Crónicas de lucha sindical
La ofensiva violenta contra la clase obrera venezolana
Enviado por el
PRT de Venezuela (*)
Socialismo o Barbarie, periódico, 30/08/07
Los trabajadores de la administración pública
en Venezuela atraviesan una insólita situación laboral, en la cual a
casi 3 años en que se venció su Contrato Colectivo, no han podido
lograr ni siquiera ser escuchados para hacer valer sus derechos
laborales.
El pasado 15 de agosto del presente año, un grupo de
dirigentes sindicales acompañados por trabajadores de distintos
sindicatos agrupados en Fentrasep (1), acudieron al Ministerio
del Poder Popular para el Trabajo, para hacer entrega de su proyecto
de Contratación Colectiva. Al no ser recibidos por el titular del
trabajo José Ramón Rivero, decidieron permanecer en el interior del
Ministerio hasta ser oídas sus peticiones, optando éstos por
encerrarlos, cerrándoles las vías de comunicación y de servicio.
Durante seis días, 17 trabajadores y dirigentes sindicales
estuvieron pasando penurias para recibir agua, comida y medicamentos.
Sus familiares, amigos y camaradas recibieron un sin fin de negativas
al tratar de tener acceso a ellos, como si se tratara de unos
delincuentes privados de su libertad.
Las razones expuestas por el Ministro del Trabajo, es que
ya había recibido el proyecto de Contratación Colectiva por parte de
la otra tendencia de Fentrasep, dirigida por Franklin Rondón,
dirigente sindical de trayectoria, relacionado a la derecha cuarta
republicana, ahora furibundo defensor del chavismo, aliado del
Ministro Rivero.
El martes 21 de agosto se presentó en la concentración (a
las puertas del Ministerio del Trabajo), aproximadamente a la 1 PM, un
grupo de 7 u 8 hombres, tratando de entrar a las instalaciones del
Ministerio, cosa que lograron después de una llamada telefónica que
recibe uno de ellos donde (dicho por ellos mismos) son avisados del
posible acceso por una puerta posterior. La vía que utilizó este
grupo de individuos para entrar a donde se mantenían los
sindicalistas en vigilia había sido cerrada para todos los demás que
apoyamos la acción sindical legítima y justa. Posteriormente, varios
de los presentes identificaron al grupo, algunos como miembros de
“Tupamaros” y otros como asiduos de la “Esquina caliente”,
grupos éstos afectos al gobierno que hacían de “fuerzas de
choque” contra sectores opositores en los episodios de calle a
partir del año 2002, entre el golpe de estado de abril y el paro
petrolero.
Una hora después, tuvieron que salir, ya que los
individuos antes descritos los sometieron, amenazándolos de muerte
(se encontraban armados). Entre las razones que esgrimían los
rompehuelgas es que “estaban desprestigiando al gobierno de Chávez
con sus protestas”
Así ahogaron, “por ahora”, unas acciones dirigidas a
la defensa de un derecho convenido en la Constitución Bolivariana y a
mantener la autonomía de los trabajadores frente a la burguesía y la
burocracia explotadora de la clase obrera. De esa manera violenta y
fascista, creyeron ponerle fin a un conflicto utilizando el método
cuarto republicano de amedrentamiento, a través de “bandas
armadas” y “cabilleros” en nombre de la Revolución, así como
también se violaron descaradamente los más elementales derechos
humanos a 17 dirigentes sindicales, en un país que va “rumbo al
Socialismo” y un gobierno que se rasga la investidura contra la
bestial arremetida imperial norteamericana frente a la guerra en el
Oriente medio, que viola constantemente los derechos humanos. Posición
antimperialista que apoyamos plenamente pero, lo inaceptable es el
discurso alejado de la práctica habitual.
Ofensiva contra la clase obrera
Durante los últimos años en Venezuela se ha venido
desarrollando, en círculos del gobierno, muchos de ellos considerados
de “izquierda” una ofensiva en contra de la clase obrera como
sujeto social de la revolución.
La ofensiva se apoya en teóricos posmodernistas que
desestiman la visión marxista de la sociedad negando la lucha de
clases y el papel preponderante de la clase trabajadora, no por
atender a un cliché, sino por el rol que desempeña éste en los
procesos económicos y productivos en la sociedad. Subordinan a la
clase obrera utilizando términos indefinidos o generalizantes como
“multitud” (2), “excluidos” o “desamparados” que
intentan colocar en un saco a todos los sectores, disminuyendo al
verdadero motor de la resistencia a los planes de ajuste y reacomodo
capitalista en el país. Es por esto que lo primero que deben hacer
los trabajadores en Venezuela es no dejarse impresionar por la
“novedosa” terminología que esconde una vieja estrategia para la
derrota obrera.
