El MAS en el foro Marxismo 2002
El
marxismo revolucionario frente a nuevos desafíos
Por Roberto Sáenz
(Socialismo o Barbarie –periódico–, 8 de septiembre de 2002)
Meses atrás fuimos visitados por
compañeros del SWP inglés ( Partido Socialista de los trabajadores)
a raíz del argentinazo.
Los compañeros provienen de una corriente del marxismo
revolucionario que consideró en la post guerra que la definición de
Estado Obrero para los países del Este se había vuelto equivocada. A
raíz de esto siguieron su camino de manera independiente del tronco
principal de la Cuarta Internacional. La caída del muro de Berlín
marcó el comienzo de un “nuevo ciclo de la lucha de clases” y
posibilitó que puedan cambiar los patrones de las relaciones
internacionales entre las corrientes revolucionarias. En este
contexto, recibimos la visita de los compañeros y luego su invitación
a ir a su foro “Marxismo 2002”, al que asistimos y aprovechamos
estas líneas para agradecer fraternalmente su invitación.
El foro tuvo la
participación de
unos 4.500 compañeros. En el acto de apertura hablaron Alain Krivinne
de la LCR francesa, Vittorio Agnoleto del Foro Social de Génova,
Susan George de Attac, Alex Callinicos de la dirección del SWP y fue
cerrado por la madre del joven asesinado en Génova el año pasado
(2001). De nuestra participación en el foro Marxismo 2002 trajimos
algunas impresiones de la lucha de clases europea y del proceso
abierto al nivel de las corrientes revolucionarias.
La guerra de Bush
Lo primero que salta a la vista
cuando se llega a Europa, es la discusión acerca de la política
del gobierno norteamericano hacia el resto del mundo. Los
problemas de Afganistán, de Palestina, las posibilidades ciertas de
un ataque norteamericano a Iraq están en la tapa de los diarios. Esta
es una de las primeras impresiones que nos trajimos, confirmando lo
que vemos desde aquí: el intento o tendencia de los Estados Unidos
de imponer o afirmar su hegemonía a escala mundial cueste lo que
cueste, asentándose en su poderío militar.
Esto mismo se expresa en la discusión
acerca de la creación de un “Tribunal Penal Internacional”
propuesto por la comunidad europea. Este tribunal —en el ámbito de
la ONU— se supone que seria una especie de organismo
“supranacional”, que debería encargarse en
los casos de “lesa humanidad” cometidos en cualquier país. El
gobierno de Bush se niega rotundamente a firmar el protocolo
correspondiente, se niega a someter a su país y a sus militares al
dominio del tribunal. Esto ha generado toda una discusión muy critica
hacia los Estados Unidos en el sentido de que este país pretende
“ponerse por encima de cualquier regla internacional”. Por parte
del imperialismo europeo es un intento de recuperar elementos de
legitimidad de la democracia imperialista, frente al creciente
cuestionamiento a la misma en el mundo, y también en Europa.
Esto da cuenta de otro elemento
presente en la realidad internacional: las contradicciones
crecientes entre el Imperialismo yanqui y algunos países
imperialista de Europa.
Queremos señalar aquí una reflexión:
contra las opiniones de moda como las de Toni Negri, que defiende la
idea de que estaríamos en un nuevo estadío del capitalismo, de
progreso y donde ya dominaría un nuevo orden mundial (“el
imperio”) erigido por encima de todos los países y todas las
fronteras, la realidad parece indicar todo lo contrario. El “nuevo
imperialismo” se caracteriza porque no ha logrado imponer aún el
tan soñado “nuevo orden mundial”, sino que más bien vivimos en
el marco general de un “caos planetario”. De un sistema
mundial de Estados mucho más complejo e inestable que el mundo de la
2ª posguerra, en el que
a pesar de las tres guerras desatadas por los yanquis en la ultima década,
no se logran la tan ansiada “estabilidad”. Esto ocurre sobre un
trasfondo económico / social: la “globalización” del capital
imperialista, significa mas que elementos de progreso, crecientes
elementos de barbarie y destrucción, lo que esta incentivando la
resistencia de los pueblos y las clases.
