¿Cómo podemos
comprender las raíces de la victoria de George W. Bush en la elección
del 2 de noviembre? Dos publicistas que fueron sumamente críticos de
Kerry proporcionaron el mejor comentario del “día después”. El
artículo de Alexander Cockburn y S. de Jeffrey Clair Los
demócratas ante el Fin de los Tiempos,
publicado el 3 noviembre en
CounterPunch [ver traducción en esta edición de SoB]
explica por qué –a pesar de la serie de fracasos de Bush y la
impopularidad de la guerra– el voto de Kerry por la guerra lo
incapacitó para ganar. “Cuando
trató de cambiar su canción en la Universidad de Nueva York, ya era
demasiado tarde, e incluso allí su posición siguió siendo
incoherente. No ofreció una salida. Más túnel, nada de luz.” Cockburn
y Jeffrey Clair señalan el impacto desastroso del ABB (Anybody
But Bush:
Cualquiera antes que Bush) en la izquierda. Y recriminan
“la cantidad grotesca de energía que fue invertida para
reducir el voto por Nader. Lo redujeron y este logro no les sirvió
para nada, excepto, tal vez, para destruir el Partido Verde”.
¿De que lado está usted?
¿Una República de
derecha?
Por
Sharon Smith
Socialist
Worker (EEUU), 05/11/04
Traducción de Socialismo o Barbarie (*)
George
Bush derrotó por un margen escaso a John Kerry en el Colegio
Electoral, pero ganó el voto popular por un gran margen de 4 millones
de sufragios en todo el país. Los republicanos aumentaron su mayoría
en el Congreso, mientras en once estados se votó prohibir el
casamiento gay. Y además en California perdió el referéndum contra
las leyes de los “tres golpes”.[1]
Los
republicanos –y los conservadores sociales– barrieron en las
elecciones del 2004, a pesar de la extrema polarización de la población.
Nadie
puede culpar a Ralph Nader esta vez.[2] El medio millón de votos que
más o menos sacó Nader, no tuvo influencia en el resultado de esta
elección. Los demócratas se aseguraron de eso, dedicando meses
esfuerzos para mantener a Nader fuera de las votaciones en varios de
los estados populosos del país.
¿Quién
tiene la culpa?
¿A
quién culpar, entonces? Desgraciadamente, las primeras conclusiones
que vienen de la izquierda que sostuvo el “cualquiera-antes-que-Bush”,
son las de culpar a la población de EEUU. Por ejemplo, el artículo
de Justin Podur, La mañana después, publicado en ZNet,
dice lo siguiente:
"Es
tiempo de admitir algo. Hoy la más grande división en el mundo no
está entre la elite de EEUU y su pueblo, o entre la elite de EEUU y
los pueblos del mundo. Esa división está entre el pueblo de EEUU y
el resto del planeta.
“La
primera vez, George W. Bush no fue electo. Cuándo los Estados Unidos
sembraron Afganistán de bombas-racimo, interrumpieron allí la ayuda
humanitaria, mataron a millares de personas y ocuparon
el país, se podía interpretar eso como las acciones de un grupo de
bribones que había robado las elecciones y utilizaban el terrorismo
como un pretexto para emprender la guerra. Luego, cuándo EEUU invadió Irak –matando a 100.000 iraquíes según las
últimas cuentas–, se podía discutir que nadie había realmente
consultado al pueblo norteamericano acerca de eso, y que la gente había
sido engañada. Cuando EEUU raptó al presidente de Haití e instaló
una dictadura paramilitar, se podía discutir que ésas eran las
acciones de un grupo no electo que desprecia la democracia.
"Pero
con estas elecciones, todas esas acciones han sido justificadas
retroactivamente por la mayoría del pueblo norteamericano.”
Mucha
gente puede ser influenciada por estos argumentos, porque el margen de
la victoria de Bush fue mucho más amplio que cualquier predicción.
El columnista del New York Times Nicholas Kristoff, por
ejemplo, decía lo siguiente el 3 de noviembre: “Los demócratas van
casa por casa vendiendo problemas; los republicanos, en cambio, venden
valores: Dios, el uso de armas, la oposición a los gays, etc.”
Es
verdad que el voto conservador y republicano ha sido más alto que en
el año 2000. La concurrencia del 55% de los votantes fue mayor que el
51% del 2000, pero menor del 60% que se predecía.
Se
pensaba que una mayor concurrencia iba a dar a Kerry el empujón hacia
la victoria. En vez de eso, muchos votantes nuevos, movilizados por
los republicanos, fueron para Bush. En Florida, Georgia, Virginia y
Kentucky (que se fue a los republicanos) hubo concurrencias sin
precedentes.
Mientras
tanto, la población de edad estudiantil a la que se adscribían los
demócratas se quedó en su casa sin ir a votar, aproximadamente en
las mismas grandes proporciones del 2000. Demasiado para los esfuerzos
de Michael Moore y Bruce Springsteen, que hicieron campaña para Kerry.
