Después de las elecciones
en Venezuela
¿Adónde va Chávez?
Por
Claudio Testa
Socialismo
o Barbarie, periódico, 07/12/06
¿Se abrió la perspectiva de “profundizar la revolución” y avanzar
hacia el “socialismo del siglo XXI”? ¿O hacia algo muy distinto:
la consolidación institucional de la Quinta República, el control
estatal del movimiento obrero, y el avance de las negociaciones con la
burguesía venezolana y el imperialismo?
Como
preveían las encuestas desde hace meses, Chávez se impuso cómodamente
en las elecciones presidenciales del domingo pasado con más del 62,6%
de los votos frente al candidato opositor de derecha Manuel Rosales,
con 37,2%. La participación electoral llegó casi un 75% del padrón,
lo que es una cifra bastante alta en un país donde el voto no es
obligatorio y que tenía además una tradición abstencionista,
especialmente de los ciudadanos más pobres. Aunque estuvo lejos de
los 10 millones de votos que habían sido puestos como meta (logró
alrededor de 7 millones), Chávez logró superar con creces a su
rival.
Pero,
al mismo tiempo, estas cifras revelan que no ha habido mayores
cambios en los alineamientos político-electorales. “Si vemos la
votación de Chávez, por un lado la votación de la oposición, por
el otro, y las comparamos con la del referéndum (15 de agosto de
2004), hace dos años y cuatro meses, las votaciones son idénticas.
En otras palabras, las dos fuerzas quedaron en un punto muerto, se
volvió a sacar la misma votación porcentualmente”.
De
todos modos, pese a ese “punto muerto” electoral, hay un amplio
acuerdo en la mayoría de los analistas, en que estas elecciones
marcan la posible apertura de una nueva etapa o período político.
El mismo Chávez viene planteando esto reiteradamente. Sin embargo,
hay mucho menos acuerdo acerca de qué contenidos se insinúan de
ese nuevo período.
“Empezamos una
nueva etapa”... ¿hacia el socialismo?
“El
4 de diciembre empezamos una nueva etapa en la que profundizaremos la
Revolución Bolivariana”, aseguró Chávez tres días antes de las
elecciones. Y en su discurso en el balcón de la noche del domingo 3,
al celebrarse su triunfo, Chávez afirmó: “Hoy es un punto de
partida, de arranque. Hoy comienza una nueva época, una nueva era,
dentro del proyecto nacional de desarrollo bolivariano que podemos
resumirla en cuatro líneas. La nueva época que hoy comienza tendrá
como idea y fuerza central la profundización, la ampliación y la
expansión de la revolución bolivariana, de la democracia
revolucionaria, en la vía venezolana hacia el socialismo”.
Este discurso ha determinado que infinidad de publicaciones (desde
diarios burgueses hasta publicaciones de “izquierda”) hayan
titulado alegremente que “Chávez promete la revolución
socialista”, “Chávez gana y proclama el socialismo”... y otros
disparates por el estilo. Lamentablemente, no son así las cosas.
En
primer lugar, lo que Chávez llama “socialismo” tiene poco o nada
que ver con el socialismo. El socialismo es un nuevo sistema social
donde ha sido liquidada la explotación de los trabajadores por los
patrones dueños de las fábricas y las tierras. Y los trabajadores así
liberados organizan democráticamente la producción para satisfacer
las necesidades de la sociedad y no las ganancias de algún explotador
capitalista.
Por
esas razones, la “vía hacia el socialismo” (el de verdad)
requiere dos pasos iniciales: uno, político-social
–que todo el poder político esté en manos de la clase obrera y las
masas explotadas–; otro, económico-social –que los grandes
capitalistas sean expropiados y sus empresas pasen a producir bajo
control de los trabajadores–.
Está
claro que el proyecto de Chávez no tiene absolutamente nada que
ver con eso, ni política ni económicamente. Como él mismo lo ha
dicho una y mil veces, su “socialismo del siglo XXI” incluye a
los empresarios, sobre a todo a los que se avienen a apoyar su
proyecto particular de capitalismo. Pero incluso al amplio sector que
está en contra –hasta ahora, la mayoría de la burguesía
venezolana–, Chávez no le ha tocado una sola propiedad. Ha
mantenido un sacrosanto respeto a propiedad de los capitalistas,
incluso de los más enemigos. El “proyecto nacional de desarrollo
bolivariano” de Chávez no tiene, entonces, un gramo de socialismo.