Un
nuevo ciclo de la lucha de clases
¿Qué
es lo que esta por detrás de esta contraofensiva imperialista? Un
profundo cambio en la situación imperante a lo largo de las décadas
de los ’80 y los ’90. En esas décadas la ofensiva imperialista
pareció imparable. Se impusieron grandes derrotas a los trabajadores
del mundo y la globalización neoliberal tenia gran consenso entre las
amplias masas. Eran los años del apoyo popular a las olas de
privatizaciones. Pero esto está cambiado. Los teóricos y la
ideología neoliberal están en cierta forma a la defensiva, el
anticapitalismo general (y el propio marxismo) vuelven al centro de
los debates. Se impone la vivencia entre las grandes masas europeas
que las generaciones futuras, van a vivir peor que sus padres.
La “contraofensiva”
imperialista, es el intento de responder a los crecientes elementos
de cuestionamiento al “orden capitalista neoliberal”. Y contra
todos los pronósticos agoreros, luego del 11/9, este cuestionamiento
en general y el movimiento anticapitalista en particular, han
seguido desarrollándose con gran vitalidad, trasladando su
epicentro de Estados Unidos a Europa Occidental.
Grandes acciones de masas
En Europa Occidental se ha asistido a unos meses en los que
se han desarrollado grandes acciones de masas en distintos países. Solo con señalar las mayores, se puede lograr
una composición de lugar, que muestra que esta en curso un proceso de
polarización
en la lucha de clases internacional en un contexto político
menos estable, menos mediado por la “democracia”, de
enfrentamientos más directos entre las clases, con expresiones políticas
a derecha e izquierda.
Para
dar una idea de lo que decimos, la “graficaremos”:
a) A mediados de marzo se realizo
en Barcelona, la movilización “contra la Europa de la guerra y el
capital”. Participaron 500.000 personas. Los carteles eran en
una abrumadora proporción en idioma catalán, lo que quiere decir que
la mayoría de los participantes eran de la ciudad y el Estado español.
b) El día 20 de junio se realizo
el primer paro general desde el ’94 en España. El mismo contó con
una adhesión de 10.000.000 de trabajadores y hubo 2.000.000 en las
calles.
c) A mediados de abril, se realizo
un paro general de 8 hs. en Italia, el primero en 20 años.
Hubo tres millones de personas en las calles. Tanto este paro contra
Berlusconni, como el realizado contra Aznar, fueron hechos contra
medidas que intentaron implementar de flexibilización laboral. Y es
evidente que el movimiento anticapitalista actúo como un catalizador
de estas medidas de lucha.
d) Luego del 21 de abril (primera
ronda de las elecciones presidenciales francesas) y hasta el 5 de mayo,
se realizaron inmensas movilizaciones de masas en Francia en rechazo a
Le Pen. El apogeo del movimiento fue el 1º de mayo con 1.000.000
de personas en las calles en Paris y 2.000.000 en todo el país.
e) En Alemania el 23 y 24 de mayo
se realizaron dos importantes movilizaciones contra Bush en Berlín:
una con la participación de 100.000 personas y la otra con 50.000.
Además, se viene de la realización de huelgas metalúrgicas y una
huelga nacional muy importante de trabajadores de la construcción.
f) Aunque la situación en
Inglaterra viene de más atrás, unos días antes se desarrolló la más
importante huelga de un sector laboral: 1.200.000 trabajadores
municipales fueron a un muy fuerte paro. Además, se viene dando el
fenómeno de que al “nuevo laborismo” se le debilitan sus
posiciones sindicales en manos de nuevos dirigentes que en general
tienen una trayectoria a la izquierda de la burocracia tradicional.