[3]
Pero
Bush ganó también votos entre las bases tradicionales del Partido
Demócrata. Esta es una estadística inicial, basada en sondeos de
“boca de urna” de la CNN (y que por lo tanto puede cambiar). Sin
embargo, da una idea del deterioro de la base tradicional de los demócratas:
*
El 23 por ciento de los votantes gays lo hicieron por Bush.
*
El 36 por ciento de los votantes afiliados a sindicatos votaron también
por Bush (como lo hizo asimismo el 40 por ciento de los que tienen en
su hogar a miembros de sindicatos).
*
De los votantes que ganan entre $15,000 y $30,000 anuales, el 42 por
ciento también sufragó por Bush.
*
Lo hizo igualmente el 11 por ciento de los votantes negros y el 44 por
ciento de los latinos que votaron.
Buena
parte de la izquierda ABB [Anybody-But-Bush - Cualquiera-antes-que-Bush]
concluirá despreciativamente que los estadounidenses obtuvieron lo
que se merecen: cuatro años más de George W. Bush. Y muchos en el
Partido Demócrata dirán que hay que moverse más hacia la derecha,
apelar a la mayoría conservadora.
La
profecía autocumplida del “mal menor”
Estas
conclusiones se basan en la suposición de que la mayoría de los
estadounidenses son incurablemente conservadores. Y que la izquierda
de EEUU está condenada, en el futuro previsible, a quedar como una
minoría diminuta en un mar de conservadurismo. Es sobre esta base,
que la izquierda apoyó Kerry como el demócrata más “elegible”.
Las
premisas de la política del “mal menor” se basan en la suposición
de que lo más que podemos esperar en EEUU, es la elección de una
versión levemente mejor del candidato republicano. La lógica del
“mal menor” es una de esas profecía que acarrea su propio
cumplimiento, cuando ningún partido de izquierda jamás construyó
algo para desafiar el sistema bipartidista.
La
elección del 2004 mostró el reverso de la lógica empleada por la
izquierda “cualquiera-antes-que-Bush”, cuando Kerry
–“elegible” por su similitud con Bush– fracasó en ser electo.
Fue así cómo, en un país donde la mayoría de la población ve a la
guerra de Irak como un error, el hombre que llevó al país a esa
guerra mediante falsos pretextos, logró alzarse con la victoria.
Utilizando
la misma estrategia que antes Gore y Clinton, Kerry abandonó la base
tradicional del Partido Demócrata, apelando a los oscilantes votantes
de clase media blanca. Esto implicó que Kerry permitió a Bush
definir las bases conceptuales del debate electoral, que en este caso
era la cuestión del “terrorismo”. Kerry no dijo una palabra en
relación a los trabajadores y el movimiento obrero, se distanció
todo lo que pudo de la cuestión del derecho al aborto y se opuso
totalmente al casamiento gay.
Su
oposición a la guerra de Iraq fue tan condicional, contradictoria y
confusa –a partir de que él era un candidato pro-guerra– que
desperdició la enorme oportunidad de cristalizar en una oposición
electoral coherente el sentimiento masivo contra la guerra.
La
estrategia de los republicanos, por el contrario, giró alrededor de
fortalecer su base electoral conservadora cristiana. Cuándo Bush
propuso el año pasado la prohibición del casamiento gay, eso formaba
parte de una estrategia calculada para dar un sentido a los votantes
socialmente conservadores. Bush nunca se apartó de enfocarse sobre su
base electoral. Fue así, que los republicanos lanzaron los referéndums
de prohibición del casamiento gay en once estados, para atraer a las
urnas a los electores socialconservadores, previendo que también
votarían por Bush.
Así,
durante las semanas finales de la campaña, mientras Bush estaba muy
ocupado apuntalando su base, Kerry se dedicada a apelar a la diminuta
fracción de vacilantes indecisos, que trataban de decidir entre él o
Bush. Mientras que Al Gore, en las últimas semanas de la campaña del
2000, logró tomar un aire algo populista, Kerry no hizo ningún
esfuerzo así.
Debido
a la estrategia de Kerry, la agenda de Bush determinó los parámetros
políticos de la campaña. La agenda derechista de Bush no enfrentó
ninguna oposición coherente. En vez de eso, recibió un débil eco
neo-liberal pro-guerra de parte de John Kerry.
La
responsabilidad de la izquierda que apoyó a Kerry
Si
la izquierda “cualquiera-antes-que-Bush” está buscando a alguien
para echarle la culpa, debería comenzar por mirarse larga y
severamente a sí misma,,, y a su propia rendición incondicional a un
candidato de derecha como Kerry. En vez de presionar a Kerry por la
izquierda, dedicó la mayor parte de sus energías a atacar a Ralph
Nader y a los que trataron de construir una alternativa de izquierda
genuina a los demócratas.
