El PO y el PTS ante el II
Congreso de la UNT
Una posición vergonzosa
Por Roberto Sáenz
Socialismo o Barbarie, periódico,
06/07/06
Ante el intento del gobierno de
Chávez de avanzar sobre la UNT, se impone la defensa de su
independencia. En ese marco, es lamentable la negativa del PO y el PTS
a sumarse a esa campaña, con argumentos sectarios y sin principios.
El 26, 27 y 28 de Mayo se realizó
el II Congreso de la UNT (Unión Nacional de Trabajadores). Como
venimos informando en nuestro periódico, las cuatro corrientes que de
una u otra manera responden al chavismo [1] lo rompieron al son
de “primero Chávez”, planteando en los hechos que no habría
mayor crimen que elegir la dirección de la nueva central obrera este
año. Los compañeros de la C-CURA, que claramente expresó el sector
mayoritario e independiente de los delegados al Congreso,
permanecieron en él votando un pliego reivindicativo que incluye una
marcha a Miraflores para el 16 de julio y pusieron fecha a la elección
de la dirección para el 14 de septiembre. El contenido del litigio es
evidente: el chavismo de ninguna manera quiere y puede admitir la
puesta en pie de una central obrera independiente del propio Chávez,
y se juega con todo a domesticar y / o romper la UNT para imponer su
objetivo.
En estas condiciones, debería
ser claro -para las corrientes que nos consideramos del marxismo
revolucionario- de que lado debemos estar en esta contienda. En
nuestro caso, no tenemos dudas: del lado de la incondicional
defensa de la independencia de la UNT, del lado de la batalla que
esta dando la C-CURA, sin menoscabo de que al mismo tiempo critiquemos
a los compañeros dirigentes de esta corriente [2] por la equivocada y
grave posición de llamado al voto acrítico al gobierno burgués,
incluso sumándose a la plebiscitaria campaña de los 10 millones de
votos para Chávez. [3] Pero esta crítica necesariamente la subordinamos
a la incondicional defensa de la independencia de la UNT, defensa que
consideramos es una obligación de principios para los
socialistas revolucionarios.
Por el contrario, en el caso del
PO y el PTS [4] de la Argentina, lo que se presenta es una posición escandalosa.[5]
Tanto uno como otro están totalmente de espaldas a la
necesidad de llevar a cabo esta decisiva batalla, llegando al ridículo
de igualar las posiciones de las tendencias chavistas y la
C-CURA y olvidándose del elemental “defensismo” (tan mal usado
para “defender” cualquier cosa) a la hora de jugarse por la
organización independiente de los trabajadores.
La lucha por la independencia de
la UNT
Hay que dejar señalados una
serie de elementos como para entender la cuestión. La UNT surge a
mediados de 2003 luego de las batallas contra el golpe de abril de
2002 y el paro-sabotaje en PDVESA de comienzos de 2003. El rol
abiertamente golpista y pro-imperialista de la CTV (“Confederación
de los Trabajadores Venezolanos”, vieja central completamente
burocratizada) quedó expuesto ante los ojos de millones de
trabajadores, lo que abrió el camino a la posibilidad de la
conformación de una central obrera alternativa.
A iniciativa de una instancia de
frente único de tendencias –el mismo que hoy se ha roto–, se fue
poniendo en marcha la construcción de la UNT, con un crecimiento
espectacular (no exento, igualmente, de enormes debilidades
organizativas, como por ejemplo el hecho de que la central no tenga
finanzas propias) hasta desplazar casi totalmente a la vieja central y
tener afiliados hoy a 1,5 millones de trabajadores, sobre todo en las
ramas de la industria.
Obviamente, en el transcurso de
la emergencia y fortalecimiento de la UNT, se fue procesando una diferenciación
política. Las corrientes chavistas y burocráticas cada vez han
visto con mayor preocupación el hecho de que se vaya afirmando un
contenido de peligrosa independencia de la central respecto del
gobierno chavista.[6]
Al mismo tiempo, los propios
compañeros del C-CURA (Chirino, etc) fueron haciendo su experiencia
con Chávez (integraron inicialmente la FTB y se ubicaban como parte
del “campo” del chavismo) y girando hacia la izquierda, a
posiciones de creciente independencia política, más allá de sus
limitaciones.[7]
Esta misma realidad y el hecho de
que los compañeros se están batiendo por que la central legitime su
dirección eligiéndola por voto directo de todos de todos los
afiliados (liquidando la actual situación de dirección
“provisoria”) es lo que terminó en el duro enfrentamiento de
estas semanas.