Esto no quiere decir que todo
“marche sobre ruedas”. Existe el problema de cómo se relaciona
el movimiento anticapitalista con el día a día de la clase
trabajadora. En el forum hubo discusiones en el sentido de que se
lograban “triunfos simbólicos” o “triunfos políticos” de
gran importancia, pero la relación de fuerzas del día a día, en los
lugares de trabajo, no cambiaba automáticamente luego de que estas
grandes marchas pasaban, lo que pone sobre el tapete el problema de la
confluencia entre los distintos procesos de lucha o resistencia
y el conjunto de los trabajadores.
El movimiento
anticapitalista
Todo parece indicar que el
movimiento anticapitalista europeo está en pleno desarrollo. Tal cual
afirma Alex Callinicos del SWP: “Hoy los socialistas revolucionarios
nadan en una corriente mucho mayor. O, mejor dicho, nadan con
la corriente: hay un proceso de radicalización en gran escala, que
lleva a amplios sectores hacia la izquierda (...) Hay un proceso de
aprendizaje de millones en toda Europa que, desencantados con la
experiencia de la socialdemocracia y alentados por el desarrollo del
movimiento anticapitalista, están listos para ir mas a la
izquierda” (“Reagrupamiento, realineamiento y la izquierda
revolucionaria”. En el boletín de discusión de la IST, nº1) .
Esto no quiere decir que el
movimiento este “exento de problemas”. Existe en su seno un debate
y una pelea política entre sus tres alas principales: el
“nuevo reformismo”, que esta a la izquierda y es mas militante que
el reformismo tradicional de la socialdemocracia y el PC...pero que
no deja de ser reformismo. Hacen parte de el, corrientes como
ATTAC (Francia) o Refundación Comunista (Italia). En segundo lugar,
esta la corriente “autonomista”, que levanta posiciones como las
de Toni Negri, que tienden a subvaluar a la “clase trabajadora
tradicional”, se identifican con planteos próximos a la
“horizontalidad” y el “anti partidismo”, al repudio del
trabajo en los sindicatos, etc.
Por ultimo, reflejando el cambio
de la ubicación del marxismo revolucionario en Europa, las
corrientes marxistas revolucionarias como el SWP ingles o la LCR
francesa, tienen peso importante en el movimiento. En el caso de los
ingleses, son parte de un agrupamiento amplio llamado “Globalice Resístanse”
que agrupa a varios miles de activistas en Inglaterra y otros países.
Y la LCR también tiene peso en el movimiento a nivel francés. En
este marco, la exigencia que se comienza a plantear, es como a partir
de estas corrientes se conforma un polo anticapitalista consecuente
en el seno del movimiento.
De la polarización social a la
polarización política.
Frente al desarrollo de los
elementos de polarización y politización que estamos señalando,
ha estallado una crisis muy importante entre los partidos burgueses
tradicionales. Esto es lo que ha dado lugar al desarrollo de los
polos políticos a izquierda y derecha, no sólo en el caso francés,
sino en varios países de Europa.
En este marco, lo que tiene una
importancia muy grande desde el punto de vista de la clase
trabajadora, es la crisis de la socialdemocracia y de los viejos PC.
La extrema derecha (con importantes
expresiones en distintos países de Europa) parece reflejar
sectores no solo de la pequeña burguesía en crisis, sino de la clase
trabajadora tradicional que vive una grave crisis de perspectivas, de
alternativas, que ve como su nivel de vida cae sin solución de
continuidad. Por ejemplo, no es un hecho de menor importancia el
que el partido de Le Pen, haya sido el que más votos viene obteniendo
entre los trabajadores asalariados, ocupados y desocupados en Francia.
Sin embargo, solo un análisis
interesado —como el de los medios burgueses— puede detenerse ahí:
porque por el flanco izquierdo, el otro gran fenómeno que esta
emergiendo, es la polarización hacia la izquierda de importantes
sectores de masas en varios países europeos y no solo en Francia:
esta el caso de Escocia y las posibilidades de crecimiento en
influencia de masas del SSP (Partido Socialista Escocés), esta la
coalición amplia que en Portugal forma el “Bloque de Izquierda”,
existen progresos en Irlanda, Grecia, Dinamarca y otros países.
