8
de mayo
Salen
a la calle en París los “indígenas de la República”
Por
Claudio Testa (redacción SoB) y Flor Beltrán (corresponsal en París)
En
Francia y Europa, el 8 de mayo se conmemoran los 60 años de la
rendición del ejército nazi, lo que significó el fin de la Segunda
Guerra Mundial en el continente. Pero detrás de la catarata de actos
oficiales y festejos privados, de desfiles, oficios religiosos,
programas de televisión y ediciones especiales de la prensa,
amenazaba quedar oculto, como en ocasiones anteriores, otro
aniversario muy desagradable para la República (imperialista)
Francesa.
Ése
mismo día de 1945, mientras se bailaba en las calles de París, en Sétif,
ciudad de Argelia que en ese entonces era colonia francesa, se
iniciaba una de las masacres más terribles de la historia del
colonialismo europeo. Decenas de miles de argelinos fueron asesinados
allí y luego en otras poblaciones de la región. La matanza la
ejecutaron el ejército francés y grupos de colonos blancos armados
por él, para aterrorizar a los argelinos que creían que con la
derrota del nazismo había llegado también la hora de su liberación.
(Ver en esta edición de SoB el artículo de Barbara Vacher, "Sétif
o el sangriento armisticio" ).
Por
supuesto, estos hechos no sólo fueron ocultados en su momento, sino
que luego han querido ser borrados de la “historia oficial” de la
República de la “libertad-igualdad-fraternidad”. Pero en este 60
aniversario la “operación olvido” va a ser confrontada. Ha sido
lanzada una convocatoria para realizar el 8 de mayo, desde la Place de la
République, una manifestación conmemorativa.
Esto
tiene una trascendencia mucho más amplia que el mero llamado a una
marcha. La convocatoria es realizada por el "Llamamiento de los 'indígenas de la República' ”
, que publicamos en esta misma edición. El centro de este llamado es
la propuesta de realizar un Encuentro (Assises), para conformar un amplio
movimiento de lucha que enfrente la situación cada vez más
insoportable que sufre en Francia la población originaria de sus
colonias y ex colonias, sobre todo su juventud.
Como
se podrá ver, en el "Llamamiento" y en los demás textos que aquí
publicamos de Sadri Khiari ("Llamado anticolonialista:
Refundar el racismo") y de
Laurent
Lévy ("Cuando la 'vanguardia revolucionaria' sermonea a los
indígenas") se desarrolla una conclusión similar a la que exponíamos el año
pasado –sin conocer aún esas elaboraciones– en Socialismo o
Barbarie, respecto a la continuidad del hecho colonial
dentro de la actual sociedad francesa (y de otros países europeos).
[Ver: Ver en Socialismo o Barbarie N° 17/18, “La
cuestión del ‘velo’ en Francia: La República imperialista contra
los inmigrantes árabes y musulmanes”, por Isidoro Cruz Bernal,
con la colaboración de Flor Beltrán, http://www.socialismo-o-barbarie.org/europa/041024_b_lacuestiondelfoulard.htm
]
Las consecuencias de opresión y explotación que
acarrean esta continuidad de la situación colonial, se ven hoy
cualitativamente agravadas. A eso contribuyen dos hechos: a) Por un lado,
la redoblada presión del capitalismo francés y europeo para avanzar
en el programa neoliberal y desmontar cada vez más los restos del
“estado de bienestar” y las conquistas sociales de la posguerra.
Los primeros en pagar las consecuencias son, naturalmente, la
población proveniente de las colonias y ex colonias. b) Por el otro, la “guerra mundial” de
Bush y su fábula del “choque
de civilizaciones” han fortalecido la “islamofobia” en Francia y
toda Europa. Aunque la burguesía francesa y su gobierno no fueron,
como Toni Blair, detrás de la aventura militar de Bush en Irak,
comparten y aprovechan el “clima” colonialista y racista antiárabe
generado desde Washington.
El gobierno de Chirac y la burguesía han
aprovechado el clima mundial islamofóbico para endurecer su política
frente a esos sectores de la población francesa proveniente de sus ex
colonias y sus descendientes. La llamada “ley antivelo” –una
escandalosa medida racista– ha sido una de las más notorias pero no
la única.