Se ubica totalmente en los marcos del capitalismo.
Sin
embargo, aclarado esto, es igualmente importante subrayar que su
“proyecto” capitalista difiere mucho del modelo de
capitalismo de sus opositores burgueses (y su “sponsor”, el
gobierno de Bush). Que ambos sean capitalistas no significa de
ninguna manera que sean iguales.
La
oposición burguesa a Chávez se monta desde su inicio sobre la política
de mantener el neoliberalismo puro y duro, y la sumisión a
Washington, que llevaron a Venezuela a una catástrofe económico-social,
ya a fines de los 80. La política de Chávez es, en cambio, la de
independizarse de EEUU; y a nivel económico-social
desarrollar ciertos elementos de capitalismo de estado y, sobre
todo, un asistencialismo a gran escala. Además de los apoyos
sociales al interior de Venezuela, Chávez fue cada vez más
fortalecido internacionalmente por el desprestigio del neoliberalismo
a ultranza, el debilitamiento del imperialismo yanqui por los
desastres de Bush y la disparada de los precios del petróleo que le
dieron ingresos para financiar el asistencialismo.
Fortalecimiento
del régimen de la Quinta República
Si
hay algún proyecto político que asoma en el horizonte después de
estas elecciones, no es de ninguna manera “profundizar la revolución”
ni menos “marchar al socialismo”, sino algo muy distinto: terminar
de poner “orden” y consolidar el régimen de la Quinta República,
que nació con la Asamblea Constituyente de 1999.
Esto
tiene dos vertientes: una, hacía la burguesía (en su
gran mayoría opositora); la otra, hacia la clase obrera, las masas
explotadas y los pobres en general (que siguen siendo, sobre todo
estos últimos, el punto de apoyo decisivo de Chávez).
Hasta
el referéndum que ratificó a Chávez en agosto del 2004, la Quinta
República sobrevivió en medio de convulsiones y grandes luchas políticas
y sociales, cuyos momentos culminantes fueron el golpe fascistoide de
abril de 2002 y su derrota, y el paro patronal-petrolero de diciembre
de 2002 a febrero de 2003, también derrotado. En estos resultados fue
decisiva la movilización de las masas obreras y populares,
pero también que un sector fundamental del aparato del estado, la
mayoría de las fuerzas armadas, apoyó a Chávez.
Al
principio, entonces, la oposición burguesa, movilizando a la pequeña
burguesía vende-patria y reaccionaria, trató de derribar no sólo a
Chávez sino también al régimen de la Quinta República por
medios extraparlamentarios. Sus sucesivos y rotundos fracasos, la
lleva a intentar una combinación: el referéndum revocatorio
del 2004, que, por un lado, se adecuaba a una institución de la
Quinta República y, por el otro, preparaba el escenario para derribar
a Chávez a la fuerza con las denuncias de “fraude”... de las que
no pudo convencer a nadie...
Contra
lo que predijeron prácticamente todas las corrientes de la izquierda
venezolana (como por ejemplo, las que se expresan en el sitio web
Aporrea), por primera vez, en estas elecciones la oposición
burguesa se encuadró en los marcos del régimen y las
instituciones de la Quinta República y de sus reglas de juego. La
extrema derecha opositora que predicaba el abstencionismo golpista
quedó reducida a la nada.
En
las elecciones, las profecías de terribles “guarimbas”
(disturbios) de la oposición burguesa, que iba “desconocer los
resultados electorales de no serles favorables” y aplicaría
entonces “un plan de violencia golpista” ,
quedaron desmentidas. De inmediato, Rosales reconoció el legítimo
triunfo de Chávez, al mismo tiempo que los observadores de la OEA (es
decir, del Ministerio de Colonias de EEUU) elogiaban la limpieza y
eficiencia del sistema electoral venezolano.
Estos
hechos son sólo el reflejo de algo más importante: que se han ido
abriendo perspectivas de negociación de Chávez, tanto con la
burguesía como con EEUU.
Desde
el poder se da la más amplia bienvenida a este cambio. “Un sector
del empresariado felicita a Chávez y quiere «negociaciones» con el
gobierno”, informa alborozada la Agencia Bolivariana de Noticias
(agencia oficial).