Expresando esto, en Francia el 21
de abril, en la primer vuelta de las elecciones presidenciales, las
candidaturas trotskistas obtuvieron el 11% de los votos, y el histórico
Partido Comunista francés no alcanzo el 5%. Este es un hecho de
enorme importancia. Durante décadas los partidos comunistas europeos
fueron absolutamente hegemónicos entre la clase trabajadora y la
izquierda revolucionaria totalmente marginal y denostada. El hecho de
que las corrientes del trotskismo (LCR y LO) hayan aparecido más
fuertes que el PC electoralmente, no es un dato menor. Es un ejemplo
de la tendencia mundial a un cambio de las relaciones de fuerzas
relativas entre las corrientes revolucionarias y los aparatos
reformistas y contrarrevolucionarios históricos. Es un reflejo de
los efectos positivos de la caída del estalinismo, de la apertura de
la posibilidad de volver a lanzar la lucha por el socialismo en el
sentido mas autentico del mismo: como verdadera autodeterminación y
democracia desde debajo de las mas grandes masas.
La
cuestión del nuevo partido de trabajadores
Este cambio de la relación de
fuerzas entre reformistas y revolucionarios, está abriendo una
importante discusión alrededor de la cuestión de la formación de
nuevos partidos de los trabajadores a la izquierda de estas
experiencias históricas. Es que tal cual ocurre en nuestro país,
existe un desarrollo desigual entre la evolución de esta
crisis en el ámbito de sectores de masas y el peso en general de
vanguardia de las corrientes revolucionarias. Esto es lo que esta
planteando la necesidad de la formación de nuevos partidos de
los trabajadores.
En este marco, hay una discusión
alrededor de si estos nuevos partidos de clase deberían o no estar
“delimitados estratégicamente”: esto es entre reforma y
revolución.
Hay compañeros qué parecen tender
a decir que el neo reformismo no sería más obstáculo ni problema
alguno, y que si trabajamos “sin delimitación estratégica”
tendremos la posibilidad de crear organizaciones verdaderamente de
masas. Esto es un grave error. No hay ninguna necesidad de “auto
limitar” a priori el carácter revolucionario del nuevo partido.
A la vez, no es cierto que el reformismo no sea aún un pérfido
enemigo y una mediación. Analizar el relativo debilitamiento de
estas corrientes, no quiere decir negar la posibilidad de que estas se
recreen permanentemente sobre la base de la crisis política e ideológica
de alternativas existente.
En todo caso, salvando las
distancias y siendo conscientes de que la agudeza de las
contradicciones sociales y políticas en la Argentina hacen
completamente equivocado no plantearse la perspectiva del nuevo
movimiento o partido de clase desde una perspectiva revolucionaria,
hay un fuerte punto de contacto en esta discusión en curso en
Europa y la que debemos afrontar aquí y en la región, acerca de la
necesidad de la formación de nuevos movimientos políticos o partidos
de los trabajadores.
Las
posiciones del SWP
Desde el punto de vista teórico y
programático, los compañeros tienen una serie elementos muy sólidos:
una firme concepción de “socialismo desde abajo”, de la más
amplia democracia de los trabajadores, la valoración de la tradición
del marxismo revolucionario en su conjunto y el rescate tanto de Lenin
y Trotsky, como de Rosa Luxemburgo. Esto se combina con algo muy
importante: una concepción no sustituísta de las relaciones entre
los revolucionarios y las masas trabajadoras en la perspectiva del
socialismo y la autodeterminación. Y, al mismo tiempo, con la
misma firmeza, el no hacer ninguna concesión en el terreno de
la concepción de partido: los compañeros intentan recoger la
experiencia de la tradición de Lenin y son consecuentes a la hora
de la teoría y la practica de construir grupos o partidos militantes,
revolucionarios.
En segundo lugar, los compañeros
están lanzados a intentar sacar a su corriente —y el marxismo
revolucionario más en general— de la marginalidad. Combinan
el necesario impulso del frente único y la unidad de acción, al
mismo tiempo que no ceden a la tentación de creer que el neo
reformismo “se lo devora la crisis” y afirman con fuerza la
completa actualidad de la alternativa de “reforma o revolución”.
