cuales la comunidad pueda ejercer el control sobre las empresas
encargadas de este servicio público.
*
Contraloría Social en los servicios de salud y educación Deben conformarse comités de salud en los hospitales, clínicas
populares, ambulatorios y demás instituciones de salud en las que
participen los sindicatos y las comunidades a efectos de lograr un
funcionamiento adecuado a las necesidades de los usuarios; el
mantenimiento y preservación de los equipos, mobiliario y medicinas,
así como para garantizar el suministro y la dotación necesaria.
*
Referendo nacional sobre la deuda externa El
gobierno nacional sigue pagando rigurosamente intereses y capital de
una deuda externa que todos sabemos es fraudulenta, contraída durante
el puntofijismo por gobiernos y empresarios irresponsables, que luego
transfirieron su deuda al pueblo. En tal sentido, proponemos la
realización de un Referendo Nacional para que la población se
pronuncie al respecto. Desde nuestra perspectiva consideramos que esta
deuda no debe ser cancelada, y los recursos que hoy se destinan para
honrarla deben ser utilizados en la resolución de los urgentes
problemas que padece la población en materia de salud, educación,
vivienda y empleo.
* Nacionalización de la banca y control del comercio exterior Miles de millones de dólares producidos con el esfuerzo de venezolanos
y venezolanas salen diariamente del país desangrando la economía,
gracias a que el sector financiero y los organismos encargados del
comercio exterior están en manos de los empresarios internacionales
en abierta complicidad con los patronos nacionales. Por las presiones
del sector financiero, el gobierno no tiene el control del Banco
Central de Venezuela, limitándose el control y uso de las reservas
internacionales, el diferencial cambiario y los excedentes
financieros. Hay que acabar con esa supuesta “autonomía” del BCV
que sólo beneficia a los poderosos. El control de cambio es una
medida paliativa que no resuelve el problema de la fuga de divisas.
Por el contrario ha facilitado la especulación y la presión
permanente para que se devalúe la moneda y el valor del trabajo de
los venezolanos. Ya el gobierno ha tenido que ceder otorgando cupos en
dólares para los viajeros con tarjeta de crédito. Hay que acabar con
esa ruleta millonaria donde unos pocos se benefician mientras que el
conjunto de la población se hunde en la miseria. Los grandes grupos
financieros que controlan la banca privada siguen enriqueciéndose a
través de la usura y presionan sobre el mercado para la
desestabilización económica. Por la renacionalización de la
banca, con control de los trabajadores y el pueblo. Fuera el Grupo
Santander, el Banco Bilbao-Vizcaya y todos los grupos financieros al
servicio de las multinacionales.
* Durante los gobiernos de la Cuarta República, las multinacionales
hicieron grandes fiestas adquiriendo a precios ridículos las empresas
de propiedad del Estado. Por si fuera poco fueron subsidiadas y son
las responsables del mal servicio y encarecimiento de los precios de
sus bienes o servicios. ¡Reestatización de las empresas, sin
ninguna indemnización a sus actuales propietarios, para que sean
administradas y controladas por sus trabajadores y usuarios!
* Expropiación sin indemnización de las multinacionales. Los grandes monopolios internacionales siguen amasando grandes
fortunas, gracias a la superexplotación de la fuerza de trabajo
venezolana. Evaden el pago de los impuestos, pisotean los derechos de
los trabajadores, desconocen las leyes laborales, se confabulan con
funcionarios corruptos y
* Control de los sectores estratégicos de la economía por parte del
Estado. El
imperialismo, los golpistas y los empresarios privados siguen teniendo
el control de instituciones y empresas de sectores estratégicos del
país. Es urgente lograr la nacionalización o estatización de las
operadoras de telefonía; los medios de comunicación; el transporte
marítimo, aéreo y terrestre; los recursos naturales; el suministro
de servicios públicos; el BCV y todos aquellos sectores considerados
estratégicos; así como limpiar todas aquellas instituciones desde
donde siguen refugiados, conspirando y saboteando los golpistas.
* Control obrero y Social sobre de la producción y la gestión pública. Los empresarios golpista agrupados en Fedecámaras, no contentos con
explotar a los trabajadores, se confabularon con potencias extranjeras
para desestabilizar el país y el gobierno. Afortunadamente la
resistencia obrera y popular los derrotó y también demostró que no
les necesitamos, que no son imprescindibles, como siempre nos hicieron
creer. Se hizo evidente que los trabajadores y el pueblo podemos
administrar y dirigir las empresas y la economía nacional, razón que
nos lleva a plantear la necesidad de impulsar la lucha por el control
obrero y social de las empresas públicas y privadas, de las tierras,
de las misiones y de los proyectos económicos y sociales del Estado;
así como también tener corresponsabilidad en la defensa militar de
la soberanía nacional y las conquistas obtenidas durante la revolución.
* Luchemos por un genuino gobierno de los trabajadores y el pueblo. No será posible alcanzar el triunfo definitivo, si a la par que
enfrentamos y derrotamos al imperialismo, no derrotamos a los
empresarios y el viejo modelo económico capitalista basado en la
explotación del hombre por el hombre y la destrucción del planeta.