Las corrientes chavistas,
evidentemente, no quieren una central obrera legitimada que pueda
comenzar a plantarse frente al propio Chávez.[8] Por eso no
quieren las elecciones este año: estiman que luego de la votación
plebiscitaria por Chávez (la maniobra de la campaña por los “10
millones”) obviamente se les hará mas fácil desplazar a la C-CURA
y someter a la UNT.
Éste es el contenido del
debate en oportunidad del II Congreso, más allá del grave error del
sector que pelea abiertamente por el carácter independiente de la UNT
(la C-CURA) de presentar una posición de voto acrítico a Chávez.
Esto se plantea como un “irrestricto” apoyo político a un
gobierno burgués, por más “nacionalista” que sea, posición
totalmente errónea y contradictoria con el contenido real de
su pelea.
Las crónicas del Congreso hablan
por sí solas
Los informes del Congreso son
elocuentes respecto de su contenido. Veamos el informe de la principal
dirigente de una de las corrientes chavistas, Marcela Máspero:
“cuando se terminó el trabajo de las comisiones, en la comisión de
elecciones para la central no hubo acuerdos. La gente de Chirino quiso
imponer su voluntad y cuando los otros compañeros subieron a la
tarima a expresar sus opiniones, los agredieron físicamente. (…) La
gente nuestra asumió una consigna que yo creo que salió del corazón,
diciendo ‘primero Chávez’. En cambio, ellos decían ‘elecciones
ya’ (...). Podemos llegar a la conclusión de que éste no es sólo
un tema sindical, sino político”.[9]
En el mismo sentido, otra
corriente chavista como la FBT (Fuerza Bolivariana de los
Trabajadores) hace el siguiente análisis: “Es importante señalar
que habíamos llegado a este congreso con profundas diferencias políticas
y sobre todo respecto del análisis de la coyuntura política actual;
esto conlleva a que la C-CURA plantee la necesidad de elecciones de la
UNT para este año 2006. Para nosotros (FBT) es de vital
importancia y prioritario la defensa del proceso revolucionario,
debido a las constantes agresiones por parte del imperialismo
norteamericano y en particular de Bush, y en ello se enmarcan las
elecciones presidenciales de diciembre de este año; por eso es
necesario que los trabajadores nos organicemos para la conquista de
los 10 millones de votos y así poder reelegir al presidente Chávez
(...) quedaron al descubierto en cuanto su único interés
[refiriéndose a la C-CURA. RS]: las elecciones de la central
sindical y evadiendo el debate (...) de la defensa del proceso
revolucionario garantizando la reelección de Chávez (...). Como
conclusión de este Congreso, la FBT señala que “no estamos en una
división de la UNT, sino que es una fractura política ya
anunciada, en donde el sector minoritario de la central (C-CURA)
considera más importantes las elecciones internas que la defensa del
proceso revolucionario; ya los veremos pavoneándose en los medios
de comunicación golpistas y la canalla oposicionista aplaudiéndoles
junto a la CTV”.[10]
Por si faltara más ilustración,
en otros textos se acusa a los compañeros de “tener relaciones con
un grupo que a nivel internacional, está declarado, tiene el mismo
juego de la oposición de llamar a la gente a abstenerse” o “la
intención de la C-CURA de utilizar a la UNT para formar un nuevo
partido político” preguntándose “¿serán casuales las
coincidencias de opiniones de voceros de la ultra-derecha y la de
cierta ‘corriente sindical’ dentro de la UNT?”.
Huelgan las palabras: el
contenido de la pelea del II Congreso y sus derivaciones es
absolutamente claro. Se trata de la emergente pelea por la
independencia de la UNT respecto del gobierno de Chávez. En esta
pelea no podemos ser “neutrales”: esta defensa de la independencia
de la UNT y la lucha contra las calumnias a compañeros como Chirino o
Stalin es de principios para los socialistas revolucionarios.
Sectarismo sin principios
Con sólo ver los títulos de los
artículos del PO y el PTS en sus periódicos respecto del Congreso
alcanza para comprender el desastre de su posición. El PTS
titula “Ruptura en la UNT de Venezuela”… y nada más; el PO, por
su parte titula “El Congreso de la UNT y la reelección de Chávez”.
En ninguno de los dos [11] se plantea ni una palabra (no
digamos un renglón) acerca de la necesidad de poner en pie una campaña
en defensa del carácter independiente de la UNT y contra las
calumnias chavistas a los compañeros dirigentes obreros.