Polémicas y divisiones en la extrema izquierda
Sorprendentemente (o, quizás, no tanto...) estos
temas en general y ahora la iniciativa del Llamamiento han
dividido las opiniones en la extrema izquierda y generado grandes polémicas.
Importantes sectores que se reivindican marxistas
revolucionarios, han adoptado posiciones que estimamos muy graves.
Como explicábamos en el artículo citado, el
caso más escandaloso es el Lutte Ouvrière, que se adelantó por
mucho tiempo a Chirac en la cruzada contra el “velo” y por la
expulsión de las escuelas de las jóvenes que pretendían usar el
tradicional pañuelo islámico.
Esa misma cuestión dividió profundamente a la
LCR (Ligue communiste révolutionnaire). La mayoría de su dirección
adoptó una posición vergonzante: la del “ni... ni...”. “Ni
ley, ni velo.” Pero cuando se planteó el problema de que si la LCR
se oponía a la ley, debía entonces participar y apoyar las
manifestaciones contra ella, la mayoría de su dirección
dispuso lo contrario. Así se vio una paradoja: un partido que se
reclama revolucionario está contra algo, pero al mismo tiempo se
opone a impulsar o participar en movilizaciones por ese problema. Pero
señalemos, al mismo tiempo, que una parte importante de cuadros y
militantes de la LCR viene cuestionando esa política.
El lanzamiento del "Llamamiento de los 'indígenas de la República'
" hizo ya imposible seguir con el “ni... ni...”. El "Llamamiento"
convoca a
una movilización concreta, la de 8 de abril, y, lo más importante,
al Encuentro (Assises) del Anticolonialismo Postcolonial.
La
reacción de la mayoría del Buró Político de la LCR fue de una
dureza que sorprendió no sólo a su militancia sino a todo el mundo
político. Ya no hubo “ni... ni...”, sino un rechazo tajante, en
un tono que estos compañeros no suelen emplear (por lo menos, en sus
discusiones con los sectores que están a su derecha). El artículo de
Laurent Lévy publicado en esta misma edición de SoB, permite
conocer algunos puntos de este debate. También, publicamos aquí una
declaración de importantes dirigentes de la LCR, como Catherine
Samary, Léonce Aguirre y otros, sosteniendo la participación en el Encuentro
(Assises) del Anticolonialismo Postcolonial y en la manifestación del 8 de mayo (ver "La
LCR debe participar en el Encuentro del Anticolonialismo").
Aquí
no podemos analizar en profundidad las razones de este hecho, que para
la mayoría de la izquierda revolucionaria de otros países resulta inconcebible: que partidos que se
reclaman revolucionarios, se nieguen apoyar y participar –aunque sea
críticamente– en un movimiento que surge de los sectores más
oprimidos y explotados de la sociedad. En efecto, la participación en
movimientos que expresen genuinamente a sectores importantes de la
vanguardia o a sectores de masas, no significa que haya que estar 100%
de acuerdo con la letra de sus plataformas, o con su dirigencia. La
LCR y/o sus militantes con la aprobación de su dirección han sido y
son parte de organismos, asociaciones y movimientos con programas con
los que puede diferir en ciertos puntos. Un ejemplo es ATTAC.
En
la presentación del artículo de Laurent Lévy, se dice que esta
posición de la mayoría del BP de la LCR, es, lamentablemente, un “símbolo
especialmente odioso de una unidad frustrada entre la extrema
izquierda francesa y la juventud de la inmigración post colonial”.
Sin
embargo, digamos que también un sector importante de la misma LCR y
de la militancia de extrema izquierda han tomado una actitud
diametralmente opuesta. Por eso, esa necesaria confluencia del
marxismo revolucionario con los con los sectores más oprimidos y
explotados, y con su juventud, es una tarea pendiente pero también
igualmente posible.
En efecto,
no sólo en Francia sino también en otros países de Europa, las
poblaciones originarias de las ex colonias no sólo son
escandalosamente discriminadas, sino que en su mayoría constituyen el
sector más explotado y precarizado de la clase trabajadora. ¡Para el
marxismo revolucionario europeo, ganar posiciones en esos medios es
una tarea estratégica!
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