La soberanía nacional, el derecho a la tierra, el empleo, la salud,
la educación, la vivienda y nuestros valores culturales, no se logrará
bajo la tutela de empresarios patriotas. Estas obras sólo pueden ser
llevadas a feliz términos de la mano de los trabajadores y el pueblo
organizados en sus estructuras genuinas y democráticas. La verdadera
redención llegará cuando sean los trabajadores y el pueblo tengan el
poder y gobiernen, instaurando un nuevo modelo económico basado en
supresión de la explotación, la igualdad y la democracia obrera.
Lograrlo es el gran desafío que tienen la UNT y sus federaciones
regionales, los Círculos Bolivarianos, las organizaciones populares,
comunitarias, campesinas, estudiantiles, colectivos de mujeres y todas
aquellas estructuras comprometidas con la revolución.
Nuestra
estrategia es la lucha por el socialismo con democracia obrera
a escala nacional y mundial
Una
tercera parte de la humanidad hizo, durante el siglo XX, la
experiencia del modelo socialista. Resultado de ello se pudo observar
que países muy atrasados, superaron en un corto período de tiempo
esa condición y mejoraran ostensiblemente las condiciones de vida de
los trabajadores y los pueblos.
Los
avances fueron notables en materia empleo en condiciones dignas para
millones de personas que bajo el capitalismo nunca tuvieron la
oportunidad de contar con un trabajo estable y decente. Se erradicó
la pobreza absoluta; hubo educación gratuita y obligatoria para los
niños y jóvenes. Se tuvo acceso a la cultura mundial y se
preservaron las costumbres y la cultura de los pueblos. En el campo de
la salud se produjo una profunda transformación, permitiendo que la
población contase con atención médica integral y gratuita y
disminuyera la tasa de morbi-mortalidad por enfermedades curables. Y
en materia de vivienda se desarrollaron gigantescos programas de
construcción que permitieron que las familias tuvieran lugares de
habitación dignas de su condición humana.
El
potencial económico de esas naciones y sus progresos también fueron
una fuerte presión para evitar que los bandidos imperialistas
continuaran con sus guerras de agresión y saqueo contra pueblos
indefensos o que se siguieran presentando las carnicerías humanas
como lo fueron la Primera y la Segunda guerra mundial, donde más de
50 millones de seres humanos murieron, en defensa de la “patria de
los capitalistas y el poder colonial en ultramar”.
Lastimosamente
esos notorios no se vieron reflejados en el campo político. Una
poderosa casta burocrática deformó y degeneró los estados obreros y
socialistas que habían surgido a partir de la revolución soviética
de 1917, utilizando para beneficio propio las conquistas
extraordinarias de la revolución. Igualmente, al no luchar por
extender la revolución y la construcción del socialismo a nivel
mundial, permitió que el capitalismo-imperialismo, que predomina en
la economía a nivel mundial, recuperara fuerzas luego de la II Guerra
Mundial e iniciara una política permanente encaminada a restaura el
capitalismo en esos países.
Los
primeros intentos que se dieron en varias naciones para cambiar esa
situación fueron aplastados militarmente por la burocracia, lo cual
puso en evidencia que se requería una nueva revolución para echar
del poder a esa casta infame y dictatorial del control esos estados.
Los revolucionarios del mundo tuvieron el desafío de ponerse al
frente para evitar el colapso de los estados obreros y el socialismo,
pero fue más fuerte la llave contrarrevolucionaria del imperialismo
mundial y la burocracia, quienes lograron impedir la construcción de
organizaciones revolucionarias para superar la degeneración burocrática.
De
todas formas los pueblos del este europeo lograron organizarse y
adoleciendo de una dirección revolucionaria y socialista, hicieron
una de las más grandes gestas revolucionaras que conozca la historia
de la humanidad al derrotar una casta burocrática que durante 70 años
usurpó las conquistas de la revolución y mancilló el nombre del
socialismo como modelo político, económico y social.
Estas
revoluciones que derribaron el odiado Muro de Berlín permitiendo la
reunificación victoriosa de la clase obrera alemana o que liquidaron
las dictaduras totalitarias en el Este Europeo, fueron una conquista
extraordinaria para los pueblos del mundo, porque liberaron
definitivamente a la clase obrera mundial y a los sectores
revolucionarios del yugo impuesto por la burocracia soviética. Pero
al no contar con una dirección revolucionaria, no alcanzó para
evitar el colapso de la economía planificada y la restauración
acelerada del capitalismo en varias de esas naciones.
