El
reagrupamiento de corrientes socialistas revolucionarios
Dar
pasos concretos
Por
Rodolfo F. Torres
Socialismo
o Barbarie, periódico, 10/02/06
En
el marco del Foro, el 26 de enero se realizó en el Auditorio del
Museo de Bellas Artes un panel sobre la necesidad de dar pasos en el
reagrupamiento de corrientes que se reivindican revolucionarias. Este
encuentro viene precedido de tres reuniones: la primera en San Pablo
en 2004; el año pasado durante el Foro de Porto Alegre y luego
durante el seminario internacional convocado por el P–SoL en Río de
Janeiro en agosto.
En
esta ocasión estuvieron presentes prácticamente los mismos
componentes de las reuniones anteriores, el que a pesar de todas las
limitaciones y debates pendientes, sigue configurando el único ámbito
de intercambio real de experiencias y eventual reagrupamiento.
En
el panel estuvieron –entre otros– François Sabado de la LCR
francesa, Chris Harman del SWP inglés, las distintas corrientes que
impulsan el P–SOL brasileño, compañeros de la corriente El
militante (SW inglés), las dos corrientes del MST argentino, compañeros
del Movimiento por el Socialismo de Suiza, Ahmed Shawki de la ISO de
EEUU, los compañeros del PRS venezolano y, en representación de SOB
internacional, el compañero del MAS de Argentina.
El
conjunto de las intervenciones marcaron los cambios favorables, en
general, en la situación mundial producto del empantanamiento del
imperialismo en Iraq y la deslegitimación del gobierno de Bush. Sin
embargo, a la hora de hacer propuestas y una discusión concreta
respecto de que ubicación tener ante los nuevos gobiernos (Chavez,
Evo Morales, etc) y sobre la cuestión del reagrupamiento, sólo se
quedó en una nueva reunión a mediados de año en Brasil y en
declaraciones de buena voluntad. Pero con eso no alcanza.
Ante
el “aluvión” centroizquierdista y las ilusiones que están
despertando entre amplios sectores del movimiento de masas del
continente, la delimitación respecto de los mismos, es de enorme
importancia. El reagrupamiento de los revolucionarios es –en estas
condiciones– una necesidad para dar respuesta al proceso vivo de la
lucha de clases.
Hoy,
está necesidad cobra más urgencia ante la emergencia de experiencias
reales de recomposición de la clase trabajadora en varios países.
El
necesario reagrupamiento no puede quedar en relaciones diplomáticas y
en declaraciones de buena voluntad. Hay que avanzar en la discusión
estratégica y –al mismo tiempo– en acuerdos mínimos que permitan
acciones comunes y campañas internacionalistas.
Esta
necesidad se ve reforzada –por ejemplo– por proclamas como las de
Chávez, que se proyecta a nivel internacional (y, en particular, en
Latinoamérica) como una enorme mediación y obstáculo para la lucha
por una verdadera perspectiva antiimperialista, anticapitalistas y
socialista. El discurso de Chávez, si bien reinstala en la agenda la
discusión sobre el socialismo, al mismo tiempo, la otra cara de la
moneda, es la confusión que introduce con su “socialismo del siglo
XXI”, que es una nueva versión de la vieja trampa de la conciliación
de clases. Su antiimperialismo es de oposición a Bush y no a la
dominación del capital imperialista y de las multinacionales como un
todo.
Las
corrientes revolucionarias tenemos la obligación de empezar a
trabajar en la puesta en pié de una instancia que sea un punto de
referencia y de apoyo para luchar contra esta nueva mediación y
alertar sobre las frustraciones que –sin lugar a duda– traerán
los gobiernos de conciliación de clases, llámense Evo Morales o Hugo
Chávez Frías.
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