La acometida se materializa en el crecimiento vertiginoso
de precarias condiciones de trabajo expresadas en “contratos
eternos”, empleo informal, subcontratados y la creación de figuras
laborales como “trabajadores de confianza”, “por honorarios
profesionales”, que establecen una gran diferenciación laboral,
profundizando el individualismo, la fragmentación de la fuerza de
trabajo y por supuesto la conciencia de clase.
Una gran parte de la dirigencia sindical venezolana se ha
atornillado a la línea del gobierno, convirtiéndose en garantes de
la estabilidad del sistema y manteniendo la conflictividad sindical
bajo un control razonable. Es el caso de un sector cuantitativamente
importante de la UNT (3), que al dividirse, sucumbieron al
criterio de “liquidar los sindicatos”, que lleva adelante el
gobierno. El presidente Chávez en su alocución del 24 de marzo de
2.007 expresó de manera categórica “que los sindicatos no deben
ser autónomos, que había que terminar con eso…”. A partir de ésta
etapa se desdoblan los antiguos defensores del sindicalismo en un acto
oportunista y emprenden junto al Presidente, una arremetida voraz de
intolerancia contra los trabajadores que han mostrado su desacuerdo,
imponiendo el criterio de “obedeces o eres enemigo”. Es por esto
que trabajadores que defienden la autonomía sindical son desatendidos
en sus peticiones y poco cubiertas sus demandas por los medios de
comunicación (4). Otros prefieren callar, porque rápidamente
serían tildados de “oposicionistas” (5), desprestigiados y
pasarían a ser una especie de “conspiradores” dentro del grupo de
luchadores que concibieron, en un pasado, un futuro mejor para la
clase obrera. Y es que la mayoría de estos trabajadores hoy en
discrepancias con el gobierno, no solo votaron por Chávez, sino que
defendieron, con su vida el proceso revolucionario en los sucesos del
11 de abril de 2002 y el “Paro petrolero”
El instrumento legal que utilizaría el gobierno
bolivariano es el Proyecto de Ley Especial de los Consejos de
Trabajadores y Trabajadoras (Plectt), material hasta ahora desconocido
por la mayoría que, con la implementación de las reformas a la
Constitución esta herramienta quedaría blindada legalmente y serían
los Consejos obreros los que suplirían a los Sindicatos.
Entre los defensores de los Consejos Laborales está el
Partido Comunista de Venezuela (PCV), quienes apoyándose en el artículo
1 de la Propuesta de Ley, los justifican como una forma de ejercicio
del “poder popular”, el artículo referido dice que: “…garantizaría
a los trabajadores la participación protagónica y al ejercicio del
control directivo de los procesos productivos, administrativos, políticos
y socioculturales en los centros de trabajo y áreas de actividad
laboral; así como su incidencia protagónica en los procesos sociopolíticos
en los ámbitos locales, regionales y nacionales, tendiendo a la
transformación integral del sistema socioeconómico sobre la base del
fortalecimiento de la propiedad social y colectiva, al ejercicio del
papel dirigente de la clase trabajadora en la construcción de la
nueva sociedad, el desarrollo armónico de la economía y la
justa distribución de la riqueza”(6). No dudamos de la
buenas intenciones de los camaradas del PCV, sin embargo, el proyecto
de Reforma Constitucional presentado por el presidente Chávez, hace
mención simple a la “participación de los trabajadores y
trabajadoras en la gestión de las empresas públicas” (7), sin
explicar de qué manera, además de las constantes declaraciones de Chávez,
que “echan por la borda”, las aspiraciones de reivindicación de
los derechos de los obreros como clase, y nos hace más escépticos de
su propósitos.