Sobre
la base de esa experiencia histórica, los revolucionarios debemos
analizar y evaluar los aciertos y errores de ese proceso, corregir y
potenciar la lucha para que edifiquemos un modelo económico, político
y social como lo diseñaron los maestros del socialismo, sobre bases
científicas. Se trata entonces de luchar por el socialismo, pero con
democracia obrera absoluta, como mecanismo que impida los procesos
degenerativos de los elementos burocráticos. Un socialismo cuyo régimen
político se base en la participación directa y protagónica de la
población; la movilización permanente de la población en defensa de
sus conquistas; la eliminación del concepto del partido único y
pensamiento único; y que
elimine los privilegios políticos y económicos. Esos son los mejores
antídotos para evitar que la burocracia eche atrás las conquistas de
la revolución. Así queremos el Socialismo del Siglo XXI.
Para
alcanzar ese objetivo nos proponemos las siguientes tareas:
*
Eliminar el Estado capitalista. El Estado es el
aparato de dominación política, económica, militar e ideológica de
una clase social sobre otra. En el caso del capitalismo, la burguesía
nacional e internacional han construido un marco jurídico que
asegurar la propiedad privada; un régimen político conformado por
una serie de instituciones políticas que
se articulan para preservar el domino político; formas de
gobierno que defienden los derechos de las minorías capitalistas;
aparatos militares que se han convertido en celosos guardianes del
modelo capitalista, reprimiendo a la población cuando ésta se
rebela; ha diseñado modelos de enseñanza que reproduzcan el sistema;
una división social del trabajo que eterniza la explotación y la
opresión y una serie de creencias e instituciones como la iglesia,
para asegurarse el control ideológico sobre la población. Nuestro
desafío como revolucionarios consiste en luchar por eliminar ese
aparato y sustituirlo por uno de los trabajadores y el pueblo.
*
La base del socialismo es la propiedad colectiva sobre los medios de
producción. El socialismo sólo puede realizarse sobre la base de la propiedad
colectiva sobre las empresas, el patrimonio nacional, las tierras y
demás recursos naturales que poseen las naciones. La propiedad
colectiva elimina la explotación del hombre por el hombre y al
existir una planificación económica y social, asegurar que los
excedentes que produce la mano de obra sean distribuidos
equitativamente entre el conjunto de la población, lo que asegura un
mejoramiento sustancial de las condiciones de vida de la población y
la solución a urgentes y graves problemas que afronta la población
en materia de salud, vivienda, educación y empleo, entre otros.
*
Generemos una revolución cultural. Acompañando el
proceso de apropiación colectiva de los bienes materiales, es
imprescindible luchar por una revolución cultural que supere los
vicios inherentes al capitalismo como la corrupción, la división
social del trabajo y permita la aceptación y convivencia en
condiciones democráticas, con las diferencias étnicas, culturales,
de creencias religiosas e inclinación sexual.
*
La realización del programa socialista sólo es posible bajo un
gobierno de los trabajadores y el pueblo. El capitalismo reivindica la
democracia, sólo que para ellos la democracia es la imposición de la
voluntad de la minoría poseedora sobre las mayorías desposeídas.
Hay que invertir la base del concepto de democracia por el criterio
socialista, esto es la imposición de las decisiones de la mayoría
sobre las minorías que se resistirán a la revolución socialista por
cuanto tienen mucho que perder. Esa nueva forma de gobierno que puede
lograr ese cometido es aquél que esté conformado por representantes
de los trabajadores y el pueblo, elegidos democráticamente.
*
Sólo podremos avanzar hacia el socialismo si derrotamos a nivel
mundial al imperialismo. Avanzar en la eliminación del sistema
capitalista en Venezuela será un avance descomunal de las fuerzas de
la revolución. Pero debemos ser conscientes que allí no finaliza la
obra, si la economía mundial y la política mundial sigue siendo
controlada y diseñada por el imperialismo. Es falso que se pueda
construir el socialismo en un solo país, esa fue la utopía
reaccionaria de la burocracia stalinista y con ello condenó al
aislamiento a los procesos revolucionarios y conllevó a que muchos
dirigentes políticos y sociales claudicaran a las exigencias de un
aparato burocrático internacional y no respondieran alas necesidades
de la revolución mundial.
* El socialismo es una
fase de transición hacia una sociedad superior sin estado ni clases
sociales.
Construyamos
un Consejo Promotor del Partido de los Trabajadores por la Revolución
Socialista
OIR.
OCT. Trabajadores al Poder, Movimiento Juvenil Universitario “Activate”,
Periódico la Verdad Obrera Sindical y los activistas independientes
participantes del acto del 9 de julio, nos comprometemos a constituir
un Consejo Nacional de Impulso a la construcción del partido de los
trabajadores por la revolución socialista.
Durante
un período de seis meses discutiremos las siguientes bases políticas
y programáticas y en el mes de enero de 2006, en el marco del Forum
social Mundial que se desarrollará en Caracas, junto con
organizaciones hermanas y revolucionarias de otros países,
realizaremos el congreso que dará por nacimiento a la nueva
organización revolucionaria de los trabajadores.
Durante
este período de tiempo adoptaremos el nombre de UNIR, que simbolizan
la política de agrupar en una sola organización a los
revolucionarios venezolanos. UNIR además serán las siglas de Unidad
de la Izquierda Revolucionaria.
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