La justificación de este escándalo
político: el PTS da a entender que la pelea del Congreso tuvo lugar
entre dos tendencias chavistas y burocráticas: habla
todo el tiempo del “sector más chavista y burocrático”,
como si la C-CURA también lo fuera, sólo que en menor grado. Es
decir, se trataría de una mera diferencia cuantitativa, no de
calidad, como si se tratara de una pelea entre Gdansky y, digamos, el
Barba Gutiérrez en la UOM.
Dicen los compañeros: “El
Congreso se instalo con un día de retraso por las maniobras burocráticas
en la acreditación de delegados provocadas por los sectores más
ligados al gobierno, y terminó con una ruptura (...). Al sector más
burocrático y oficialista le aterrorizaba perder sus puestos y
prebendas frente a una posible derrota a manos de la C-CURA (...). Si
bien la C-CURA (...) dice querer construir una central de trabajadores
mas democrática (...) no se dio una lucha real por una central
independiente del gobierno (...) [se] muestran los limites de una
política donde no hay una lucha por la independencia del gobierno
de Chávez”.[12]
Esto es un escándalo sectario de
frente y de perfil. Porque sin duda los compañeros tienen fuertes limitaciones
en lo que hace a terminar de plantarse de manera totalmente
independiente frente al gobierno de Chávez, pero es evidente que la
C-CURA no es una corriente “burocrática y oficialista”, sólo que
en un “grado menor”; por el contrario, su dinámica expresa un
curso muy progresivo. Lo que se procesó en el Congreso fue una
lucha real, y no un mero “titanes en el ring”.
El PO presenta una ubicación
parecida: “el hecho de colocar la reelección de Chávez como eje
político estratégico revela que más allá de las diferencias, la
central obrera está sometida al nacionalismo burgués (...) no
está en discusión la circunstancia de apoyar a uno u otro candidato
en una elección, pero esta cuestión es táctica, no puede
convertirse en el eje de una campaña estratégica (...) lo que ha
distinguido a la UNT a lo largo de sus escasos años de existencia no
es su independencia de clase sino su falta de ella”. Otra
vez, la diferencia es solo de grado.
Nos preguntamos: ¿cuál ha sido
entonces el contenido de la enconada pelea que ha partido la central?
¿El dinero, los cargos, la mera figuración, el prestigio? ¿O lo que
se ventila es una pelea real que expresa la búsqueda de una afirmación
independiente de la central, de evitar el sometimiento de la UNT al
gobierno chavista?
A nuestro modo de ver, es
obvio que se trata de una pelea real, más allá de los límites políticos
que expresan los compañeros en su voto acrítico a Chávez. Si no
fuera real, ¿por qué la habrían tomando tan en serio Máspero y los
demás chavistas? ¿Sólo por los cargos y las prebendas? Esta es una
mirada despolitizada y despolitizante de la disputa, más cuando se
trata de una central que –por lo que sabemos– no dispone de
mayores finanzas propias.
Si por el contrario, el conflicto
tiene un contenido real; si lo que está en juego es el surgimiento de
una central obrera independiente del chavismo, aun con todas las
grandes limitaciones que este extraordinario y estratégico proceso
todavía tiene, la incondicional defensa de los compañeros y la
independencia de la UNT es una cuestión de principios. Es decir,
se trata de una obligación objetiva, que no puede estar subordinada a
si gusta o no la tendencia política a la cual pertenecen los compañeros,
y que no admite doble estándar: es decir, medir
arbitrariamente con una vara allí donde está la tendencia propia, y
con otra muy distinta donde no se tiene peso alguno. Se trata de un
razonamiento plagado de ofuscación sectaria, de espaldas a una pelea
política donde están en juego cuestiones estratégicas.
Nacionalismo burgués y clase
obrera
Todos los antecedentes históricos
y actuales deberían facilitar ubicarse correctamente frente a
esta elemental cuestión. Porque es sabido que los gobiernos
nacionalistas burgueses de Perón, Cárdenas, Vargas, Paz Estensoro,
etc., lograron cooptar y estatizar al movimiento obrero en su época,
utilizándolo como masa de maniobra en sus peleas con éste o aquél
imperialismo.