La vanagloriada “participación laboral” no es un
componente “novedoso” si tomamos en cuenta, (salvando las
diferencias y el contexto histórico actual), que se convirtió en
objetivo central de empresarios y gobiernos, a partir de la década de
los 80 en diversos países neoliberales y que fueron objeto de la más
dura resistencia por parte de los trabajadores del mundo. En Estados
Unidos, por ejemplo, los cambios de relaciones laborales se
presentaron como algo que formaba parte del propio proyecto
autogestionario de los trabajadores. En lugar de la “autonomía
colectiva” propiciaron la “autonomía individual”, por supuesto,
el trasfondo era garantizar la “autonomía del capital” y por ende
el fortalecimiento del Sistema Neoliberal. De acuerdo a las sociedades
Neoliberales no existen las clases, ni la oposición
capital–trabajo, desaparecieron los conflictos entre clases y
aparecen los individuos autónomos que pasan a ser “actores
sociales”, que forjan sus trayectos de vida, cuyo resultado es el
bien común, consecuencia a su vez del beneficio individual. (8)
En la Venezuela del siglo XXI se plantea la participación
de los trabajadores y trabajadoras en las empresas públicas
proporcionada por la “mano amiga” del estado. El presidente Chávez
manifestó que “eso de las clases ya no existe, eso pasó a la
historia”, entonces se trata de implantar, con la “orientación”
del estado y mediante reformas legislativas el “poder popular”.
Pero todo esto amerita hacer varias preguntas: ¿Qué tipo de Estado?
¿Un Estado, verdaderamente revolucionario o burocratizado? ¿Cuál
clase tendrá en sus manos el control de los procesos productivos? ¿Qué
significa realmente Poder Popular? ¿Quiénes son? ¿Qué sectores lo
integran?
La burocracia sindical ha conducido la labor sindical a la
simple negociación de derechos contractuales. La mayoría de los
trabajadores no tiene claridad del rol histórico que debe cumplir
como clase social. Algunos desestiman los criterios de unidad, de
integración con otros sectores de la sociedad y de la necesaria práctica
del internacionalismo proletario, para fortalecer sus luchas. El
trabajador actual debe entender que la formación ideológica marxista
le da a su lucha métodos para concebir y transformar las estructuras
de poder que oprime y explota. También proporciona la perspectiva
histórica que la clase obrera puede cambiar a través de la debida
organización y que esos componentes teóricos científicos pueden ser
adaptados a cualquier país, en diferentes contextos históricos. En
fin, el conocimiento del marxismo permite desenmascarar mentiras,
manipulaciones y dar respuestas apropiadas a las farsas y maniobras
vengan de donde vengan, porque prevalece el criterio de una clase.
Notas:
(*)
Partido Revolucionario de los trabajadores
1.– FENTRASEP: Federación Nacional de trabajadores del
sector público.
2.– Uno de los principales exponentes del termino
“multitud”, Toni Negri, señala: …”cuando se habla de multitud
se habla de clase…tenemos que reconocer que sucedió algo
profundamente innovador, nuevo, que ha dado al concepto de clase
productiva una extensión y una intensidad infinitamente superior a
esa que tenía el concepto de clase obrera, entonces llamo multitud al
concepto de clase obrera dentro de las nuevas condiciones de producción”.
Entrevista “Cara a cara con Toni Negri”, publicada en
“Antroposmodernismo” noviembre/2003.
3.– UNT: Unión Nacional de Trabajadores
4.– Durante el reciente conflicto de Fentrasep fueron muy
pocos los medios de comunicación masiva que cubrieron la noticia.
Venezolana de Televisión (canal del estado) no hizo ninguna
cobertura, TVES (canal del estado que suplanta a RCTV, cuando se le
termina la concesión) no lo cubrió. VIVE TV (canal del estado) lo
cubrió un par de veces, en pequeños espacios. De los medios
privados, Globovisión realizó una pequeña entrevista al dirigente
sindical Orlando Chirino, los demás no cubrieron. Los videos
existentes fueron realizados por medios cooperativos y comunitarios.
5.– Como es el caso del dirigente sindical Orlando
Chirino que se le cataloga actualmente como “el segundo Carlos
Ortega” en alusión al dirigente sindical adeco, ex Secretario
General de la CTV y principal impulsor del “Paro petrolero” en el
2002. Aunque Chirinos hace caso omiso a los señalamientos y continua
expresando su posición.
6.– Luís R, Delgado: “La unidad de la clase obrera y
los Consejos Socialistas de los trabajadores y trabajadoras”.30 de
julio de 2.007. Tribuna Popular.
7.– Anteproyecto de Reforma Constitucional, presentado
por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo
Rafael Chávez Frías.
8.– Gómez Solórzano, Marco Augusto: Límites de los
esquemas de participación laboral. Espiral. Estudios sobre Estado y
Sociedad. Vol. 1 Nº 3 1.995.
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