Desde un medio muy distinto, el Wall Street Journal, de tradición
antichavista rabiosa, hoy se dicen cosas parecidas: un amable artículo
–con el significativo título: “Un producto curioso de la
Venezuela de Hugo Chávez: los burgueses bolivarianos”– informa
que no hay mucho “socialismo” sino grandes oportunidades para
hacer buenos negocios.
Por último, “el presidente de la central patronal Fedecámaras
[también antichavistas hidrofóbos], José Luis Betancourt, dijo
esperar «una política de apertura al diálogo con los sectores del
gobierno»”.
En
Washington, la debacle de Bush y la situación internacional derivada
de eso, también han abierto las posibilidades de negociación. Otro
antichavista rabioso, el insoportable cipayo Andrés Oppenheimer,
constata que en Washington, vistos los fracasos cosechados, se están
discutiendo cambios en relación con América Latina, con el objetivo
de “buscar acuerdos con los presidentes de centroizquierda”.
Por
supuesto, nada de esto ha liquidado aún las diferencias importantes
entre ambos proyectos capitalistas, el de la oposición burguesa
neoliberal apañada por EEUU y el nacionalista-estatista de Chávez.
Pero sería un grave error, en primer lugar para las corrientes
obreras y de izquierda, no ver los cambios de escenario.
Estos
cambios han sido determinantes para que la oposición burguesa
aceptase pacíficamente los resultados, en vez de hacer
“guarimbas” o berrinches infantiles alegando “fraude”. Y, con
ese nada despreciable 40% de los votos, se plantea –por lo
menos por ahora– seguir por la misma ruta: actuando como oposición
sistemática e implacable, pero dentro del régimen de la
Quinta República.
Una necesidad
fundamental: el control estatal del movimiento obrero y de masas
Dijimos
que la perspectiva de terminar de poner “orden” y consolidar el régimen
de la Quinta República tiene otra vertiente: las relaciones con la
clase obrera, las masas explotadas y pobres en general.
En
verdad éste es el punto nodal para un régimen como el de Chávez
y la Quinta República, que se han dado tantas veces en nuestros países
del “tercer mundo”. Esto tiene que ver con las relaciones entre
las clases sobre las que se asientan. Son gobiernos y regímenes
burgueses “anormales”: tienen en contra a la mayoría de
los capitalistas (apoyada además por el imperialismo) y sobreviven
apoyándose en los trabajadores y las masas pobres. En Argentina, el
primer gobierno de Perón (1946-55) tuvo ese mecanismo, sosteniéndose
centralmente en la clase obrera. Chávez es similar, con la diferencia
de que el eje de su apoyo son las masas pobres y marginadas, y
no principalmente la clase obrera.
Sin
embargo, en ambos casos (y en los innumerables ejemplos de ese tipo de
gobiernos), el gran problema es cómo, al mismo tiempo que se
sostienen en sectores de masas, los encuadran y controlan desde el
aparato del estado. Es que el juego político que hacen
–apoyarse en las masas contra la mayoría de la burguesía y el
imperialismo– es obviamente peligroso. No pueden admitir una
completa independencia de las masas que, con sus reclamos y sus
luchas, pueden pasarse de la raya y desbordarlos.
En
el caso de Venezuela, el régimen aún está a años luz del férreo
control burocrático-estatal “verticalista” sobre el movimiento
obrero y las masas populares como el que logró, por ejemplo, Perón.
Pero es en esa dirección que apunta la “nueva era” que
anuncia Chávez. Sería largo extendernos acerca de esto (que incluye
también una reforma constitucional para facilitar la reelección
indefinida). Comentemos sólo dos ejemplos importantes.
El
primero, es el proyecto anunciado por Chávez en septiembre de “la
creación de un Partido Único del gobierno... [como] una de sus
principales propuestas”. Este sería el “Partido Único de la
Revolución Bolivariana”.
En
el discurso en que lanzó esta propuesta están muy claros sus
objetivos. Chávez opina, en primer lugar, que “la gran cantidad de
partidos políticos atenta contra los intereses de la revolución y
contra la unidad popular... ello crea ideas de dispersión y es fuente
de divisiones... Yo siempre he sostenido esta idea, y que como parte
de la nueva fase de la revolución, estructuremos el Partido Único de
la Revolución, del pueblo venezolano y que acabe la dispersión”.