Hacer
campaña por Kerry implicó al movimiento contra la guerra, a los
movimientos de mujeres, de los gays y al movimiento obrero, abandonar
toda lucha significativa. Esto no fue sólo porque dedicaron todo su
tiempo, su dinero y su energía a hacer campaña por Kerry, sino
porque esas luchas habrían requerido criticar al candidato demócrata
por sus posiciones frente a la guerra y sus demás planteos
reaccionarios.
Las
torturas en Abu Ghraib, que deberían haber provocado manifestaciones
masivas de encolerizados activistas antiguerra, apenas si arrancaron
algunas vocesitas al movimiento contra la guerra... y a John Kerry.
Así,
esta elección se realizó sin una oposición al status quo republicano, permitiendo que lo fundamental del debate político
continuara en los términos de Bush; es decir, sobre una base
derechista.
Por
ejemplo, el debate sobre el casamiento gay no estuvo planteado entre
dos partes –una que lo sostiene y otra que se opone–, sino entre
dos candidatos, ambos opuestos a él. Y estos parámetros encuadraron
el debate del casamiento gay para la masa de la población de EE.UU.
La
conciencia de las masas, sin embargo, no es algo permanente, que jamás
cambia. Cuándo existen movimientos de lucha y una izquierda que habla
fuerte y claro, la conciencia de las masas cambia. Esa fue la lección
de la década de los 60 y de principios de los 70, cuando la izquierda
creció y la conciencia de las masas cambió también a la izquierda,
dando amplios márgenes a la lucha por los derechos civiles y el
derecho al aborto.
Además,
la conciencia es desigual dentro de la población en su conjunto. Sólo
una minoría de estadounidenses en edad electoral votó realmente por
Bush o contra el casamiento gay. Más del 45 por ciento de los
norteamericanos en edad de votar se quedaron en su casa. E incluso
dentro de las cabezas de la gente, en la conciencia suelen estar
mezclados elementos contradictorios. Es la única forma de explicar,
por ejemplo, el alto porcentaje de gays que votó por Bush.
Votar
es la forma más baja de expresión política, especialmente en EEUU,
dominado por dos partidos corporativos. Esto ha sido aun más cierto
en las elecciones del 2004, cuando la capitulación de la izquierda a
Kerry negó a la mayoría de la gente la oportunidad de oír un punto
de vista izquierdista.
Se
necesita una oposición de izquierda
Lo
que podemos concluir de los resultados de la elección del 2004 es
esto: en EEUU se necesita desesperadamente una oposición de
izquierda, para que la masa de la población, explotada y oprimida por
el sistema, tenga un medio de expresión política. Desgraciadamente,
estas elecciones han sido un verdadero revés respeto a eso.
La
mayor parte de la izquierda colapsó como oposición, y el curso político
derivó hacia la derecha, por todas las razones indicadas arriba.
Pero
esto no significa que la conciencia no vaya a cambiar en el otro
sentido... y probablemente mucho más rápido de lo que la mayoría de
la gente piensa. Lo que podemos esperar es que Bush, con su nuevo
“mandato” del voto popular, pase a la ofensiva. Pero como Newt
Gingrich hace
una década, Bush deberá hacer frente a una oposición.
Si
decide relanzar la propuesta de una prohibición federal del
casamiento gay, enfurecerá a la mayoría que continúa oponiéndose a
la discriminación contra los gays y lesbianas. Si trata de proscribir
el aborto, inflamará al movimiento de las mujeres. Si lanza una
ofensiva en Falluja, lo que es sumamente probable, enojará a millones
de personas opuestas a la guerra.
En
la mayoría de los sentidos, esta elección proporcionó una mera
distracción de las verdaderas crisis que enfrentan la mayoría de los
norteamericanos: la guerra creciente, la falta de asistencia médica,
los trabajos de bajos salarios y los cortes masivos en el presupuesto.
Estas no se van a solucionar sin una pelea desde abajo.
Notas
de SoB:
* Traducción, notas y subtítulos
de Socialismo o Barbarie
1.-
Se refiere a las leyes que condenan a penas de más de 25 años de cárcel
a los que hayan cometido tres delitos, aunque ellos sean
insignificantes. Es una legislación dirigida contra la población
negra, latina y/o pobre.
2.-
Ralph Nader, luchador democrático anticorporativo, presentó junto a
Peter Camejo una tercera candidatura presidencial alternativa a las
Bush y Kerry. La fórmula Nader-Camejo fue apoyada por la ISO y
sectores minoritarios de la izquierda norteamericana. La gran mayoría
de la izquierda y de los activistas de los movimientos contra la
guerra capitularon ante el Partido Demócrata apoyando a Kerry, con la
consigna ABB (Anybody-But-Bush – Cualquiera-antes-que-Bush). En las
elecciones del 2000, Nader había obtenido en algunos estados una
cantidad de votos superior a la diferencia entre demócratas y
republicanos. Esto hizo que después fuera “satanizado” por
amplios sectores de la izquierda como el “responsable” de que Bush
ganara en el 2000.
3.-
Michel Moore, conocido cineasta y Bruce Springsteen, músico popular
en la juventud.
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