Hoy hay una nueva pelea con los
gobiernos “progresistas” en la región que (a una escala si se
quiere más de “vanguardia”) plantea la misma pelea. Es el caso de
la CUT en Brasil bajo el gobierno de Lula y el PT y la emergencia de
Conlutas; es el caso en la Argentina de los movimientos desocupados,
muchos de ellos cooptados por el gobierno K, y el proceso de
emergencia de un nuevo clasismo; es el caso de la COB en Bolivia y el
reciente –bastante fallido– intento de someterla al gobierno de
frente popular, a pesar de la aguda inconsecuencia de la dirección de
la COB (la anterior y la nueva).
Debería ser evidente que el caso
de la UNT en Venezuela es parte de este proceso de pelea
continental. Debería ser evidente que a Chávez no le hace gracia
alguna la emergencia de un movimiento obrero que se plante de manera
cada vez más independiente frente a su gobierno, incluso aunque la
mayoría de la base obrera aún se considera chavista.
Porque en el actual periodo de
mediación del ciclo de rebeliones populares en Latinoamérica, la
pelea por la independencia de las organizaciones obreras respecto de
estos gobiernos burgueses gatopardistas y del Estado se ha colocado
como absolutamente central: es una de las principales líneas del
frente de batalla contra estos gobiernos que, en lo esencial,
buscan desviar y derrotar las rebeliones de las cuales son un
emergente indirecto y tramposo.
Notas:
1. Estas corrientes son la de
Marcela Máspero (diputada suplente del chavismo en la Asamblea
Nacional), el FBT (Frente Bolivariano de los Trabajadores), la
corriente de Franklin Rondón (burócrata proveniente de la vieja
central CTV) y la corriente Autonomía Sindical.
2. El compañero Chirino es el
principal dirigente de la C-CURA y uno de los principales dirigentes
obreros del país. Integra el PRS, que tiene una mayoría de su
dirección ligada al MST-El Socialista de Argentina, que sostiene la
misma errónea posición del voto acrítico a Chávez.
3. Para más elementos sobre este
tema, ver “Qué hacer en las elecciones presidenciales”, SoB 80.
4. Ver Prensa Obrera 950 y
La Verdad Obrera, edición del 22-6-06.
5. No ha sido casual que los
compañeros de ambas organizaciones no se hayan hecho presentes
en la actividad frente a la Embajada de Venezuela el viernes 23 de
junio, a la que tampoco asistieron representantes del PC ni de la CCC
(chavistas convictos y confesos). Tendrían que haber visto la cara
que puso el embajador venezolano ante las banderas rojas plantadas en
la puerta de su embajada…
6. Parece que “no les
alcanza” el hecho de que el II Congreso haya llamado a hacer la
campaña por los 10 millones. En ese sentido, son más agudos que
muchos izquierdistas que denuncian esta errónea posición pero pierden
de vista la dinámica más de conjunto que está expresando la
construcción de la UNT.
7. El paso –aun muy inicial,
pero muy progresivo– hacia la puesta en pie del PRS como proyecto de
organización política obrera y socialista independiente del chavismo
va en este sentido, luego de que los compañeros pasaran por diversas
instancias y experiencias como ala izquierda del chavismo, algo que
hace al retraso con que el propio PRS está poniéndose en pie.
8. En la nota a la que nos
estamos refiriendo, el PO señala que “el carácter anodino del plan
de lucha aprobado en el Congreso no incluye ninguna medida de lucha
concreta”... No nos parece tan “anodina” y “sin
contenido” una marcha (¿esta no es una medida de lucha
“concreta”?) que se dirigirá hasta la mismísima casa de
gobierno. Por más
limitado que el pliego de reivindicaciones pueda ser, no creemos que a
Chávez le cause gracia una movilización obrera, campesina y popular
ante sus narices. Veamos si no lo que dice el compañero Marco
Tulio Díaz, dirigente de la federación de obreros de la construcción
en apoyo a la marcha:
“el 80% de los obreros no han podido
discutir sus convenciones colectivas de trabajo y no podemos seguir
con este jueguito”.
9. “El reto es derrotar las prácticas
antidemocráticas que desdicen del sindicalismo revolucionario”,
Marcela Máspero, en www.aporrea.org
10. “El II Congreso reflejó
los cimientos de la vieja burocracia sindical cetevista, pero al final
triunfamos los trabajadores”, Rafal Chacon, en www.aporrea.org
11. El PO editó otro artículo
en PO 949 titulado “II Congreso de la UNT, derrota de la burocracia
cooptada”, que en lo esencial sostiene la misma posición que
estamos criticando, tomada de PO 950.
12. La Verdad Obrera,
22-6-06.
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