¿Cuál
va ser, según Chávez, la gran tarea del Partido Único? “Este
nuevo partido engrana, consolida y dirige a todas las organizaciones
populares”.
Sería
imposible expresar con mayor claridad un proyecto de control
estatal-burocrático del movimiento de masas venezolano. El “Partido
Único del gobierno” se va a encargar nada menos que de “engranar
y dirigir a todas las organizaciones populares”.
En
el mismo discurso, Chávez anunció que el “Partido Único del
gobierno” que va a “engranar y dirigir a todas las organizaciones
populares” se organizaría en un “gran congreso político, ideológico,
doctrinario y organizativo de mediados del 2007”.
Sin
embargo, este proyecto de encuadramiento y estatización de todas las
organizaciones del movimiento de masas mediante un Partido Único
todavía está en los papeles. Una cuestión más concreta (y crucial)
es el destino de la UNT (Unión Nacional de Trabajadores).
La
UNT –una central obrera independiente y clasista– no sólo es una
de la mayores conquistas de la clase obrera en el proceso
revolucionario venezolano, sino que también es un ejemplo inmenso
para los trabajadores de América Latina en la construcción y/o
recuperación de organizaciones sindicales que no estén
subordinadas a los patrones y al estado.
La
posibilidad de una central obrera independiente planteaba a Chávez un
problema muy grave. Es por eso que desde el gobierno se
orquestaron toda clase de maniobras para liquidar a la UNT y/o
avasallarla con una burocracia incondicional al régimen. Estas
operaciones culminaron a fines de mayo, cuando se realizó el primer
Congreso de la nueva central sindical. Desde el aparato del estado fue
movilizada una pandilla de burócratas y funcionarios que, al no poder
controlar el Congreso, dividió a la naciente central obrera.
El
resultado final de esta trascendental pelea por el control y
avasallamiento de las organizaciones obreras quedó, podríamos decir,
“en suspenso”. Pero es obvio que en el 2007 la amplia votación
obtenida en estas elecciones va a ser utilizada por el gobierno como
un respaldo para avanzar en sus planes ya anunciados de encuadrar
burocráticamente a las organizaciones de masas, y en primer lugar a
la UNT.
La
comprensión que tenga la vanguardia obrera y popular venezolana
acerca de esta situación va a ser decisiva para que pueda enfrentarla
con éxito.
.-
Francisco Sierra Corrales, “Análisis descarnado de las
presidenciales”, Aporrea, 4/12/06.
.-
“Chávez victorioso promete extender la revolución
socialista”, El Periódico, 4/12/06.
.-
Declaración del PRS, “Ante amenazas de desestabilización...”,
PRS/Comité Nacional Impulsor, 25/11/06.
.-
“Distintos grupos empresariales celebran el triunfo del
presidente reelecto de la República Bolivariana de Venezuela, ya
que consideran que él representa la continuidad de los planes de
inversión en materia de infraestructura y tecnología y las políticas
gubernamentales dirigidas al sector privado.... Otros sectores
empresariales, ya sea porque están resignados o porque tienen
otras tácticas, dirigidas a influir desde adentro... parecen
amoldarse al discurso «socialista»... El dirigente empresarial
nacional Alberto Cademus... subrayó la necesidad del sector
privado de trabajar por la unidad y por entrar en una fase de
negociación que les permita avanzar en función del beneficio de
todos los actores involucrados...” (ABN,
4/12/06).
.-
Wall Street Journal Americas, 1/12/06.
.-
Humberto Márquez, “La oposición emerge”, Inter Press Service,
Caracas, 4/12/06.
.-
Según Oppenheimer, el dirigente del Partido Demócrata que
comenzaría a dirigir el Subcomité de Asuntos Latinoamericanos
está en contra del bloqueo a Cuba y opina que “hay que buscar
acuerdos con estos presidentes de centroizquierda” (aunque a Chávez
lo ve como el más problemático). “Un nombre nuevo para una
relación nueva”, La Nación, 5/12/06.
.-
“Chávez aboga por creación de un partido único de
gobierno”, Agencia Bolivariana de Noticias (ABN), 9/9/06.
.-
Ver “Congreso de la UNT - La pelea por una central obrera
independiente”, Socialismo o Barbarie 8/6/06.
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