Al mismo tiempo, existen una serie
de problemas o comprensiones distintas de las del MAS. Sobre
todo en relación al problema nacional, tanto a lo que hace a
las relaciones del imperialismo con los países semicoloniales o
coloniales (a los que no parecen reconocer como tales), como en la
cuestión nacional al interior de determinados países o regiones.
En eso expresan una posición
extremadamente unilateral, donde con la preocupación justa de que sólo
los trabajadores pueden enfrentar consecuentemente al imperialismo y
que no hay burguesía nacional que a esta altura del siglo XXI se
proponga esta tarea, tienden de subvaluar las tareas nacionales
como tales.
Por ejemplo, extrañamente,
consideran que la Argentina no seria un país “semicolonial” por
el desarrollo relativo de su clase trabajadora, del nivel de
asalarización, y del nivel cultural de la sociedad en general. Estas
cuestiones han sido históricamente así (características de la
formación social capitalista argentina), pero son parte del desarrollo
desigual y combinado de un país que, al mismo tiempo, sufre un
creciente proceso de bancarrota, subordinación y sometimiento económico
y político al Imperialismo.
Las posibilidades de reagrupamiento revolucionario
El nuevo ciclo histórico abierto a
partir de la caída del muro de Berlín está significando que los
ejes alrededor de los cuales se estructuro el movimiento socialista
revolucionario a lo largo del período de la post guerra están
cambiando. Además, luego de las décadas de los ‘80 y los
‘90, entramos en un periodo distinto de la lucha de clases a
nivel internacional. El neoliberalismo capitalista ha sido puesto a
la defensiva. Y está en desarrollo una gran crisis de las
corrientes reformistas. Esto es lo que abre una nueva exigencia y
responsabilidad a las corrientes socialistas revolucionarias. Esto
es lo que esta lentamente creando mejores condiciones para el
relacionamiento, el intercambio de experiencias y los eventuales
reagrupamientos por la izquierda y principistas entre corrientes
revolucionarias.
Desde un punto de vista general,
esto es lo que se está observando en Europa. Hay experiencias como
las “Conferencia Anticapitalista Europea” o la “Conferencia de
Asia pacifico”, que podrían estar indicando esta posible
tendencia. Por eso mismo, salta a la vista la falta de
experiencias de este tipo en América Latina, lo que se agrava en
momentos en que toda la región entra en nuevo ciclo de luchas.
Esto plantea —como obligación—
el tomar iniciativas en este sentido, en común con otras
corrientes revolucionarias. Desde el MAS, vamos a intentar dar
pasos en este sentido. Incluso, aprovechando la próxima realización
del Foro Social Mundial, para buscar la concreción de algún tipo de
reunión de corrientes revolucionarias latinoamericanas en el marco
del mismo. Además, lo anterior es decisivo para la perspectiva de
intentar proyectarse hacia un escalón superior: el posible
desarrollo —a mediano plazo— de una discusión de reagrupamiento
revolucionario a nivel internacional.
Por lo tanto, se está en un
momento en que es decisivo intentar conocer y abrir un abanico
de relaciones fraternales con corrientes revolucionarias que tengan
bases reales en sus respectivos países. Como parte de esto, en los últimos
meses, hemos participado de algunos debates o recibido visitas del
PST (U) del Brasil y de la LCR francesa.
Para esta perspectiva, no se trata de empeñarse en
construir la “propia internacional”, ni tampoco creemos que sea
correcta la ubicación de que la tarea seria “refundar la Cuarta
Internacional”. Mas bien, creemos que hay que orientarse al
establecimiento de vínculos entre los partidos y corrientes
revolucionarias con tradiciones reales en los distintos países,
sobre bases principistas y revolucionarias hacia una nueva síntesis.
Esta es la perspectiva por la que creemos que hay que trabajar, hacia
una nueva internacional socialista revolucionaria.
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